jueves, 14 de noviembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2192

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2192 ~ Jueves 14 de Noviembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Los sabios ponen mucho énfasis en la aceptación, casi como si fuera la primera cualidad del amor. Lo cierto es que sólo puedo ser feliz si me acepto y acepto a los otros tal como son, no como quiero que sean.
Ahora bien, esa aceptación nada tiene que ver con la resignación o con una actitud pasiva y amargada. La aceptación amorosa es alegre, dinámica y positiva, no me cruza de brazos y me impulsa a mejorar.
Aceptar con sabiduría es asumir la realidad como viene y mirar en qué se puede avanzar. Hay cosas que se pueden cambiar y otras que son inalterables y piden una actitud comprensiva.
Lo sensato es tratar a todos con una infinita compasión y no desgastarme queriendo cambiarlos. El amor logra más cambios que el juicio y mi mejor aporte al universo es mi propio cambio.
G. Gallo

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros».
Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».
(Lc 17,20-25)

Comentario
Hoy, los fariseos preguntan a Jesús una cosa que ha interesado siempre con una mezcla de interés, curiosidad, miedo...: ¿Cuándo vendrá el Reino de Dios? ¿Cuándo será el día definitivo, el fin del mundo, el retorno de Cristo para juzgar a los vivos y a los difuntos en el juicio final?
Jesús dijo que eso es imprevisible. Lo único que sabemos es que vendrá súbitamente, sin avisar: será «como relámpago fulgurante» (Lc 17,24), un acontecimiento repentino y, a la vez, lleno de luz y de gloria. En cuanto a las circunstancias, la segunda llegada de Jesús permanece en el misterio. Pero Jesús nos da una pista auténtica y segura: desde ahora, «el Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21). O bien: «dentro de vosotros».
El gran suceso del último día será un hecho universal, pero ocurre también en el pequeño microcosmos de cada corazón. Es ahí donde se ha de ir a buscar el Reino. Es en nuestro interior donde está el Cielo, donde hemos de encontrar a Jesús.
Este Reino, que comenzará imprevisiblemente “fuera”, puede comenzar ya ahora “dentro” de nosotros. El último día se configura ahora ya en el interior de cada uno. Si queremos entrar en el Reino el día final, hemos de hacer entrar ahora el Reino dentro de nosotros. Si queremos que Jesús en aquel momento definitivo sea nuestro juez misericordioso, hagamos que Él ahora sea nuestro amigo y huésped interior.
San Bernardo, en un sermón de Adviento, habla de tres venidas de Jesús. La primera venida, cuando se hizo hombre; la última, cuando vendrá como juez. Hay una venida intermedia, que es la que tiene lugar ahora en el corazón de cada uno. Es ahí donde se hacen presentes, a nivel personal y de experiencia, la primera y la última venida. La sentencia que pronunciará Jesús el día del Juicio, será la que ahora resuene en nuestro corazón. Aquello que todavía no ha llegado, es ya ahora una realidad.
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San José Pignatelli
Restaurador de los Jesuitas
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

Alegría de servir

El poeta Rabindranath Tagore escribió esta joya literaria: “Yo dormía y soñé que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví y comprendí que el servicio era alegría”. Con un simpático juego de palabras alguien ha dicho: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Digámoslo crudamente: el que no sirve a los demás, no sirve para nada…

En los tiempos de la guerra civil de los EE. UU., durante los preparativos para una batalla, un hombre vestido de civil pasó cerca de un cabo, que con arrogancia daba instrucciones a sus hombres para que levantaran una pesada viga. El hombre se detuvo y preguntó al cabo:
—¿Por qué no les ayuda?—Señor, —fue la indignada respuesta—, ¡soy un cabo! Murmurando una disculpa, el desconocido se quitó el saco y puso manos a la obra para ayudar a los soldados.
—Señor cabo, —dijo cuando el trabajo quedó terminado—, siempre que no tenga usted suficientes hombres para hacer un trabajo, llame a su General en Jefe.
Tendré mucho gusto en ayudar. Con estas palabras, Jorge Washington se puso el saco y se alejó.

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. ¡Procede ahora mismo, ya!
Padre Natalio

Mes de María
Día octavo (14/NOV)
La unión con Dios
CONSIDERACIÓN. La Santísima Virgen, no se limitaba a ofrecer a Dios, las primicias de sus días. Ella cumplía en seguida cada uno de sus actos, en espíritu de fe. Cuando nuestro Señor nos dice, en el Evangelio, que es necesario no dejar de orar jamás, no debemos entender que estamos obligados a continuas meditaciones, sino a frecuentes elevaciones de nuestra alma hacia Dios y a una unión constante de nuestro corazón con Él, aún en medio de las más variadas ocupaciones. Algunas veces, nos quejamos de que nos falta coraje en el dolor, fuerza en la tentación; esto viene de que no recurrimos frecuentemente a Dios.
Una invocación ferviente, un signo de la cruz, un impulso de nuestro corazón hacia Él, pidiéndole socorro y ayuda, nos mantendrán fuertes y enérgicos, en todas las circunstancias de la vida.
Seamos fieles también, a las prácticas que la Iglesia nos recomienda; asistamos cada día, si podemos, al Santo Sacrificio de la Misa; no omitamos nunca el Ángelus, ese gracioso saludo a María. En fin, volviendo a tomar nuestra comparación de ayer, vayamos frecuentemente a Dios, que es nuestro Padre, y dirijámonos a la Santísima Virgen que Él nos ha dado por Madre.

EJEMPLO. San Vicente de Paúl se mantenía constantemente unido a Dios. Cualquier clase de ocupación o trabajo que le llegara, le encontraba siempre recogido, siempre dueño de sí mismo. Era de notarse que, ordinariamente, antes de responder a cualquier pregunta, sobre todo si se trataba de algo importante, hacía una pequeña pausa, durante la cual elevaba su alma a Dios para implorar su luz y su gracia, a fin de no decir ni hacer nada, más que según su voluntad, y para su mayor gloria. Se servía de cosas naturales y sensibles para elevarse hasta el Creador.
Cuando veía la campaña cubierta de trigo o los árboles cargados de fruta, tenía motivos para admirar esta abundancia inagotable de bienes que está en Dios, de alabar y bendecir el cuidado paternal de su Providencia. Cuando veía flores o cualquier otra cosa agradable o hermosa, pensaba en su corazón: ¿Qué hay comparable a la bondad de Dios, que es el principio de toda la perfección de las criaturas? ¿No es de Él, que los astros, las flores, los pájaros, toman su brillo y hermosura?

PLEGARIA DE SAN EFRÉN. ¡Oh Madre Inmaculada del Salvador! ¡Oh mi gloriosa Soberana! Vos sois más pura que el resplandor brillante de los rayos del sol, Vos que sois el socorro de los pecadores, el puerto de los desgraciados, el consuelo del mundo, guardadme bajo vuestras alas... Haced que yo llegue a Jesucristo, haced que yo entre en la corte bienaventurada de los Santos. Así sea.

RESOLUCIÓN. Elevaré frecuentemente mi corazón a Dios, durante el día.

JACULATORIA. Virgen digna de alabanza, rogad por nosotros.

La frase de hoy

“Lo esencial no es actuar según nuestras ideas,
sino ponernos entre sus manos.
Ella es quien mejor puede realizar la gloria de Dios,
mientras que nosotros echamos a perder muchas cosas.
Todo depende de nuestra perfecta docilidad hacia Ella.”
San Maximiliano Kolbe


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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las siguientes personas de Santa Fe, Argentina: Ibero M. B., 85 años, que ha sido internado en un geriátrico; Claudia B., para que el Espíritu Santo ilumine sus decisiones; Amina María, 57 años, afectada de porfiria cutánea; Leonardo L., 31 años, para que consiga trabajo; Silvia Raquel P., 60 años, con depresión; Sabrina C., 30 años, con inseguridad y estado anímico decaído; Raúl M., 55 años, con problemas pulmonares en estudio; María Rosa P., 58 años, por necesidad de sanación interior; Natalia P. M., 30 años, con cáncer; y Mauricio F. con cáncer en hígado y páncreas. Elevamos nuestra oración esperanzada por todos estos hermanos.

Pedimos oración por la Convivencia Pedagógica que se llevará a cabo hoy con estudiantes líderes conciliadores del 4° a 11° del Colegio Rodolfo Llinás IED, de Bogotá, Colombia, rogando al Señor que sea plena de satisfacción en el proceso de capacitación a partir del cual se formarán los líderes conciliadores del futuro, y cuya intervención transformará positivamente la convivencia al interior de la Institución. Dios prodigue abundantes bendiciones sobre los jóvenes líderes conciliadores, así también sobre quienes les capacitarán.

Pedimos oración por María y Santos quienes, a pesar de tantos años de Matrimonio, atraviesan ahora por una crisis que podría llevar a su separación, por lo que rogamos al Señor bendiga esa pareja, y permita la reflexión, el diálogo y la conversión. Son ellos de Colombia.

Pedimos oración por el bebé Andrés Felipe, que va a cumplir 9 meses de vida, es de San Juan, Argentina, y está afectado de una rara Anemia Drepanocítica, con carácter crónico, hereditario, ciertamente grave, y cuyo único tratamiento es un trasplante de médula ósea que es bastante difícil de conseguir. Mientras tanto el bebé padece síntomas diversos y muy severos en todo su cuerpito y su posibilidad de vida se ve muy comprometida. Le pedimos a María que lo proteja y que interceda por él ante Jesús, ya que nunca se ha oído decir que quienes acuden a su auxilio maternal no lo hayan recibido. 

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

“Intimidad Divina”

Como el oro en el crisol

Para entrar en íntima comunión con Dios no basta caminar en fe en las relaciones directas con él, o sea en la oración y en la contemplación de los misterios divinos, sino que esa actitud inspire toda la vida. La vida entera del cristiano tiene que venir a ser un itinerario de fe pura y fuerte; es por lo que Dios somete a dura prueba a sus amigos: los quiere capaces de creer en él de modo inquebrantable. Cuántas veces, por ejemplo, pidió Dios a Moisés actos de fe ciega más allá de todo razonamiento y de toda posibilidad humana. Ir al Faraón, intimarle la liberación de los hebreos y constituirse en caudillo de éstos en una empresa que habría asustado a un gigante, en tanto que él es tímido y carente de elocuencia. “Por la fe –dice San Pablo– Moisés salió de Egipto sin temer la ira del rey…, como si viera al invisible” (Hb 11, 27). Y cuando el pueblo internado ya en el desierto, se ve perseguido por los egipcios, o bien cuando se encuentra sin alimento o sin agua y murmura contra Moisés y le amenaza, él no vacila, sino recurre a Dios, que premia su fe con prodigios: el paso del mar a pie enjuto, el maná, las codornices, el agua viva brotada de la roca. A través de las asperezas de la vida, Dios tamiza y robustece la fe de sus amigos, para que se adhieran a él plenamente, y lo que no les concede aquí abajo se lo reserva para la eternidad.

Mientras las pruebas, por ásperas que sean, afectan sólo al nivel externo de la vida, y no turban la serenidad del espíritu, es relativamente fácil aceptarlas. Es maravillosa a este respecto la conducta de Job: la privación de los bienes, la muerte de los hijos, la horrible enfermedad que lo reduce a una soledad sombría, no son capaces de remover su fe, y son aceptadas con resignación admirable. Pero cuando la ola del sufrimiento invade su espíritu dándole la sensación de estar rechazado y abandonado de Dios, cae en una angustia indecible que roza la desesperación… Dios, que una vez le era tan benévolo, lo protegía y estaba junto a él, ahora parece distraído, y así Job se atormenta no pudiéndolo encontrar, no logrando comprender el motivo de tanta dureza “¿Por qué tu rostro ocultas y me tienes por enemigo tuyo?... Grito hacia ti y tú no me respondes”… El dolor le hace gemir día y noche; sin embargo, su pensamiento está constantemente dirigido a Dios y no cesa de buscarlo.

El angustioso drama de Job indica hasta qué punto pueden llegar las penas de los que Dios hace pasar por la horrible noche del espíritu. Bajo el peso de los sufrimientos que invaden todo el ser y aparentemente no tienen término, parece como si Dios mismo apagase con su mano las últimas luces de la fe y de la esperanza, mientras en realidad estas virtudes están adquiriendo un vigor inagotable. “Bien sé yo que mi Defensor está vivo –exclama Job–, y con mi carne veré a Dios. Yo, sí, yo mismo le veré, le mirarán mis ojos”. Dios sostiene al alma a quien prueba y de vez en cuando hace lucir sobre ella no sólo la esperanza, sino la certidumbre de su intervención. Ella saldrá de la noche como el oro purificado en el crisol, encontrará de nuevo y contemplará a Dios.

Señor, ya no es un velo, es un grueso muro lo que te oculta a mí. Esto resulta muy doloroso después de haberte sentido tan cerca. Pero estoy dispuesta a permanecer en este estado de alma todo el tiempo que tú, Amado mío, quieras. Como la fe me dice que, aun así, tú sigues presente, ¿para qué las dulzuras y los consuelos? No son tú, y es a ti a quien sólo busco… Que vaya a ti por el camino de la fe pura… Nunca me he visto tan miserable. Pero esta miseria no me deprime. Al contrario, me sirvo de ella para ir a ti. Creo que si me has amado tan apasionadamente y me has hecho tantos favores, es por verme tan débil… Señor, ofrece también tus dulzuras y consuelos a otras almas para atraerlas. Par mí esta oscuridad que me conduce a ti. (Isabel de la Trinidad)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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