PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1993 ~
Miércoles 3 de Abril de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Señor, tú eres vida, tú eres necesario para mí como el
aire que respiro. Te doy gracias por el don de la vida, porque es maravilloso
existir. Te adoro, Señor, porque así como el aire me rodea y penetra en mí, así
también estoy rodeado por ti, me envuelves con tu presencia, lleno de vida y de
alegría, me penetras con tu gracia y me transformas con tu resurrección. Y junto
con el aire que sale de mis pulmones, llévate todo lo que no me hace feliz,
arroja fuera de mí toda impureza espiritual, expulsa todas mis angustias y
tristezas, todos mis rencores y malos recuerdos, todo egoísmo y toda mala
intención. Llévate todo, Dios mío, y déjame sólo tu gracia, tu vida. Quédate tú
invadiendo todo mi ser y reinando en mí con tu gozo en medio de mis tareas.
Amén.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado
Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre
todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y
discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban
retenidos para que no le conocieran.
Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras
vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado
Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las
cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le
dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y
palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y
magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que
sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya
tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras
nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar
su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles,
que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y
lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron». Él les
dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los
profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su
gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les
explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras.
Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de
seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros,
porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y
sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y se lo iba dando.
Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero
Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro
corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las
Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y
encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es
verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su
parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en
la fracción del pan.
(Lc 24,13-35)
Comentario
Hoy el Evangelio nos asegura que Jesús está vivo y
continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los
discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial —en el encuentro
comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la
escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de
fraternidad y de servicio— que los discípulos pueden realizar la experiencia
del encuentro con Jesús resucitado.
Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no
imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado.
Pero sentían «arder» su corazón (cf. Lc 24,32), cuando Él les hablaba,
«explicando» las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su
corazón y «sus ojos se abrieron» (Lc 24, 31).
El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar
el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones.
El divino Viajante sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la
interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios.
Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que
brota del «Pan de vida», por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa
de «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).
El Papa Benedicto XVI explica que «el anuncio de la
Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos».
P. Luis PERALTA Hidalgo SDB (Lisboa, Portugal)
Santoral Católico:
San Juan de Britto
Misionero
Nació en Portugal en el año 1647. Siendo muy niño enfermó
gravemente y la mamá lo encomendó al gran misionero San Francisco Javier y el
niño curó milagrosamente. En recuerdo de este notable gran favor, toda la vida
deseó ser un fiel imitador de San Francisco Javier.
A la edad de 15 años pidió ser admitido en la Comunidad
de los Padres Jesuitas. Sus familiares se le oponían fuertemente porque eran
ricos y muy amigos de los más altos empleados del reino y esperaban para Juan
muy honrosos puestos oficiales. Pero el joven insistió fuertemente y al fin
consiguió el permiso de hacerse religioso jesuita.
En los estudios del seminario brilló por su gran
inteligencia y por su dedicación total a la preparación para el sacerdocio. Una
vez ordenado sacerdote, recibió del rey y de muy altas personalidades la
petición de que se quedara en Portugal, pero él, deseando imitar a San
Francisco Javier pidió y obtuvo ser enviado como misionero a la India, y con 16
compañeros emprendió el larguísimo viaje por mar.
Desde 1673 hasta 1693, por veinte años estuvo misionando
incansablemente en la India. Y fue tanto el entusiasmo con el cual se dedicó a
las actividades misioneras que lo nombraron superior de las Misiones de la
India.
Fueron casi increíbles los trabajos y dificultades que se
le presentaron en este inmenso país, el cual recorrió por miles de kilómetros,
a pie, evangelizando. Sus compañeros dejaron escritos en sus cartas datos muy
impresionantes acerca de los sacrificios tan intensos que el gran misionero tuvo
que padecer. Pero el número de conversiones que consiguió fue también sumamente
consolador.
Desde el principio el padre Juan de Britto se dio cuenta
de que para poder ganarse mejor la voluntad de esas gentes y lograr más
conversiones, era necesario adaptarse totalmente al modo de vestir, de comer y
de comportarse de ese país. Y así adoptó por completo los usos y costumbres de
la India. ¿Que allá la posición que significa adoración, es estar sentado en el
suelo, sobre los tobillos? Pues les celebraba la misa sentado en el suelo, con
gran reverencia y devoción. ¿Que los hindúes no comían carne? Pues él no volvió
a probarla. Un boletín informativo de ese entonces dejó esta constancia: - Al
adaptarse tan sumamente bien a las costumbres del país, logró ganarse la
simpatía de todas las clases sociales, y obtuvo notables éxitos espirituales en
toda clase de personas.
Los escritos de ese tiempo narran cómo era el
comportamiento de este misionero. Dicen así: "Todo lo que era
caballerosidad y generosidad, trataba de cumplirlo. Su salud era sumamente
débil y las fiebres palúdicas lo atacaban muy frecuentemente y lo llevaban a
las puertas de la muerte, pero él seguía trabajando como si no estuviera
sufriendo. Los sacerdotes de las religiones de estas tierras eran muy fanáticos
y atacaban sin piedad al pobre de Britto y a sus cristianos. Muchas veces lo
echaron a la cárcel y le hicieron padecer feroces torturas".
Una vez lo colgaron de los brazos en un árbol, y otra lo
echaron a un hondo pozo para ver si se ahogaba. Pero después de que lo
atormentaban el Padre Britto se restablecía de manera que parecía casi un
milagro. Volvió a Europa a conseguir ayudas para sus misiones, y aunque el
gobierno y muchos amigos le aconsejaban que se quedara en Portugal en honrosos
cargos, él dispuso volver a la India, a imitar a su santo Patrono San Francisco
Javier, que gastó su vida y sus energías en obtener que los habitantes de la
India se convirtieran al cristianismo.
Y resultó que convirtió al cristianismo a un jefe hindú
que tenía varias mujeres y éste se propuso no tener en adelante sino una sola
esposa, como lo manda nuestra santa religión. Y entonces una de las antiguas
concubinas de aquel hombre, se propuso vengarse del santo misionero y le
inventó graves calumnias y obtuvo que fuera condenado a muerte.
Lo llevaron a la cárcel y desde allí escribió a sus
superiores en Roma: "Con alegría y gran esperanza espero la muerte. Mi
gran deseo ha sido siempre morir mártir por Cristo Jesús. Morir mártir es la
recompensa más preciada por los trabajos que he logrado hacer por la
evangelización. Morir mártir es lo que le he pedido muchas veces a Dios en mis
oraciones".
El 4 de febrero de 1693 un gran gentío se reunió para ver
la ejecución del santo misionero, a quien se le acusaba de enseñar doctrinas
que no eran las de los sacerdotes de los dioses de ese país. El gobernador
estuvo varias horas demorando la sentencia porque sentía miedo de ordenar
semejante crimen. Pero al fin movido por los fanáticos enemigos del
cristianismo mandó que le cortaran la cabeza.
Al saber la noticia, el rey de Portugal mandó celebrar
solemnísimas honras fúnebres en honor del santo mártir, y a esas ceremonias
asistió la mamá del gran misionero, pero no vestida de luto, sino con sus
mejores adornos de fiesta, porque estaba convencida de que su hijo se había ido
a recibir en el cielo la corona de gloria preparada para los que en la tierra
se declaran amigos de Cristo hasta la muerte.
San Juan Britto, te suplicamos por todos los misioneros
del mundo y por todos los países que todavía no conocen a Cristo, para que muy
pronto acepten la verdadera y más santa religión que es la Católica, apostólica
romana.
Fuente: EWTN
¡Buenos días!
El guiso de lentejas
La sinceridad es
una virtud exigente, ya que puedes faltar a la verdad de distintas y sutiles
maneras. Por ejemplo, con la simulación, que es mentir con los hechos, o con la
hipocresía pasando por lo que no se es, o con jactancias atribuyéndose uno
excelencias que no posee, o con adulaciones cuando se engaña para sacar algún
provecho de los otros.
Un día el filósofo griego Diógenes estaba
comiendo un plato de lentejas, sentado al lado de su casucha. No había en
Atenas un alimento más humilde y vulgar. Comer guiso de lentejas, significaba
ser de ínfima condición social. Pasó un ministro del Emperador, y le dijo:
—¡Ay, pobre Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y adular un poco más al
Emperador, no tendrías que comer lentejas. Diógenes dejó de comer, levantó la
vista y, mirando intensamente al acaudalado interlocutor, contestó: —¡Ay de ti,
pobre hermano! Si aprendieras a comer lentejas, no tendrías que ser tan sumiso
y adular tanto al Emperador.
Para vivir en una
Patria noble y digna cada ciudadano debe aportar su conducta honesta. A veces la falta de integridad se quiere
justificar diciendo que todos actúan así; o que es la única forma de salir
adelante. Es necesario vivir según los principios, aunque esto suponga ir
“contra corriente”. Es la única manera de levantar el nivel moral de nuestra
sociedad.
Padre Natalio
La frase de hoy
“No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor comienzo”
Mario Benedetti
Tema del día:
Ser pan
Puede que sea bonito, pero desde luego no es nada fácil
hacerse pan.
Significa que ya no puedes vivir para ti, sino para los
demás.
Significa que ya no puedes poseer nada, ni cosas, ni
tiempo, ni talentos, ni libertad, ni salud; todo lo tuyo ya no es tuyo, es de y
para los demás.
Significa que tienes que estar enteramente disponible, a
tiempo completo.
Ya no puedes protestar si te exigen mucho, si te molestan
mucho, si te llaman a cualquier hora y para cualquier cosa.
Significa que debes tener paciencia y mansedumbre, como
el pan, que se deja amasar, cocer y partir.
Significa que debes ser humilde, como el pan, que no figura
en la lista de platos exquisitos; está ahí, siempre para acompañar.
Significa que debes cultivar la ternura y la bondad,
porque así es el pan, tierno y bueno.
Significa que debes estar siempre dispuesto al
sacrificio, como el pan que se deja triturar.
Significa que debes vivir siempre en el amor más grande,
capaz de morir para dar vida, como el pan.
San Ignacio de Antioquía quería ser triturado por los
dientes de las fieras para llegar a ser pan de Cristo.
Tú, no hace falta que busques a los leones para que te
trituren.
Déjate triturar por esos cachorrillos que son los
hermanos.
Déjate amasar por las contrariedades, los trabajos y los
servicios a favor de los hermanos.
Déjate cocer por el fuego del amor y del espíritu.
Después ya podrás ofrecerte a todos los que tengan algún
hambre.
Autor: Rafael Prieto Ramiro
Tomado de “Nuestra Edad”
Una historia breve
Una vez llegó a un pueblo un hombre y pidió por las casas
para comer, pero la gente le decía que no tenían nada para darle. Al ver que no
conseguía su objetivo, cambió de estrategia. Llamó a la casa de una mujer para
que le diese algo de comer.
— Buenas tardes, Señora. ¿Me da algo para comer, por
favor?
— Lo siento, pero en este momento no tengo nada en casa,
dijo ella.
— No se preocupe - dijo amablemente el extraño- tengo una
piedra en mi mochila con la que podría hacer una sopa. Si usted me permitiera
ponerla en una olla de agua hirviendo, yo haría la mejor sopa del mundo.
— ¿Con una piedra va a hacer usted una sopa? ¡Me está
tomando el pelo!
— En absoluto, señora, se lo prometo. Tráigame una olla
bien grande, por favor, y se lo demostraré.
La mujer buscó la olla más grande y la colocó en mitad de
la plaza. El extraño preparó el fuego y colocaron la olla con agua. Cuando el
agua empezó a hervir ya estaba todo el vecindario en torno a aquel extraño que,
tras dejar caer la piedra en el agua, probó una cucharada exclamando:
— ¡Deliciosa! Lo único que necesita son unas papas.
Una mujer se ofreció de inmediato para traerlas de su
casa. El hombre probó de nuevo la sopa, que ya estaba más gustosa, pero dijo
que le faltaba un poco de carne.
Otra mujer voluntaria corrió a su casa a buscarla. Y con
el mismo entusiasmo y curiosidad se repitió la escena al pedir unas verduras y
sal. Por fin pidió:
— ¡Platos para todo el mundo!
La gente fue a sus casas a buscarlos y hasta trajeron pan
y frutas. Luego se sentaron todos a disfrutar de la espléndida comida,
sintiéndose extrañamente felices de compartir, por primera vez, su comida.
Y aquel hombre extraño desapareció dejándoles la
milagrosa piedra, que podrían usar siempre que quisieran hacer la más deliciosa
sopa del mundo.
Nuevo video y artículo
Hay un nuevo video subido a este blog.
Para verlo tienes que ir al final de la página.
Hay nuevo material publicado ayer en el blog
"Juan Pablo
II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa Francisco,
por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos,
seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de
Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre
y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las
misiones, por la Paz en el mundo, por nuestros hermanos sufrientes por diversos
motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los
presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la
unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de
los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales
y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por el alma del niño Madián Yafeth M. G.,
de Honduras. Que el Divino Niño consuele a su madre y su padre.
Pedimos oración por el eterno descanso de José M., de Córdoba, Argentina, que ayer fue llamado por Dios a su casa. Paz para su alma y consuelo y fortaleza para su familia.
Pedimos oración por el eterno descanso de José M., de Córdoba, Argentina, que ayer fue llamado por Dios a su casa. Paz para su alma y consuelo y fortaleza para su familia.
Pedimos oración por Claudia y Mariana, madre e hija
respectivamente, ya que Claudia comenzó labor de parto para que la Virgen las
proteja y que ambas lleguen bien y felices a la culminación del parto. Viven en
El Salvador.
Pedimos oración por Balvino C., que vive en San Cristóbal, Venezuela, por la conversión y la salvación de su alma.
Pedimos oración por Balvino C., que vive en San Cristóbal, Venezuela, por la conversión y la salvación de su alma.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
Quédate con
nosotros
El mismo día e Pascua por la tarde, Jesús bajo las
apariencias de un caminante, se junta a dos discípulos que se dirigían a Emaús
y hablaban entre sí de los hechos sorprendentes acaecidos en Jerusalén el
viernes anterior (Lc 24, 13-35). Como María Magdalena, tampoco ellos le
reconocen, y no ya por la emoción, sino por creer que todo había terminado para
siempre. Habían creído en Jesús, “varón profeta, poderoso en obras y palabras
ante Dios y ante todo el pueblo”, pero su condena a muerte y su crucifixión los
había desilusionado. “Nosotros esperábamos que sería él quien rescataría a
Israel; mas… van ya tres días desde que esto ha sucedido”. La idea de un Mesías
político que habría asegurado la prosperidad de Israel les ha impedido
reconocer en Cristo lleno de sufrimientos al Salvador prometido. De hecho, se
puede tener al Señor muy cerca, caminar a su lado y no reconocerle; se puede
tener un gran conocimiento de las Escrituras sin llegar a captar su sentido
profundo que nos revela a Dios. De aquí que muchos no llegan a realizar el
salto entre el conocer y el creer, entre saber tantas cosas y captar la única
cosa necesaria. Ni siquiera ver al Señor es suficiente para creer, si la fe no
nos ilumina interiormente.
Cuando el misterioso viandante está para dejarles, los
dos discípulos le ruegan diciendo: “Quédate con nosotros, pues el día ya
declina”. No es tanto un gesto de cortesía hacia el desconocido, cuanto la
necesidad de seguir en su compañía y escuchar aún su palabra que enciende en
sus corazones un ardor insólito. Y la oración es escuchada más allá de lo que
pide. Pues el Señor no sólo acepta la invitación y entra en la casa, sino que
“puesto con ellos a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Se
le abrieron los ojos y le reconocieron”. Era el gesto típico de Jesús cuando
dividía el pan con sus discípulos; pero también es posible que fuera la
repetición del gesto eucarístico de la última Cena, en la cual los dos podían
haber estado presentes. En todo caso Jesús se hace conocer en un clima de
oración y de intimidad. El terreno ha sido preparado con la explicación de las
Escrituras, pero la fe brota de la oración y de la intimidad con el Resucitado.
Si la fe de muchos creyentes está fría, casi dormida,
incapaz de informar y transformar su vida, esto se debe con frecuencia a la
falta de oración profunda y de intimidad personal con Cristo. Muchos creen en
Jesús hasta aceptar su persona histórica y admitir lo que las Escrituras y los
Evangelios dicen de él; pero no creen en él como una persona todavía viva y
presente que desea ser el compañero de su camino y el huésped de su corazón. No
se han encontrado aún con él en la intimidad de la oración, ni se han sentado
juntos a la mesa para partir el pan. Para éstos el banquete eucarístico no pasa
de ser un simple rito simbólico: no es un alimentarse de Cristo muerto y
resucitado para su salvación, ni un acogerlo vivo y palpitante en su corazón
para entretenerse en amigable conversación con él. “Quédate con nosotros”. Esta
hermosa oración pascual expresa el deseo de un encuentro íntimo y personal con
el Señor, porque sólo de esta manera se encienden la fe y el amor y sólo así se
hace uno capaz de encenderlos en otros corazones.
¡Oh buen Jesús, no
permitas que mis culpas causen tales tinieblas en la vista de mi alma, que
teniéndote presente no te vea, y hablándome Tú dentro de mi corazón no te
conozca!; mas si por tu secreta providencia te escondieres, no me falte la
presencia de tu gracia, para que no falte yo en hacer lo que debo por mi
flaqueza. ¡Oh buen Jesús, quédate conmigo, porque en mi alma se va oscureciendo
la luz de la fe, y el resplandor de la virtud, y el fervor de la caridad se va
enfriando y declinando; y si Tú te vas, quedaré convertido en noche oscura y
fría! Quédate, Señor, conmigo, porque el día de mi vida se va acabando y ahora
tengo mayor necesidad de tu presencia, cuando está más cercana la noche de mi
muerte… Quédate, Señor, conmigo, para que pueda cumplir mi deseo y llegar a la
vida eterna donde siempre esté contigo. (L. de la Puente, Meditaciones).
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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