lunes, 12 de agosto de 2013

Pequeñas Semillitas 2112

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 2112 ~ Lunes 12 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cada persona va descubriendo paulatinamente el sentido de su existencia. Hay una etapa de incertidumbre y confusión en que no sabemos qué ruta elegir en la vida. En otros momentos parecen derrumbarse las opciones que un día nos entusiasmaron y es la hora de la redefinición y de la recuperación de la identidad más profunda de nuestra vida.
En el momento oportuno es necesario mirarse en el espejo de la propia trayectoria personal y reafirmar cuál es el verdadero tesoro y la riqueza que no se echa a perder y que finalmente, llena de significado nuestra existencia.
Cuando se vive de manera auténtica se valora en la justa proporción los fines y los medios. Los llamados bienes antepenúltimos (salario, profesión), no pueden desbancar a los bienes penúltimos (salud, afecto, libertad) y mucho menos al bien y fin último de la vida (la felicidad, la trascendencia, la dicha verdadera).
"La verdad católica"

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, yendo un día juntos por Galilea, Jesús dijo a sus discípulos: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer día resucitará». Y se entristecieron mucho.
Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?». Dice él: «Sí». Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle: «¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o tributo, de sus hijos o de los extraños?». Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres están los hijos. Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un estárter. Tómalo y dáselo por mí y por ti».
(Mt 17,22-27)

Comentario
Hoy, la liturgia nos ofrece diferentes posibilidades para nuestra consideración. Entre éstas podríamos detenernos en algo que está presente a lo largo de todo el texto: el trato familiar de Jesús con los suyos.
Dice san Mateo que Jesús y los discípulos iban «yendo un día juntos por Galilea» (Mt 17,22). Pudiera parecer algo evidente, pero el hecho de mencionar que iban juntos nos muestra cómo el evangelista quiere remarcar la cercanía de Cristo. Luego les abre su Corazón para confiarles el camino de su Pasión, Muerte y Resurrección, es decir, algo que Él lleva muy adentro y que no quiere que, aquellos a quienes tanto ama, ignoren. Posteriormente, el texto recoge el episodio del pago de los impuestos, y también aquí el evangelista nos deja entrever el trato de Jesús, poniéndose al mismo nivel que Pedro, contraponiendo a los hijos (Jesús y Pedro) exentos del pago y los extraños obligados al mismo. Cristo, finalmente, le muestra cómo conseguir el dinero necesario para pagar no sólo por Él, sino por los dos y no ser, así, motivo de escándalo.
En todos estos rasgos descubrimos una visión fundamental de la vida cristiana: es el afán de Jesús por estar con nosotros. Dice el Señor en el libro de los Proverbios: «Mi delicia es estar con los hijos de los hombres» (Prov 8,31). ¡Cómo cambia, esta realidad, nuestro enfoque de la vida espiritual en la que a veces ponemos sólo la atención y el acento en lo que nosotros hacemos, como si eso fuera lo más importante! La vida interior ha de centrase en Cristo, en su amor por nosotros, en su entrega hasta la muerte por mí, en su constante búsqueda de nuestro corazón. Muy bien lo expresaba Juan Pablo II en uno de sus encuentros con los jóvenes: el Papa exclamó con voz fuerte «¡Miradle a Él!».
P. Joaquim PETIT Llimona, L.C. (Barcelona, España)

Santoral Católico:
Santa Juana Francisca Chantal
Co-Fundadora de la Orden 
de la Visitación de Santa María
Santa Juana Francisca Frémiot de Chantal, religiosa, que siendo primero madre de familia, tuvo como fruto de su cristiano matrimonio seis hijos, a los que educó piadosamente, y muerto su esposo, bajo la dirección de san Francisco de Sales abrazó con decisión el camino de la perfección y realizó obras de caridad, en especial para con los pobres y enfermos. Dio comienzo a la Orden de la Visitación de santa María, que dirigió también prudentemente, y su muerte tuvo lugar en Moulins, junto al Aller, cerca de Nevers, en Francia, el día trece de diciembre (1641).

Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net    

¡Buenos días!

El misterio de la vida

Hay una oración muy buena para recordar cuando nos sucedan esas cosas desagradables que no tienen más solución: “Señor, concédeme fortaleza para solucionar lo que tiene solución; valor para aceptar lo que ya no tiene solución; y sabiduría para reconocer la diferencia”. Es una sabia lección que se resume así: “Aceptar, olvidar, y seguir adelante”.

Padre mío, dueño de la vida y de la muerte. Dame la gracia de aceptar con paz el misterio doloroso de la vida, las enfermedades, la decadencia y la muerte; aceptarlas sin lamentos, sin lágrimas, en silencio y paz. Me acuerdo de que tu Hijo transformó lo más negativo e inútil del mundo, como es el dolor y la muerte, en fuente de redención y vida eterna. Yo también quiero que desde hoy mi dolor y mi muerte sean fuente fecunda de redención. A partir de este momento quiero sufrir con Jesús y como Jesús. En tus manos, Padre mío, me abandono con mi vida y mi muerte, mi salud y mi enfermedad. Amén. (Ignacio Larrañaga).

Quien vive abandonado en el Señor crece en una relación verdaderamente filial con Dios, su Padre; está disponible a todo lo que se presente, su corazón se vuelve simple y libre, tiene facilidad para vivir con humildad de corazón los misterios de la vida, se libera de toda ansiedad por el porvenir incierto: “Será lo que el Padre quiera”, dice con total sumisión.

Padre Natalio

La frase de hoy

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos.
Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir” 
José Saramago

Tema del día:
Amor de Dios
Cristo nos repite, casi nos grita en medio del silencio: Te amo con un amor eterno.

No es fácil responder en pocas palabras a quien pregunta: ¿cuál es la esencia del cristianismo? La riqueza del Evangelio y de la Tradición de la Iglesia es tan grande que dar una respuesta breve significa muchas veces no decir casi nada.

De todos modos, podemos empezar a responder con dos ideas centrales de nuestra fe. La primera: Dios nos ama. La segunda: vivimos todos los días una lucha continua contra las fuerzas del mal.

Dios nos ama. Esta verdad no es sólo una bella poesía o una frase hermosa que dicen, de vez en cuando, los sacerdotes en la misa, o los padres cuando enseñan la fe a sus hijos pequeños. El amor de Dios es una realidad profunda, vital, una experiencia que todo cristiano puede y debe descubrir en el fondo de su corazón. Nos invade siempre un cariño eterno. Dios no puede dejar de mirarnos con amor: nos quiere “demasiado”.

El amor de Dios se concretiza en la cruz y en la Resurrección de Cristo. Cada vez que el sacerdote toma el pan y el vino y pronuncia las palabras de consagración, Cristo está allí, misteriosa pero realmente, y nos repite, casi nos grita en medio del silencio: “Te amo con un amor eterno”.

Esta verdad es capaz de cambiar cualquier vida. A nivel humano nos alegra, nos provoca un cosquilleo especial en el corazón el sentir que alguien nos mira con cariño. Pero es mucho más grande y profunda la paz que nace cuando damos vida, por el recuerdo, a esa gran certeza: “el Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2, 20).

La segunda verdad puede resultar extraña, pero también es una experiencia de todos los días. La lucha contra el mal es tan real que nos toca a la hora de levantarnos, o cuando hay que llevar a los niños a la escuela, o cuando se insinúa la posibilidad de una pequeña trampa en el trabajo, o cuando nace en el corazón un molesto sentimiento de envidia. Esa lucha llena las páginas de los periódicos, los minutos de los noticieros, la conversación cuando encontramos a los amigos.

Existe una tentación muy fuerte de creer que el mal es más fuerte que el bien, que el cristianismo es un sueño para pocos, que la vida normal no es la de los santos, que podemos pactar “un poco” con la traición, la cobardía, la dejadez, la borrachera y alguna que otra infidelidad a la esposa o al esposo. Parece que el mal triunfa y gobierna los corazones y los pueblos.

Pero esta tentación no tiene sentido en quien cree de verdad en Dios, en quien conoce a Jesucristo. Con el bautismo fuimos acogidos por el amor infinito del Padre, y quedamos liberados de las cadenas del demonio. Desde entonces es posible vencer el mal con el bien, la injusticia con la honradez, el desamor con el perdón, la pereza con el espíritu de servicio a los demás, la infidelidad matrimonial con la alegría de quienes saben rezar juntos, como esposos y como padres, en los momentos más importantes de la vida familiar.

Esto no quita, sin embargo, que todos los días tengamos que luchar. Las malas tendencias tienen raíces profundas, y brotan con energía si nos descuidamos medio minuto. Pero siempre existe la posibilidad de limpiar y de sanar las heridas, incluso las más profundas. En cada buena confesión triunfa el amor sobre el pecado, y el mal retrocede un poco para que crezca y venga en el mundo el Reino de Cristo.

Dicen que cada acto de amor hace brillar de un modo nuevo las estrellas. Si no es verdad, al menos hará un poco mejor y más hermosa la vida sobre la tierra. Será un paso, pequeño o grande, hacia el encuentro con el Amor de Dios. Sólo en el cielo sabremos lo mucho que nos amó. Ahora nos toca, todos los días, con las lámparas encedidas y con las armas de la fe y del amor, luchar contra el mal. Y la cruz, estamos seguros, vencerá.
Fuente: Catolicidad

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Alfonso G., de Guatemala quien está atravesando por una parálisis de sus miembros inferiores por un  problema de su columna vertebral,  que se le ha complicado con una trombosis en su pierna izquierda; para que el Señor y la Virgen Santísima, con su infinita misericordia lo hagan superar tan difícil situación y si es Su voluntad, que recupere su movilidad.

Pedimos oración por Ana Lucia A., de Guatemala, 39 años de edad, con una hijita de 4. Se encuentra afectada de cáncer de mama bajo tratamiento. Que Jesús le conceda la gracia de curarse.

Pedimos oración por Laura Estefanía, de Colombia, de 20 años de edad, que se encuentra embarazada y en estado muy delicado. Su familia no acepta esta condición por tratarse de una madre soltera, lo cual hace más difícil la situación. También pedimos oración por la salud de Jaime S., del mismo país.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a feluzul@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.

“Intimidad Divina”

Vencer el mal con el bien

“Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero yo os digo que no resistáis el mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto” (Mt 5, 38-40). Frente a una ofensa o un acto de violencia, el hombre está siempre pronto a reaccionar, y no sólo para defenderse, sino también para vengarse. Jesús empeña a los suyos en la lucha constante contra ese instinto. El mal no se combate o vence con el mal, sino con su contrario: el bien, a ejemplo de Cristo que venció el pecado no condenando a los hombres, sino amándolos hasta morir por ellos… El ejemplo de Cristo crucificado, impreso en la mente y el corazón del cristiano, le da fuerza para vencer el mal con el bien, y para ser bueno y generoso a costa suya.

A los fieles de Corinto que en sus controversias se denunciaban mutuamente ante los tribunales civiles, les escribe San Pablo: “…ya es un fallo en vosotros que haya pleitos entre vosotros. ¿Por qué no preferís soportar la injusticia? ¿Por qué no dejaros más bien despojar?” (1 Cr 6, 7). El Apóstol no se detiene a examinar si se trata de pleitos provocados y padecidos, sino que condena toda clase de pleitos entre los que ha amado Cristo. Antes que andar en pleitos entre hermanos, es mejor padecer la injusticia. Y esto no es ningún acto heroico, sino simple deber de todo cristiano. “La doctrina de Cristo –recuerda el Vaticano II– pide también que perdonemos las injurias… Mucho contribuye a … la manifestación de la presencia de Dios el amor fraterno de los fieles que con espíritu unánime… se alzan como signo de unidad” (GS 28, 21). Una de las cosas que más escandalizan al mundo es justamente la división entre los buenos, las discordias entre los fieles y las contiendas entre las personas religiosas.

La Iglesia invita a  todos sus hijos a renovarse en este punto: “la ley fundamental de la perfección humana y, por tanto, de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor. Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que abrir a los hombres a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles. Al mismo tiempo advierte que esta caridad no hay que buscarla únicamente en los acontecimientos importantes, sino, ante todo en la vida ordinaria” (GS 38). Sólo el amor de Cristo puede transformar el mundo y “realizar la fraternidad universal”; los cristianos deben llevar a todas partes ese ejemplo: es su cometido y empeño. Bendecidos por Dios en Cristo, los cristianos están llamados a transmitir a los demás la bendición recibida de Dios, diciendo bien de todos, augurando y haciendo el bien a todos, así como Dios hace el bien a todos.

¡Qué bueno eres, Dios mío! Tierno Padre, tú deseas un amor inalterable entre todos tus hijos, quieres que para conservar esta paz soporten con dulzura, paciencia y sin resistencia… cualquier violencia, cualquier insulto y aun la muerte misma… ¡Oh Dios de amor, oh Padre bueno! ¡Qué amor quiere ver entre nosotros, qué paz, qué tierna unión quieres que haya entre tus hijos!... Nuestro hermano es injusto… enséñanos, oh Jesús, a dejarnos despojar, a ceder en todo, a “no resistir el mal”; ayúdanos a convertirlo mediante la corrección fraterna como nos la has enseñado tú, después de haberlo intentado convertirlo con nuestra dulzura… en la familia de tus hijos, Dios mío, el mínimo aumento de caridad entre los hombres vale mil veces más, tiene mil veces más importancia que todos los bienes materiales del mundo. Este es tu mandamiento, oh Jesús, y es también el ejemplo que tú mismo nos das dejándote despojar de todo y muriendo desnudo en la cruz sin oponer resistencia y rogando por los que te han despojado de todo y te hacen morir. (C. de Foucauld, Meditaciones sobre el Evangelio).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D. 
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-

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