jueves, 6 de marzo de 2014

Pequeñas Semillitas 2298

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 9 - Número 2298 ~ Jueves 6 de Marzo de 2014
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Nos hemos introducido ya en el Tiempo de Cuaresma, al que alguien ha definido muy bien como “un retiro espiritual de 40 días”.
Desde Pequeñas Semillitas, la intención es colaborar para que todos puedan realizar ese retiro, esa preparación espiritual, que permita predisponer el alma en las mejores condiciones para vivir el gran misterio de nuestra fe: La Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Por eso, durante estos días de Cuaresma, en lugar del artículo de fondo habitual de esta página, vamos a estar cada día reflexionando en nuestros corazones, llevados de la mano por el Padre Javier Leoz, un sacerdote español (de Pamplona) de profusa actividad en las letras católicas.
Así pues, la nota central de cada edición hasta llegar a la Semana Santa, serán reflexiones para cada día nacidas de la inspiración literaria y espiritual del mencionado sacerdote. 
¡Ojalá que sirvan para que todos transitemos en plenitud espiritual este tiempo que el Señor nos regala antes de vivir la semana culminante de nuestra fe católica!

¡Buenos días!

Abad Agatón, buen samaritano

Este día que comienzas te presentará, sin duda, ocasiones de hacer alguna buena acción. Algunas, sin buscarlas, están ahí a la mano, como esperándote. Pero otras tienes que programarlas y ponerlas en tu agenda. Unas y otras te entrenan y mantienen ágil en la actitud de servicio y entrega al prójimo. Una vez un monje vivió la parábola del buen samaritano.

Cuentan que el abad Agatón, que vivía en el desierto, una vez fue a la ciudad para vender artesanías de los monjes, y encontró en la plaza a un forastero que yacía en tierra enfermo, sin que nadie se preocupara de él. El anciano se quedó con él, tomando una habitación en alquiler con el precio de los trabajos manuales. El dinero que le quedó lo gastó en las curaciones del enfermo. Se quedó con él cuatro meses, hasta que el enfermo estuvo restablecido. Entonces el anciano regresó a su celda en paz.

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. ¡Procede ahora mismo, ya!
Padre Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día». Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?». (Lc 9,22-25)

Comentario
Hoy es el primer jueves de Cuaresma. Todavía tenemos fresca la ceniza que la Iglesia nos ponía ayer sobre la frente, y que nos introducía en este tiempo santo, que es un trayecto de cuarenta días. Jesús, en el Evangelio, nos enseña dos rutas: el Via Crucis que Él ha de recorrer, y nuestro camino en su seguimiento.
Su senda es el Camino de la Cruz y de la muerte, pero también el de su glorificación: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado (...), ser matado y resucitar al tercer día» (Lc 9,22). Nuestro sendero, esencialmente, no es diferente del de Jesús, y nos señala cuál es la manera de seguirlo: «Si alguno quiere venir en pos de mí...» (Lc 9,23).
Abrazado a su Cruz, Jesús seguía la Voluntad del Padre; nosotros, cargándonos la nuestra sobre los hombros, le acompañamos en su Via Crucis.
El camino de Jesús se resume en tres palabras: sufrimiento, muerte, resurrección. Nuestro sendero también lo constituyen tres aspectos (dos actitudes y la esencia de la vocación cristiana): negarnos a nosotros mismos, tomar cada día la cruz y acompañar a Jesús.
Si alguien no se niega a sí mismo y no toma la cruz, quiere afirmarse y ser él mismo, quiere «salvar su vida», como dice Jesús. Pero, queriendo salvarla, la perderá. En cambio, quien no se esfuerza por evitar el sufrimiento y la cruz, por causa de Jesús, salvará su vida. Es la paradoja del seguimiento de Jesús: «¿De qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina?» (Lc 9,25).
Esta palabra del Señor, que cierra el Evangelio de hoy, zarandeó el corazón de san Ignacio y provocó su conversión: «¿Qué pasaría si yo hiciera eso que hizo san Francisco y eso que hizo santo Domingo?». ¡Ojalá que en esta Cuaresma la misma palabra nos ayude también a convertirnos!
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Olegario
Obispo
En Barcelona, de Cataluña, en España, san Olegario, obispo, asumió también la cátedra de Tarragona cuando esta antiquísima sede fue liberada del yugo de los musulmanes (1137). Fecha de canonización: 25 de mayo de 1675 por el Papa Clemente X.

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

Palabras del Papa Francisco

“Cristo, el Hijo eterno de Dios,
igual al Padre en poder y gloria,
se hizo pobre; descendió en medio de nosotros,
se acercó a cada uno de nosotros;
se desnudó, se vació,
para ser en todo semejante a nosotros.”
Papa Francisco

Cuaresma:
Reflexión para cada día
Jueves después de la Ceniza
Buenos días. Hoy es jueves y me preguntaba a mí mismo sobre la oración. No hace mucho que leía la siguiente afirmación en un periódico: “la oración es un número telefónico del que muchos cristianos se han dado de baja”. Claro está que, un cristiano que clausura esa línea telefónica, podrá decir que es cualquier cosa....menos cristiano. Les preguntaba, no hace mucho, a los niños en la misa familiar: “¿os imagináis a un/a  hijo/a  que nunca hablara con su padre?”.

No es fácil retirarse a la aridez de un desierto y no sentir la tentación de hablar con uno mismo. A veces, nuestro interior, es el gran desconocido.
No es fácil recluirse en el secarral de la soledad y no enfrentarse al propio yo.
Y no resulta difícil descubrir, en el silencio de esos desiertos y soledades, sensaciones jamás pensadas o vividas: una de ellas DIOS.

La oración, en Cuaresma, es sentirse llamado y acompañado por “Alguien” que habla y escucha en el silencio.
La oración, en Cuaresma, es comprender lo que Dios quiere de cada uno de nosotros.
La oración, en Cuaresma, son pasos –cortos o largos- que nos llevan a contemplar el auténtico rostro de Dios: Jesús, amor, en cruz.

La anticruz  pesada, hiriente, estresante y desafiante de nuestro tiempo, es el ruido. Lo invade todo y lo defenestra todo. Por ello mismo es bueno, incluso por cuestión terapéutica, planear retiradas de fondo y a fondo en estos cuarenta días. Algunas, entre otras, pueden ser estas:

- Al fondo de la confianza: “Pedid y se os dará....llamad y se os abrirá”. Poner los medios no es suficiente si, a continuación, no damos margen a Dios.
- Al fondo de la espontaneidad: “No todo el que dice Señor… Señor”. En la claridad y naturalidad... encontraremos nuestro modo de oración. Ésta, aunque se formule, no puede ni debe quedar encerrada en débiles y tópicas frases. Lo importante... que salga del corazón.
- Al fondo de la “sobriedad”: No por hablar mucho se dice otro tanto. “Vuestro Padre sabe muy bien lo que necesitáis”.
- Al fondo del perdón: Sólo desde la convicción de haber perdonado se puede uno dirigir con elegancia y la cabeza bien alta a Dios.
- Al fondo de nuestros detractores: “Orad por los que os persiguen”. Qué fácil nos lo puso Jesús y qué difícil: “este es mi mandamiento: que os améis....pero COMO YO os he amado”. Eso es siempre un cuesta arriba y con los consabidos equilibrios.
- Al fondo del “nosotros”: Rezar uno mismo es bueno (yo diría que lo más importante) pero luego, cuando uno descubre el diálogo sincero con Dios, necesita refrendarlo, celebrarlo y manifestarlo en comunidad, parroquia, amigos, etc.
- Al fondo del hacedor: Es Jesús quien hace fructificar nuestra oración. “Todo lo que pidáis en mi nombre…”.
- Al fondo del corazón de Cristo: Rezar supone descender a ese lugar donde laten los sentimientos más nobles y más divinos de un tal Jesús de Nazaret. Y en ese sístole y diástole... vamos descubriendo –sencilla y pausadamente- que DIOS está más cerca de nosotros de lo que suponemos.

Por eso, la oración, es necesaria –hoy más que nunca- para triunfar como cristianos y para prepararnos al  triunfo de Jesús en la Pascua que será solidariamente el nuestro.

“ORAR ES TRATAR DE AMISTAD, ESTANDO MUCHAS VECES A SOLAS, CON QUIEN SABEMOS QUE NOS AMA” (Sta Teresa de Jesús)

¿Qué tal si hoy y siempre, hacemos un pequeño desierto dedicado a la oración?
P. Javier Leoz

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Leo, de Rosario, y toda su familia que lo acompaña en una situación difícil por la que atraviesa. Que el Señor Misericordioso lo sostenga y lo ayude a superarla.

Pedimos oración por Josesito, de 7 años, que vive en Río Gallegos, Argentina, tiene leucemia hace 3 años y mañana será internado para una nueva sesión de quimioterapia. Que María lo abrace con amor y Jesús le conceda la gracia de poder sanar.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail:  Si desean recibir el power point y los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com  
Solo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.

Un estímulo todos los días
Marzo 6
A veces nos preocupamos por defendernos, porque tememos que los demás no nos acepten. Cuando alguien nos critica o hace un comentario negativo, comenzamos a pensar y a darle vueltas a los argumentos que podemos usar para defendernos. En realidad, toda la vida se nos puede convertir en esa esclavitud, en esa preocupación por presentar una figura inmaculada y correcta. Pero Dios nos invita a una profunda liberación, a sentir que tenemos derecho a ser diferentes, a pensar distinto, a tener otros gustos, aunque a los demás eso no les parezca perfecto.
El Señor te invita a quererte y a aceptarte, porque él mismo te quiere y te creó diferente. Y para él está bien así. Es verdad que él te llama a crecer, a madurar, a superarte, pero a partir de un profundo amor y de una serena aceptación de lo que eres.
Deja entonces de agredirte, de culparte, de despreciarte. Abandona ese temor de no ser aceptado y aprobado. Hay alguien que te acepta y te ama básicamente como eres, aunque siempre te proponga algo más. Ése es tu Dios.
Mons. Víctor Manuel Fernández
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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