PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2109 ~ Viernes
9 de Agosto de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Enseguida después de la 2a Guerra Mundial, un joven
piloto inglés probaba un frágil avión monomotor en una peligrosa aventura
alrededor del mundo. Poco después de despegar de uno de los pequeños e
improvisados aeródromos de la India, oyó un ruido extraño que venía de atrás de
su asiento y se dio cuenta que había una rata a bordo y que si roía la
cobertura de lona, podía destruir su frágil avión. Podía volver al aeropuerto
para librarse de su incómodo, peligroso e inesperado pasajero. De repente
recordó que las ratas no resisten las grandes alturas. Volando cada vez más
alto, poco a poco cesaron los ruidos que ponían en peligro su viaje. Si
amenazan destruirte por envidia, calumnia o maledicencia, vuela más alto…
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque
quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la
encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si
arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el
Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y
entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí
presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del
hombre venir en su Reino».
(Mt 16,24-28)
Comentario
Hoy, el Evangelio nos sitúa claramente frente al mundo.
Es radical en su planteamiento, no admite medias tintas: «Si alguno quiere
venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24). En
numerosas ocasiones, frente al sufrimiento generado por nosotros mismos o por
otros, oímos: «Debemos soportar la cruz que Dios nos manda... Dios lo quiere
así...», y vamos acumulando sacrificios como cupones pegados en una cartilla,
que presentaremos en la auditoria celestial el día que nos toque rendir
cuentas.
El sufrimiento no tiene valor en sí mismo. Cristo no era
un estoico: tenía sed, hambre, cansancio, no le gustaba que le abandonaran, se
dejaba ayudar... Donde pudo alivió el dolor, físico y moral. ¿Qué pasa entonces?
Antes de cargar con nuestra “cruz”, lo primero, es seguir
a Cristo. No se sufre y luego se sigue a Cristo... A Cristo se le sigue desde
el Amor, y es desde ahí desde donde se comprende el sacrificio, la negación
personal: «Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida
por mí, la encontrará» (Mt 16,25). Es el amor y la misericordia lo que conduce
al sacrificio. Todo amor verdadero engendra sacrificio de una u otra forma,
pero no todo sacrificio engendra amor. Dios no es sacrificio; Dios es Amor, y
sólo desde esta perspectiva cobra sentido el dolor, el cansancio y las cruces
de nuestra existencia tras el modelo de hombre que el Padre nos revela en
Cristo. San Agustín sentenció: «En aquello que se ama, o no se sufre, o el
mismo sufrimiento es amado».
En el devenir de nuestra vida, no busquemos un origen
divino para los sacrificios y las penurias: «¿Por qué Dios me manda esto?»,
sino que tratemos de encontrar un “uso divino” para ello: «¿Cómo podré hacer de
esto un acto de fe y de amor?». Es desde esta posición como seguimos a Cristo y
como —a buen seguro— nos hacemos merecedores de la mirada misericordiosa del
Padre. La misma mirada con la que contemplaba a su Hijo en la Cruz.
Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Rubí, Barcelona,
España)
Santoral Católico:
Santa Teresa Benedicta de la
Cruz
(Edith Stein) Monja Mártir
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith) Stein, virgen
de la Orden de las Carmelitas Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en
la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años
entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y
la desarrolló bajo el velo de religiosa, hasta que, en tiempo de un régimen
hostil a la dignidad del hombre y de la fe, fue desterrada y encarcelada,
muriendo en la cámara de gas del campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz,
cerca de Cracovia, en Polonia (1942).
Información amplia haciendo clic acá.
Fuente: Catholic.net
¡Buenos días!
El perro y la liebre
Tener buenas
razones para actuar es una gran sabiduría. Es la base de la constancia. Dan una
sensación de seguridad y serenidad. Despiertan y encauzan las mejores energías.
Ayudan a actuar con plena conciencia y conocimiento. Mantienen claros los
objetivos. Son valiosas en las crisis y posibles desánimos. Estos motivos nos
dinamizan para la acción.
Un perro perseguía afanosamente a una liebre,
pero al cabo de una larga carrera, se dio por vencido. Un pastor que lo vio
detenerse, se burlaba de él diciéndole: —Esa pequeñita es la mejor corredora de
los dos. Pero el perro le respondió: —Es porque tú no adviertes la diferencia
entre nosotros. Yo sólo corría por un bocado para la cena, pero ella corría
para salvar su propia vida. (Esopo).
El que sabe
motivarse a sí mismo, sabrá cómo motivar a los demás: si es padre o madre a sus
hijos, si es maestro o profesor a sus alumnos, si es jefe de personal a sus
dependientes, etc. Se trata de que tengas presente las ventajas que te aporta
realizar esta o aquella tarea, para poner en ella entusiasmo, convencimiento,
entrega. Esta reflexión es de suma importancia.
Padre Natalio
La frase de hoy
“Únicamente cuando el individuo reconozca al otro en toda
su alteridad como se reconoce a sí mismo y marche desde este reconocimiento
hacia el otro, habrá quebrantado su soledad en un encuentro riguroso y
transformador”
Martin Buber
Tema del día:
Refugiarnos en María
Hay veces que estamos tan angustiados o abatidos que no
tenemos voluntad de hacer nada. Ese es el momento de refugiarnos en María,
nuestra Madre del Cielo, porque para eso Jesús nos la ha dado como Madre, para
que nos consuele y con cobije cuando estamos mal.
Una madre nunca rechaza a su hijo, por más que el hijo
haya hecho cosas malas, la madre siempre lo acoge benignamente. Así también es
María con nosotros, que a pesar de que hemos cometido muchos pecados, apenas
recurrimos a María, y Ella nos cobija y nos defiende no sólo del demonio, sino
también nos defiende del Juicio de Dios y de su castigo, porque la Virgen es
una Mamá, y una madre siempre defiende a sus hijos, especialmente a los más
necesitados.
Así como cada día deberíamos tener un momento de oración
personal con Dios de al menos quince minutos, así también podríamos utilizar
ese tiempo para hablar personalmente con María, porque Ella nos escucha y está
dispuesta a consolarnos y nos ilumina lo que debemos hacer.
Entonces cuando tengamos que tomar alguna decisión
importante, acudamos a María, que la Virgen tiene la luz del Espíritu Santo y
sabrá darnos el buen consejo, como en otro tiempo lo dio a los servidores en
las Bodas de Caná: “Hagan todo lo que Él les diga”.
Tenemos que pensar más en María, llamarla más en nuestro
auxilio, pues cuando más la invocamos, Ella tanto más tiene poder para
socorrernos. Además, los amantes gustan de estar juntos y conversar y hablar de
amor. Así también nosotros debemos ser enamorados de la Virgen y querer estar siempre junto a Ella. Si
hacemos así, muy pronto veremos los maravillosos frutos de esta práctica, entre
ellos la paz del corazón y la alegría de vivir.
¡Ave María
purísima! ¡Sin pecado concebida!
Fuente: santisimavirgen.com.ar
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por la
Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos
políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de
las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los
jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por las siguientes personas de Costa
Rica: Tere C. M., 88 años de edad,
muy dolorida de sus huesos; Teresita
Eugenia M. C., que está perdiendo el oído; y por la salud de Fabiola y Mafer M. C., todos miembros de una misma familia.
Pedimos oración por Francisca
S., de un año de edad, internada en Rosario, Argentina, con problemas para
la deglución. También pedimos por José G.,
78 años, también internado en la misma ciudad, en terapia intensiva.
Pedimos oración por Luisa Fernanda R., de Guatemala, embarazada de casi 7 meses y que debió ser operada por una parálisis intestinal. Que el Señor permita una pronta y total recuperación.
Pedimos oración por Luisa Fernanda R., de Guatemala, embarazada de casi 7 meses y que debió ser operada por una parálisis intestinal. Que el Señor permita una pronta y total recuperación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a feluzul@gmail.com y deben
poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin
asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben
pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo
antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
Insistiendo en el
prójimo
“Amarás al prójimo como a ti mismo” (Mt 22, 39). Este
precepto confirmado por Jesús, existía ya en la ley hebrea donde se lo comenta
con un detalle sorprendente. Por ejemplo: “no siegues hasta el borde de tu
campo, ni espigues los restos de tu mies; tampoco harás rebusco de tu viña…;
los dejarás para el pobre y el forastero”. O también: “no retendrás el salario
del jornalero del jornalero hasta el día siguiente” (Lv 19, 9-10, 13). Se
podría preguntar si en pleno cristianismo se llega a esos detalles. Y aún más:
“no odies en tu corazón a tu hermano…; no te vengarás ni guardarás rencor
contra los hijos de tu pueblo” (ib 17-18). Es un verdadero preludio de la
caridad evangélica. El cristiano tiene aquí en qué reflexionar, tanto más que
el Evangelio le exige este comportamiento no sólo con los hermanos e hijos de
su pueblo, sino con todos los hombres.
Jesús insiste en el aspecto positivo del amor al prójimo:
“haced el bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los
que os maltratan… Al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Da a todo
el que te pida…” (Lc 6, 27-30). Alguien diría que esto es demasiado. Pero
¿quién no desearía ser tratado así aun cuando se haya portado mal y ha ofendido
a alguien, si se encuentra en necesidad? En realidad, cuando los demás son
buenos y generosos con nosotros, nunca nos parece demasiado; pero nos parece
excesivo cuando nos toca a nosotros el hacerlo. El egoísmo es el gran enemigo
de la caridad evangélica; bajo su presión el mismo cristiano deforma con
frecuencia el mandamiento del Señor: para sí quiere una medida muy grande de
amor, mientras para los demás se contenta con otra mucho más parca y, por
negligente y mezquino que sea en sembrar amor, cree que hace hasta demasiado. Esto
acaece casi inconscientemente, y puede llegar uno a hacerse a ello de tal modo
que no advierta la distancia enorme que media entre su comportamiento y el
precepto de amar al prójimo como a sí mismo.
Un motivo de prudencia y de mesura nos sirve de pretexto,
o bien nos excusamos diciendo que no hay que tomar el Evangelio a la letra,
sino que basta captar su espíritu. Y con todo, el espíritu evangélico es ése:
hacer el bien a todos, poniéndose plenamente a disposición, aun a costa de
pasar por tontos. El espíritu evangélico es revolucionario: no da tregua al
egoísmo, lo quiere desanidar radicalmente; es enemigo declarado de una vida
cristiana, cómoda y mediocre; exige claridad generosa, concreta y oportuna. El
Vaticano II sigue esta línea de pleno: “inculca el respeto al hombre, d forma
que cada uno, sin excepción de nadie, debe considerar al prójimo como ‘otro
yo’… En nuestra época principalmente, urge la obligación de acercarnos a todos
y de servirlos con eficacia cuando llegue el caso, ya se trate de ese anciano
abandonado de todos, o de ese trabajador extranjero despreciado injustamente, o
de ese desterrado, o de ese hijo ilegítimo que debe aguantar sin razón el
pecado que él no cometió, o de ese hambriento que recrimina nuestra conciencia,
recordando la palabra del Señor: ‘cuantas veces hicisteis eso a uno de estos
mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis’” (Mt 25, 40; GS 27). Esto es
auténtico Evangelio.
Como has creado,
Señor, al hombre a tu imagen y semejanza, nos ordenaste amar al hombre con un amor
a imagen y semejanza del amor debido a ti… Te amamos a ti, Señor, porque eres
la soberanamente excelsa e infinita bondad. ¿Por qué nos amamos nosotros mismos
en caridad? Ciertamente porque somos imagen y semejanza de Dios. Y como todos
los hombres tienen esa misma dignidad, los amamos también como a nosotros
mismos, es decir, en cuanto santísimas y vivientes imágenes de tu Divinidad… y
así la misma caridad produce los actos del amor a ti, oh Dios, y los del amor
al prójimo…; un mismo amor se extiende a amarte a ti y al prójimo, elevándonos
a la unión de nuestro espíritu contigo y acercándonos a la amorosa sociedad con
el prójimo; amamos al prójimo en cuanto ha sido creado a imagen y semejanza
tuya, creado para comunicar con tu bondad divina, para tener parte en tu gracia
y gozar de tu gloria. (San Francisco de Sales, Tratado del Amor de Dios)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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