PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2456 ~ Domingo
7 de Setiembre de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
El Evangelio de este domingo nos llama a considerar que
en la comunidad cristiana debemos vivir la misericordia, de modo que nada
impida que vivamos en comunidad, como iguales, sin prejuicios ni privilegios de
ninguna clase.
Es el mismo Jesús el que nos habla a la comunidad de
hermanos animándonos a ayudarnos mutuamente a crecer, a ser mejores personas, a
reflexionar cómo son nuestras relaciones con los demás, llamándonos a practicar
el perdón desde el amor.
El perdón adquiere un nuevo significado cuando aprendemos
a perdonar y a perdonarnos y cuando nos sentimos perdonados gratuita e
incondicionalmente.
Y en medio de ese encuentro fraterno de la comunidad
cristiana, caracterizado por la igualdad, el amor, el perdón y la unidad en la
oración, Jesús nos promete su auxilio y su presencia entre nosotros.
¡Buenos días!
El viaje
El hombre se
define como un ser que no puede vivir en equilibrio psicológico si no ama y no
es amado. El amar y el ser amado son para su vida psicológica tan
indispensables como el respirar para su vida biológica. Te ofrezco una curiosa
constatación.
Oriol Vall, que se ocupa de los recién
nacidos en un hospital de Barcelona, dice que el primer gesto humano es el
abrazo. Después de salir al mundo, al principio de sus días, los bebés
manotean, como buscando a alguien. Otros médicos, que se ocupan de los que ya
han vivido, dicen que los ancianos, al fin de sus días, mueren queriendo alzar
los brazos. Y así es la cosa, por muchas vueltas que le demos al asunto, y por
muchas palabras que le pongamos. A eso, así de simple, se reduce todo: entre
dos aleteos, sin más explicación, transcurre el viaje
Hijos de un Dios
que es amor, sólo podremos realizar y dignificar nuestra vida ejercitándonos en
el amor, porque el examen final será precisamente sobre el amor, y nuestra
eternidad feliz consistirá en vivir en plenitud el amor a Dios y a los
hermanos.
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos: «Si tu
hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha,
habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos,
para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si
les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye,
sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en
la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra
quedará desatado en el cielo.
»Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de
acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi
Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos». (Mt 18,15-20)
Comentario
Hoy, el Evangelio propone que consideremos algunas
recomendaciones de Jesús a sus discípulos de entonces y de siempre. También en
la comunidad de los primeros cristianos había faltas y comportamientos
contrarios a la voluntad de Dios.
El versículo final nos ofrece el marco para resolver los
problemas que se presenten dentro de la Iglesia durante la historia: «Donde
están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt
18,20). Jesús está presente en todos los períodos de la vida de su Iglesia, su
“Cuerpo místico” animado por la acción incesante del Espíritu Santo. Somos
siempre hermanos, tanto si la comunidad es grande como si es pequeña.
«Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas
tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano» (Mt 18,15). ¡Qué bonita y
leal es la relación de fraternidad que Jesús nos enseña! Ante una falta contra
mí o hacia otro, he de pedir al Señor su gracia para perdonar, para comprender
y, finalmente, para tratar de corregir a mi hermano.
Hoy no es tan fácil como cuando la Iglesia era menos
numerosa. Pero, si pensamos las cosas en diálogo con nuestro Padre Dios, Él nos
iluminará para encontrar el tiempo, el lugar y las palabra oportunas para
cumplir con nuestro deber de ayudar. Es importante purificar nuestro corazón.
San Pablo nos anima a corregir al prójimo con intención recta: «Cuando alguno
incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de
mansedumbre, y cuídate de ti mismo, pues también tú puedes ser tentado» (Gal
6,1).
El afecto profundo y la humildad nos harán buscar la
suavidad. «Obrad con mano maternal, con la delicadeza infinita de nuestras
madres, mientras nos curaban las heridas grandes o pequeñas de nuestros juegos
y tropiezos infantiles» (San Josemaría). Así nos corrige la Madre de Jesús y
Madre nuestra, con inspiraciones para amar más a Dios y a los hermanos.
Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)
Palabras de San Juan Pablo II
“La primera tarea de todos los consagrados y consagradas
consiste en proponer valerosamente, con la palabra y con el ejemplo, el ideal
del seguimiento de Cristo, alimentando y manteniendo en los llamados la
respuesta a los impulsos que el Espíritu inspira en su corazón”
San Juan Pablo II
Tema del día:
Está entre nosotros
Aunque las palabras de Jesús, recogidas por Mateo, son de
gran importancia para la vida de las comunidades cristianas, pocas veces atraen
la atención de comentaristas y predicadores. Esta es la promesa de Jesús: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos”.
Jesús no está pensando en celebraciones masivas como las
de la Plaza de San Pedro en Roma. Aunque solo sean dos o tres, allí está él en
medio de ellos. No es necesario que esté presente la jerarquía; no hace falta
que sean muchos los reunidos.
Lo importante es que “estén
reunidos”, no dispersos, ni enfrentados: que no vivan descalificándose unos
a otros. Lo decisivo es que se reúnan “en
su nombre”: que escuchen su llamada, que vivan identificados con su
proyecto del reino de Dios. Que Jesús sea el centro de su pequeño grupo.
Esta presencia viva y real de Jesús es la que ha de
animar, guiar y sostener a las pequeñas comunidades de sus seguidores. Es Jesús
quien ha de alentar su oración, sus celebraciones, proyectos y actividades.
Esta presencia es el “secreto” de toda comunidad cristiana viva.
Los cristianos no podemos reunirnos hoy en nuestros
grupos y comunidades de cualquier manera: por costumbre, por inercia o para
cumplir unas obligaciones religiosas. Seremos muchos o, tal vez, pocos. Pero lo
importante es que nos reunamos en su nombre, atraídos por su persona y por su
proyecto de hacer un mundo más humano.
Hemos de reavivar la conciencia de que somos comunidades
de Jesús. Nos reunimos para escuchar su Evangelio, para mantener vivo su
recuerdo, para contagiarnos de su Espíritu, para acoger en nosotros su alegría
y su paz, para anunciar su Buena Noticia.
El futuro de la fe cristiana dependerá en buena parte de
lo que hagamos los cristianos en nuestras comunidades concretas las próximas
décadas. No basta lo que pueda hacer el Papa Francisco en el Vaticano. No
podemos tampoco poner nuestra esperanza en el puñado de sacerdotes que puedan
ordenarse los próximos años. Nuestra única esperanza es Jesucristo.
Somos nosotros los que hemos de centrar nuestras
comunidades cristianas en la persona de Jesús como la única fuerza capaz de
regenerar nuestra fe gastada y rutinaria. El único capaz de atraer a los
hombres y mujeres de hoy. El único capaz de engendrar una fe nueva en estos
tiempos de incredulidad. La renovación de las instancias centrales de la
Iglesia es urgente. Los decretos de reformas, necesarios. Pero nada tan
decisivo como el volver con radicalidad a Jesucristo.
José Antonio Pagola
Nuevo vídeo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes
para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por
las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
Desde Santiago de Chile, Sylvia S. agradece a Dios y a las personas que se unieron en
oración por la intervención odontológica con sedación profunda a la que fue
sometida esta semana pasada con todo éxito. Nos unimos en la plegaria de
agradecimiento.
Desde Arlington, Virginia, USA, nos llega un pedido de dar gracias a Dios y a las personas que rezaron por la operación de Andrew, 14 años, al que reemplazaron el marcapasos exitosamente. Demos gracias a Dios.
Desde Arlington, Virginia, USA, nos llega un pedido de dar gracias a Dios y a las personas que rezaron por la operación de Andrew, 14 años, al que reemplazaron el marcapasos exitosamente. Demos gracias a Dios.
Un estímulo todos los días
Setiembre 7
El dolor interno está siempre presente cuando intentamos
cambiar o crecer. Ese dolor aparece cada vez que tenemos que dar un nuevo paso
en la vida. Es cierto que cuando alguien ya ha desarrollado una virtud y la ha
ejercitado suficientemente, hacer el bien se le vuelve gustoso y espontáneo.
Pero frecuentemente el ejercicio de los grandes valores nos cuesta un poco.
¿Acaso no recordamos que ser fieles muchas veces nos ha
dolido? ¿No es verdad que ser honestos a veces es muy costoso? ¿Quién no siente
el dolor del desprendimiento cuando intenta ser más generoso y trata de
compartir un poco más de lo que tiene? El amor a veces duele. Pero es un dolor
que vale la pena. No te conviene escapar de él.
La capacidad de aceptar ese dolor es un signo de que ya
no vives sólo para tus intereses egoístas. Has descubierto que vale la pena dar
la vida por las cosas que valen.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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