PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 9 - Número 2433 ~ Viernes
15 de Agosto de 2014
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Hoy celebramos la Asunción de María al cielo. La Madre
fue llevada en cuerpo y alma al cielo por el poder de Dios, a diferencia de la
Ascensión del Señor que lo hizo por su propio poder. Esta fiesta tiene un doble
objetivo: La feliz partida de María de esta vida y la asunción de su cuerpo al
cielo.
El Papa Pío XII, en la Bula Munificentissimus Deus, del 1° de noviembre de 1950, proclamó
solemnemente el dogma de la Asunción de María con estas palabras:
“Pronunciarnos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la
Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida
terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI ha dicho en 2010: “En
esta solemnidad de la Asunción contemplamos a María: ella nos abre a la
esperanza, a un futuro lleno de alegría y nos enseña el camino para alcanzarlo:
acoger en la fe a su Hijo; no perder nunca la amistad con Él, sino dejarnos
iluminar y guiar por su Palabra; seguirlo cada día, incluso en los momentos en
que sentimos que nuestras cruces resultan pesadas. María, el arca de la alianza
que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que
estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz
con Dios”
¡Buenos días!
Vela y ora por tu matrimonio
Si consideramos
un poco las causas de los problemas matrimoniales que sacuden a tantas
familias, vemos que el desconocimiento del valor de la persona humana, la falta
de un diálogo profundo, el no saber perdonar, el no tener tiempo para convivir
y el ambiente de inmoralidad reinante, resquebrajan trágicamente la vida
matrimonial.
Empieza a olvidar los malos momentos del
pasado; a perdonar y a querer más a tu cónyuge; a valorar más las virtudes y
cualidades que tiene; a no desperdiciar momentos para estar más cerca de tu ser
amado y convivir con él; a participar de sus sufrimientos e ideales, de sus
preocupaciones y triunfos; a reír juntos y a llorar juntos; a vivir en verdad
siendo un solo ser. Ama y cuida tu matrimonio. Juntos arrodíllense, oren al
Señor, las manos juntas, imploren al Señor que entre en sus vidas, que sea él
quien conduzca su matrimonio, quien los mantenga unidos hasta el final. ¡Hasta
que la muerte los separe!
Ánimo, comienza a
cultivar una manera renovada de amarse y convivir como en tus mejores tiempos.
Proponte dialogar más, estar más tiempo juntos, escucharse más. Aplica el gran
remedio de la ternura y la comprensión. Todo sacrificio vale la pena para salvar
el matrimonio del divorcio, de la soledad, del caos del hogar. (Anónimo).
Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud
a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó
a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo
el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con
gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y
¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis
oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha
creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».
Y dijo María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y
mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la
humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán
bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su
nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le
temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su
propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a
Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a
nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María
permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. (Lc 1,39-56)
Comentario
Hoy celebramos la solemnidad de la Asunción de Santa
María en cuerpo y alma a los cielos. «Hoy —dice san Bernardo— sube al cielo la
Virgen llena de gloria, y colma de gozo a los ciudadanos celestes». Y añadirá
estas preciosas palabras: «¡Qué regalo más hermoso envía hoy nuestra tierra al
cielo! Con este gesto maravilloso de amistad —que es dar y recibir— se funden
lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, lo humilde y lo sublime. El
fruto más granado de la tierra está allí, de donde proceden los mejores regalos
y los dones de más valor. Encumbrada a las alturas, la Virgen Santa prodigará
sus dones a los hombres».
El primer don que te prodiga es la Palabra, que Ella supo
guardar con tanta fidelidad en el corazón, y hacerla fructificar desde su
profundo silencio acogedor. Con esta Palabra en su espacio interior,
engendrando la Vida para los hombres en su vientre, «se levantó María y se fue
con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,39-40). La presencia de María expande la
alegría: «Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño
en mi seno» (Lc 1,44), exclama Isabel.
Sobre todo, nos hace el don de su alabanza, su misma alegría
hecha canto, su Magníficat: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi
espíritu se alegra en Dios mi Salvador...» (Lc 1,46-47). ¡Qué regalo más
hermoso nos devuelve hoy el cielo con el canto de María, hecho Palabra de Dios!
En este canto hallamos los indicios para aprender cómo se funden lo humano y lo
divino, lo terreno y lo celeste, y llegar a responder como Ella al regalo que
nos hace Dios en su Hijo, a través de su Santa Madre: para ser un regalo de
Dios para el mundo, y mañana un regalo de nuestra humanidad a Dios, siguiendo
el ejemplo de María, que nos precede en esta glorificación a la que estamos
destinados.
P. Abad Dom Josep ALEGRE Abad de Santa Mª de Poblet
(Tarragona, España)
Santoral Católico:
Asunción de Nuestra Señora
Solemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen
María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, acabado el curso de su
vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta
verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente
por el papa Pío XII en 1950. Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
Palabras del Papa Francisco
“Nos dejan pasmados y consternados las noticias que
llegan de Irak: miles de personas, entre ellos tantos cristianos, expulsados de
sus hogares de una manera brutal; niños que mueren de sed y de hambre durante
la fuga; mujeres secuestradas; personas masacradas; violencias de todo tipo;
destrucción por todas partes, de casas, de patrimonios religiosos, históricos y
culturales. Todo esto ofende gravemente a Dios y a la humanidad. ¡No se odia en nombre de Dios! ¡No se hace la
guerra en nombre de Dios! Todos nosotros pensando en esta situación, en esta
gente, recemos en silencio”.
Papa Francisco
Tema del día:
La Asunción de Santa María
Hay dos fechas en el calendario de la Iglesia universal
que marcan todo el esplendor espiritual de María: es el comienzo y el final de
toda su existencia en esta tierra: la Inmaculada Concepción y la Asunción al
Cielo. En diferentes pueblos y en varias naciones hay advocaciones marianas que
encierran en sí toda la vida y belleza espiritual de María y por lo tanto todo
eso lo celebran en fechas determinadas; pero en la Iglesia universal estas dos
son las dos grandes celebraciones en honor a María. A ellas dos podemos añadir
el 1 de Enero, fiesta de la Madre de Dios.
La Asunción es una fiesta muy antigua y expresa un
sentimiento del pueblo cristiano. No lo narra el Nuevo Testamento, pero se fue
trasmitiendo en el pueblo cristiano, de modo que se levantaron muchos templos y
catedrales en honor de María en su Asunción. Desde 1950 es dogma de fe, cuando
el papa Pío XII, habiendo escuchado el parecer de toda la Iglesia, determinó
que todos lo tenemos que creer.
Asunción al Cielo, significa que fue a gozar con Dios en
el Cielo en cuerpo y alma, con todo su ser humano. No se trata de si hizo un
viaje por los aires o qué dirección tomó. Es una manera simbólica o metafórica
de expresar la gran verdad de que todo su ser comienza a vivir una vida más
especial en la presencia de Dios. El papa no quiso determinar si esto fue en el
momento de la muerte o tuvo una resurrección semejante a la de Jesucristo. Sólo
dijo: “cumplido el curso de su vida mortal”. Eso nos basta para que en este día
nos gocemos por la grandeza que Dios ha realizado con su madre. Alabemos con
ella a Dios por este gran beneficio y avivemos nuestra esperanza de poder un
día estar gozando con nuestra Madre en el Cielo.
Para poder llegar un día también nosotros al Cielo, hoy
la Iglesia nos invita a imitar lo más posible la vida de María. No es mucho lo
que los evangelios nos cuentan sobre su vida, ya que lo principal que
intentaban era reproducir la doctrina de Jesús. Pero hay datos muy expresivos.
Hoy en el evangelio se nos narra la visita que hizo María a su prima Isabel.
María se había enterado por el ángel de la Anunciación, que su prima, ya con
muchos años, estaba esperando a un niño y ya estaba en el sexto mes. María
piensa en atenderla durante esos últimos tres meses y va “de prisa” hacia la
montaña, donde vivía Isabel. Nos muestra en primer lugar la caridad, que en
cierto sentido es olvido de sus propias necesidades para atender a las
necesidades del prójimo. También nos enseña la alegría, el optimismo y la
esperanza. Este gozo se expresa con ese ir “de prisa”, en el sentido material y
espiritual. Y con gozo porque dentro de sí tenía ya a Jesús. Nuestra vida debe
estar llena de gozo sabiendo que dentro de nuestro ser habita la Stma.
Trinidad, y especialmente en la comunión con Jesús.
Este gozo se hizo palabra en el saludo de María y en la
felicitación de Isabel cuando, llena del Espíritu Santo, comprendió quién era
la que venía a visitarla. María ya estaba llena del Espíritu Santo, porque
tenía en sí a Jesús, Hijo de Dios. Y donde está Jesús tiene que estar el
Espíritu Santo. Por eso María en su respuesta habla con la virtud y gracia del
Espíritu, glorificando a Dios, con la oración del Magnificat.
En el Magnificat aparece la acción de Dios sobre ella:
“Miró la humillación de su esclava e hizo cosas grandes”. Dios mira al humilde
para dar. Le había dado cosas grandes: ser Inmaculada, llena de gracia,
corredentora, medianera universal de las gracias y por fin la daría el llevarla
al Cielo en cuerpo y alma. Aparece la acción de María para con Dios, que es
alabar y dar gracias, que es reconocer que todo lo que tiene es recibido de la
bondad de Dios. Y aparece nuestra acción para con María: “Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones”. Estas alabanzas que hoy damos a María en
definitiva son para Dios, autor de todas las bondades. Y muestra también
nuestra esperanza de que, si seguimos sus pasos en esta vida, como Cristo
resucitó primero, también nuestra vida terminará en una resurrección eterna.
P. Silverio Velasco (España)
Nuevo artículo
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Aniversario sacerdotal
Un querido amigo, sacerdote salesiano, el Padre José
Cuesta sdb, está cumpliendo 50 años de su ordenación sacerdotal. Bodas de oro
como sacerdote de Don Bosco, consagrando su vida a la misión pastoral,
educativa y misionera, y honrando su vocación con una entrega generosa y plena
de realizaciones.
Por ese motivo, mañana sábado 16, celebrará la Eucaristía
a las 11 horas en el Templo de María Auxiliadora de esta ciudad de Córdoba,
donde lo estaremos acompañando para expresarle nuestro afecto y el
reconocimiento por su tarea.
¡Felicidades Padre José!
Un estímulo todos los días
Agosto 15
Hoy la Iglesia celebra la Asunción de María, su entrada
en el cielo.
“Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía”. Ésas son
seguramente las palabras que Jesús dirigió a María cuando se la llevó con él a
la felicidad que no tiene fin, al lugar de la pura luz, al Reino del amor.
“Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía.”
Imaginemos hoy a María radiante, rebosante de alegría,
con los brazos abiertos para recibir el abrazo de su hijo resucitado. Él la
espera, más bello que nunca, luminoso y liberado.
Esta es una fiesta de gozo y de esperanza, que nos habla
del triunfo de los humildes, de los generosos, de los que tienen el corazón
puro.
Tienes una madre en el cielo, y eso significa que ella
está en lo más profundo de todo, junto con Jesús. Eso quiere decir que ella
está a tu lado, que ya no la afectan los límites del tiempo y del espacio, y
que puedes encontrarla cuando quieras y donde quieras.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.