domingo, 3 de agosto de 2014

Pequeñas Semillitas 2421

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2421 ~ Domingo 3 de Agosto de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Todo este domingo se podría resumir en las palabras de Jesús: “Dadles vosotros de comer”, frase central del Evangelio de hoy y que también debería ser frase motivadora en nuestra vida cotidiana en medio de nuestros hermanos.
No dejen de leer y meditar profundamente el comentario del P. Pagola en el “Tema del día”, porque este sacerdote  y teólogo español nos sacude -como siempre- con sus reflexiones tan fuertes y tan actuales, para sacarnos de nuestro quietismo y nuestra pasividad de cristianos cómodos.
Los cristianos podemos seguir participando de la comida eucarística en la seguridad de nuestras iglesias. Pero si dejamos que alguien pase hambre o no somos capaces de conmovernos ante los que nada poseen o tratamos a otros como sobras desechables, nunca quedaremos satisfechos. Quien come y bebe sin discernir el cuerpo de Cristo en los pobres, se come y se bebe su propia condena, y termina débil, enfermo y aun moribundo.
Que esta sea la gran enseñanza de este domingo: CON-MOVERNOS… es decir “movernos con”: con y por los otros, con y por los hermanos más pobres, con y por los que tienen hambre (de comida y hasta a veces de Dios). No seremos verdaderos cristianos hasta que no nos movilicemos para saciar el hambre de nuestros hermanos en medio de este mundo tan desigual que vivimos.

¡Buenos días!

Sé responsable
La persona responsable responde por sus actos. Por eso piensa antes de actuar y mide sus consecuencias. Sabe que tiene que responder de sus propios actos ante su conciencia, ante la familia, ante la empresa, ante la sociedad y ante Dios. La responsabilidad consiste en cumplir con perseverancia el propio deber, sin vacilar, sin miramientos.

Habíamos concurrido a un curso especial. En la primera clase el profesor insistió sobre la puntualidad, las inasistencias y las justificaciones. El docente subrayó varias veces las consecuencias de ausentarse con frecuencia. Luego preguntó a todos los participantes: —Por favor, quiero saber quiénes son los que más faltan. Desde el fondo del aula un alumno de voz sonora y profunda, exclamó: —¡Hoy no están!

Buscar pretextos o eludir compromisos, son faltas de responsabilidad. Valora las cosas importantes, sé conciente de la repercusión de tus actos y huye de la frivolidad. Ser responsable implica además tener iniciativa. No es simplemente hacer lo que debes, sino  hacerlo de la mejor manera posible. Esto es clave para tu superación personal.
Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos.
Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que, vayan a las aldeas y se compren de comer». Jesús les replicó: «No hace falta qué vayan, dadles vosotros de comer». Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces». Les dijo: «Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños. (Mt 14,13-21)

Comentario
Hoy, Jesús nos muestra lo mucho que desea involucrarnos en su trabajo de redención. Él, que ha creado el cielo y la tierra de la nada, hubiese podido —de igual forma— haber fácilmente creado un opíparo banquete para saciar a aquella multitud.
Pero prefirió hacer el milagro partiendo de lo único que sus discípulos podían entregarle. «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces» (Mt 14,17), le dijeron. «Traédmelos» (Mt 14,18), les respondió Jesús. Y el Señor llevó a cabo la multiplicación de tan exiguo recurso —ni tan sólo suficiente para alimentar a una familia normal— para dar de comer a unas 5000 familias.
El Señor procedió de igual forma en el festín de las bodas de Caná. Él, que creó todos los mares, podía fácilmente haber llenado con el vino más selecto aquellas tinajas de más de 100 litros, partiendo de cero. Pero, de nuevo, prefirió involucrar a sus criaturas en el milagro, haciendo que, primero, llenasen los recipientes de agua.
Y, el mismo principio, podemos apreciarlo en la celebración de la Eucaristía. Jesús empieza no de la nada, ni tampoco de cereales o de uvas, sino del pan y del vino, que ya conllevan en sí el trabajo de manos humanas.
El difunto Cardenal Francisco Javier Nguyen van Thuan, prisionero de los comunistas vietnamitas desde 1975 al 1988, se preguntaba cómo podría favorecer el Reino de Cristo y preocuparse de su rebaño mientras intentaba sobreponerse al brutal sufrimiento de su solitario confinamiento. Y, dándose cuenta de lo poco que podía hacer desde la celda de su cárcel, pensó que, al menos, cada día, podría ofrecer al Señor sus “cinco panes y dos peces” y dejar que Dios hiciese el resto. Y el Señor multiplicó aquellos pequeños esfuerzos convirtiéndolos en un testimonio que ha inspirado no sólo a los vietnamitas, sino a toda la Iglesia.
Hoy, el Señor nos pide a nosotros, sus modernos discípulos, que “demos a las multitudes algo de comer” (cf. Mt 14,16). No importa lo mucho o poco que tengamos: démoslo al Señor y dejemos que Él continúe a partir de ahí.
Fr. Roger J. LANDRY (Hyannis, Massachusetts, Estados Unidos)

Palabras de San Juan Pablo II

"La Iglesia necesita muchos y cualificados evangelizadores que, con nuevo ardor, renovado entusiasmo, fino espíritu eclesial, desbordantes de fe y esperanza, hablen cada vez más de Jesucristo. Es vital que el llamamiento de Cristo a hacer discípulos sea anunciado y vivido con convicción por cada cristiano"
San Juan Pablo II

Tema del día:
Dadles vosotros de comer
Jesús está ocupado en curar a aquellas gentes enfermas y desnutridas que le traen de todas partes. Lo hace, según el evangelista, porque su sufrimiento le conmueve. Mientras tanto, sus discípulos ven que se está haciendo muy tarde. Su diálogo con Jesús nos permite penetrar en el significado profundo del episodio llamado erróneamente “la multiplicación de los panes”.

Los discípulos hacen a Jesús un planteamiento realista y razonable: “Despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”. Ya han recibido de Jesús la atención que necesitaban. Ahora, que cada uno se vuelva a su aldea y se compre algo de comer según sus recursos y posibilidades.

La reacción de Jesús es sorprendente: “No hace falta que se vayan. Dadles vosotros de comer”. El hambre es un problema demasiado grave para desentendernos unos de otros y dejar que cada uno lo resuelva en su propio pueblo como pueda. No es el momento de separarse, sino de unirse más que nunca para compartir entre todos lo que haya, sin excluir a nadie.

Los discípulos le hacen ver que solo hay cinco panes y dos peces. No importa. Lo poco basta cuando se comparte con generosidad. Jesús manda que se sienten todos sobre el prado para celebrar una gran comida. De pronto todo cambia. Los que estaban a punto de separarse para saciar su hambre en su propia aldea, se sientan juntos en torno a Jesús para compartir lo poco que tienen. Así quiere ver Jesús a la comunidad humana.

¿Qué sucede con los panes y los peces en manos de Jesús? No los “multiplica”. Primero bendice a Dios y le da gracias: aquellos alimentos vienen de Dios: son de todos. Luego los va partiendo y se los va dando a los discípulos. Estos, a su vez, se los van dando a la gente. Los panes y los peces han ido pasando de unos a otros. Así han podido saciar su hambre todos.

El arzobispo de Tánger ha levantado una vez más su voz para recordarnos “el sufrimiento de miles de hombres, mujeres y niños que, dejados a su suerte o perseguidos por los gobiernos, y entregados al poder usurero y esclavizante de las mafias, mendigan, sobreviven, sufren y mueren en el camino de la emigración”.

En vez de unir nuestras fuerzas para erradicar en su raíz el hambre en el mundo, solo se nos ocurre encerrarnos en nuestro “bienestar egoísta” levantando barreras cada vez más degradantes y asesinas. ¿En nombre de qué Dios los despedimos para que se hundan en su miseria? ¿Dónde están los seguidores de Jesús? ¿Cuándo se oye en nuestras eucaristías el grito de Jesús. “Dadles vosotros de comer”?
José Antonio Pagola

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Nunca olvidemos agradecer
Una vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Villarrica, Chile, llega un agradecimiento a Dios nuestro Señor y a todos los que rezaron por la recuperación de Paul B. (Pablito), que fue operado de un aneurisma cerebral y está evolucionando de manera lenta y satisfactoria. Pero de todas maneras, y por la gravedad de la afección, todavía necesita de nuestras plegarias.

Nuestra amiga Cecilia Claudia, de Buenos Aires, Argentina, nos ha escrito diciendo que en un viaje por Europa ha visitado el Santuario de Fátima y también Santiago de Compostela, y ello ha sido emocionante hasta las lágrimas, por lo que quiere dar gracias a Dios.

Un pedido de agradecimiento por la salud de Jenny P., que vive en Miami, Estados Unidos, de casi ya 49 años de edad… en Septiembre del 2013 le dijeron tenía cáncer terminal y por el poder de la oración sigue resistiendo a la enfermedad, con quimioterapia y dando gracias al Creador por cada instante de su vida.

Un estímulo todos los días
Agosto 3
Descargar la agresividad con malos tratos, gritos o insultos, de ninguna manera cura esa agresividad. Sólo puede llegar a producir un alivio muy pasajero, pero no resuelve el problema interior. Al contrario, en general alimenta todavía más el estado de enojo. Un equipo de científicos realizó pruebas con dos grupos de personas airadas, alteradas, y han demostrado que, cuando uno de esos grupos descargó su ira, de ninguna manera esa acción disminuyó su nivel de agresividad.
Hay que convencerse de que los malos tratos o el deseo de dañar a otro no son reacciones necesarias o inevitables, como si se tratara de una cuestión química que nos supera.
Muchas veces tengo conductas agresivas porque hay algo en el mundo externo que no se ajusta a mi proyecto o a mis esquemas, y yo no me siento capaz de modificar mis estructuras. Entonces me enojo, necesito reaccionar con agresividad ante eso que no se somete a mi control. Y como me cuesta cambiar, digo que yo soy así y que me dejen ser como soy.
Pero en realidad, la agresividad no es un instinto inevitable. Sólo es un comportamiento que yo he aprendido desde pequeño. Debo descubrir que hay otras maneras de resolver las dificultades, y puedo comenzar a dar pequeños pasos para aprender a reaccionar de otro modo, para reaccionar como reaccionaría Jesús. ¿Por qué no?
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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