PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2483 ~ Lunes 6
de Octubre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
¡Cuántos acontecimientos hermosos estamos viviendo en tan
pocos días!
Hemos iniciado Octubre, el mes del Rosario y de las
Misiones. El primer día celebramos a Santa Teresita del Niño Jesús (o de
Lisieux); el día 2 a los Santos Ángeles Custodios; el 4 a San Francisco de
Asís; ayer domingo 5 la apertura del Sínodo de las Familias convocado por el
Papa Francisco; también ayer 5 recordamos a Santa Faustina Kowalska, Apóstol de
la Divina Misericordia; mañana 7 a Nuestra Señora del Rosario, querida y
antigua advocación mariana; el 12 Nuestra Señora del Pilar y Nuestra Señora de
Aparecida; el 15 a Santa Teresa de Jesús (de Ávila)…. y dejo la segunda mitad
del mes para no hacer demasiado larga le enumeración y porque lo iremos
transitando juntos.
Dios nos regala estas fiestas y estos ejemplos de vidas
santas como una gracia especial para que aprendamos a orientar nuestros pasos
por la vida y dirigirlos hacia Él.
¡Buenos días!
Los ciegos y el elefante
Isaac Newton,
calificado como el científico más grande de todos los tiempos, y su obra como
la culminación de la Revolución Científica, afirmó: “Lo que sabemos es una gota
de agua; lo que ignoramos es el océano”. Otro sabio muy estudioso dejó esta
inscripción en su tumba: “He aprendido al menos a no ignorar mi propia
ignorancia”.
En cierta ocasión un príncipe oriental, quiso
dar una lección inolvidable a sus súbditos. Presentó ante la multitud reunida
un enorme elefante. Aparecieron luego unos ciegos que, sin conocer la presencia
del animal, fueron conducidos a tocarlo en diversas partes del cuerpo. Luego el
príncipe preguntó a cada uno qué había palpado. El que había tocado las piernas
dijo que era el tronco arrugado de un árbol. El que había tocado la trompa, una
gruesa rama nudosa. El que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Y
así por el estilo. Se pusieron a discutir entre sí, pero el monarca los
interrumpió, diciendo: Lo sucedido aquí les hace ver que de las grandes cosas
conocemos muy poco y erróneamente, y de Dios…
casi nada.
Dios es
infinitamente más grande que la creación que sacó de la nada. Para conocer
algo, la mente sube a él observando el mundo sensible que nos rodea. Poco a
poco descubrimos sus perfecciones: es eterno, inmutable, santo, bondadoso,
sapientísimo, grande y poderoso, autor de maravillas… Los místicos llegan a él
por el amor. Pero es inagotable.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley, y dijo
para poner a prueba a Jesús: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia
la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?».
Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole
entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién
es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y
cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron
dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al
verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio
y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al
verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas
aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada
y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y
dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de
estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los
salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús:
«Vete y haz tú lo mismo».
(Lc 10,25-37)
Comentario
Hoy, el mensaje evangélico señala el camino de la vida:
«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, (…) y a tu prójimo como a ti
mismo» (Lc 10,27). Y porque Dios nos ha amado primero, nos lleva a la unión con
Él. La beata Teresa de Calcuta dice: «Nosotros necesitamos esta unión íntima
con Dios en nuestra vida cotidiana. ¿Y cómo podemos conseguirla? A través de la
oración». Estando en unión con Dios empezamos a experimentar que todo es
posible con Él, incluso el amar al prójimo.
Alguien decía que el cristiano entra en la iglesia para
amar a Dios y sale para amar al prójimo. El Papa Benedicto subraya que el
programa del cristiano —el programa del buen samaritano, el programa de Jesús—
es «un corazón que ve». ¡Ver y parar! En la parábola, dos personas ven al
necesitado, pero no paran. Por esto Cristo reprochaba a los fariseos diciendo:
«Tenéis ojos y no veis» (Mc 8,18). Al contrario, el samaritano ve y para, tiene
compasión y así salva la vida al necesitado y a sí mismo.
Cuando el famoso arquitecto catalán Antonio Gaudí fue
atropellado por un tranvía, algunas personas que estaban de paso no pararon
para ayudar a aquel anciano herido. No llevaba documento alguno y por su
aspecto parecía un mendigo. Seguramente que si la gente hubiese sabido quién
era aquel prójimo, hubiese hecho cola para auxiliarlo.
Cuando practicamos el bien, pensamos que lo hacemos por
el prójimo, pero realmente también lo hacemos por Cristo: «Os aseguro que todo
lo que hicisteis por uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mi lo
hicisteis» (Mt 25,40). Y mi prójimo, dice Benedicto XVI, es cualquiera que
tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar. Si cada uno, al ver al prójimo en
necesidad, se detuviera y se compadeciera de él una vez al día o a la semana,
la crisis disminuiría y el mundo devendría mejor. «Nada nos asemeja tanto a
Dios como las obras buenas» (San Gregorio de Nisa).
Rev. P. Ivan LEVYTSKYY CSsR
(Lviv, Ucrania)
Santoral Católico:
San Bruno
Fundador de los Cartujos
San Bruno, presbítero, que, oriundo de Colonia, en
Lotaringia, enseñó ciencias eclesiásticas en la Galia, pero deseando llevar
vida solitaria, con algunos discípulos se instaló en el apartado valle de
Cartuja, en los Alpes, dando origen a una Orden que conjuga la soledad de los
eremitas con la vida común de los cenobitas. Llamado por el papa Urbano II a
Roma, para que le ayudase en las necesidades de la Iglesia, pasó los últimos
años de su vida como eremita en el cenobio de La Torre, en Calabria (1101). Su
culto fue aprobado por el Papa León X y luego confirmado por el Papa Gregorio
XV en el año 1623.
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Papa Francisco
“El Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde
el principio ha formado parte integral de su plan de amor para la humanidad… Al
comenzar el Sínodo sobre la Familia, pidamos al Señor que nos muestre el camino”
Papa Francisco
Tema del día:
En Octubre rezar el Rosario
Hemos comenzado Octubre y lo celebramos como el mes del
Rosario. Muchos lo saben, otros no. Rezar el Rosario para algunas personas es
un tiempo desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la gran
mayoría, están dichas de una manera distraída y maquinalmente.
Pero no es así. El hecho de ponernos a rezarle ya es un
acto de amor a la Madre de Dios. Es una súplica constante y repetida para pedir
perdón y rogarle por nosotros y por todo el género humano en el presente y
también en la hora de la muerte.
Rezar el Rosario es meditar en los Misterios de la Vida
de Cristo, de suerte que el Rosario es una especie de resumen del Evangelio, un
recuerdo de la Vida, los sufrimientos y glorificación del Señor, siempre
acompañado de los momentos de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre; siendo
así una síntesis de su obra Redentora.
Así son los Misterios del Rosario y para completarlos
mejor, el Papa San Juan Pablo II intercaló para los días jueves los Misterios
llamados Luminosos. Estos son los pasos de Jesús en la Tierra como Luz del
mundo.
Rezar el Rosario es un método fácil y adaptable a toda
clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar
los actos más sublimes de fe y contemplación.
El Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la
oración que Cristo nos enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden
cansarse de repetirlo.
En cuanto el Avemaría, toda ella está centrada en el
Misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para honrar dicho
Misterio. Aunque en el Avemaría hablamos directamente a la Santísima Virgen e
invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción
de gracias a su Hijo por la infinita misericordia que nos mostró al encarnarse
en Ella y hacerse hombre para su Misión redentora.
La Santísima Virgen en sus repetidas apariciones, siempre
ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado. Ella nos ha
pedido que recemos el Rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su
rezo un gran valor. Quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza
con la esperanza puesta en su gran amor por toda la Humanidad.
Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía Santa
Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para
allá en pertinaz distracción, pero aun así nuestro corazón y nuestra voluntad
está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías son como el
incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre la
Virgen Santísima.
Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe,
creemos en Dios pero no hablamos con Él. El mundo actual, ahora más que nunca,
necesita de muchos Rosarios.
Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos
tan solo... y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será
mejor.
Autor: Ma Esther de Ariño
Fuente: Catholic.net
Mensaje de María Reina de la
Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de octubre de 2014
"Queridos hijos, con amor materno les ruego: ámense
los unos a los otros. Que en sus corazones esté siempre, como mi Hijo lo ha
querido desde el principio: en el primer lugar, el amor hacia el Padre
Celestial y hacia su prójimo, por encima de todo lo terrenal. Queridos hijos
míos, ¿acaso no reconocen los signos de los
tiempos? ¿Acaso no se dan cuenta que todo eso que está en torno a
ustedes —lo que está sucediendo—, es porque no hay amor? Comprendan que la
salvación está en los verdaderos valores. Acepten el poder del Padre Celestial,
ámenlo y respétenlo. Encamínense y sigan los pasos de mi Hijo. Ustedes, hijos
míos, apóstoles míos queridos, siempre se reúnen de nuevo en torno a mí, porque
están sedientos. Están sedientos de paz, de amor y de felicidad. Beban de mis
manos. Mis manos les ofrecen a mi Hijo, que es manantial de agua pura. El reavivará
su fe y purificará sus corazones, porque mi Hijo ama los corazones puros y los
corazones puros aman a mi Hijo. Solo los corazones puros son humildes y tienen
una fe pura. Pido de ustedes esos corazones. Hijos míos, mi Hijo me dijo que yo
era la Madre de todo el mundo. A ustedes, que me aceptan como tal, les pido que
me ayuden con su vida, oración y sacrificio, para que todos mis hijos me
acepten como Madre, para que yo los pueda conducir al manantial de agua pura.
Les doy las gracias. Queridos hijos míos, mientras sus pastores, con sus manos
benditas, les ofrecen el Cuerpo de mi Hijo, den gracias siempre en su corazón a
mi Hijo por su Sacrificio y por los pastores que lo dan a ustedes siempre de
nuevo."
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo
místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como
Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por
las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón
de María; por la conversión de todos los
pueblos; por la Paz en el mundo; por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto,
la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por la unión de las familias, la
fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este
sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por
las Benditas Almas del Purgatorio.
Al regresar “Pequeñas Semillitas” es buen momento para
pedir una cadena de oración por la paz, por tantos corazones heridos, por los
que no tienen trabajo o pasan cualquier clase de necesidades y por el Sínodo de la Familia.
Pedimos oración por el eterno descanso del alma de José Roberto C. A., que falleció en un
accidente aéreo en el lago Suchitlán, en la ciudad de Suchitoto, El Salvador.
Que Dios lo reciba en su Reino.
Pedimos oración por la unión y la armonía de la familia
de Marcela, Walter y la hija de ambos María
Camila, que viven en Colombia.
Pedimos oración para tres personas de Argentina: Ángela, que vive en Corrientes y ha
sido operada de cadera y padece dolores muy fuertes por complicaciones
surgidas; Sandra, que vive en Chaco,
y padece cáncer de útero; y María
Angélica, que vive en Chaco y padece cáncer de mama. Que la Santísima
Virgen de Lourdes interceda por la sanación de estas tres mujeres.
Pedimos oración por Blanca
C., de cinco meses de vida, de Gualeguay, en la provincia de Entre Ríos,
Argentina, con serios problemas en el aparato digestivo (se alimenta por sonda
con botón gástrico) y problemas de vejiga. Hagamos una gran cadena de oración
pidiendo a María que interceda ante Jesús por la recuperación de esta bebita.
Tú quisiste,
Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de
manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora
las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a
cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de
sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse
unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos
por Cristo nuestro Señor.
Amén
Un estímulo todos los días
Octubre 6
“Dios mío, mira mis nerviosismos, mi inquietud interior y
pacifícame, Señor, calma mi corazón perturbado, derrama en él tu paz divina.
No dejes que me llene de ansiedades y obsesiones, porque
nada de este mundo vale tanto, nada es divino.
Señor, cura mi ansiedad con tu mirada paciente. Ayúdame a
luchar con paz y gozo, caminando firme, sereno y sin prisas.
Quiero trabajar bajo tu luz, sabiendo que comprendes mis
errores y que siempre puedo empezar de nuevo. Porque tú tienes confianza en mí,
me esperas, y deseas que viva sanamente.
Contigo todo será para bien, aunque yo no pueda verlo.
Aplaca mi interior inquieto, seréname y pacifícame. Amén.”
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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