sábado, 30 de noviembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2208

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2208 ~ Sábado 30 de Noviembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy cierro suavemente la puerta a todas las distracciones exteriores y me encuentro con Dios en el silencio de mi ser.
En el silencio se renueva mi conciencia de Dios y de los dones que Él me ha brindado.
En silencio recibo el don de paz y lo acepto ahora en mi vida. La paz es la copa que presento para que sea colmada con todas las bendiciones que estoy dispuesto a recibir.
En silencio recibo el don de la guía. Me colma, me rodea e ilumina mi camino.  Avanzo viviendo y marchando bajo la maravillosa luz reveladora de Dios.
En silencio recibo el don de la curación. Ahora la curación brota desde lo más profundo de mí. Estoy sano, bien y fuerte.
En silencio reclamo los dones que me ha dado Dios y digo: "Te agradezco, Señor, la paz, la guía y la curación".
Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Mateo 6, 6

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
(Mt 4,18-22)

Comentario
Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...
También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.
Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)

Santoral Católico:
San Andrés, Apóstol
Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el título de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.

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Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Las dos alforjas

Jesús dijo “No juzguen y no serán juzgados”, y también “Felices los misericordiosos porque obtendrán misericordia”. El que critica es porque antes ha juzgado al prójimo. No juzgues porque no conoces la situación real de cada uno. Eso sólo lo sabe Dios. Júzgate en cambio a ti mismo: es lo más acertado, es el tiempo mejor empleado.

Cuentan los griegos que Zeus colocó dos alforjas a cada ser humano: una delante, sobre el pecho y otra atrás a la espalda. Los hombres, imprudentemente, todos han puesto en la alforja que está a la vista los defectos de las personas que van conociendo, mientras que los defectos propios en la alforja que tienen en la espalda. Por eso conocen tan bien y tienen siempre presente los defectos ajenos, pero conocen poco y se olvidan de los defectos propios. Esopo.

El conocimiento de uno mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y superarte. Epitecto, filósofo griego, escribió que “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los demás”. Conocerte es encontrarte con tus límites y fragilidades, y también con tus logros y fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte.
Padre Natalio

Mes de María
Día veinticuatro (30/NOV)
La Santa Comunión
CONSIDERACIÓN. Si el cuerpo humano necesita, para sostenerse, alimentos materiales, es necesario también al alma, un alimento que la conserve y le dé fuerzas. Nuestro divino Maestro no se ha limitado a habitar en medio de nosotros en el Santísimo Sacramento del altar; ha dicho a sus Apóstoles que era el Pan de vida bajado del Cielo y que aquél que lo comiere viviría eternamente. Y sin embargo, un gran número de cristianos se mantienen alejados de la santa Mesa no acercándose más que cuando los preceptos de la Iglesia los obligan bajo pena de pecado.
Aquel que se privara durante largas horas de tomar alimento, caería desfallecido y terminaría por morir; del mismo modo, el alma que no se fortifica por la recepción de la Santa Comunión, queda sin energía frente a la tentación y a la prueba y cae en las faltas más graves.
Los discípulos del Salvador, en los primeros tiempos de la Iglesia, cuando la persecución reinaba con furor, salvaban todos los obstáculos para llegar a recibir el Pan de los Fuertes. Así se volvían invencibles y sabían aceptar la muerte antes que renegar su fe.
¡Cuál no sería el gozo de María, cuando, después de la Ascensión del Salvador, San Juan depositaba cada día sobre sus labios la Hostia santa! ¡Pudiéramos imitarla y por la santidad de nuestra vida, hacernos dignos de aproximarnos frecuentemente, al sacramento de la Eucaristía!

EJEMPLO. Cuando San Francisco de Sales hacía sus estudios, se confesaba y comulgaba cada ocho días, y cuando se le preguntaba por qué: “Es, decía, por la misma razón que me hace hablar frecuentemente a mi profesor. Nuestro Señor ¿no es acaso mi Maestro en la ciencia de los santos? Acudo seguido a Él, a fin de que me enseñe, porque no me preocuparía medianamente de ser sabio, si no me volviera santo”.
Más tarde, el santo Obispo de Ginebra escribía: “Por una experiencia de veintitrés años consagrados al ministerio de las almas, puedo comprender la eficacia del sacramento de la Eucaristía: Fortifica el alma para el bien, le inspira el alejamiento del mal, la consuela, la eleva, en una palabra, la deifica, por así decirlo, con la condición de que se lo reciba con fe viva y corazón recogido.

PLEGARIA DE SAN BERNARDO. ¡Oh María! ¡Que podamos nosotros por vuestra gracia, acercarnos a vuestro divino Hijo! Pueda Él, que se ha dado a nosotros por Vos, recibirnos también por Vos. Sois nuestra Reina y Mediadora, recomendadnos pues y presentadnos a Él. Así sea.

RESOLUCIÓN. Pondré todo cuidado en prepararme para la comunión y rogaré a María, me comunique sus disposiciones.

JACULATORIA. María, Casa de Oro, rogad por nosotros.

Palabras del Papa Francisco

“La vida humana debe ser defendida siempre, desde el vientre materno, reconociendo en ella un don de Dios y una garantía del futuro de la humanidad. En particular, frente a la cultura del deshecho, que relativiza el valor de la vida humana, los padres están llamados a transmitir a sus hijos la conciencia de que siempre debe ser defendida. Pero también atender el cuidado de los ancianos, especialmente de los abuelos, que son la memoria viva de un pueblo y transmiten la sabiduría de la vida”
Papa Francisco

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 “Intimidad Divina”

Intimidad divina

El cristiano comienza a entrar con empeño personal en el camino de la intimidad divina el día que queriendo vivir plenamente la gracia de su bautismo, se decide con determinación a salir de sí mismo y de todas las cosas y se pone con ardor a buscar al Dios vivo y presente en él. De este paso a la intimidad profunda que estrechará el alma con Dios el camino es largo y fatigoso. Poco a poco, a medida que la criatura, sostenida por la gracia, se desprende de todas las cosas, se va liberando de sus imperfecciones, se despoja de su voluntad revistiéndose sólo de la voluntad divina y dejando llamear en sí el amor, se encamina “a la dulce y deleitosa unión”, su intimidad con Dios se hace más intensa, hasta que, llegada a la cumbre dl amor transformante, se hace continua y perfecta, convertida en abrazo divino que la estrecha al Creador. Entonces la promesa de Jesús: “si alguno me ama… mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él” (Jn 14, 23). En los momentos más altos de la unión transformante la criatura experimenta a Dios vivo, presente y operante en ella, experimenta el resplandor de su sabiduría que la ilumina, experimenta el divino llamear de su amor que la penetra toda.

La intimidad divina, sobre todo en sus grados más altos, es de por sí deleitosa y beatificante sobre manera; sin embargo, la criatura enamorada no anhela esa intimidad para gozar, sino para amar más a su Dios, para estarle totalmente unida y verse unida, movida y gobernada por él con lo cual servirle en cada vez mejor y darle gloria en cada una de sus acciones. La dulzura y el gozo de la intimidad con Dios tienen por objeto hacer a la criatura más animosa en el servicio divino, más generosa en el don de sí, más fuerte en llevar la cruz. Mientras se vive en la tierra, no puede faltar el sufrimiento y no falta ni siquiera en los más altos estados de unión divina, porque es siempre necesario asemejarse a Jesús crucificado, siguiéndolo hasta la completa inmolación por la gloria del Padre y la salvación de los hermanos.

Las obras que la unión con Dios debe producir son justamente las obras del amor, es la actividad intensa del amor puro, mediante la cual la criatura se da incesantemente a Dios, deseosa de arrastrar consigo una multitud inmensa de otras criaturas. Así de la intimidad divina, de la unión total con el Señor, del amor puro brota espontáneo el apostolado más fecundo. Los que han llegado al matrimonio espiritual “su gloria tienen puesta –afirma la ardorosa Teresa de Jesús– en si pudiesen ayudar en algo al Crucificado, en especial cuando ven que es tan ofendido y los pocos que hay que miren por su honra”. Olvidada de sí por completo, el alma amante no piensa ni en su gozar, ni en su sufrir, sino sólo en contribuir cuanto pueda a su gloria, asociándose a la obra redentora de Jesús. Y si aspira a una unión con Dios cada vez más íntima y perfecta, tanto ahora en la tierra como mañana en el cielo, es para amar con la máxima intensidad y para hacer que el Amor sea amado por el mayor número posible de almas.

¡Señor, Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos; y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tu quisieres aceptar, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué clementísimo Señor mío?, ¿por qué te tardas? Porque sí, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo, pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también te quieres… No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre. (San Juan de la Cruz, Oración del alma enamorada –extracto–)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

viernes, 29 de noviembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2207

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2207 ~ Viernes 29 de Noviembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Que una línea recta es el camino más corto entre dos puntos, nadie lo discute. ¿Será cierto que la sonrisa lo es entre dos personas? La investigación es seria, aunque sea sonriente. Según una encuesta reciente, hay sonrisas: atractivas, cautivantes, picarescas, sinceras, reservadas, falsas y mentirosas.
También las hay famosas, inolvidables, enigmáticas como la de la Gioconda, por ejemplo.
Procuremos regalar sonrisas todo el tiempo y estaremos ayudando a combatir la depresión, la tristeza y el mal humor… Es como poner cada día una flor en el jardín de la vida y hacer este mundo un poquito más lindo, para nosotros y para todos.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
(Lc 21,29-33)

Comentario
Hoy somos invitados por Jesús a ver las señales que se muestran en nuestro tiempo y época y, a reconocer en ellas la cercanía del Reino de Dios. La invitación es para que fijemos nuestra mirada en la higuera y en otros árboles —«Mirad la higuera y todos los árboles» (Lc 21,29)— y para fijar nuestra atención en aquello que percibimos que sucede en ellos: «Al verlos, sabéis que el verano está ya cerca» (Lc 21,30). Las higueras empezaban a brotar. Los brotes empezaban a surgir. No era apenas la expectativa de las flores o de los frutos que surgirían, era también el pronóstico del verano, en el que todos los árboles "empiezan a brotar".
Según Benedicto XVI, «la Palabra de Dios nos impulsa a cambiar nuestro concepto de realismo». En efecto, «realista es quien reconoce en el Verbo de Dios el fundamento de todo». Esa Palabra viva que nos muestra el verano como señal de proximidad y de exuberancia de la luminosidad es la propia Luz: «Cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca» (Lc 21,31). En ese sentido, «ahora, la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro (...) que podemos ver: Jesús de Nazaret» (Benedicto XVI).
La comunicación de Jesús con el Padre fue perfecta; y todo lo que Él recibió del Padre, Él nos lo dio, comunicándose de la misma forma con nosotros. De esta manera, la cercanía del Reino de Dios, —que manifiesta la libre iniciativa de Dios que viene a nuestro encuentro— debe movernos a reconocer la proximidad del Reino, para que también nosotros nos comuniquemos con el Padre por medio de la Palabra del Señor —Verbum Domini—, reconociendo en todo ello la realización de las promesas del Padre en Cristo Jesús.
Diácono D. Evaldo PINA FILHO (Brasilia, Brasil)

Santoral Católico:
Santo Saturnino de Tolosa
Obispo y Mártir
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Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Días llenos de gratitud

La oración de acción de gracias te ayudará a vivir la relación con Dios de una forma concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa la mente; favorece la alegría y la esperanza. Acostúmbrate a practicarla. Como Maestra de oración, la Reina de la Paz, te da unas orientaciones precisas.

“¡Queridos hijos! Hoy también los invito a que su oración sea una oración con el corazón. Que cada uno de ustedes encuentre el tiempo para hacer oración, de tal manera que en su oración, ustedes descubran a Dios. Yo no deseo que ustedes hablen de oración, sino que hagan oración. Que cada uno de sus días esté lleno de una oración de gratitud a Dios por la vida y por todo lo que ustedes tienen. Yo no deseo que sus vidas transcurran en palabras, sino que glorifiquen a Dios con obras. Yo estoy con ustedes y estoy agradecida con Dios por cada momento que he pasado con ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

La clave está en la oración que alcanza poco a poco la meta señalada por san Pablo: “Vivan dando gracias a Dios”, también, “En cualquier circunstancia recurran a la oración y a la súplica”, y además, “Perseveren en la oración, velando siempre en ella con acción de gracias”. Santa Teresa hablando de la oración dice, “Se trata de amar mucho”.
Padre Natalio

Mes de María
Día veintitrés (29/NOV)
Jesús entre nosotros
CONSIDERACIÓN. La Santísima Virgen tenía la felicidad de vivir aquí abajo, en la dulce sociedad de Jesús, y se consideraba bien feliz de poder recoger cada una de sus palabras. Si no nos es dado verlo, como Ella, con los ojos del cuerpo, la fe nos muestra al divino Maestro viviendo y habitando en medio de nosotros; pues, como Él ha dicho a sus apóstoles, no nos ha dejado, absolutamente, huérfanos, al ascender a los cielos, sino que ha quedado entre los hombres, escondiéndose bajo los velos eucarísticos.
Él reside, no sólo en las magníficas catedrales del mundo católico, sino hasta en las más pobres iglesias de nuestras aldeas. El tabernáculo es la humilde morada que ha escogido aquí abajo. Día y noche está pronto a oír, a escuchar nuestras súplicas y nosotros pensamos apenas acercarnos a adorarle y exponerle nuestros pedidos y necesidades. Encontraríamos junto a Jesús tan bueno y tan poderoso, la fuerza para soportar las pruebas de la vida, el ánimo para triunfar de nuestras pasiones y tentaciones diarias.
Vayamos, pues, seguido al pie del altar. Nuestro Maestro es el mejor y el más tierno de los amigos. Él quiere que le hablemos con una confianza verdaderamente filial. Jamás rechaza a sus hijos, aun cuando éstos sean culpables, y no pide más que una cosa: que se conviertan y vuelvan a Él.

EJEMPLO. El santo cura de Ars, gustaba contar el buen ejemplo que daba un paisano, quien, dejando a las puertas de la iglesia sus instrumentos de trabajo, a la tarde, al volver del campo, pasaba largas horas en presencia del Tabernáculo.
-¿Qué dices al Señor en todo ese tiempo? -le preguntó un día.
-No le digo nada, respondió el paisano, yo lo veo y Él me ve.
Bella y sublime respuesta, aún más tocante en el lenguaje de ese simple cristiano. ¡Yo lo advierto y Él me advierte!
Había, añade el señor abate de Vianney, en la mirada que iba y venía del corazón del servidor alCorazón del Maestro, un cambio de inefables sentimientos. Ver a Dios y ser visto por Él, es ya la eternidad, es la corona, es la patria!...

PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. ¡Oh María! Virgen de una dulzura inalterable, más dulce que la miel y que la luz más suave, paloma purísima, jamás un mínimo de hiel hubo en vuestro corazón. Madre de benignidad, rechazad lejos de nosotros, os lo suplicamos, todo aquello que pueda imprimir una mancha en nuestra conciencia.

RESOLUCIÓN. Recurriré a Dios en las dificultades que encontrare.

JACULATORIA. Madre amable, rogad por nosotros.

La frase de hoy

“Que en el día del Juicio oigas decir a Jesús:
He oído a Mi Madre hablar bien de ti
Mons. Fulton Sheen

Oración a San Miguel Arcángel
 
San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén

La Festividad de San Miguel Arcángel se celebra el 29 de Setiembre.
Pero igualmente es una práctica muy recomendada el rezar esta oración
todos los días a la finalización de la Santa Misa.
Y también en estos tiempos para pedir por el Santo Padre
y por la santidad de todos los sacerdotes del mundo.
En "Pequeñas Semillitas" la publicaremos los días 29 de cada mes.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la señora Marta R., de Costa Rica, que está atravesando por un problema laboral a nivel judicial. Sucede que la empresa donde laboraba, le debe una cantidad importante de dinero y su abogado está luchando para que haya justicia en su caso. Ella esta pensionada y es viuda. Que el Señor haga lo que sea justo.

Pedimos oración por José Pepe P., de Córdoba, Argentina, para que el Señor le conceda salud física, psíquica y espiritual. Y que María Inmaculada, de la que hoy comienza la Novena, lo fortalezca en la fe y lo ayude a soportar las cargas y dolores que la vida le impone en estos tiempos. 

Pedimos oración por Pablo, 32 años, de Posadas, Misiones, Argentina, afectado de cáncer de testículo, realizó quimioterapia y ahora aparentemente hay reactivación del tumor por lo que debe volver al tratamiento. Rogamos a Jesús Misericordioso que lo ayude a superar la enfermedad y le dé fuerzas para luchar por ese objetivo. 

Pedimos oración por Norma M., de México, para que el Señor la ayude a superar la situación que está viviendo por un derrame cerebral que ha sufrido.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

 “Intimidad Divina”

Transformados en la imagen de Dios

“Todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos” (2 Cr 3, 18). En todos los bautizados se refleja la gloria del Señor resucitado, o sea la irradiación de su vida divina participada por medio de la gracia, que gradualmente los transforma en imagen de Dios. Es una transformación que será  completa solamente en el cielo; en la tierra, en cambio, se realiza en proporción a la pureza interior y a la disponibilidad a la gracia de cada creyente y alcanza su ápice en las criaturas totalmente purificadas y unidas a Dios… La plenitud de vida sobrenatural comunicada a la criatura en el estado de unión total, es precisamente la de hacer a los hombres “partícipes de la divina naturaleza” (2 Pe 1, 4). Esto demuestra el poder maravilloso de la gracia y la continuidad que hay en su inicio –el bautismo–, su desarrollo y la más alta unión con Dios que es su última consecuencia y su espléndida corona.

“El amante no puede estar satisfecho si no siente que ama cuanto es amado”… El que ama de veras no soporta ser vencido en amor y cuanto más amado se siente más quiere corresponder con amor. Pero ¿cómo podrá el hombre, tan limitado, pretender amar a Dios cuanto es amado por él? En virtud de la caridad derramada en su corazón por el Espíritu Santo, todo cristiano puede decir: Señor, yo te amo con tu mismo amor. La caridad teologal, en efecto, siendo una participación del amor con que Dios ama a sí mismo y a las criaturas, habilita al hombre a amar a Dios con su mismo amor. Sin embargo, esa chispa de amor divino, demasiado tiempo y demasiadas veces, es ahogada por la ceniza de tantos afectos y deseos egoístas, desordenados y exclusivamente terrenos; sólo cuando queda totalmente liberada de ellos puede llamear en todo su esplendor y elevarse a Dios con toda su fuerza. Es lo que se realiza en el estado de unión total, en el que la voluntad humana purificada enteramente está toda empleada en el ejercicio del amor teologal.

Además, estando ya la voluntad del hombre hecha una sola cosa con la voluntad divina, la criatura “ama a Dios con voluntad de Dios, que también es voluntad suya; y así le amará tanto como es amada de Dios, pues le ama con voluntad del mismo Dios”… El Espíritu Santo ha sido dado a todos los creyentes para que puedan amar a Dios, no con un débil amor humano y como a solas, sino con amor divino y junto con él. Amor sustancial, potencia infinita del amor. Si esto se realiza en plenitud sólo en las cumbres de la unión con Dios, puede irse haciendo gradualmente desde los comienzos de la vida espiritual, ya que todo bautizado puede decir: “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rm 5, 5) ¡Qué alegría y qué consuelo para la criatura que sufre a causa de la extrema pobreza de su amor comparado con el amor infinito de Dios, saber que el Espíritu Santo puede y quiere suplir su poquedad, con tal que se deje asir y absorber totalmente por la inmensa llama de su caridad.

Oh Dios omnipotente, fortaléceme con tu fuerza, consuélame con tu paz que no tiene confines, alégrame con la belleza de tu rostro, ilumíname con la luz que mana de tu esplendor increado, purifícame con el perfume de tu inefable santidad. Sumérgeme en ti y dame de beber, en cuanto le es concedido a un mortal, en los torrentes de la gracia que manan del Padre y del Hijo, de la gracia de tu consustancial y eterno Amor. (J. H. Newman, Madurez cristiana)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

jueves, 28 de noviembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2206

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2206 ~ Jueves 28 de Noviembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Iniciamos esta edición de “Pequeñas Semillitas” con una reflexión del P. Gabriel de Santa María Magdalena (Carmelita Descalzo) que dice así:
“La vida del hombre adquiere su verdadero sentido y su auténtico valor cuando se convierte en un viaje de vuelta al Dios que nos ha creado para sí y cuando se hace respuesta al Dios que lo llama a una comunión consigo”
¿Le damos esa orientación a nuestra vida? ¿Vivimos buscando a Dios o estamos demasiado atados a las cosas materiales y aturdidos por los placeres terrenales? ¿Tomamos conciencia que “estamos de paso” en este mundo y que debemos utilizar este tiempo para acumular riquezas espirituales que nos aseguren el boleto para ese viaje de vuelta a Dios?
Meditemos con serena esperanza el Evangelio de hoy y elijamos dónde queremos estar cuando llegue el final de los tiempos y venga el Señor con todo su poder y su gloria.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».
(Lc 21,20-28)

Comentario
Hoy al leer este santo Evangelio, ¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc 21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.
Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio? Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.
La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía: meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor, se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?».
Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)

Santoral Católico:
Santa Catalina Labouré
Religiosa Vicentina

Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Santísima Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa.
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Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Poder del buen ejemplo

Un refrán dice “las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”. El poder del testimonio es enorme y decisivo. Las palabras están devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el amor desde la cruz. Para construir a tu alrededor una civilización del amor aporta cada día gestos de servicio, de humildad y generosidad.

En una ciudad alemana bombardeada en la última Guerra Mundial, encontraron, entre las ruinas, un Cristo a quien le faltaban las manos y las piernas. Aquellos habitantes decidieron conservar así, sin manos y sin pies, a aquel Cristo, como recuerdo de la barbarie de la guerra, y de que somos nosotros los llamados a ser las manos y los pies de Cristo. Una excelente manera de describir nuestra misión de testigos: ser las manos y los pies de Cristo para llevar su mensaje de justicia, de fraternidad, de esperanza, de amor a cuantos nos rodean.

Tanto los buenos como los malos ejemplos moldean el ambiente en que vivimos. Ojalá que triunfen los que favorecen lo bueno, digno, noble. Porque si prevalece el egoísmo salvaje, llegaremos a una pérdida tal de los valores humanos que la vida será muy triste, que faltará lo más hermoso: el respeto, la comprensión, el amor. Amigo/a, aporta hoy tu granito de arena.
Padre Natalio

Mes de María
Día veintidós (28/NOV)
Reconocimiento a Dios
CONSIDERACIÓN. Los días tristes y penosos son, sin duda, los más numerosos en la vida del hombre; sin embargo, Dios le dispensa algunos consuelos y alegrías, en medio de sus penas. Preguntémonos, si tenemos, por los bienes que nos da, un reconocimiento suficiente.
Vamos a Él con fervor, cuando somos desgraciados, cuando la muerte amenaza a alguien que amamos, pero si oye nuestra súplica, ¿la acción de gracias se eleva en seguida de nuestro corazón? En una palabra, ¿somos agradecidos?
La Santísima Virgen es aquí otra vez nuestro modelo y la Escritura santa nos ha conservado el sublime canto del Magníficat, que nosotros todos, que somos sus hijos, debemos gustar repetir después de Ella. ¡Oh! ¡sí! ¡Que nuestra alma glorifique al Señor puesto que su misericordia hacia nosotros ha sido grande! ¡Que la expresión de nuestra gratitud sea como el arranque de un corazón que se eleva sobre las cosas pasajeras no mirándolas sino con los ojos de la fe!

EJEMPLO. Se cuenta que los japoneses, cuando se les instruía con el Evangelio, de las grandezas, hermosuras, amabilidades infinitas de Dios, sobre todo cuando se les enseñaba los grandes misterios de la religión, todo lo que ha hecho Dios por los hombres; un Dios naciendo, sufriendo, muriendo por salvarlos: ¡Oh! ¡Qué grande es! exclamaban en sus dulces transportes, ¡es bueno y amable el Dios de los cristianos! Cuando, en seguida, se les añadía que había un mandamiento especial de amar a Dios y amenazas si no se le ama, se sorprendían y no podían volver de su asombro. ¡Y qué! decían ¡que! Ahombres razonables ¿un precepto de amar a Dios que nos ha amado tanto y a quien debemos todo? ¿Y no es, acaso, la más grande felicidad amarlo y la peor desgracia no amarlo? Pero cuando llegaban a saber que había cristianos que no sólo no amaban a Dios sino que lo ofendían y ultrajaban, exclamaban con indignación: ¡Oh pueblo injusto, oh corazones ingratos, bárbaros! ¿Es posible que los cristianos sean capaces de estos horrores? ¿Y en qué tierra maldita habitan esos hombres sin corazón y sin sentimientos?
Merecemos mucho estos justos reproches y un día, esos pueblos alejados de nosotros, esas naciones extranjeras, llamadas en testimonio contra nosotros, nos acusarán y condenarán delante de Dios.

PLEGARIA DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. Haced, oh Reina del Cielo, que yo lleve siempre en el alma el temor y el amor de vuestro dulce Hijo y que le rinda sin cesar, fervientes acciones de gracias por los grandes beneficios que me han sido acordados, no por mis méritos sino por su bondad infinita. Así sea.

RESOLUCIÓN. Cada noche, agradeceré a Dios los beneficios recibidos durante el día; si Él me ha enviado alguna pena, la aceptaré con resignación.

JACULATORIA. María, Espejo de Justicia, rogad por nosotros.

La frase de hoy

“Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir:
Te saludo, Maria. Saluda a Jesús de mi parte"
San Pio de Pietrelcina

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la señora Delia de B., 90 años, residente en Nueva Orleans, USA, y está muy enferma, casi en los momentos finales de su vida, rogando al Señor Misericordioso que la tome de su mano y le conceda la gracia de entrar en su gloria sin más sufrimientos. Y que la Santísima Virgen consuele a Isabel, su hija, en estos momentos de dolor y desprendimiento.

Pedimos oración por Tatiana, 38 años, de Buenos Aires, Argentina, afectada de cáncer de mama con diseminación, y bajo tratamiento de quimioterapia. Por ello rogamos a la Virgen de la Medalla Milagrosa que interceda por ella ante Jesús para conseguir su curación.

Pedimos oración por Lidia, de Ciudad de Buenos Aires, para que Jesús la ayude y pueda conseguir un trabajo digno.

Pedimos oración por Germán G. L., de Colombia, para que el Señor lo fortalezca en la fe y lo sostenga en la parte económica alejando toda perturbación.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

El triunfo del amor

“Serás corona de adorno en la mano del Señor y tiara real en la palma de tu Dios. No se dirá de ti jamás abandonada, ni de tu tierra desolada… porque el Señor se complacerá en ti” (Is 62, 3-4). Las palabras del profeta dirigidas a Jerusalén, se aplican también a la Iglesia, por la que Cristo se dio a sí mismo amándola como a esposa, y en la Iglesia a toda alma elevada por Dios a la unión mística con él. Antes “abandonada” y casi “desolada” por la aspereza de las pruebas purificadoras, la criatura se encuentra finalmente en las manos de su Señor, el cual se complace en ella. En realidad, nada hay en ella que pueda atraer las divinas complacencias sino los dones que ha recibido de Dios: su gracia y su amor; y cuando estos, vencidos todos los obstáculos triunfan en ella, Dios no puede dejar de complacerse reconociendo en la criatura el reflejo de sí mismo. Y pues él es amor, donde más amor encuentra, más se complace.

“Por encima de todo esto revestíos del amor, que es el lazo de la unión perfecta” (Cl 3, 14). En la criatura elevada a la unión total con Dios, el amor domina sobre todo y lo resume todo: es la atmósfera en que vive, es su respiración, su vida. En ella “todo se mueve por amor y en el amor”. Amor en sentido pleno, según lo pidió Jesús a sus discípulos, o sea amor a Dios y amor al prójimo. El amor no sería perfecto si no reflejara el movimiento de la caridad divina con la que Dios se ama a sí mismo y ama a los hombres. San Juan de la Cruz advierte que uno de los frutos más preciosos de las pruebas purificadoras es justamente una delicada caridad fraterna. La unión con Dios no hace a nadie frío o indiferente para con el prójimo u olvidarse de las necesidades ajenas, antes al contrario hace más firme y verdadera la unión fraterna.

Este fue el objeto de la oración sacerdotal de Cristo: “que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno” (Jn 17, 22-23). Cuanto más unidos a Dios estén los fieles, más unidos han de estar entre sí, siendo “perfectamente uno”. Amor puro de Dios y amor puro de los hermanos, sin búsqueda alguna de sí mismo, ni de gozo espiritual, ni de ventajas humanas; el que ha llegado a esta altura, se preocupa sólo de la única cosa necesaria: amar como ama Dios. Un poquito de este puro amor, dice San Juan de la Cruz, “es más precioso… y más provecho hace a la Iglesia… que todas esas otras obras juntas”. La criatura que lo posee es sumamente fecunda para la salvación de los hermanos y para el incremento de la Iglesia, aunque no esté empleada en actividades externas.

¡Oh aire delgado! Como eres aire delgado y delicado, di ¿cómo tocas delgada y delicadamente, siendo tan terrible y poderoso? ¡Oh, dichosa el alma a quien tocares delgada y delicadamente, siendo tan terrible y poderoso! Di esto al mundo; mas no se lo quieras decir al mundo, porque sabe él de aire delgado y no te sentirá, porque no te puede recibir ni te puede ver; sino aquellos, Dios mío y vida mía, te verán y sentirán tu toque delgado, que enajenándose del mundo, se pusieron en delgado… y así te pueden sentir y gozar. ¡Oh, pues, otra vez y muchas veces delicado toque, tanto más fuerte y poderoso, cuanto más delicado; pues que con la fuerza de tu delicadeza deshaces y apartas el alma de todos los demás toques de las cosas criadas, y la adjudicas y unes sólo para ti! (San Juan de la Cruz)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2205

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2205 ~ Miércoles 27 de Noviembre de 2013
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor… En muchas ocasiones he sentido tu presencia de manera sobrenatural en mi vida. Pero hoy ha llegado un momento de soledad y desesperación. Miro a los cielos y no te veo. Clamo a Ti y no me respondes.  Entonces pienso, ¿me escuchará?, ¿qué está pasando?
Hay tormentas en mi vida. Siento que mi vida se desvanece, quedo sin fuerzas. En un momento recuerdo las palabras de Jesús: "Él estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo". Y aunque no te vea, entiendo que Tú estás aquí. Reconozco tu espíritu. Me buscas, me ayudas para adorarte en espíritu y en verdad. Sé, que cuando actúo mal conmigo mismo, mi familia, mi prójimo, te hago daño.
Sólo Tú eres fiel. Clamo desde lo profundo de mi corazón para que no me dejes, y tu mano y tu misericordia me sostengan día tras día.
Gracias Jesús por la vida, por cada día, por conocerte, por las pruebas y luchas, por la disciplina, porque todo me ayuda a crecer más en ti. ¡Te amo Jesús!
Firmado: Tu hijo, a quien salvaste.

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
(Lc 21,12-19)

Comentario
Hoy ponemos atención en esta sentencia breve e incisiva de nuestro Señor, que se clava en el alma, y al herirla nos hace pensar: ¿por qué es tan importante la perseverancia?; ¿por qué Jesús hace depender la salvación del ejercicio de esta virtud?
Porque no es el discípulo más que el Maestro —«seréis odiados de todos por causa de mi nombre» (Lc 21,17)—, y si el Señor fue signo de contradicción, necesariamente lo seremos sus discípulos. El Reino de Dios lo arrebatarán los que se hacen violencia, los que luchan contra los enemigos del alma, los que pelean con bravura esa “bellísima guerra de paz y de amor”, como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, en que consiste la vida cristiana. No hay rosas sin espinas, y no es el camino hacia el Cielo un sendero sin dificultades. De ahí que sin la virtud cardinal de la fortaleza nuestras buenas intenciones terminarían siendo estériles. Y la perseverancia forma parte de la fortaleza. Nos empuja, en concreto, a tener las fuerzas suficientes para sobrellevar con alegría las contradicciones.
La perseverancia en grado sumo se da en la cruz. Por eso la perseverancia confiere libertad al otorgar la posesión de sí mismo mediante el amor. La promesa de Cristo es indefectible: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas» (Lc 21,19), y esto es así porque lo que nos salva es la Cruz. Es la fuerza del amor lo que nos da a cada uno la paciente y gozosa aceptación de la Voluntad de Dios, cuando ésta —como sucede en la Cruz— contraría en un primer momento a nuestra pobre voluntad humana.
Sólo en un primer momento, porque después se libera la desbordante energía de la perseverancia que nos lleva a comprender la difícil ciencia de la cruz. Por eso, la perseverancia engendra paciencia, que va mucho más allá de la simple resignación. Más aún, nada tiene que ver con actitudes estoicas. La paciencia contribuye decisivamente a entender que la Cruz, mucho antes que dolor, es esencialmente amor.
Quien entendió mejor que nadie esta verdad salvadora, nuestra Madre del Cielo, nos ayudará también a nosotros a comprenderla.
Rvdo. D. Manuel COCIÑA Abella (Madrid, España)

Santoral Católico:
Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa
Advocación Mariana
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Acepta en paz los contratiempos

Cuántas pequeñas contrariedades pasan cada día que pueden desestabilizarte, ponerte de mal humor, amenazando oscurecer toda tu jornada. Hoy te ofrezco una oración muy buena del P. Víctor Fernández para disponerte a sobrellevar con paciencia estos incidentes y no dejarte envolver en su negatividad.

Señor, acepto que hoy no sea un día perfecto, ya he aprendido que esta tierra todavía no es el cielo. Sólo te pido que mi vida no sea inútil, que lo que yo viva hoy sirva para algo. No pretendo que todo sea fascinante en este día, y quiero regalarte con amor todo pequeño cansancio, sufrimiento, contratiempo o dificultad que deba soportar. Te ofrezco, Señor amado, todo lo que me pueda desagradar en esta jornada, te lo entrego con amor, así como tú te entregaste entero, hasta el fin, en la cruz. Dame mucha paciencia, Señor mío, para poder responder al mal con el bien, para no entrar en una espiral de violencia, para aceptar con calma todo lo que me perturbe en mi relación con los demás. Te lo entrego todo a ti. Recíbelo, Señor.

Una persona te falla a una cita sin avisar, una comunicación que no puedes hacer porque nadie atiende el teléfono, la comida es insuficiente y no de tu gusto, etc. son situaciones que requieren ecuanimidad, calma y buen humor para permanecer imperturbable. Puedes fortalecer tu decisión repitiendo: “Señor, ayúdame a mantenerme hoy sereno y tranquilo”. 
Padre Natalio

Mes de María
Día veintiuno (27/NOV)
De la expiación
CONSIDERACIÓN. El sacramento de la penitencia, borra nuestros pecados, pero no nos perdona enteramente la falta en que hemos incurrido al cometerlos. La penitencia que el sacerdote nos impone, no nos hace cumplir sino una débil parte de nuestra deuda hacia la justicia divina. Es necesario que expiemos nuestras iniquidades. Nuestra vida no es más que una sucesión de penas de todo género. Unas veces, el sufrimiento físico nos oprime y quiebra; otras, el dolor nos hiere en lo que más amamos.
Toda nuestra existencia, puede compararse a una penosa y peligrosa travesía sobre un mar agitado. Tenemos también, además de esos grandes dolores, el soportar con paciencia las penas y fatigas cotidianas; ese trabajo que a veces nos pesa y nos cuesta; esos fastidios, esas contrariedades, esas decepciones que no podemos evitar.
Para el alma que no sabe elevarse hacia Dios, todo esto, está perdido; no recoge ningún fruto y no sufre menos. No seamos tan insensatos para proceder en esta forma. Consideremos a la Santísima Virgen: Ella no había pecado absolutamente y sin embargo, su vida transcurrió en el sufrimiento y la prueba. Siempre se mostró dulce y resignada, aceptando la voluntad de Dios, sin reproche.
A ejemplo de nuestra Madre del Cielo, sirvámonos de lo que es penoso a nuestra naturaleza, para adquirir una felicidad que nos hará pronto olvidar nuestras penas y que durará eternamente.

EJEMPLO. Santa Margarita, reina de Escocia, era todavía muy niña, cuando su hermana mayor le explicó que el crucifijo es la imagen de Jesús, muerto por los hombres, en medio de los suplicios de la cruz.
La niña, emocionada por estas palabras, exclamó en un santo transporte: “Mi adorable Salvador, desde este momento, yo deseo perteneceros, toda entera”.
En efecto, la meditación de los sufrimientos de Jesús fue, en adelante, la única ocupación de su corazón, el alimento y sostén de su piedad que iba siempre aumentando. De Jesús crucificado sacó esa paciencia y dulzura que ganaron el corazón del rey Malcolm, su esposo. Naturalmente irascible y colérico, este príncipe se volvió afable y virtuoso, gracias a la feliz influencia de Margarita.
La santa reina de Escocia consagró su vida entera a obras de misericordia. Estaba ya próxima a entregar su alma a Dios, cuando le llevaron la noticia de la muerte del rey, ocurrida en la guerra. Besó entonces el crucifijo que tenía en sus manos y aceptando esa dura prueba con admirable resignación, la ofreció al Señor en expiación de sus faltas; después se durmió en el Señor, con la calma y la paz que da la conformidad a la voluntad de Dios.

PLEGARIA DE SAN BUENAVENTURA. ¡Oh mi Soberana, que habéis recibido tan crueles heridas sobre el Calvario! herid nuestros corazones, renovad en nosotros vuestra dolorosa pasión y la de vuestro divino Hijo, unid nuestros corazones a vuestro Corazón herido, a fin de que participen de las mismas heridas. Así sea.

RESOLUCIÓN. Ofreceré al buen Dios los sufrimientos y molestias de cada día, en expiación de mis faltas.

JACULATORIA. María, salud de los enfermos, rogad por nosotros.

La frase de hoy

“¡Oh María sin pecado concebida!,
rogad por nosotros que recurrimos a Vos”


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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la solución de los problemas familiares y económicos de Raúl A. L., de Argentina. Que la Santísima Virgen lo sostenga y Jesús le conceda las gracias que él y su familia necesitan.

Pedimos oración por Carlos Jesús, 14 años, de México, operado de su ojo bueno por desprendimiento de retina. Que Jesús Misericordioso lo ayude a recuperar plenamente su visión y lo acompañe en su vocación ya manifestada de ser sacerdote. 

Pedimos oración por Mariela T., de México, sometida a cirugía de urgencia por una caída con fractura de un brazo. Que la Virgen de Guadalupe la proteja y su salud se recupere en plenitud.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

Mi lote es Dios

“De ti recuerdo tu cariño juvenil, el amor de tu noviazgo; aquel seguirme tú por el desierto, por la tierra no sembrada” (Jr 2, 2). Así hablaba el Señor a Israel y así habla a la criatura que por su amor ha afrontado el camino áspero del desierto, aceptando seguirle en la soledad, en la primación de todo consuelo terreno y en el perfecto desasimiento de todo y de sí misma. Dios, que no deja sin recompensa un vaso de agua dado en su nombre (Mt 10, 42), paga de modo maravilloso a quien por amor suyo se ha sujetado a tantas asperezas… Dios que en la eternidad es lote definitivo y beatificante de los elegidos, quiere comenzar a serlo aquí abajo para los que le son plenamente fieles. El “sí” perfecto con que el hombre ha entregado a Dios su voluntad, poniéndola completamente a disposición del querer divino, no es aún suficiente para dominar del todo la sensibilidad; ésta, por culpa del desorden causado en ella por el pecado original, intenta escapar al gobierno del espíritu y, por ende al de la voluntad divina.

“El que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él” (1 Cr 6, 17). Esta unión profunda, especie de compenetración entre al alma y Dios, se realiza en su grado máximo en el matrimonio espiritual. El matrimonio –dice San Juan de la Cruz– es mucho más sin comparación que el desposorio espiritual, porque es una transformación total en el Amado, en que se entregan ambas las partes por total posesión de la una a la otra. Mientras en el desposorio la transformación en Dios afectaba sólo a la voluntad, en el matrimonio se extiende a las otras potencias. Esto depende de una donación más perfecta de Dios a la criatura y de la criatura a Dios. Dios se da a la criatura como principio motor no sólo de su voluntad, sino de todo su ser, tomando la dirección de toda su vida e inspirándolas en cada uno de sus actos. Es el fruto de un influjo más intenso de los dones del Espíritu Santo, que redunda en todas las facultades del hombre, hasta en la parte sensible, la cual queda así completamente sujeta al espíitu.

La criatura, entonces, posee a su Dios, no sólo como a quien mora en ella, sino como a quien la vivifica, la mueve y la gobierna; como a su principio de vida, su sostén, su fuerza y su todo. “Vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí”, repite con San Pablo (Gl 2, 20). Siente que su vida es mucho más vida de Dios que propia; pues como Dios se ha dado toda a ella, así ella, en virtud de esa singular plenitud del don divino, puede darse toda a él; el don perfecto de la voluntad es completado por el don de todo el ser, magníficamente armonizado por la abundante actuación de los dones del Espíritu Santo. Por esta entrega total de sí al Amado, la criatura transfiere, por así decirlo, su vida en Dios viviendo más en él que en sí misma, “más donde ama que en el cuerpo donde anima”. Experimenta en sentido pleno el dicho del Apóstol: “Si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos, ya muramos, del Señor somos” (Rm 14, 8). Vive únicamente para Dios; es totalmente suya y vive en él; su vida está toda inmersa, perdida, “escondida con Cristo en Dios” (Cl 3, 3).

Grande es, Esposo mío, esta merced [de la unión con Vos], sabroso convite, precioso vino me dais, que sola una gota me hace olvidar de todo lo criado y salir de las criaturas y de mí, para no querer ya los contentos y regalos que hasta aquí quería mi sensualidad. Grande es éste; no la merecí yo… No tiene comparación, a mi parecer, ni se puede merecer un regalo tan regalado de nuestro Señor, una unión tan unida, un amor tan dado a entender y a gustar, con las bajezas de las cosas del mundo. (Conceptos del amor de Dios)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-