PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 2000 ~
Miércoles 10 de Abril de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Con alegría y mucho agradecimiento a Dios, estamos
asistiendo hoy a la publicación del número 2.000
(DOS MIL) de este boletín llamado “Pequeñas
Semillitas” que pretende llevar la Palabra de Jesús a todos, de manera
sencilla y humilde, pero con la fuerte vocación de evangelizar que es una
misión inherente a todos los cristianos por el hecho de haber recibido el bautismo,
que no sólo nos ha hecho hijos de Dios, sino también apóstoles de Jesús en la
tierra.
El domingo pasado Jesús decía en el Evangelio: “Como el Padre me envió, yo también os
envío” (Jn 20, 21), y esa indicación era para los apóstoles después de la
Resurrección, pero también es ahora para nosotros, sus discípulos de hoy.
San Pablo escribía a los Corintios: “Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más
bien un deber que me incumbe; y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1
Cor 9, 16). Todo cristiano que tiene el privilegio de haber conocido el
Evangelio, tiene que sentirse responsable de él frente a los que no han tenido
esa posibilidad y hacer lo posible por comunicárselo y mostrar a los hermanos
el camino que nos lleva a la salvación.
Gabriel de Santa María Magdalena (el autor de “Intimidad
Divina”) cita al Concilio Vaticano II y dice: todos los creyentes “congregados en el Pueblo de Dios e
integrados en el único Cuerpo de Cristo bajo una sola Cabeza, cualesquiera que
sean, están llamados a contribuir con todas sus fuerzas al crecimiento de la
Iglesia y a su continua santificación. El apostolado es, pues, participación en
la misma misión salvífica de la Iglesia, apostolado al que todos están
destinados por el Señor mismo, en virtud del bautismo y de la confirmación” (LG
33).
Ya más cercanos en el tiempo, el Beato Juan Pablo II nos
llamó a evangelizar cuando dijo: “Los
cristianos estamos obligados a utilizar los mejores medios de comunicación a
nuestro alcance en cada época para difundir el Evangelio de Cristo”.
Y el Papa Francisco nos dice ahora: “¡Sintamos la alegría de ser cristianos! ¡Nosotros creemos en un
Resucitado que venció el mal y la muerte! ¡Tengamos la valentía de ´salir´ para
llevar esta alegría y esta luz a todos los lugares de nuestra vida!”
Es claro que cada cual será apóstol según los dones
recibidos de Dios y su vocación personal, pero todos deberíamos intentarlo…
porque en el bautismo y en la confirmación todos recibimos una verdadera
investidura apostólica y con ella la caridad “que es alma de todo apostolado”. Las
formas y responsabilidades particulares serán diferentes para los Obispos,
sacerdotes, personas consagradas a Dios, padres de familia o simples
cristianos; pero todos somos apóstoles, porque todos indistintamente hemos sido
asumidos e insertos por Cristo como miembros vivos de su Cuerpo místico.
Y esto es lo que, humildemente y con muchísimos defectos
y errores, vengo tratando de hacer desde julio de 2006… Y no dejaré de hacerlo
mientras tenga un poquito de fuerzas para seguir sembrando la Palabra de Jesús
en el mundo.
Felipe de Urca
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino
que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar
al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es
juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre
del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues
todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean
censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede
de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».
(Jn 3,16-21)
Comentario
Hoy, ante la miríada de opiniones que plantea la vida
moderna, puede parecer que la verdad ya no existe —la verdad acerca de Dios, la
verdad sobre los temas relativos al género humano, la verdad sobre el
matrimonio, las verdades morales y, en última instancia, la verdad sobre mí
mismo.
El pasaje del Evangelio de hoy identifica a Jesucristo
como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Sin Jesús sólo encontramos
desolación, falsedad y muerte. Sólo hay un camino, y sólo uno que lleve al
Cielo,que se llama Jesucristo.
Cristo no es una opinión más. Jesucristo es la auténtica
Verdad. Negar la verdad es como insistir en cerrar los ojos ante la luz del
Sol. Tanto si le gusta como si no, el Sol siempre estará ahí; pero el infeliz
ha escogido libremente cerrar sus ojos ante el Sol de la verdad. De igual
forma, muchos se consumen en sus carreras con una tremenda fuerza de voluntad y
exigen emplear todo su potencial, olvidando que tan solo pueden alcanzar la
verdad acerca de sí mismos caminando junto a Jesucristo.
Por otra parte, según Benedicto XVI, «cada uno encuentra
su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo
plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta
verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32)» (Encíclica "Caritas in
Veritate"). La verdad de cada uno es una llamada a convertirse en el hijo
o la hija de Dios en la Casa Celestial: «Porque ésta es la voluntad de Dios: tu
santificación» (1Tes 4,3). Dios quiere hijos e hijas libres, no esclavos.
En realidad, el “yo” perfecto es un proyecto común entre
Dios y yo. Cuando buscamos la santidad, empezamos a reflejar la verdad de Dios
en nuestras vidas. El Papa lo dijo de una forma hermosísima: «Cada santo es
como un rayo de luz que sale de la Palabra de Dios» (Exhortación apostólica
"Verbum Domini").
Fr. Damien LIN Yuanheng
(Singapur, Singapur)
Santoral Católico:
Los Mártires Colombianos de
la
Comunidad de San Juan de Dios
Información haciendo clic acá
Fuente: EWTN
¡Buenos días!
Nunca olvides
Aquello que nos
decimos a nosotros mismos afecta radicalmente la calidad de nuestras vidas y
nuestra habilidad para hacer cosas efectivamente. Somos lo que pensamos. Si
nuestro discurso interior es negativo, pues, somos eso: seres pesimistas,
trabados en todo. Por el contrario, si nuestro discurso interior es positivo
somos seres dinámicos, entusiastas, decididos.
Olvida los días nublados, pero no olvides tus
horas de sol ni tus noches estrelladas. Olvida los momentos en que fuiste
derrotado, pero no olvides las batallas que has ganado. Olvida los errores que
no puedes cambiar, pero no olvides las lecciones que has aprendido ni las
verdades atesoradas en tu experiencia. Olvida los días en que has estado solo y
triste, pero no olvides las sonrisas que has encontrado y tantas que encontrarás.
Olvida los planes que fallaron, pero nunca olvides que debes tener siempre un
sueño.
La gente de
pensamiento positivo, con metas para triunfar y salir adelante, va por la vida
con frases llenas de aliento como éstas: “Todo va a salir bien. Nada es imposible.
Tengo fe que todo saldrá a mi favor. La buena suerte siempre me acompaña. Hay
que tener confianza. Hay que esforzarse”. Concéntrate, pues, en la cara esperanzadora
de la existencia.
Padre Natalio
Palabras del Papa Francisco
“Jesús quiere que salgamos de nosotros mismos para ir al
encuentro de los demás, para ir hasta las periferias de la existencia, ser
nosotros los primeros en movernos hacia nuestros hermanos y hermanas,
especialmente los que están más alejados, los olvidados, los que están más
necesitados de comprensión, de consuelo y de ayuda. ¡Hay tanta necesidad de
llevar la presencia viva de Jesús Misericordioso y lleno de Amor!”
Papa Francisco
Palabras del Beato Juan Pablo
II
"La Palabra de Dios es digna en todos vuestros
esfuerzos. Abrazarla en toda su pureza e integridad, y difundirla con el
ejemplo y la predicación, es una gran misión. Esta es vuestra misión hoy,
mañana y el resto de vuestras vidas".
Beato Juan Pablo II
Tema del día:
Historia de “Pequeñas
Semillitas”
Allá a mediados 2006, estaba yo enviando cinco, seis o
siete mails diarios a un grupito de unas treinta personas, que aún hoy son mis
estoicos lectores de la primera hora.
Entonces enviaba en mails separados: "Los cinco minutos de
Dios", "El Santoral del día", "Efemérides",
"Cosas Curiosas", "El pensamiento de hoy", "Temas
Médicos", y algún otro mensaje más que todavía no incluía el envío del
Evangelio de cada día.
Ello me llevaba algunas horas diarias de preparación, y
no pocos problemas y reclamos familiares por ese tiempo excesivo que pasaba en
la computadora, hasta que decidí tomarme unos días de descanso sin presencia en
internet. Coincidió eso con uno de los períodos de mayor agravamiento en la
salud de mi padre, por entonces ya muy enfermo (fallecería en febrero de 2007).
Y fue en esos días en los que me puse a meditar de qué forma podría continuar
compartiendo mis ideas y difundiendo mensajes positivos, optimistas y de Fe,
pero con menos horas de estar ante el teclado y la pantalla.
Allí fue cuando Dios me iluminó y surgió la idea de armar
un "boletín" diario, que me permitiera enviar en un solo mail todos
los temas que antes armaba en correos separados, más pesados y más enriquecidos
con imágenes y sonidos, que ahora -en el boletín diario- necesariamente no se
incluyen para priorizar absolutamente los textos y unas pocas imágenes. Y así
nació la idea del boletín...
Su nombre "Pequeñas
Semillitas" fue la consecuencia de sumar dos palabras: Pequeñas,
porque tal como los más antiguos lectores recordarán, yo gustaba llamar a mis
mails "mis pequeñitos"; y Semillitas,
porque en esos días estaba leyendo un libro que se llama "Semillas de
cielo y tierra" (Reflexiones sencillas para tiempos difíciles) del
sacerdote jesuita cordobés Ángel Rossi y en su título encontré inspiración...
A veces me preguntan cuántas personas componen el
"equipo" que hace las "Pequeñas Semillitas"... y con toda
modestia tengo que decirles que no hay tal equipo, y que este boletín diario es
fruto exclusivo de mi trabajo personal de cada día, quitándole horas al
descanso o a mi familia, y si dejar de cumplir mis obligaciones laborales
(médico), aunque en forma cada vez más reducida. Lo que sí me gusta mencionar
son mis ayudas celestiales para hacer "Pequeñas Semillitas" y que
conforman lo que he llamado mis “asesores
de redacción”, y que son nada menos que Jesús de Nazaret, María de Lourdes,
San José y el Beato Juan Pablo II.
Con ellos ayudándome, la tarea de producir y sembrar mis
"Pequeñas Semillitas" es mucho más fácil...
Comencé a publicar el boletín el martes 11 de julio de
2006, día del cumpleaños de mi hijo, y al principio eran tan solo unas treinta personas que lo recibían, y algunos
de ellos a su vez los reenviaban a sus amigos o conocidos... Con el correr de los
días se fueron sumando más y más pedidos para recibirlo y llegó un momento en que
ya no pude seguir enviándolo yo mismo a tantas personas; y eso dio lugar en los
primeros meses de 2007 a la idea de armar un Grupo de distribución para estos
boletines, cosa que pude hacer dentro de Yahoo Grupos y gracias a la
inestimable ayuda de Melissa, una amiga chilena muy querida y de muchos años de
amistad “cibernética” al principio y luego real, pues en un viaje de vacaciones
con mi familia en 2008, fuimos a Chile y conocimos personalmente a la que hoy
es la eficiente Moderadora del Grupo.
Este nueva etapa de “Pequeñas Semillitas” ya como Grupo,
se inició el día 1º de marzo de 2007, ocasión en que comencé a numerarlas
nuevamente desde el 0001, quedando 200 (doscientas) ediciones anteriores, que
podríamos llamar las Semillitas "históricas", que si las sumamos a
las actuales totalizarían 2200 (dos mil doscientas) ediciones publicadas ya de
este boletín...
Y hoy tenemos anotados cerca de veinticinco mil (25.000)
suscriptores al Grupo "Pequeñas Semillitas" que reciben cada mañana
en forma directa el boletín por e-mail, y luego viene la increíble acción
multiplicadora de los reenvíos y la publicación en comunidades, listas o grupos
de internet, que hace que cada día sean leídas las “Pequeñas Semillitas” por
muchos miles de personas de los más remotos lugares del mundo, muchos de los
cuales me sorprenden día a día enviándome comentarios o palabras de aliento.
Y nuestra moderadora Melissa ha tenido que crear un
segundo Grupo (Pequeñas Semillitas 2) para seguir inscribiendo personas que
desean recibir por correo nuestro boletín cada mañana, porque el grupo inicial
ya se saturaba con más de veinte mil miembros.
Existe además "Pequeñas Semillitas" en
internet, como blog, que puede ser leído por cualquier persona del mundo con el
único requisito de tener una computadora con conexión a internet. El blog lo
iniciamos también el 1º de marzo de 2007 y ha sido visitado hasta hoy por casi
un millón novecientos mil (1.900.000) lectores de los más variados países del
mundo.
El día de Navidad del año 2009, el Niño Jesús puso en mi
corazón la idea de crear otro blog en internet, éste dedicado a exaltar la
memoria del Papa Juan Pablo II, que dejó en mi vida una impronta decisiva. Y
así nació “Juan Pablo II inolvidable”, página que ha sido visitada desde su
creación hasta hoy por más de trescientos cincuenta mil (350.000) lectores.
Y más recientemente, en diciembre de 2011, con la ayuda
de mi hija, he podido hacer presencia de Pequeñas Semillitas en Facebook y en
Twitter. El muro de Pequeñas Semillitas tiene ya cuatro mil (4.000) “me gusta”.
Mi muro personal tiene más de mil seiscientos (1.600) “amigos”. Y en Twitter
sumamos ya 235 seguidores.
En los últimos dos años “Pequeñas Semillitas” ha recibido
reconocimientos que nos llegan de alegría: Premio “Caminos de la Fe” 2010 y
Premio “Bandera de la Paz” 2012 otorgado por dos Fundaciones en relación con la
UNESCO.
Por su parte “Juan Pablo II inolvidable” recibió también
el Premio “Caminos de la Fe” 2010 y ha sido seleccionada en 2012 como una de
las 35 mejores páginas católicas de internet por 35 webs.com.
Y ambas páginas están certificadas como miembros
oficiales de la red mundial de Catholic.net.
Agradezco a todos!!!
A quienes fueron los primeros lectores tanto como a los
que se agregaron hace un par de días.
A los que leen en silencio tanto como a los que siempre hacen
algún comentario.
A los que reenvían cada día el boletín (muchas personas
lo reenvían a cientos de contactos suyos cada día).
A los que lo publican en listas de internet de las que
son propietarios, moderadores o simples miembros.
A los que lo reproducen en sus muros de Facebook y me
permiten incluirlo en Grupos de esta red social.
A los que lo comparten por Twitter.
A los que imprimen cada día en papel las “Pequeñas
Semillitas” para regalarlas a personas que no tienen computadora.
A los que lo reproducen en su blogs o páginas de internet
en todo el mundo, lo traducen a otros idiomas o lo leen por radios FM de
diversos países.
A las muchísimas comunidades religiosas, obispados,
parroquias, conventos, monasterios, de diversos lugares del mundo que
diariamente reciben el boletín.
Y también a las personas que con toda honestidad me
pidieron no recibirlo más porque sintieron que el contenido no era para
ellos...
Y por cierto, agradezco a Dios y a la Virgen Santísima,
la posibilidad de esparcir mis "Pequeñas Semillitas" cada día por el
mundo, cumpliendo con la misión de discípulo que el bautismo me dio y con los
mensajes de tantos santos, pontífices o simples predicadores, que siempre nos
han insistido a los cristianos sobre la necesidad de salir a dar a conocer el
Evangelio (la Buena Noticia).
¡¡¡Gracias... y sigamos sembrando con alegría!!!
Felipe de Urca.
Poesía:
Siembra, siembra y sigue sembrando…
Sin importar el resultado de la cosecha,
por favor no te detengas
a ver si las semillas germinaron o no,
solo sigue adelante, sigue sembrado,
que si siembras con bondad y alegría,
algún día sus frutos dulces comerás.
Recuerda, que al sembrar,
no lo haces para ti, sino para los demás,
si todos sembramos buena fe y bondad,
a la larga y al final del camino tendremos
un terreno muy grande frondoso y floreado
donde verdaderamente, provoque estar y vivir.
Nuestro entorno es producto de nuestro trabajo,
no esperes por favor que venga otro
a sembrar por tí, hazlo tú mismo,
empieza ahora mismo,
nunca es tarde para hacerlo,
y siempre es muy temprano para terminar.
Nelson Cisneros
Tal vez de la lectura de este texto poético, surja con
claridad la explicación del por qué de mis “Pequeñas Semillitas”: sembrar,
siempre sembrar...
Como en la parábola del Sembrador, muchas semillas caerán en tierra fértil y germinarán
hermosas. Algunas pocas caerán entre las piedras y se pudrirán... pero no voy a parar de sembrar...!!!
“Intimidad Divina”
La escucha
interior
La sagrada Liturgia es “la cumbre” del culto divino y “la
fuente” de la santificación de los hombres (SC 10); sin embargo, “la
participación en la sagrada Liturgia no abarca toda la vida espiritual. En
efecto, el cristiano, llamado a orar en común, debe entrar también en su cuarto
para orar al Padre en secreto” (SC 12). Los tesoros de la doctrina contenidos
en la sagrada Liturgia y los mismos misterios divinos que la acción litúrgica
celebra y ofrece a los creyentes, deben ser asimilados en el silencio y en la
reflexión, en aquella intimidad con Dios que es la oración mental, llamada
comúnmente meditación. No basta escuchar con el oído exterior, esto es sólo el
primer paso; es necesaria la escucha interior del corazón que, dejándonos
penetrar por la palabra divina, nos procura aquellas convicciones profundas que
luego se convierten en vida. Jesús no sólo inculcó la necesidad de esta escucha
vital, sino que la proclamó como una bienaventuranza: “Dichosos los que oyen la
palabra de Dios y la guardan” (Lc. 11, 28).
Hablando de la palabra de Dios como alimento de la vida
espiritual, el Concilio Vaticano II dice: “A la acción de la Sagrada Escritura
debe acompañar la oración de modo que se entable coloquio entre Dios y el
hombre, pues a él hablamos cuando oramos, a él oímos cuando leemos los oráculos
divinos” (DV 25). La lectura sirve de arranque y de punto de partida para el
coloquio interior: la palabra escrita se convierte entonces en palabra viva que
Dios mismo alumbra en el fondo del espíritu recogido, haciéndole comprender su
sentido y sus aplicaciones prácticas a la vida cotidiana. De esta manera el
alma que ora se coloca en la actitud de María de Betania, “la cual, sentada a
los pies del Señor, escuchaba su palabra” (Lc 10, 39). Actitud de escucha que
Jesús definió “la sola cosa necesaria” y “la mejor parte” (ib. 42), queriendo
dar a entender que vale más una hora empleada en escuchar la palabra de vida
eterna que mil ocupaciones materiales.
Luego esta actitud de escucha se convierte
espontáneamente en oración, que es la respuesta del alma fiel a la palabra y a
la luz del Señor; adhesión, aceptación, entrega, ímpetu de amor hacia Dios,
nuevo fervor en su servicio, propósito de bien obrar y acción de gracias. La
Sagrada Escritura y especialmente el Evangelio, los textos del Misal y del
Breviario nos ofrecen los temas más hermosos y eficaces para la meditación,
precisamente porque son palabras de Dios y palabra de la Iglesia. El Concilio
hablando de los religiosos dice: “Tengan cotidianamente en las manos la Sagrada
Escritura, a fin de adquirir, por la lección y meditación de los sagrados
libros, la eminente ciencia de Jesucristo” (PC 6); a los clérigos seminaristas
recomienda que se preparen “para el ministerio de la palabra: para comprender
mejor la palabra revelada por Dios y poseerla con la meditación” (OT 4); e
igualmente habla a los seglares, cuando afirma que “solamente… con la
meditación de la palabra divina” (AA 4) aprenderán a buscar y a reconocer al
Señor en todas las circunstancias de la vida. El fin de la meditación es
conocer mejor a Dios para amarlo más, o, como dice San Juan de la Cruz, “sacar
alguna noticia y amor de Dios” (Subida II, 14, 2).
¡Oh Señor!, toda mi
grandeza está en escucharte: escucharte en la palabra exterior de tu ley,
escucharte en la inspiración interior de tu Espíritu, en los variadísimos
caminos a través de los cuales habla tu Providencia. Escucharte en la quietud
profunda del espíritu, en el deseo inflamado pero sereno de la voluntad, en la
fidelidad devota y humilde de la actividad cotidiana, en la rectitud profunda y
sincera de la vida… Es más precioso y de más valor el escuchar una sola de tus
palabras y establecer una corriente de atención interior contigo, que todas las
demás cosas que mi amor quisiera ofrecerte. Este fue el gran mérito de María,
la parte mejor que ella consiguió. ¡Oh Maestro divino!, que yo también sepa
escucharte. (G. Canovai)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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