domingo, 8 de septiembre de 2013

Pequeñas Semillitas 2139

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2139 ~ Domingo 8 de Setiembre de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Así imagina Jesús a su familia de seguidores: un grupo de hermanos y hermanas que le siguen para acoger y difundir la compasión de Dios en el mundo.
Jesús no pudo ni quiso poner en marcha una institución fuerte y bien organizada, sino un movimiento curador que fuera trasformando el mundo en una actitud de servicio y amor. Su primera preocupación es dejar tras de sí un movimiento de hermanos y hermanas, capaces de vivir sirviendo a los últimos. Ellos serán el mejor símbolo y la semilla más eficaz del reino de Dios.
Estas serán las dos grandes tareas de sus enviados: decir a la gente lo cerca que está Dios y curar a las personas de todo cuanto introduce mal y sufrimiento en sus vidas.
José Antonio Pagola

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, mucha gente caminaba con Jesús, y volviéndose les dijo: «Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
»Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’. O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con diez mil puede salir al paso del que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz.
»Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío».
(Lc 14,25-33)

Comentario
Hoy, Jesús nos indica el lugar que debe ocupar el prójimo en nuestra jerarquía del amor y nos habla del seguimiento a su persona que debe caracterizar la vida cristiana, un itinerario que pasa por diversas etapas en el que acompañamos a Jesucristo con nuestra cruz: «El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,27).
¿Entra Jesús en conflicto con la Ley de Dios, que nos ordena honrar a nuestros padres y amar al prójimo, cuando dice: «Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26)? Naturalmente que no. Jesucristo dijo que Él no vino a derogar la Ley sino a llevarla a su plenitud; por eso Él da la interpretación justa. Al exigir un amor incondicional, propio de Dios, declara que Él es Dios, que debemos amarle sobre todas las cosas y que todo debemos ordenarlo en su amor. En el amor a Dios, que nos lleva a entregarnos confiadamente a Jesucristo, amaremos al prójimo con un amor sincero y justo. Dice san Agustín: «He aquí que te arrastra el afán por la verdad de Dios y de percibir su voluntad en las santas Escrituras».
La vida cristiana es un viaje continuo con Jesús. Hoy día, muchos se apuntan, teóricamente, a ser cristianos, pero de hecho no viajan con Jesús: se quedan en el punto de partida y no empiezan el camino, o abandonan pronto, o hacen otro viaje con otros compañeros. El equipaje para andar en esta vida con Jesús es la cruz, cada cual con la suya; pero, junto con la cuota de dolor que nos toca a los seguidores de Cristo, se incluye también el consuelo con el que Dios conforta a sus testigos en cualquier clase de prueba. Dios es nuestra esperanza y en Él está la fuente de vida.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
Natividad de la Santísima Virgen María
Fiesta de la Natividad de la bienaventurada Virgen María, de la estirpe de Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a la humanidad de la antigua servidumbre del pecado.

Un anticipo y anuncio inmediato de la redención obrada por Jesucristo es el nacimiento de su Madre la Virgen María, concebida sin mancha de pecado, llena de gracia y bendita entre todas las mujeres.

En Jerusalén, en la Iglesia de Santa Ana. La primera fuente de la narración del nacimiento de la Virgen es el apócrifo Protoevangelio de Santiago, que coloca el nacimiento de la Virgen en Jerusalén, en el lugar en que debió existir una basílica en honor a la María Santísima, junto a la piscina probática, según cuentan diversos testimonios entre los años 400 y 600. Después del año 603 el patriarca Sofronio afirma que ése es el lugar donde nació la Virgen. Posteriormente, la arqueología ha confirmado la tradición.

La fiesta de la Natividad de la santísima Virgen surgió en oriente, y con mucha probabilidad en Jerusalén, hacia el s. V. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María. La fiesta surgió muy probablemente como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina probática; tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana.
Fuente: Catholic.net    

Hoy también se celebra a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. 
Y a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela.
Que la Santísima Virgen proteja a esos queridos países y los libre del mal.

¡Buenos días!

Antes de leer la Biblia

Dios está vivo en su Palabra para iluminarte, consolarte, fortalecerte… Pero debes acercarte a ella con verdadera fe. Antes de leerla es adecuado que te pongas en la presencia del Señor con alguna oración que te ambiente en un clima de devoción y acogida cordial del don de Dios. Puede servirte la que sigue.

Dios, mi Padre bondadoso. Estoy rodeado de ruidos y voces. Estoy cansado de escuchar palabras sin verdad, sin el calor de la intimidad personal, sin la eficacia del amor comprometido. Tú, Señor, me hablas con una Palabra nueva. Por eso quiero escucharte. Porque tu Palabra me muestra la verdad, me revela la eficacia de tu amor, me ofrece la participación en tu misma vida. Señor, que tu Palabra se haga carne en mi vida. Te ofrezco un corazón pobre y abierto. Siembra en mí tu Palabra, que tu Espíritu la haga fecunda, como en el seno de María, la santísima Virgen y Madre de Jesús. Y seré en el mundo el eco de tu voz, la proclamación de tu Evangelio. Amén.

La actitud de humilde escucha es decisiva para leer con provecho, pero es un don que debes pedirle al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te animará con promesas de vida sin fin, será para ti una escalera para subir al cielo, te ofrecerá normas simples de vida inocente  y  te descubrirá el amor entrañable de Dios por ti. Que sea tu alimento cotidiano.
Padre Natalio

Palabras del Beato Juan Pablo II

“La paz auténtica es un don de Dios a cuantos se someten a Él y aceptan con humildad y gratitud la luz de su amor… La paz se encuentra plenamente en Cristo, conocido, amado, implorado y seguido. Esta paz es gracia que santifica. El hombre tiene necesidad de la gracia”
Beato Juan Pablo II

Tema del día:
Seguir a Jesús renunciando a todo
Hoy nos habla Jesús con palabras fuertes, casi hirientes, para enseñarnos algo fundamental a los que queremos ser discípulos suyos. En aquella cultura en que todo había que aprenderlo de memoria, porque no existía el escrito al día, era frecuente hablar de modo que se pudiera memorizar. Por eso Jesús en ocasiones decía frases y parábolas con términos algo chocantes, para que mejor quedase en la memoria.

Hoy nos dice Jesús que ser cristiano no consiste sólo en guardar los mandamientos, ya que eso lo deben hacer los de todas las religiones, ni consiste en ser “buenos”, que lo deben ser todos, sino en ser personas diferentes porque nuestro centro de vida debe ser seguir a Jesucristo, por encima de todos los compromisos familiares y de todos los intereses personales. De hecho cuando se bautiza a una persona, se suele exigir muy poco. Si es niño, se pide alguna charla a los padres y un compromiso para que le eduquen según las leyes de la Iglesia. Si es mayor, poco más.

Pero Jesús nos exige mucho más. Y no es que lo pida a algunos que quieran ser más perfectos. Dice el Evangelio que a Jesús le seguía una muchedumbre numerosa. Ahora se dirige a todos, pero detallándolo para cada uno en particular: para todo aquel que le quiera seguir: para todos nosotros. Las condiciones que pone para ser discípulo suyo son muy serias. En primer lugar dice que el seguirle o ser cristiano debe ser lo primero de todo en nuestra vida. Antes que los lazos familiares. Hay una palabra que parece mal, según se traduzca: “Quien no aborrece (odia) a sus padres... no puede ser mi discípulo”. Hay traducciones que dicen “Quien ama más...” Este parece ser el sentido. Lo que pasa es que es muy difícil traducir alguna lengua. Por ejemplo, dicen los entendidos que en arameo (la lengua en que hablaba Jesús) no existía el término comparativo. Entonces para decir: Amar más o posponer, usaban el absoluto contrario.

No dice Jesús que no haya que amar a la familia. Si hay que amar a todos, mucho más a la familia. Pero si hubiera un conflicto con la familia, la adhesión preferencial debe ser Jesús y su doctrina. Puede haber conflictos en asuntos de negocios sucios, en un amor imposible, en causas injustas, en una petición de aborto, etc.

Hay que seguir a Jesús “cargando la cruz”. No se trata de hacer sacrificios raros, ya que Dios quiere para nosotros la felicidad, sino que en esta vida transitoria y limitada encontraremos cruces y dificultades por doquier. Ser cristiano es hacer de este mundo un mundo de hermanos. Por lo tanto trabajaremos para llevar las cruces de los demás quitándoles todas las dificultades que podamos. Alguno comenta que Jesús tenía en mente a los condenados que iban con la cruz, de modo que seguir a Jesús sería como arriesgarse a llevar una vida entregada y como condenada a muerte. Cruces, más que enfermedades y males terrenos, significa cambiar de vida para seguir a Jesús.

Para muchas personas vivir condenados sería el seguir la enseñanza con la que termina el Evangelio de hoy: que para seguir a Jesús debemos renunciar a todos los bienes. De hecho no se puede ser entregado al bien de los demás si no se es pobre de espíritu, si uno no es desprendido de los bienes materiales. Se necesita un verdadero espíritu de pobreza para tener un profundo respeto y amor a los demás. Cuando se quieren poseer las cosas, muy fácilmente se llega a querer dominar a las personas.

Para todo ello se necesita mucho discernimiento y preparación. No todos los que nos llamamos cristianos somos verdaderos discípulos de Cristo. Hay que saber calcular y conocer las posibilidades. Algo así como quien va a construir una gran casa o va a la guerra con un ejército. De hecho poco podemos con nuestras propias fuerzas; pero el Espíritu Divino está con nosotros para ayudarnos. Para ello está la oración y el esfuerzo para poner los medios propios. Lo primero es desearlo. Luego viene la disponibilidad de nuestro corazón a la acción de Dios y el no atarnos a las cosas de la tierra. Así podremos construir el reino de Dios, que será definitivo en el cielo.
P. Silverio Velasco (España)

Nuevo video

Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.

Nunca olvidemos agradecer
Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Desde Córdoba, Argentina, nuestra amiga Nancy S. quiere dar gracias a Dios y a las personas que rezaron por ella ante el pedido que formulamos en esta página hace unos días. Nos sumamos a la plegaria de agradecimiento y le pedimos al Buen Jesús que siempre la sostenga a Nancy en sus amorosas manos.

Desde Cuba llega un agradecimiento porque una vez más Dios ha escuchado las oraciones y Lisbé ya está en Las Tunas, pasando las vacaciones junto a su familia. Gracias Señor…!!!

“Intimidad Divina”

Domingo 23 del Tiempo Ordinario

“¿Qué hombre conoce el designio de Dios? ¿Quién comprende lo que Dios quiere?” (1ª lectura; Sb 9, 13-18). A duras penas conoce el hombre “las cosas terrenas”, ¿cómo pretenderá, pues, penetrar el pensamiento de Dios y comprender “las cosas del cielo”? Sus razonamientos son “mezquinos y falibles”, siempre sujetos a error, porque los sentidos le engañan con frecuencia haciéndole preferir valores caducos a los eternos, bienes inmediatos a los futuros. Sustraerse a estas tentaciones y desviaciones es imposible sin la ayuda de Dios. Sólo Él puede dar al hombre la sabiduría que lo ilumine acerca del camino del bien y le enseñe lo que le es agradable. “Sólo así –dice la Escritura– serán rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprenderán lo que te agrada; y se salvarán con la sabiduría los que te agradan, Señor” (ib. 18).

Esta sabiduría llegó a su vértice cuando Jesús vino a mostrar a los hombres con su palabra y con su ejemplo el camino de la salvación. Es el tema del Evangelio del día (Lc 14, 25-33). “Si alguno se viene conmigo y no odia a su padre y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío” (ib. 26). El verbo “odiar” equivale, según el uso semítico, a “amar menos”, “posponer”, como resulta del paso paralelo de Mateo. “El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí” (10, 37). Sólo Dios tiene derecho al primado absoluto en el corazón y en la vida del hombre; Jesús es Dios, por tanto es lógico que lo exija como condición indispensable para ser sus discípulos… Él llevó la cruz hasta morir clavado en ella; el cristiano no puede pensar en llevarla sólo a ratos en la vida, sino que ha de abrazarla todos los días, hasta la muerte.

Y como no es lícito preferir ninguna criatura, por querida que sea, a Cristo, tampoco le es lícito preferirle el bienestar, la satisfacción o el provecho propios; para seguir al que murió en la cruz para salvarnos, hay que estar dispuestos a arriesgar la misma vida. Esta es la sabiduría enseñada por Jesús, tan diferente de los razonamientos humanos, los cuales se preocupan de los bienes transitorios descuidando los eternos. Las dos breves parábolas que siguen –la del hombre que quiere edificar una torre y la del rey que quiere hacer una guerra– invitan a considerar el seguimiento de Cristo como una empresa muy importante y comprometida y que, por lo tanto, no puede ser tomada a la ligera. Pero aun tomada en serio, no puede el hombre limitarse –como los protagonistas de ambas parábolas– a calcular sus recursos y fuerzas personales para deducir la viabilidad de esa obra, sino que debe tener presente el elemento más importante: la gracia que Dios da con largueza a quien quiere ser fiel a Cristo. Si luego Dios llamase a un seguimiento más inmediato y exclusivo, es seguro que daría justamente la gracia correspondiente.

Enséñanos, Señor, a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos; por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo… Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos. (Salmo 89, 12-14; 17)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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