PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2744
~ Domingo 26 de Julio de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Gracias por el sentido del gusto, por
mis gustos concretos y los sabores que puedo distinguir y tengo la suerte de probar.
Gracias por la comida compartida, por tu
Palabra narrada como Buena Noticia en torno a la mesa.
No dejes que la lengua se me vuelva
amnésica, no dejes que me sacie y me harte. Acompáñame en las tentaciones
consumistas e insolidarias.
Enséñame a compartir. Enséñame a mirar
con cariño y esperanza mis recursos y a confiar en su capacidad multiplicadora,
Mercedes Navarro
¡Buenos días!
Penicilina al bautizado
En la
Biblia se da mucha importancia al nombre de las personas: en cierta manera
indica su naturaleza y su misión. Jesús dice al Padre que él había «manifestado
su nombre a los hombres» (Jn. 17:6), es decir, su misma naturaleza divina. El
cambio de nombre significa que la
persona adquiere nuevas capacidades para una nueva misión. Por ejemplo:
Jesús pone a Simón el nombre de Pedro: le da firmeza como para ser fundamento
de la Iglesia
Un padre misionero que llegó al pueblito, se
dedicaba no sólo a cuidar la salud espiritual de los fieles sino también la
salud física. Una tarde un paisano llegó del campo para hacer bautizar a su
hijita. —Mire, padrecito, ando con ganas de cristianar a mi niñita. —Cómo no,
mi amigo, para eso estamos. Al empezar la celebración el sacerdote vio una
infección en el bracito de la nena y pensando que era necesaria una curación
inmediata, dijo al paisano: —Mire, señor, a esta chica hay que ponerle
penicilina. A lo que el paisano un poco enojado le respondió: —No, no, no,
usted a mi hija le pone “Ruperta”, o ya mismo la llevo a otro cura.
Lo del
cambio del nombre es tan notable en la Biblia, que un día todos los que entren
triunfantes en la Jerusalén celestial recibirán un nombre nuevo, adecuado a los
redimidos del Señor (Ap. 3:12). Alabemos a Jesús, que significa “salvador”,
porque para eso nació para salvarnos del pecado y de la muerte eterna.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra
ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque
veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se
sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta
de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia Él mucha gente,
dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo
decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice
uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho
que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Dijo Jesús: «Haced que se recueste la
gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en
número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar
gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces,
todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los
trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron
doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los
que habían comido.
Al ver la gente la señal que había
realizado, decía: «Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo».
Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para
hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo. (Jn 6,1-15)
Comentario
Hoy, podemos contemplar cómo se forja en
nuestro interior tanto el amor humano como el amor sobrenatural, ya que tenemos
un mismo corazón para amar a Dios y a los otros.
Generalmente, el amor va abriéndose paso
en el corazón humano cuando se descubre el atractivo del otro: su simpatía, su
bondad. Es el caso del «muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces»
(Jn 6,9). Da a Jesús todo lo que lleva, los panes y los peces, porque se ha
dejado conquistar por el atractivo de Jesús. ¿He descubierto el atractivo del
Señor?
A continuación, el enamoramiento, fruto
de sentirse correspondido. Dice que «mucha gente le seguía porque veían las
señales que realizaba en los enfermos» (Jn 6,2). Jesús les escuchaba, les hacía
caso, porque sabía lo que necesitaban.
Jesucristo siente un poderoso atractivo
por mí y quiere mi realización humana y sobrenatural. Me ama tal como soy, con
mis miserias, porque pido perdón y, con su ayuda, sigo esforzándome.
«Dándose cuenta Jesús de que intentaban
venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo»
(Jn 6,15). Les dirá al día siguiente: «En verdad, en verdad os digo: vosotros
me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los
panes y os habéis saciado» (Jn 6,26). Escribe san Agustín: «¡Cuántos hay que
buscan a Jesús, guiados solamente por intereses temporales! (...) Apenas se
busca a Jesús por Jesús».
La plenitud del amor es el amor de
donación; cuando se busca el bien del amado, sin esperar nada a cambio, aunque
sea al precio del sacrificio personal.
Hoy, yo le puedo decir: «Señor, que nos
haces participar del milagro de la Eucaristía: te pedimos que no te escondas,
que vivas con nosotros, que te veamos, que te toquemos, que te sintamos, que
queramos estar siempre a tu lado, que seas el Rey de nuestras vidas y de
nuestros trabajos» (San Josemaría).
Rev. D. Pere CALMELL i Turet (Barcelona, España)
Palabras de San
Juan Pablo II
"Me afecta cualquier amenaza contra
el hombre,
contra la familia y la nación.
Amenazas que tienen siempre su origen
en nuestra debilidad humana,
en la forma superficial de considerar la
vida"
Tema del día:
Nuestro gran
pecado
El episodio de la multiplicación de los
panes gozó de gran popularidad entre los seguidores de Jesús. Todos los
evangelistas lo recuerdan. Seguramente, les conmovía pensar que aquel hombre de
Dios se había preocupado de alimentar a una muchedumbre que se había quedado
sin lo necesario para comer.
Según la versión de Juan, el primero que
piensa en el hambre de aquel gentío que ha acudido a escucharlo es Jesús. Esta
gente necesita comer; hay que hacer algo por ellos. Así era Jesús. Vivía
pensando en las necesidades básicas del ser humano.
Felipe le hace ver que no tienen dinero.
Entre los discípulos, todos son pobres: no pueden comprar pan para tantos.
Jesús lo sabe. Los que tienen dinero no resolverán nunca el problema del hambre
en el mundo. Se necesita algo más que dinero.
Jesús les va a ayudar a vislumbrar un
camino diferente. Antes que nada, es necesario que nadie acapare lo suyo para
sí mismo si hay otros que pasan hambre. Sus discípulos tendrán que aprender a
poner a disposición de los hambrientos lo que tengan, aunque sólo sea «cinco
panes de cebada y un par de peces».
La actitud de Jesús es la más sencilla y
humana que podemos imaginar. Pero, ¿quién nos va enseñar a nosotros a
compartir, si solo sabemos comprar? ¿Quién nos va a liberar de nuestra
indiferencia ante los que mueren de hambre? ¿Hay algo que nos pueda hacer más
humanos? ¿Se producirá algún día ese "milagro" de la solidaridad real
entre todos?
Jesús piensa en Dios. No es posible
creer en él como Padre de todos, y vivir dejando que sus hijos e hijas mueran
de hambre. Por eso, toma los alimentos que han recogido en el grupo, «levanta
los ojos al cielo y dice la acción de gracias». La Tierra y todo lo que nos
alimenta lo hemos recibido de Dios. Es regalo del Padre destinado a todos sus
hijos e hijas. Si vivimos privando a otros de lo que necesitan para vivir es
que lo hemos olvidado. Es nuestro gran pecado aunque casi nunca lo confesemos.
Al compartir el pan de la Eucaristía,
los primeros cristianos se sentían alimentados por Cristo resucitado, pero, al
mismo tiempo, recordaban el gesto de Jesús y compartían sus bienes con los más
necesitados. Se sentían hermanos. No habían olvidado todavía el Espíritu de
Jesús.
© José Antonio Pagola
Mensaje de María
Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 25 de julio de 2015
“¡Queridos
hijos! También hoy con alegría estoy con
ustedes y los invito a todos, hijitos: oren, oren, oren para que comprendan el
amor que tengo hacia ustedes. Mi amor es más fuerte que el mal por eso,
hijitos, acérquense a Dios para que puedan sentir mi gozo en Dios. Sin Dios,
hijitos, no tienen futuro, no tienen esperanza ni salvación, por eso dejen el
mal y elijan el bien. Yo estoy con ustedes y con ustedes intercedo ante Dios
por todas sus necesidades. Gracias por haber respondido a mi llamado”
Nuevo vídeo y
artículo
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas
Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de
esta página.
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan
Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Agradecimientos
Dicen que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas
gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin
descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los
agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles
aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde
la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas
Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los
mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias
concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Córdoba, Argentina, nos llega el
agradecimiento a Dios, en primer lugar, y a las personas que rezaron por la
recuperación de Tiziana, la niña de
3 años que a principios de mes sufrió un gravísimo accidente, pasó por dos
cirugías, estuvo en terapia intensiva, luego en cuidados intermedios y ahora ya
está en sala común en el Hospital de Niños, superando las últimas
complicaciones, comiendo, caminando y esperando ser dada de alta.
Desde Buenos Aires, Argentina, llega el
agradecimiento al Señor por el éxito de la cirugía ocular de María Cecilia P. (operación de miopía).
Damos gracias a Dios por su amor y atención permanente a todo lo que le
pedimos.
También desde Buenos Aires (más
precisamente desde Banfield) nuestra amiga Liliana
Z. da gracias a Jesús y a María porque su segunda operación de reemplazo de
cadera ha sido todo un éxito. Nos sumamos a la oración.
Unidos a María
El que
encuentra a María, ha encontrado la Vida, porque la Virgen nos da la vida de la
gracia santificante, que si la habíamos perdido, Ella nos la restituye,
obteniéndola de Dios para nosotros. Aunque estemos con un pie en el Infierno,
aunque parezca que todo está perdido, esto no es así si buscamos a María con
sincero corazón, porque Ella se dejará encontrar y nos obtendrá de Dios la
salvación y el volver al buen camino. Si supiéramos las ventajas que da el
tener a María como Amiga, no pasaríamos un momento del día sin elevar el
pensamiento a esta augusta Doncella que todo lo puede sobre el Corazón de Dios,
porque ha enamorado al mismo Dios con sus evidentes y secretos encantos. ¿Qué
será cuando nosotros, después de haber vivido en este mundo hostil a Dios,
vayamos a encontrarla y estrecharla entre nuestros brazos, en el Paraíso?
Porque seremos inmensamente felices de unirnos a Dios, pero creo que habrá un
gozo especial al abrazarnos a esta Virgen que habrá hecho tanto por nosotros, y
que es nuestra Madre.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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