PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 11 - Número 2909
~ Viernes 15 de Enero de 2016
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Nunca
te quejes de tu soledad o de tu infelicidad, enfréntala con valor y derrótala.
No
olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como tu futuro será la
consecuencia tu presente.
Aprende
de los audaces, de los fuertes, de quienes sobreviven a pesar de todo.
Piensa
menos en tus problemas y más en tu trabajo, de esta manera tus problemas aunque
no se eliminen, irán poco a poco perdiendo fuerza.
Levántate
y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.
Despiértate,
lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte...
porque la suerte es el pretexto de los fracasados.
Cuida
tus pensamientos y se volverán palabras… Cuida tus palabras y se volverán
actos… Cuida tus actos y se volverán hábitos… Cuida tus hábitos y se formará tu
carácter… Cuida tu carácter y determinarás tu VIDA.
¡Buenos días!
Nguyen Van Thuan
El
Cardenal Nguyen Van Thuan (1928-2002), pasó trece años en una cárcel comunista.
Se ingenió para escribir a los cristianos, como san Pablo encarcelado en Roma.
Dotado de una excelente memoria, citaba fielmente la Biblia y documentos del
Vaticano II. Escribió así “El camino de la esperanza”. Aquí tienes una
selección de sus escritos sobre formación humana.
- El hábito de la crítica es uno de los
obstáculos más grandes del crecimiento espiritual. El hablar mal de los otros
no hace más que irritarlos y cultivar amargura en tu corazón.
- Chocar con los demás forma parte de la vida
normal. Una vida social que no presentara conflictos sería semejante a la del
paraíso. Con el roce una piedra se puede volver más lisa, más redonda, más
pulida y más hermosa.
- No te dejes contaminar por la
superficialidad. Esta enfermedad causa la muerte gradual de la voluntad. Sus
síntomas son un continuo cambio de opiniones y de actividades. Que tu vida no
se vuelva un cementerio de proyectos no realizados.
En el
año 2000 predicó un Retiro al Papa y a los Cardenales que escucharon con
asombro testimonios de su vida de prisionero. Les contó cómo rezaba en secreto
la Misa. Lo hacía en la oscuridad, la sabía de memoria, mezclando en la palma
de la mano tres gotitas de vino y una de agua. Y fortalecido por este
sacramento, sobrellevó con valor la injusta privación de su libertad.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Entró de nuevo en Cafarnaum; al poco
tiempo había corrido la voz de que estaba en casa. Se agolparon tantos que ni
siquiera ante la puerta había ya sitio, y Él les anunciaba la Palabra.
Y le vienen a traer a un paralítico
llevado entre cuatro. Al no poder presentárselo a causa de la multitud,
abrieron el techo encima de donde Él estaba y, a través de la abertura que
hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe
de ellos, dice al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».
Estaban allí sentados algunos escribas
que pensaban en sus corazones: «¿Por qué éste habla así? Está blasfemando.
¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios sólo?». Pero, al instante, conociendo
Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su interior, les dice: «¿Por qué
pensáis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘Tus
pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate, toma tu camilla y anda?’ Pues
para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar
pecados -dice al paralítico-: ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete
a tu casa’».
Se levantó y, al instante, tomando la
camilla, salió a la vista de todos, de modo que quedaban todos asombrados y
glorificaban a Dios, diciendo: «Jamás vimos cosa parecida». (Mc
2,1-12)
Comentario
Hoy vemos nuevamente al Señor rodeado de
un gentío: «Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio»
(Mc 2,2). Su corazón se deshace ante la necesidad de los otros y les procura
todo el bien que se puede hacer: perdona, enseña y cura a la vez. Ciertamente,
les dispensa ayuda a nivel material (en el caso de hoy, lo hace curando una
enfermedad de parálisis), pero —en el fondo— busca lo mejor y primero para cada
uno de nosotros: el bien del alma.
Jesús-Salvador quiere dejarnos una
esperanza cierta de salvación: Él es capaz, incluso, de perdonar los pecados y
de compadecerse de nuestra debilidad moral. Antes que nada, dice taxativamente:
«Hijo, tus pecados te son perdonados» (Mc 2,5). Después, lo contemplamos
asociando el perdón de los pecados —que dispensa generosa e incansablemente— a
un milagro extraordinario, “palpable” con nuestros ojos físicos. Como una
especie de garantía externa, como para abrirnos los ojos de la fe, después de
declarar el perdón de los pecados del paralítico, le cura la parálisis: «‘A ti
te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’. Se levantó y, al
instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos» (Mc 2,11-12).
Este milagro lo podemos revivir
frecuentemente nosotros con la Confesión. En las palabras de la absolución que
pronuncia el ministro de Dios («Yo te absuelvo en el nombre del Padre, y del
Hijo y del Espíritu Santo») Jesús nos ofrece nuevamente —de manera discreta— la
garantía externa del perdón de nuestros pecados, garantía equivalente a la
curación espectacular que hizo con el paralítico de Cafarnaum.
Ahora comenzamos un nuevo tiempo
ordinario. Y se nos recuerda a los creyentes la urgente necesidad que tenemos
del encuentro sincero y personal con Jesucristo misericordioso. Él nos invita
en este tiempo a no hacer rebajas ni descuidar el necesario perdón que Él nos
ofrece en su alcoba, en la Iglesia.
Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Arnoldo Janssen
Presbítero y
Fundador
Nació el año 1837 en Goch, pequeña
ciudad de la Baja Sajonia (Alemania). Ordenado de sacerdote en la diócesis de
Münster, se dedicó doce años a la enseñanza. Dadas las dificultades de la
Iglesia en Alemania, pasó a Holanda para dirigir un seminario misionero.
Destacó por su devoción al Corazón de Jesús y su preocupación misionera. Su
espiritualidad le llevó a la fundación de tres congregaciones: la
"Sociedad del Verbo Divino", para el anuncio del Evangelio entre los
no cristianos; su correspondiente rama femenina, las "Misioneras Siervas
del Espíritu Santo", y las "Siervas del Espíritu Santo de la
Adoración perpetua", para llevar una vida de estilo contemplativo. Todo
para dar cumplimiento a las palabras de Jesús: "Rogad al dueño de la mies
que envíe trabajadores a su mies". Murió el 15 de enero de 1909 en Steyl
(Holanda). Fue canonizado en el 2003.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
"El amor es más que un objetivo,
más que un combustible,
más que un ideal.
El amor es nuestra naturaleza.
Es nuestra esencia"
~ Brian Weiss ~
Tema del día:
Si vas a volver a
Misa
Este artículo es para ti si has estado
pensando en volver a Misa. Tal vez ha pasado poco tiempo desde la última vez
que fuiste, o tal vez ha pasado mucho. Si el volver a Misa ha estado en tu
mente, si has sentido un pequeño tirón en tu corazón que quiere volver, pero
estás preocupado, ansioso o simplemente un poco inseguro sobre hacerlo, esto es
para ti.
Piensas que cuando entres a la iglesia
habrá un parpadeo de luz por encima de tu cabeza diciendo: “¡Oye este chico no
ha venido a Misa en años!” No tengas miedo, Dios te quiere cómo estás ahora.
Para volver a participar de la Misa, no tienes que ser perfecto. Dios quiere
que todos nos acerquemos a lo mejor que Él ha preparado para nosotros que es la
Eucaristía, pero eso no significa que tengas que pasar por un detector de
metales de tus pecados antes de entrar. Vuelve como eres y Dios hará su parte.
Si quieres regresar, acá te dejamos
algunos consejos:
1.
Encuentra a alguien con quien puedas ir
Es difícil ir a un sitio nuevo solo y no
es diferente si vas a volver a Misa después de algún tiempo. Si quieres ir,
pero no te queda otra que ir solo, mira si puedes contactarte con alguien que
pueda ir contigo. Puede ser un amigo que ya va regularmente a una parroquia, o
simplemente un conocido. Tal vez un miembro de la familia que previamente te ha
pedido que vayas con él.
2.
Recuerda a dónde vas. Prepárate con antelación
Como en cualquier ocasión especial, la
preparación es importante. Ponerte tu mejor ropa tiene un impacto en cómo te
sientes y te comportas cuando estás allí. Vestirnos para la ocasión nos ayuda a
enfocarnos. En segundo lugar, ayuda mucho buscar la lectura del Evangelio un
día antes, leerlo y meditarlo un poco (en vez de ir a ciegas). Si vas a ir en
familia, trata de leer el comentario junto con ellos. Puedes encontrar las
lecturas diarias y leer una reflexión del Evangelio para ayudarte a entender el
significado de la Palabra de Dios y cómo ésta puede impactar en tu vida.
3.
Trata de llegar un tiempito antes
Trata de llegar con tiempo para que no
tengas una carrera estresante de última hora. Si tu iglesia tiene, toma un
cancionero o un folleto de la misa para que puedas seguir sus partes. Usamos
este pequeño tiempo antes, para hacer silencio, orar y pedir al Espíritu Santo
que nos permita participar en la Misa de la mejor manera.
4.
Participa sin miedo
La Misa no es una forma de entretenimiento,
pero tampoco estamos para ser observadores estáticos del evento. Canta con todo
tu corazón (no importa si crees que cantas mal, no es una competencia), sé un
participante activo. No te preocupe si cometes errores y si no estás seguro de cuando
sentarte, pararte o arrodillarte; solo tienes que seguir a las personas que te
rodean. Si estás confundido en cuanto al por qué de pie o de rodillas, recuerda
que esto ayuda a centrarnos en la importancia de lo que está sucediendo en ese
momento. Lo principal es darle todo lo que puedas a la Misa, trayendo todo lo
bueno y lo malo de tu vida y poniéndolo ante El Padre celestial que te ama.
5.
No te preocupes por tus hijos
Tal vez vuelves a Misa con tus hijos. Si
es así, por favor no te preocupes si tu bebé está llorando. Habrá muchas
personas que son padres y recuerdan lo que es llevar un bebé a la Misa. Muchas
parroquias tienen un lugar especial en la parte posterior, donde puedes llevar
al bebé si quieres y todavía puedes seguir la Misa desde allí. Para niños
mayores es bueno traerles algo (como un libro de oraciones o historias de la
Biblia) de esta forma, ellos podrán participar también.
6.
Entiende la importancia de la comunión
Antes de ir a recibir la comunión,
invita a Jesús a tu corazón y trata de estar muy presente en el momento.
Después de comulgar es bueno que te detengas un tiempo en la banca hablando con
Jesús y agradeciéndole por todo lo que te ha dado. ¡Cristo es un regalo
hermoso, si estás preparado! Recuerda que solo debes recibir la comunión si
estás en un estado de gracia. Volver a la misa es mucho más que un ritual, es
un encuentro auténtico con Cristo y queremos hacerlo con un corazón limpio. Si
no puedes recibir la Eucaristía, o si no fueras capaz de confesarte, por favor
no dejes de participar en la Misa por esto, poco a poco comenzarás a estar
preparado. Por cierto, todos (especialmente los que asistimos a Misa
regularmente) tenemos que recordar la necesidad de no tomar al Señor y a
nuestra salvación por sentado. No te preocupes por lo que otros piensen. Es
entre tú y Dios. Nadie debe juzgar a la gente de la cola de la comunión o de
las bancas. No es un tiempo para mirar y pensar por qué unos recibieron o no
recibieron la comunión, es un tiempo para mirar nuestro propio corazón, y con
confianza y alegría pedir al Señor que nos sane.
7.
Quédate un ratito al finalizar la misa
Luego de terminada la misa, no te apures
en salir de la iglesia. Tómate algunos momentos para reflexionar sobre lo que
acaba de suceder. ¿Hubo algo que te impactó? ¿Cómo esto puede cambiar tu vida?
¿Qué que necesitas hacer para cambiar?
8.
Y finalmente… ¡No esperes la perfección!
A veces cuando vamos a misa no es como
nosotros desearíamos. En un mundo ideal, la celebración de la Misa estaría
llena de vida y alegría, el sacerdote daría una homilía preciosa y todo el
mundo podría sentirse completamente uno con Dios. Pero muchas veces la misa
puede ser diferente, nos puede parecer aburrida y monótona. Independientemente
de tu experiencia, recuerda que Cristo está verdaderamente presente y Él no
está limitado por nuestras imperfecciones humanas. Aunque la Misa te parezca
aburrida, Cristo está todavía allí, se presenta incluso si las personas no
están realmente presentes. Concéntrate en darlo todo, buscar una conexión con
Dios y con los que te rodean, y recuerda que la Misa es un acto de fe. No te
preocupes si no sientes nada, pero por favor, estate seguro de que Cristo está
encantado de verte de nuevo!!!
* Silvana Ramos para CatholicLink
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Los cinco minutos
de Dios
Enero 15
El
dolor tiene su aspecto amargo, pero también lo tiene dulce; todo depende del
lado que nosotros miremos.
Es
duro trabajar muchos días sembrando la semilla y cuidándola; pero es agradable
recoger la cosecha; es duro pasar horas estudiando, pero es agradable recibir
el título y la aprobación; es duro realizar esfuerzos y más esfuerzos para
construir la casa, pero es agradable poseer luego su propio hogar; es duro
realizar cualquier esfuerzo, pero es luego muy agradable gozar del fruto de los
esfuerzos realizados.
Para
llegar a ser bueno de veras, hay que hacer también grandes esfuerzos, conseguir
duras victorias, pero luego podemos gozar de la alegría de llegar a ser lo que
debemos ser. No nos desalienten los esfuerzos que hay que realizar; aliéntennos
más bien los resultados conseguidos por esos esfuerzos.
Dios permitirá éxitos y fracasos; pero no nos
pide nuestra acción apostólica; lo demás corre por su cuenta. “Ni el que planta
ni el que riega es algo, sino Dios que hace crecer” (1 Cor 3,7)
* P. Alfonso Milagro
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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