PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año 10 - Número 2736
~ Lunes 13 de Julio de 2015
Desde la ciudad de
Córdoba (Argentina)
Alabado
sea Jesucristo…
Para el camino, Señor, no llevo oro ni
plata, ni dinero en el bolsillo; me fío de tu palabra. Ni tengo alforja, que me basta tu
compañía y el pan de cada día.
Para apoyarme, un bastón y nada más, que
mis hermanos me animan y dan la mano cuando el camino se hace duro, sangro,
tropiezo y caigo.
Túnica, la puesta y basta, que no tengo
que ocultar nada, y el frío y el calor se atemperan cuando se comparten.
Y sandalias, unas de quita y pon, bien
ajustadas, para que no hagan callo las cosas, andar ligero y no olvidarme del
suelo que piso cuando tu Espíritu me levanta, me mece libre, al viento, me
lleva y me arrastra. Casi ligero de equipaje... ¡Yo te sigo!
Eso me basta.
Fl. Ulibarri
Aviso de ausencia
¡Buenos días!
Se informa a los lectores que "Pequeñas Semillitas"
no se editará en los próximos 5 (cinco)
días para tomar un breve descanso.
Regresamos el domingo 19 si Dios así lo quiere.
¡Buenos días!
Es verdad que las luces del alba…
Te
ofrezco un himno para “saludar con gozo y agradecimiento el don inapreciable de
este nuevo día. Trata con ternura y afecto cada hora, porque no retornará
jamás. Elude con firmeza todo aquello que mata el tiempo. No escuches a labios
ociosos. No te quedes donde hay manos inactivas” (Mandino). Vive intensamente
el regalo de las próximas doce horas.
Es verdad que las luces del alba del día de
hoy
son más puras radiantes y bellas, por gracia
de Dios.
Es verdad que yo siento en mi vida, muy
dentro de mí,
que la gracia de Dios es mi gracia, que no
merecí.
Es verdad que la gracia del Padre, en Cristo
Jesús,
es la gloria del hombre y del mundo, bañados
en luz.
Es verdad que la Pascua de Cristo, es pascua
por mí,
que su muerte y victoria me dieron eterno
vivir.
Viviré en alabanzas al Padre, que al Hijo nos
dio,
y que el santo Paráclito inflame, nuestra
alma en amor.
“Vive
este día con un gran amor a todos en tu corazón. Ama a toda clase de personas,
porque cada uno tiene cualidades dignas de ser admiradas, aunque quizá estén
ocultas. Cuando te encuentres con alguien, dile mentalmente mirándolo a los
ojos, te amo. Estas palabras se reflejarán en tu voz y en tu sonrisa… y se
abrirán los corazones” (Mandino).
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de
Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
apóstoles: «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a
traer paz, sino espada. Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la
hija con su madre, a la nuera con su suegra; y enemigos de cada cual serán los
que conviven con él.
El que ama a su padre o a su madre más
que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no
es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El
que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la
encontrará. Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí,
recibe a Aquel que me ha enviado. Quien reciba a un profeta por ser profeta,
recompensa de profeta recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo,
recompensa de justo recibirá. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de
agua fresca a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no
perderá su recompensa».
Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar
instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en
sus ciudades. (Mt 10,34-11,1)
Comentario
Hoy Jesús nos ofrece una mezcla
explosiva de recomendaciones; es como uno de esos banquetes de moda donde los
platos son pequeñas "tapas" para saborear. Se trata de consejos
profundos y duros de digerir, destinados a sus discípulos en el centro de su
proceso de formación y preparación misionera (cf. Mt 11,1). Para gustarlos,
debemos contemplar el texto en bloques separados.
Jesús empieza dando a conocer el efecto
de su enseñanza. Más allá de los efectos positivos, evidentes en la actuación
del Señor, el Evangelio evoca los contratiempos y los efectos secundarios de la
predicación: «Enemigos de cada cual serán los que conviven con él» (Mt 10,36).
Ésta es la paradoja de vivir la fe: la posibilidad de enfrentarnos, incluso con
los más próximos, cuando no entendemos quién es Jesús, el Señor, y no lo
percibimos como el Maestro de la comunión.
En un segundo momento, Jesús nos pide
ocupar el grado máximo en la escala del amor: «quien ama a su padre o a su madre
más que a mí…» (Mt 10,37), «quien ama a sus hijos más que a mí…» (Mt 10,37).
Así, nos propone dejarnos acompañar por Él como presencia de Dios, puesto que
«quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado» (Mt 10,40). El efecto
de vivir acompañados por el Señor, acogido en nuestra casa, es gozar de la
recompensa de los profetas y los justos, porque hemos recibido a un profeta y
un justo.
La recomendación del Maestro acaba
valorando los pequeños gestos de ayuda y apoyo a quienes viven acompañados por
el Señor, a sus discípulos, que somos todos los cristianos. «Y todo aquel que
dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños, por ser
discípulo...» (Mt 10,42). De este consejo nace una responsabilidad: respecto al
prójimo, debemos ser conscientes de que quien vive con el Señor, sea quien sea,
ha de ser tratado como le trataríamos a Él. Dice san Juan Crisóstomo: «Si el
amor estuviera esparcido por todas partes, nacerían de él una infinidad de
bienes».
Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Enrique
Emperador
Nació en Hildesheim, Baviera, el año 973
y recibió, sobre todo en monasterios, una educación religiosa esmerada. Sucedió
con 22 años a su padre en el gobierno del ducado bávaro y, tras la muerte de
Otón III, fue elegido para sucederle en el trono imperial germánico. El año
1002 fue coronado en Aquisgrán como rey de los romanos, y el año 1024 Benedicto
VIII lo coronó emperador en Roma. Contrajo matrimonio con Santa Cunegunda. En el
trono supo ser un cristiano convencido y consecuente, que puso su poder al
servicio del bien común de su pueblo. Rehuía el uso de las armas, y sólo
recurría a ellas en casos extremos. Se distinguió por su interés en la reforma
de la vida de la Iglesia y en su mejor organización, y por la promoción de la
actividad misionera. Protegió a la Orden Benedictina y en general la vida
religiosa. Fundó varios obispados y dotó monasterios. Murió en Grona (Gotinga)
el 13 de julio de 1024.
Oración: Oh Dios, que has llevado a
san Enrique, movido por la generosidad de tu gracia, a la contemplación de las
cosas eternas desde las preocupaciones del gobierno temporal, concédenos, por
sus ruegos, caminar hacia ti con sencillez de corazón en medio de las
vicisitudes de este mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano
La frase de hoy
Cuando parece que el día se apaga, que
no se podrá ya ver, es cuando Dios nos sorprende, cuando el atardecer de la
vida parece empezar a crear solo sombras, es cuando la apertura al Espíritu nos
recrea, nos anima nuevamente.
~ Mons. Jorge Lugones ~
Tema del día:
Escogidos y
enviados
Una referencia que ayuda a saber si uno
está donde Dios quiere o quizá se busca a sí mismo, es si ante la pregunta:
“¿Por qué haces los que haces y estás donde estás?”, puede responder “Porque me
han llamado”, o “Porque me han enviado”, a la manera del profeta Samuel: “Aquí
estoy porque me has llamado”.
Todos los textos de ayer domingo
coinciden en la esencia del discipulado, que consiste en saberse llamado y
enviado, y no hacer otra cosa que obedecer, incluso a pesar de la posible
conciencia de limitación, como le sucedió al profeta Amós: -«No soy profeta ni
hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto
al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel."» (Am 7,
14).
San Pablo lo afirma con total claridad
cuando dice la razón de su identidad y de su ministerio: “Él nos eligió en la persona
de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables
ante él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura
iniciativa suya, a ser sus hijos” (Ef 1, 4-5).
El Evangelio señala explícitamente la
doble dimensión identificativa, la llamada y el envío. “Llamó Jesús a los Doce
y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus
inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni
pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no
una túnica de repuesto” (Mc 6, 7-8).
Si nos detenemos un poco más en el texto
evangélico, descubrimos de qué manera debemos realizar la misión recibida.
Jesús recomienda a sus discípulos que lleven bastón. Se puede interpretar que
los envía sabiendo que pueden necesitar apoyo porque el camino sea largo o
empinado. El cayado es símbolo de peregrinación, y sirve también de defensa,
pero es posible intuir el apoyo mejor, en el que debe sostenerse todo
discípulo: la Cruz de Cristo.
El maestro parece severo al marcar las
condiciones en que deben ir los discípulos: sin alforja, ni dinero, ni pan.
Habría que interpretar este requerimiento a la luz de otros textos, y bien se
puede entender que la aparente exigencia es confesión de lo que el mismo Jesús
será para los suyos, el verdadero tesoro y el verdadero Pan de Vida.
En contraste con el Evangelio de san
Mateo, el texto de san Marcos permite que los discípulos vayan calzados, aunque
sin túnica de repuesto. Las sandalias fueron distintivo de la providencia
generosa de la que gozó el pueblo de Israel durante la travesía del desierto.
Los israelitas guardan en su memoria lo que les dijo el Señor: “Durante
cuarenta años os he hecho caminar por el desierto, sin que se hayan gastado los
vestidos sobre vosotros ni las sandalias en vuestros pies” (Dt 29,5). Con ello,
al discípulo se le pide mantener la confianza en la provisión divina.
Sin duda que Jesús no va a exigir más de
lo que los suyos puedan dar, por el contrario, el Señor se anticipa en regalar
con creces aquello que después nos puede pedir.
Angel Moreno (Ciudad Redonda)
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por
el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los inmigrantes del Mediterráneo;
por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por
la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación
de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el eterno descanso
del alma de Cristian Ariel M., de
Argentina, en el cuarto aniversario de su temprana partida al cielo.
Pedimos oración por la señora Ricarda, de la ciudad de Ezeiza, Argentina,
a quien una afección mantiene postrada hace tres meses, para que tu Señor, en
tu infinita Misericordia, puedas manifestarte en su enfermedad, traer consuelo
a su dolor y alivio a su pesar, a la vez que dar, a sus familiares, la fuerza
necesaria para atravesar esta dura situación, y la capacidad de poder
sobrellevar lo que Tú, en tu inconmensurable caridad, tengas reservado para
ella. Amén.
Pedimos oración por Ricardo, de Nicaragua, para que el Espíritu Santo lo ilumine y regrese a su hogar familiar (esposa y una hija de dos años), del que se ha ido buscando nuevas relaciones. Ilumínalo Señor y toca su corazón para que recapacite y regrese junto a los suyos.
Pedimos oración por Ricardo, de Nicaragua, para que el Espíritu Santo lo ilumine y regrese a su hogar familiar (esposa y una hija de dos años), del que se ha ido buscando nuevas relaciones. Ilumínalo Señor y toca su corazón para que recapacite y regrese junto a los suyos.
Pedimos oración por la salud de la
señora Anneth del Rocío, que vive en
Ecuador y sufre problemas que necesitan de la gracia sanadora de Jesús.
Pedimos oración para Jefferson Samir G. F., de Colombia,
quien será intervenido hoy en una de sus manos; sencilla pero delicada la
operación. Rogamos al Señor de los Milagros y a nuestra Señora de la Esperanza
que guíen las manos del cirujano y que la intervención sea un completo y
verdadero éxito para el bienestar laboral, estudiantil y familiar de Jeffer.
Pedimos oración por Aylín, una niña recién nacida de Monte Grande, Argentina, que lucha fervientemente por su vida, rogando al Niño Jesús que la ayude en este trance y a María que fortalezca a su familia.
Pedimos oración para Margarita, de Colombia, que hoy será operada.
Pedimos oración por Aylín, una niña recién nacida de Monte Grande, Argentina, que lucha fervientemente por su vida, rogando al Niño Jesús que la ayude en este trance y a María que fortalezca a su familia.
Pedimos oración para Margarita, de Colombia, que hoy será operada.
Tú
quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para
poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha
ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y
concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la
gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y
de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te
lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Unidos a María
Decir
Madre protectora es como una redundancia, porque el ser madre implica el ser
protectora. Pero María es especialmente Madre protectora porque no sólo nos
defiende y protege de las calamidades de este mundo, sino que nos defiende y
protege de las calamidades espirituales, que son las verdaderas calamidades. A
nosotros los cristianos se nos pide la infancia espiritual, pues Jesús nos dice
en el Evangelio que si no nos hacemos como niños, no entraremos en el Reino de
los Cielos. Entonces, como niños que somos, necesitamos una Madre que nos
proteja, y esta Madre es María. Cuando estemos atemorizados, asustados,
angustiados, corramos a sus brazos y cobijémonos bajo su manto, que allí
encontraremos refugio seguro. María nos defiende de todos los demonios y de
nuestros enemigos, porque es todopoderosa, no por naturaleza sino por gracia de
Dios.
Jardinero de Dios
-el más
pequeñito de todos-
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