PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2893
~ Miércoles 30 de Diciembre de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Señor
mío, creo firmemente en tu infinita misericordia y que esperas pacientemente
que todos cumplamos con tus mandatos de amor. Te doy gracias por sanar mi
corazón y darme cada día, oportunidades por ser una persona nueva, renovada y
purificada en tu amor. Me has regalado la hermosa experiencia de María y José
presentando al Niño Dios. María, siendo ella la Inmaculada, se presentó al
templo a purificarse, y a la vez, llevó a tu divino hijo a presentarlo de
acuerdo a la ley de Moisés. A la entrada del templo estaba Simeón, atento a la
llegada de la Sagrada Familia, en la dulce espera para ver al Salvador, al Rey
de reyes, y con ello ver cumplida tu promesa. Qué grande fue el dolor en el
corazón de María, cuando oyó las tristes palabras de Simeón quien le profetizó
la Pasión y muerte de su dulce Jesús. Dios se hizo niño, quiso nacer en la
pobreza para traer la justicia y la solidaridad a este mundo.
Mi
Dios, te pido que me des humildad para
reconocerme pecador, para que, en este tiempo de Navidad, pueda yo
imitar el ejemplo de María y José, y acudir a Ti en la iglesia a limpiar mi
alma, confesar mis miserias y frustraciones, para poder recibirle en mi
corazón, y hacer que te hospedes allí por el tiempo que quieras. Así como
Simeón se alegró al verte, quiero también yo saltar de gozo y alegría por tu
llegada a mi vida, por sentir esa presencia sanadora que todo lo transforma y
por ser símbolo de unidad en mi familia. Ayúdame a reconocerte en los más
pequeños, en los débiles, en los despreciados por la sociedad, en los pobres,
en los que claman justicia, dignidad y guiarles a través de tu Luz y de tu
Palabra. Amén
¡Buenos días!
Oración de agradecimiento
Recuerda
este mensaje de María, Reina de la Paz: “Mi querido hijo: ora para que tu vida
esté llena de una gozosa acción de gracias que brote desde tu corazón, como un
río de alegría. Da incesantemente gracias a Dios por todo lo que posees, por
cada pequeño don que Dios te concede. De esa forma, la bendición gozosa de Dios
descenderá siempre sobre su vida”.
Gracias, Dios mío. No quiero olvidar tus
beneficios. Quisiera que mi interior se llenara de gratitud para cantarte.
Gracias, Señor, ante todo por la vida. Gracias por todos los días de mi
existencia. Gracias por las personas que me amaron y que fueron amables conmigo
alguna vez. Gracias porque me has alimentado, me has acompañado, me has
ofrecido tu consuelo y tu amistad. Gracias porque soy tu hijo. Gracias porque
puedo hacer el bien, porque siempre puedo volver a empezar. Gracias por el aire
que respiro, por la música, por la tierra, por los árboles, por las calles.
Gracias a ti, mi Señor amado, porque todo lo bueno viene de ti. Amén. (P.
Víctor Fernández).
San
Pablo exhortaba a los cristianos de Colosas a “vivir dando gracias a Dios”.
Ejercítate y verás que te ayuda a vivir la relación con Dios de una forma
concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada
paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa la mente. Acostúmbrate
a practicarla.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
Había también una profetisa, Ana, hija
de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había
vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro
años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y
oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba
del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Así que cumplieron todas las cosas según
la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y
se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él. (Lc
2,36-40)
Comentario
Hoy, José y María acaban de celebrar el
rito de la presentación del primogénito, Jesús, en el Templo de Jerusalén.
María y José no se ahorran nada para cumplir con detalle todo lo que la Ley
prescribe, porque cumplir aquello que Dios quiere es signo de fidelidad, de
amor a Dios.
Desde que su hijo —e Hijo de Dios— ha
nacido, José y María experimentan maravilla tras maravilla: los pastores, los
magos de Oriente, ángeles... No solamente acontecimientos extraordinarios
exteriores, sino también interiores, en el corazón de las personas que tienen
algún contacto con este Niño.
Hoy aparece Ana, una señora mayor,
viuda, que en un momento determinado tomó la decisión de dedicar toda su vida
al Señor, con ayunos y oración. No nos equivocamos si decimos que esta mujer
era una de las “vírgenes prudentes” de la parábola del Señor (cf. Mt 25,1-13):
siempre velando fielmente en todo aquello que le parece que es la voluntad de
Dios. Y está claro: cuando llega el momento, el Señor la encuentra a punto.
Todo el tiempo que ha dedicado al Señor, aquel Niño se lo recompensa con
creces. —¡Preguntadle, preguntadle a Ana si ha valido la pena tanta oración y
tanto ayuno, tanta generosidad!
Dice el texto que «alababa a Dios y
hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén» (Lc
2,38). La alegría se transforma en apostolado decidido: ella es el motivo y la
raíz. El Señor es inmensamente generoso con los que son generosos con Él.
Jesús, Dios Encarnado, vive la vida de
familia en Nazaret, como todas las familias: crecer, trabajar, aprender, rezar,
jugar... ¡“Santa cotidianeidad”, bendita rutina donde crecen y se fortalecen
casi sin darse cuenta la almas de los hombres de Dios! ¡Cuán importantes son
las cosas pequeñas de cada día!
Rev. D. Joaquim FLURIACH i Domínguez (St. Esteve de P.,
Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Anisia
Mártir
Santa Anisia era una joven cristiana,
huérfana de padre y madre y dueña de una gran fortuna con la que beneficiaba
generosamente a los más necesitados. En los tiempos del gobernador Ducisio
desató una cruel persecución en Tesalónica y trataba de impedir, especialmente,
que los cristianos llevasen a cabo sus asambleas religiosas. Anisia decidió
asistir a una de estas asambleas, pero en el camino, uno de los guardias del
emperador le cerró el paso y le preguntó a donde se dirigía. La santa confesó
valientemente su fe cristiana provocando la ira del guardia quien la mató
inmediatamente. Cuando retornó la paz para la Iglesia, los cristianos de
Tesalónica construyeron un oratorio en el lugar donde había sido sacrificada la
santa.
Palabras del Papa
Francisco
“Atravesar la Puerta Santa es signo
de
una verdadera conversión de nuestro corazón.
Cuando atravesamos aquella Puerta es
bueno recordar
que debemos tener abierta también la
puerta de nuestro corazón.
Estoy delante de la Puerta Santa y pido
al Señor
ayúdame a abrir la puerta de mi corazón”
Tema del día:
Propósitos para el año que viene
Un
buen propósito para el nuevo año que viene, podría ser el de rezar todos los
días las oraciones de la mañana y de la noche, para comenzar y terminar el día
bajo la presencia de Dios y su guía.
Para
quienes quieran llevarlo a la práctica, aquí les doy unas sencillas fórmulas
para rezarlas:
Oraciones de la mañana
• Por la señal de la Santa Cruz, +
de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
• Señor y Dios mío, en quien creo,
en quien espero, a quien adoro y amo con todo mi corazón; te doy gracias por
haberme creado, redimido, hecho cristiano y por haberme conservado la vida en
esta noche. Te ofrezco todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos del
presente día, a mayor honra y gloria tuya, en penitencia por mis pecados y en
sufragio de las almas del purgatorio. Dame, Señor, tu gracia para que pueda
servirte fielmente en este día, y me vea libre de todo pecado y de todo mal.
Amén.
Padre
nuestro...
Dios
te salve, María...
• Consagración al Sagrado Corazón
Oh
Jesús mío, por medio del Corazón Inmaculado de María Santísima, te ofrezco las
oraciones, obras y trabajos del presente día, para reparar las ofensas que se
te hacen y por las demás intenciones de tu Sagrado Corazón.
• Oración a la Santísima Virgen
Oh
Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial
afecto, te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en
una palabra, todo mi ser. Ya que soy del todo tuyo, oh Madre de bondad,
guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.
• Oración a San José
Señor,
que con inefable providencia te has dignado escoger a San José para esposo de
tu santísima Madre, haz que así como le veneramos cual protector en la tierra,
así sea él nuestro intercesor en el cielo. Amén.
• Oración al Ángel de la Guarda
Ángel
de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a
ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.
Oraciones de la noche
• Señor y Dios mío, en quien creo,
en quien espero, a quien amo más que a todas las cosas, te doy gracias por
haberme creado, redimido, hecho cristiano y conservado en este día. Dame luz y
gracia para conocer mis pecados y arrepentirme de ellos.
Te
adoro, Dios mío, postrado con profunda humildad ante tu presencia soberana.
Creo en ti, porque eres Verdad infalible. Espero en ti, porque eres Bondad
infinita, fiel a tus promesas. Te amo con todo mi corazón, porque eres
sumamente amable, y amo a mi prójimo como a mí mismo por amor a ti.
• Examen de conciencia
Es
indispensable, para la vida normal del cristiano, no descuidar, ni una noche,
el examen de conciencia o revisión del día.
Se
puede hacer según el siguiente orden:
A. Dar
gracias a Dios por los beneficios recibidos.
B.
Pedir gracia para conocer los pecados y detestarlos.
C.
Examinar brevemente las faltas cometidas durante el día, particularmente el
defecto dominante.
D.
Pedir perdón a Dios por dichas faltas.
E.
Proponer enmienda con su gracia.
• Oración de San Bernardo
Acordaos,
oh piadosísima Virgen María, que jamás se oyó decir que ninguno de los que han
acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro
socorro, haya sido abandonado de Vos.
Animados
con esta confianza, a Vos también acudimos, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y
gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos atrevemos a comparecer ante
vuestra presencia soberana.
Oh
Madre de Dios, no despreciéis nuestras súplicas, antes bien escuchadlas y
acogedlas benignamente. Amén.
• Oración al Ángel de la Guarda
Ángel
de Dios, que eres mi custodio, ya que la soberana piedad me ha encomendado a
ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en esta noche. Amén.
• Oración a San José
Glorioso
San José, padre adoptivo de Jesús y esposo de la bienaventurada Virgen María,
te elijo, desde ahora y para siempre, por mi particular patrono, por dueño y
director de mi alma y de mi cuerpo, de mis pensamientos, palabras y obras, de
mi vida y de mi muerte. Te suplico me recibas por servidor tuyo perpetuo, me
asistas en todas mis acciones, y me obtengas la inestimable gracia de vivir y
morir como tú, en el amor de Jesús y de María. Amén.
Sitio Santísima Virgen
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Unidos a María
La
Iglesia celebra la Virgen del Rosario a principios de octubre y propone siempre
la lectura de una página de San Lucas que ilumina el rezo tradicional del
Rosario: el episodio del saludo del ángel, que ha inmortalizado una de las
oraciones católicas más sencillas y famosas, el Ave María.
Este
pasaje de Lucas es único. Es el único en todas las Escrituras en el que un
ángel saluda con tono elogioso y humilde a un ser humano. A excepción de éste,
todos los demás relatos bíblicos tienen un ángel que llama la atención humana,
advierte, pero nunca saluda de manera parecida.
El
evangelista Lucas nos presenta al arcángel Gabriel saludando a la Virgen María
"llena de gracias". Finalmente encuentra entre los hombres una
criatura capaz de amar a Dios más que a sí mismo. De ahí la sorpresa, teñida de
admiración, que Gabriel deja ver en su encuentro con esta criatura, cuyo amor
la hace desbordar de gracias.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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