PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3237 ~ Miércoles 11 de Enero de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Amado
Jesús, te suplico que en este momento me llenes de paz para afrontar los retos
de hoy. Tú conoces qué es lo que me preocupa y me hace sufrir, por eso, en este
momento, quiero solicitarte que me regales la paz de tu amor, que me hagas
sentir en mi corazón que me amas y que me darás una gran ayuda en todas las
situaciones que estoy viviendo. Quiero saberme acompañado por Ti. Quiero saber
que estás soplando la fuerza de tu Espíritu para que mi corazón se hinche con
su presencia y esté preparado para seguir avanzando. A veces fallo, lo sé, y no
soy tan preciso en mis demostraciones de amor, pero Tú sabes que son errores y
no es lo que quiero hacer, Te quiero Señor, quiero servirte para siempre. Amén.
¡Buenos días!
El labrador y la víbora
“No
hay en el mundo fruta más sabrosa que la sensación de descanso y alivio que se
siente al perdonar, así como no hay fatiga más desagradable que la que produce
el rencor. Vale la pena perdonar, aunque sea solo por interés, porque no hay
terapia más liberadora que el perdón” (Larrañaga).
Una víbora se acercó arrastrándose donde estaba el hijo
de un labrador, y lo mató. Sintió el labrador un dolor terrible y, tomando su
hacha, se puso al acecho junto al nido de la serpiente, dispuesto a matarla tan
pronto como saliera. Asomó la víbora la cabeza y el labrador le dio un hachazo,
pero falló el golpe, partiendo en dos a la vecina piedra. Temiendo después la
venganza del reptil, intentó reconciliarse con ella; pero ésta repuso: —Ni yo puedo alimentar hacia ti buenos
sentimientos viendo el hachazo en la piedra, ni tú hacia mí contemplando la
tumba de tu hijo. (Esopo)
Vivir
la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestras
fuerzas. Por eso es indispensable suplicar con humildad al Señor el don de la
fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos y rencores. Pero cuando
el amor de Dios nos invade podemos perdonar, soportar y esperar sin límites.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús, saliendo de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa
de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de
ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella
se puso a servirles.
Al
atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados;
la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se
encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba
hablar a los demonios, pues le conocían.
De
madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar
solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su
busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan». El les dice: «Vayamos a
otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso
he salido». Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando
los demonios. (Mc
1,29-39)
Comentario:
Hoy
vemos claramente cómo Jesús dividía la jornada. Por un lado, se dedicaba a la
oración, y, por otro, a su misión de predicar con palabras y con obras.
Contemplación y acción. Oración y trabajo. Estar con Dios y estar con los
hombres.
En
efecto, vemos a Jesús entregado en cuerpo y alma a su tarea de Mesías y
Salvador: cura a los enfermos, como a la suegra de san Pedro y muchos otros, consuela
a los tristes, expulsa demonios, predica. Todos le llevan sus enfermos y
endemoniados. Todos quieren escucharlo: «Todos te buscan» (Mc 1,37), le dicen
los discípulos. Seguro que debía tener una actividad frecuentemente muy
agotadora, que casi no le dejaba ni respirar.
Pero
Jesús se procuraba también tiempo de soledad para dedicarse a la oración: «De
madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar
solitario y allí se puso a hacer oración» (Mc 1,35). En otros lugares de los
Evangelios vemos a Jesús dedicado a la oración en otras horas e, incluso, muy
entrada la noche. Sabía distribuirse el tiempo sabiamente, a fin de que su
jornada tuviera un equilibrio razonable de trabajo y oración.
Nosotros
decimos frecuentemente: —¡No tengo tiempo! Estamos ocupados con el trabajo del
hogar, con el trabajo profesional, y con las innumerables tareas que llenan
nuestra agenda. Con frecuencia nos creemos dispensados de la oración diaria.
Realizamos un montón de cosas importantes, eso sí, pero corremos el riesgo de
olvidar la más necesaria: la oración. Hemos de crear un equilibrio para poder
hacer las unas sin desatender las otras.
San
Francisco nos lo plantea así: «Hay que trabajar fiel y devotamente, sin apagar
el espíritu de la santa oración y devoción, al cual han de servir las otras
cosas temporales».
Quizá
nos debiéramos organizar un poco más. Disciplinarnos, “domesticando” el tiempo.
Lo que es importante ha de caber. Pero más todavía lo que es necesario.
* Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Santo Tomás de Cori
Presbítero Franciscano
Nació
en Cori (Latina, Italia) en 1655. Pronto quedó huérfano de padre y madre.
Trabajó como pastor y, casadas sus dos hermanas, ingresó en la Orden
franciscana. Fue ordenado sacerdote en 1683; poco después pidió integrarse en
el nuevo Retiro de Bellegra (Roma); allí permaneció hasta su muerte, excepto
los seis años en que fue guardián de Palombara, donde instauró el Retiro. El
aspecto más evidente de su vida espiritual fue sin duda la centralidad de la
Eucaristía, testimoniada en la celebración eucarística, intensa y participada,
y en la oración silenciosa de adoración en las largas noches de retiro, después
del oficio divino celebrado a medianoche. Su vida de oración estuvo marcada por
una aridez persistente de espíritu. Nunca olvidó el bien de sus hermanos y el
corazón de la vocación franciscana, que es apostólico. Recorrió comarcas y
pueblos del Lacio, anunciando con sencillez el Evangelio, administrando los
sacramentos y realizando milagros, signo de la presencia del Reino. Murió en
Bellegra el 11 de enero de 1729. Lo canonizó Juan Pablo II en 1999.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
"No andes siempre por el camino público, ni vayas
solamente adonde otros han ido. Apártate de vez en cuando del sendero trillado
y aventúrate en la espesura. Es seguro que allí encontrarás algo que jamás has
visto. Guíate por ello. Un descubrimiento conducirá a otro, y cuando menos lo
pienses tendrás algo digno de meditación. Todo descubrimiento verdaderamente
grande es fruto de la reflexión." Alexander Graham Bell
Tema del día:
Reportaje a un exorcista
Francisco
López Sedano es un religioso mexicano de los Misioneros del Espíritu Santo que
a sus ochenta años ha pasado la mitad de su vida luchando contra Satanás como
exorcista llegando a ser el coordinador de los exorcistas de la Archidiócesis
de México. Calcula que durante su extenso ministerio ha realizado al menos
6.000 exorcismos y no teme al demonio sino que afirma que el demonio le teme a
él. En una entrevista para el diario Hoy Los Ángeles, editado en lengua
española en California (EEUU), este anciano sacerdote cuenta algunas de sus
experiencias y advierte a la gente de las puertas que no hay que abrir para que
el demonio no pueda entrar en sus vidas y alerta de la poca fe de algunos
sacerdotes:
-¿El
diablo existe?
-Por
supuesto.
-¿Pero
existe así como un ente maligno o es sólo la maldad del ser humano?
-Jesús
se enfrentó muchas veces con Satanás mismo y habló con él. No se habla con una
cosa, se habla con una persona.
-¿Cómo
fue que se volvió exorcista?
-No
fue por mi gusto, fue por necesidad, por ver casos muy serios, muy dolorosos y
tener que entrarle al toro. Antes no creía que el demonio pudiera actuar tan
agresivamente. Me parecía fantasioso, no realista.
-¿Y
qué le hizo creer?
-Un
compañero sacerdote que estaba metido en eso me hizo ver que combatir al
Maligno era una obligación. Me dijo: "tienes que meterte en esto por
mandato del Señor".
-¿Por
mandato?
-Los
tres mandatos son llevar la palabra de Dios, sanar enfermos y echar demonios.
Los tres están vigentes en la iglesia, pero muchos sacerdotes no quieren
entrarle al toro, le tienen miedo.
-¿A
qué le tienen miedo?
-A
la venganza del Otro.
-¿No
será que esos sacerdotes simplemente no creen en el demonio?
-
No creen, no intervienen y por eso no tienen experiencia. Me han tocado casos
en los que, previamente, la gente fue con su párroco y éste les dijo:
"Usted está imaginándose cosas, eso no existe". Y la persona se va
sin saber qué hacer, porque en la noche "alguien" lo molesta, lo
golpea, lo tumba de la cama, lo golpea contra la pared.
-¿Usted
ha hablado con el demonio?
-Muchas
veces. El demonio habla a través de la gente, gente que se ha metido en sus
terrenos. A mí. ¡cuántas veces! "¿Y tú quién eres para expulsarme?".
Y le respondo: no soy nadie, pero vengo de parte de Cristo, tu Dios y Señor y
te largas ahora mismo, te mando en nombre de Él que te vayas, ¡fuera!
-
¿Cómo distingue entre una persona que está fingiendo y una persona que está
poseída?
-
La persona en la que están los demonios empieza a gritar, empieza a ladrar como
perro, empieza a vociferar o a retorcerse y a andar como culebras en el piso.
Son mil formas.
-¿Y
no le da miedo?
-No,
porque Dios nos protege. Si no lo hiciera, nadie se metería en eso.
-¿Qué
busca el diablo?
-El
demonio lo que quiere es apartarnos de Dios, nos mete flojera, nos mete
cansancio, nos mete sueño, desconfianza, nos mete desesperación, odio; todo lo
negativo.
-¿Cómo
sabe una persona que necesita un exorcismo?
-Oye
voces, siente odio o rechazo por Dios, antes creía y ahora patea la Biblia. Es
gente que tiene un dolor de espalda terrible, pero los médicos dicen que está
perfectamente bien. Los daños de Satanás están fuera del orden médico clínico.
Gente que vive con una diarrea permanente y con nada se le quita; gente que
tiene dolor de ojos y los oftalmólogos no les encuentran nada. Son daños que la
ciencia no detecta.
-Entonces,
¿estar poseído por un demonio no significa andar trepando las paredes como
Linda Blair?
-
No precisamente, pero puede ser. Cuando hay presencia del demonio puede suceder
cualquier cosa.
-
A usted le ha tocado ver algo así.
-Sí.
En una iglesia, un muchacho de unos 18 años empujó cinco bancas de estas
grandes, muy pesadas, que ni 10 personas lo habrían logrado. Tenía una fuerza
terrible. Lo tuvimos que agarrar entre tres para practicarle el exorcismo.
Habiendo presencia del Otro, ya se explica cualquier cosa. Que puedan subirse
por las paredes, sí; y volar también.
-
¿Qué le gusta al diablo o a satanás?
Lo
que le gusta es separarnos de Dios, meternos miedo, amenazarnos, tenernos
temblando y la gente así anda luego.
-¿Pero
el diablo escoge a la gente o la gente lo deja entrar?
-La
gente deja entrar al diablo. No se metería con nosotros si no le abriéramos
puertas. Por eso Dios prohíbe practicar magia, superstición, brujería,
hechicería, adivinación, consulta a muertos y espíritus y astrología. Esos son
los 7 terrenos de la mentira y el engaño.
-
Pero todos en México consultan su horóscopo.
-Que
los astros influyan en nuestra vida es la mentira más grande. ¡Están a
millonadas de kilómetros! Son cuerpos formados por metales y gases, ¿cómo van a
influir en nosotros? Lo mismo pasa con la magia, que es atribuir a las cosas un
poder que no tienen. Cargar una herradura porque me va a dar buena suerte, es
mentira.
-
¿En algún momento ha sentido miedo?
-
No, el diablo me tiene miedo a mí.
-
¿Cómo se imagina el cielo?
No
lo podemos imaginar, está fuera de nuestro alcance.
-¿Usted
piensa en la muerte?
-
Sí, con frecuencia porque tengo que tratar enfermos o, a veces, muertos.
-
¿Le preocupa?
-
Ligeramente, porque es uno pecador y está uno en sangre pecadora. Lo que quiero
decir es que estamos en sangre pecadora y nadie puede decir "yo no soy
pecador". Basta que estemos en carne humana para que seamos pecadores y
fallemos en muchas cosas, el Papa y todos, somos humanos.
-¿Qué
pasa, por ejemplo, con los sacerdotes pederastas?
-No
tuvieron una formación suficiente como para luchar contra sus tendencias
pederastas, no tuvieron fuerza espiritual para sobreponerse.
-
¿Cuál quiere que sea su epitafio?
-Simplemente:
"Gracias, Señor, por la vida".
-Tanta
maldad, ¿no le quita la esperanza?
-
No, para mí se confirma la esperanza porque desde la cruz Cristo ya venció y
ganó la guerra absoluta. Satanás trata de hacerle un poco la guerra, pero no le
hace ni cosquillas.
Meditación
Jenofonte,
siglos antes de Cristo, cuenta en sus Memorias esta leyenda sobre Hércules: Un
día, cuando Hércules era jovencito, se le presentaron dos mujeres.
Una
de ellas le dijo: Sígueme y te llevaré por un camino agradable y, mientras
vivas, no tendrás sino placeres. Yo conozco el camino del placer sin el dolor.
Al preguntarle cuál era su nombre, ella respondió: Mis amigos me llaman
felicidad; mis enemigos, vicio.
La
segunda mujer le dijo: No le creas, no existe la felicidad sin trabajo y sin
esfuerzo. Si me sigues, tendrás dolores, trabajos y sacrificios, pero serás
feliz. Pero el vicio respondió: Ya ves lo que ella te ofrece, yo en cambio te
llevaré fácilmente a la felicidad sin tanto sacrificio.
Mentira,
dijo la virtud, ¿qué felicidad puedes dar tú? Comes antes de tener hambre y
bebes antes de tener sed. Empujas a tus seguidores al amor antes de la edad
determinada por la naturaleza. Les acostumbras a divertirse por la noche y a
dormir durante el día... Los dioses te arrojan de su compañía y los hombres de
bien te desprecian... Por eso, los que me siguen, sólo comen cuando tienen
hambre y beben solamente cuando tienen sed. Así el pan y el vino tienen un
gusto agradable. El sueño les es más dulce, porque no sacrifican ninguno de sus
deberes y, cuando les llega el último momento, no caen en el olvido, sino que
su recuerdo les sobrevive.
Los cinco minutos de María
Enero 11
La
Virgen María siempre amó la verdad y el bien, porque ella no tuvo en su vida
otro norte que hacer y cumplir en todo la voluntad de Dios, voluntad divina que
es verdadera y buena.
Si
tú quieres construir en este mundo el Reino de Dios, deberás construir un mundo
fundamentado en la verdad y en el bien. Para ello, para que cuanto hagas sea
verdadero y bueno, realízalo conforme a la voluntad del Señor, tu Dios.
María, ayúdanos a caminar por la vida sembrando la
verdad y el bien, sobre todo allí donde reinan la mentira y el mal.
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el
más pequeñito de todos-
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