jueves, 15 de septiembre de 2016

Pequeñas Semillitas 3128

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 11 - Número 3128 ~ Jueves 15 de Setiembre de 2016
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús dijo: “Yo soy el camino”. ¿Qué quiso decir con esas palabras? Supongamos que estamos en una ciudad extraña y pedimos indicaciones a uno en la calle. Supongamos que un señor nos responde: “Tome la primera calle a la derecha y la segunda a la izquierda. Pase delante de la iglesia y doble en la tercera cuadra a la derecha; el camino que usted busca es el cuarto a la izquierda”. Si nos dice eso, lo más probable es que nos perdamos a la segunda cuadra.
Pero supongamos que la persona a quien le hacemos la pregunta nos dice: “Señor, permítame subir a su coche. Yo lo guiaré hasta allí, pues yo voy en la misma dirección”. En ese caso, la persona que nos acompaña es el camino y no nos podemos perder.
Eso mismo es lo que hace Jesús por nosotros. No se limita a darnos consejos e indicaciones. Se pone junto a nosotros y nos guía, avanza con nosotros, nos fortalece, nos conduce y nos dirige todos los días de nuestra vida. No nos había sobre el camino, es el camino.
* W. Barclay

¡Buenos días!

Entrada triunfal en Roma
La Biblia exhorta a buscar no tanto la aprobación de los hombres sino la de Dios, que conoce y sondea cada corazón. Jesús reprochaba a los fariseos que ponían todo su cuidado en cumplir pequeñas normas externas, pero ocultaban detrás de esa fachada graves desórdenes morales. No seas esclavo del parecer y de las alabanzas de los hombres.

Los romanos celebraban el regreso de un general vencedor con una entrada triunfal. Iba en un carro tirado por cuatro caballos blancos. Lo precedían una muestra del botín tomado a los enemigos, y jefes y gente encadenada para ser ejecutados o vendidos como esclavos. Seguían los magistrados vestidos de gala y un conjunto de músicos con trompetas, cítaras y flautas. Detrás del carro del vencedor marchaba un grupo selecto de sus tropas. Pero junto al general ovacionado por todo el pueblo, había siempre un esclavo que le iba susurrando al oído: “¡Recuerda que eres un simple mortal!”. Sabia costumbre para moderar el orgullo de esa hora de gloria.

“Camina en mi presencia, y sé perfecto”, dijo Dios a Abrahán. Consigna de oro para cultivar tu verdad interior, vigilando aun intenciones y deseos. Kempis comentó así el pensamiento de Jesús: “No eres más porque te alaben, ni menos porque te critiquen. Lo que eres delante de Dios eso eres y nada más”. Aquí está la clave de la autenticidad del creyente.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En aquel tiempo, el padre de Jesús y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!- a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones». (Lc 2,33-35)

Comentario:
Hoy, en la fiesta de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores, escuchamos unas palabras punzantes en boca del anciano Simeón: «¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma!» (Lc 2,35). Afirmación que, en su contexto, no apunta únicamente a la pasión de Jesucristo, sino a su ministerio, que provocará una división en el pueblo de Israel, y por lo tanto un dolor interno en María. A lo largo de la vida pública de Jesús, María experimentó el sufrimiento por el hecho de ver a Jesús rechazado por las autoridades del pueblo y amenazado de muerte.
María, como todo discípulo de Jesús, ha de aprender a situar las relaciones familiares en otro contexto. También Ella, por causa del Evangelio, tiene que dejar al Hijo (cf. Mt 19,29), y ha de aprender a no valorar a Cristo según la carne, aun cuando había nacido de Ella según la carne. También Ella ha de crucificar su carne (cf. Ga 5,24) para poder ir transformándose a imagen de Jesucristo. Pero el momento fuerte del sufrimiento de María, en el que Ella vive más intensamente la cruz es el momento de la crucifixión y la muerte de Jesús.
También en el dolor, María es el modelo de perseverancia en la doctrina evangélica al participar en los sufrimientos de Cristo con paciencia (cf. Regla de san Benito, Prólogo 50). Así ha sido durante toda su vida, y, sobre todo, en el momento del Calvario. De esta manera, María se convierte en figura y modelo para todo cristiano. Por haber estado estrechamente unida a la muerte de Cristo, también está unida a su resurrección (cf. Rm 6,5). La perseverancia de María en el dolor, realizando la voluntad del Padre, le proporciona una nueva irradiación en bien de la Iglesia y de la Humanidad. María nos precede en el camino de la fe y del seguimiento de Cristo. Y el Espíritu Santo nos conduce a nosotros a participar con Ella en esta gran aventura.
* P. Abad Dom Josep Mª SOLER OSB Abad de Montserrat (Barcelona, España)

Santoral Católico:
Nuestra Señora de los Dolores
Advocación Mariana
Después de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, la Iglesia ha venido celebrando la participación de María en la pasión de su Hijo. En la actualidad, lo que celebramos es sobre todo el dolor de María en sentido global al compartir tan de cerca la suerte de Cristo. Tiempo hubo en que la mirada se centraba principalmente en la compasión de María al pie de la cruz, la Dolorosa, la Piedad. Esta visión se fue ampliando hasta abarcar los siete dolores de la Virgen o las siete espadas clavadas en su corazón: la espada de dolor anunciada por el anciano Simeón, la huida a Egipto, la pérdida y hallazgo del niño Jesús en el templo, el camino del calvario, la crucifixión, el descendimiento de la cruz y la sepultura de Cristo y soledad de su Madre. Refiriéndose a esta celebración, escribía el beato Pablo VI que es «ocasión propicia para revivir un momento decisivo de la historia de la salvación y para venerar junto con el Hijo exaltado en la Cruz a la Madre que comparte su dolor».
Oración: Señor, tú has querido que la Madre compartiera los dolores de tu Hijo al pie de la cruz; haz que la Iglesia, asociándose con María a la pasión de Cristo, merezca participar de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano    

El pensamiento del día 
“María, tú que has pasado
por un dolor tan grande
y un sufrimiento tan profundo,
ayúdanos a seguir tu ejemplo
ante las dificultades de nuestra propia vida.
Amén”.

Tema del día:
Los 7 Dolores de María
1) La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando Simeón te anunció que una espada de dolor atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús, y ya en cierto modo te manifestó que tu participación en nuestra redención como corredentora sería a base de dolor; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos hijos tuyos y sepamos imitar tus virtudes.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

2) La huida a Egipto con Jesús y José
Virgen María: por el dolor que sentiste cuando tuviste que huir precipitadamente tan lejos, pasando grandes penalidades, sobre todo al ser tu Hijo tan pequeño; al poco de nacer, ya era perseguido de muerte el que precisamente había venido a traernos vida eterna; te acompañamos en este dolor… Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos huir siempre de las tentaciones del demonio.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

3) La pérdida de Jesús en el Templo
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al perder a tu Hijo; tres días buscándolo angustiada; pensarías qué le habría podido ocurrir en una edad en que todavía dependía de tu cuidado y de San José; te acompañamos en este dolor… Y, por los méritos del mismo, haz que los jóvenes no se pierdan por malos caminos.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

4) El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver a tu Hijo cargado con la cruz, como cargado con nuestras culpas, llevando el instrumento de su propio suplicio de muerte; Él, que era creador de la vida, aceptó por nosotros sufrir este desprecio tan grande de ser condenado a muerte y precisamente muerte de cruz, después de haber sido azotado como si fuera un malhechor y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas; ni la mejor corona del mundo hubiera sido suficiente para honrarle y ceñírsela en su frente; en cambio, le dieron lo peor del mundo clavándole las espinas en la frente y, aunque le ocasionarían un gran dolor físico, aún mayor sería el dolor espiritual por ser una burla y una humillación tan grande; sufrió y se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros del pecado; te acompañamos en este dolor… Y, por los méritos del mismo, haz que seamos dignos vasallos de tan gran Rey y sepamos ser humildes como Él lo fue.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

5) La crucifixión y la agonía de Jesús
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar los clavos en las manos y pies de tu amadísimo Hijo, y luego al verle agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros, llevó su pasión hasta la muerte, y éste era el momento cumbre de su pasión; Tú misma también te sentirías morir de dolor en aquel momento; te acompañamos en este dolor. Y, por los méritos del mismo, no permitas que jamás muramos por el pecado y haz que podamos recibir los frutos de la redención.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

6) La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al ver la lanzada que dieron en el corazón de tu Hijo; sentirías como si la hubieran dado en tu propio corazón; el Corazón Divino, símbolo del gran amor que Jesús tuvo ya no solamente a Ti como Madre, sino también a nosotros por quienes dio la vida; y Tú, que habías tenido en tus brazos a tu Hijo sonriente y lleno de bondad, ahora te lo devolvían muerto, víctima de la maldad de algunos hombres y también víctima de nuestros pecados; te acompañamos en este dolor... Y, por los méritos del mismo, haz que sepamos amar a Jesús como Él nos amó.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.

7) El entierro de Jesús y la soledad de María
Virgen María: por las lágrimas que derramaste y el dolor que sentiste al enterrar a tu Hijo; Él, que era creador, dueño y señor de todo el universo, era enterrado en tierra; llevó su humillación hasta el último momento; y aunque Tú supieras que al tercer día resucitaría, el trance de la muerte era real; te quitaron a Jesús por la muerte más injusta que se haya podido dar en todo el mundo en todos los siglos; siendo la suprema inocencia y la bondad infinita, fue torturado y muerto con la muerte más ignominiosa; tan caro pagó nuestro rescate por nuestros pecados; y Tú, Madre nuestra adoptiva y corredentora, le acompañaste en todos sus sufrimientos: y ahora te quedaste sola, llena de aflicción; te acompañamos en este dolor… Y, por los méritos del mismo, concédenos a cada uno de nosotros la gracia particular que te pedimos…
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Amén.
*Aciprensa

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El rincón del lector
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Los cinco minutos de Dios
Setiembre 15
La perfección no se tiene, pero se adquiere.
Nadie puede llamarse perfecto, pero todos estamos llamados a conseguir la perfección.
A nadie se le puede exigir que alcance la perfección en un solo día, pero todos podemos trabajar de continuo, esforzarnos día a día por alcanzar la perfección.
Nadie llega a ser eminente matemático en un solo día; necesita muchos esfuerzos. Nadie se convierte en músico famoso en una semana; se precisan muchos años.
Nadie podrá corregir sus defectos con un solo esfuerzo; pero si ese esfuerzo no lo hace y no lo repite a diario, nunca llegará a ser perfecto.
Es triste tener defectos, pero es mucho más triste hacer las pases con los defectos, resignarse a tenerlos.
“No tomen como modelo a este mundo; por el contrario transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo agradable, lo perfecto” (Rm 12,2). Conocer la voluntad de Dios sobre ti, y una vez conocida, vivirla fielmente: ésa debe ser tu norma de vida en todo y por todo. No olvides que lo que nos santifica es la voluntad de Dios.
* P. Alfonso Milagro

Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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