lunes, 11 de febrero de 2013

Pequeñas Semillitas 1950


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 8 - Número 1950 ~ Lunes 11 de Febrero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Alabado sea Jesucristo…
Hoy estamos de fiesta. Hoy celebramos a la más amada… Hoy estamos festejando a nuestra Madre, la Santísima Virgen, en su advocación de Lourdes. Además de haberla proclamado Patrona de “Pequeñas Semillitas”, tenemos muchos motivos para estar felices en su día y dedicarle nuestra edición de hoy, que es apenas un mínimo reflejo de lo enormemente más trascendente que es la intención de dedicarle a Ella toda nuestra vida.
Y, como la Virgen de Lourdes es la gran intercesora por los enfermos, hoy se celebra también la Jornada Mundial por los Enfermos que fue instituida el 13 de mayo de 1992 por el querido Papa Juan Pablo II. Por ese motivo incluimos en esta edición el Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial del Enfermo 2013, que está como “Tema del día”
Jesucristo es el mayor ejemplo que tenemos para saber cómo afrontar las durezas de la enfermedad… Él sufrió hasta el extremo en la cruz por amor a nosotros. Y esta es la clave: el AMOR. En este día tan especial, tenemos que ponernos la meta de hacer que crezca el amor en nuestros corazones. Amor por la Santísima Virgen, nuestra Madre, nuestra intercesora y abogada permanente en el cielo... Amor por nuestros hermanos, especialmente por los enfermos que sufren por distintas causas, como algún día todos tendremos que sufrir, para crecer espiritualmente y poder ofrecernos a Dios en comunión con Cristo.
Pidamos entonces a María de Lourdes, en este día, que nos acompañe, que nos proteja y que nos fortalezca con la gracia de su Hijo, para que transitemos junto a Ella los caminos de esta vida buscando siempre llegar a Jesús, y uno de los mejores caminos para lograrlo es amar a nuestros hermanos y atenderlos en sus necesidades.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos hubieron terminado la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida, recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que Él estaba. Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
(Mc 6,53-56)

Comentario
Hoy, en el Evangelio del día, vemos el magnífico "poder del contacto" con la persona de Nuestro Señor: «Colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados» (Mc 6,56). El más mínimo contacto físico puede obrar milagros para aquellos que se acercan a Cristo con fe. Su poder de curar desborda desde su corazón amoroso y se extiende incluso a sus vestidos. Ambos, su capacidad y su deseo pleno de curar, son abundantes y de fácil acceso.
Este pasaje puede ayudarnos a meditar cómo estamos recibiendo a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. ¿Comulgamos con la fe de que este contacto con Cristo puede obrar milagros en nuestras vidas? Más que un simple tocar «la orla de su manto», nosotros recibimos realmente el Cuerpo de Cristo en nuestros cuerpos. Más que una simple curación de nuestras enfermedades físicas, la Comunión sana nuestras almas y les garantiza la participación en la propia vida de Dios. San Ignacio de Antioquía, así, consideraba a la Eucaristía como «la medicina de la inmortalidad y el antídoto para prevenirnos de la muerte, de modo que produce lo que eternamente nosotros debemos vivir en Jesucristo».
El aprovechamiento de esta "medicina de inmortalidad" consiste en ser curados de todo aquello que nos separa de Dios y de los demás. Ser curados por Cristo en la Eucaristía, por tanto, implica superar nuestro ensimismamiento. Tal como enseña Benedicto XVI, «Nutrirse de Cristo es el camino para no permanecer ajenos o indiferentes ante la suerte de los hermanos (…). Una espiritualidad eucarística, entonces, es un auténtico antídoto ante el individualismo y el egoísmo que a menudo caracterizan la vida cotidiana, lleva al redescubrimiento de la gratuidad, de la centralidad de las relaciones, a partir de la familia, con particular atención en aliviar las heridas de aquellas desintegradas».
Igual que aquellos que fueron curados de sus enfermedades tocando sus vestidos, nosotros también podemos ser curados de nuestro egoísmo y de nuestro aislamiento de los demás mediante la recepción de Nuestro Señor con fe.
Fr. John GRIECO (Chicago, Estados Unidos)


Santoral Católico:
Nuestra Señora de Lourdes
Advocación Mariana


Memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, de la población de Lourdes, y desde entonces aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.

Bernardita de Soubirous fue la elegida por Dios para ser testigo y mensajera de tan extraordinaria iniciativa del Creador. La Madre de Jesús, nuestra Madre también, supo como siempre enamorar a las multitudes y convocar a los pueblos de las naciones alrededor de la majestuosa imagen que de Ella se difundió.

Lourdes ha sido fuente de sanación física para mucha gente, y quizás ha sido este el milagro más visible que Dios ha realizado para confirmar y sostener la fe en la obra. Pero sin dudas que la sanación espiritual, la conversión de las almas, ha sido el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra.

Bernardita fue también instrumento de confirmación del Dogma de la Inmaculada Concepción, para alegría de los que amamos la pureza de María, reconocida de este modo en las propias palabras de la Reina del Cielo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Hoy, después de 150 años, las palabras de María resuenan en nuestros oídos con la misma fuerza, como un cristal puro que resuena y sacude con su timbre los tímpanos del mundo.

Gloria a Dios por Su Amor manifestado en regalo tan extraordinario. Nuestra Señora de Lourdes renueve nuestros corazones y nuestras mentes, para que emerja sonriente y esplendorosa nuestra propia conversión.

Fuente: Catholic.net


Santuario de Lourdes


En este link se puede acceder a imágenes en vivo y en directo transmitidas por televisión desde el Santuario de Lourdes, incluyendo Misas, peregrinaciones y el rezo del Santo Rosario en diversos idiomas. http://es.lourdes-france.org/tv-lourdes/


¡Buenos días!

El abeto y el espino

Es fundamental convencerme que, si quiero ser yo mismo, el único punto de referencia para superarme soy yo. No necesito compararme con nadie más. Lo correcto es conocer mis talentos y habilidades, alegrarme de lo que tengo y no estar ansioso por mis límites y carencias. Que esto te ayude a vivir con equilibrio y en paz tu propia realidad.

Disputaban entre sí el abeto y el espino, a ver cuál era el mejor árbol. Se jactaba el abeto diciendo: —Soy hermoso, esbelto y alto, luzco en los parques de los reyes y sirvo para construir las naves y los techos de los templos. ¿Cómo tienes la osadía de compararte a mí, arbolito de ínfima calidad? —¡Si recordaras -replicó el espino- las hachas y las sierras que te cortan, preferirías la suerte del espino, que sobrevive a los grandes! Esopo.

No te compares nunca con los demás, porque todo humano tiene éxitos y fracasos, días de sol y de nublados, tiempo de risas y de duelo, épocas de penuria y prosperidad. Enumera y goza, en cambio, tus propios bienes y agradécelos al Señor y él te librará celos y envidia. Es lo que expresa este refrán: “Hueso que te tocó en parte, róelo con arte”.  

Padre Natalio


Palabras del Beato Juan Pablo II

“En la gruta de Massabielle, la Virgen santísima salió al encuentro de Bernardita, revelándose como la llena de la gracia de Dios, y le pidió hacer penitencia y oración. Le indicó una fuente de agua y la invitó a beber de ella. Esta agua, que brota siempre fresca, ha llegado a ser uno de los símbolos de Lourdes: símbolo de la vida nueva, que Cristo da a los que se convierten a él. Sí; el cristianismo es fuente de vida, y María es la primera guardiana de esta fuente. La indica a todos, pidiéndoles que renuncien al orgullo, que sean humildes, para obtener la misericordia de su Hijo y colaborar así a la instauración de la civilización del amor”

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Jornada Mundial del Enfermo

«Anda y haz tú lo mismo»
(Lc 10,37)

Mensaje del Papa Benedicto XVI por la Jornada Mundial del Enfermo 2013

Queridos hermanos y hermanas:

1. El 11 de febrero de 2013, memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes, en el Santuario mariano de Altötting, se celebrará solemnemente la XXI Jornada Mundial del Enfermo. Esta Jornada representa para todos los enfermos, agentes sanitarios, fieles cristianos y para todas la personas de buena voluntad, «un momento fuerte de oración, participación y ofrecimiento del sufrimiento para el bien de la Iglesia, así como de invitación a todos para que reconozcan en el rostro del hermano enfermo el santo rostro de Cristo que, sufriendo, muriendo y resucitando, realizó la salvación de la humanidad» (Juan Pablo II, Carta por la que se instituía la Jornada Mundial del Enfermo, 13 mayo 1992, 3). En esta ocasión, me siento especialmente cercano a cada uno de vosotros, queridos enfermos, que, en los centros de salud y de asistencia, o también en casa, vivís un difícil momento de prueba a causa de la enfermedad y el sufrimiento. Que lleguen a todos las palabras llenas de aliento pronunciadas por los Padres del Concilio Ecuménico Vaticano II: «No estáis… ni abandonados ni inútiles; sois los llamados por Cristo, su viva y transparente imagen» (Mensaje a los enfermos, a todos los que sufren).

2. Para acompañaros en la peregrinación espiritual que desde Lourdes, lugar y símbolo de esperanza y gracia, nos conduce hacia el Santuario de Altötting, quisiera proponer a vuestra consideración la figura emblemática del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37). La parábola evangélica narrada por san Lucas forma parte de una serie de imágenes y narraciones extraídas de la vida cotidiana, con las que Jesús nos enseña el amor profundo de Dios por todo ser humano, especialmente cuando experimenta la enfermedad y el dolor. Pero además, con las palabras finales de la parábola del Buen Samaritano, «Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10,37), el Señor nos señala cuál es la actitud que todo discípulo suyo ha de tener hacia los demás, especialmente hacia los que están necesitados de atención. Se trata por tanto de extraer del amor infinito de Dios, a través de una intensa relación con él en la oración, la fuerza para vivir cada día como el Buen Samaritano, con una atención concreta hacia quien está herido en el cuerpo y el espíritu, hacia quien pide ayuda, aunque sea un desconocido y no tenga recursos. Esto no sólo vale para los agentes pastorales y sanitarios, sino para todos, también para el mismo enfermo, que puede vivir su propia condición en una perspectiva de fe: «Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito» (Enc. Spe salvi, 37).

3. Varios Padres de la Iglesia han visto en la figura del Buen Samaritano al mismo Jesús, y en el hombre caído en manos de los ladrones a Adán, a la humanidad perdida y herida por el propio pecado (cf. Orígenes, Homilía sobre el Evangelio de Lucas XXXIV, 1-9; Ambrosio, Comentario al Evangelio de san Lucas, 71-84; Agustín, Sermón 171). Jesús es el Hijo de Dios, que hace presente el amor del Padre, amor fiel, eterno, sin barreras ni límites. Pero Jesús es también aquel que «se despoja» de su «vestidura divina», que se rebaja de su «condición» divina, para asumir la forma humana (Flp 2,6-8) y acercarse al dolor del hombre, hasta bajar a los infiernos, como recitamos en el Credo, y llevar esperanza y luz. Él no retiene con avidez el ser igual a Dios (cf. Flp 6,6), sino que se inclina, lleno de misericordia, sobre el abismo del sufrimiento humano, para derramar el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.

4. El Año de la fe que estamos viviendo constituye una ocasión propicia para intensificar la diaconía de la caridad en nuestras comunidades eclesiales, para ser cada uno buen samaritano del otro, del que está a nuestro lado. En este sentido, y para que nos sirvan de ejemplo y de estímulo, quisiera llamar la atención sobre algunas de las muchas figuras que en la historia de la Iglesia han ayudado a las personas enfermas a valorar el sufrimiento desde el punto de vista humano y espiritual. Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, «experta en la scientia amoris» (Juan Pablo II, Carta ap. Novo Millennio ineunte, 42), supo vivir «en profunda unión a la Pasión de Jesús» la enfermedad que «la llevaría a la muerte en medio de grandes sufrimientos» (Audiencia general, 6 abril 2011). El venerable Luigi Novarese, del que muchos conservan todavía hoy un vivo recuerdo, advirtió de manera particular en el ejercicio de su ministerio la importancia de la oración por y con los enfermos y los que sufren, a los que acompañaba con frecuencia a los santuarios marianos, de modo especial a la gruta de Lourdes. Movido por la caridad hacia el prójimo, Raúl Follereau dedicó su vida al cuidado de las personas afectadas por el morbo de Hansen, hasta en los lugares más remotos del planeta, promoviendo entre otras cosas la Jornada Mundial contra la lepra. La beata Teresa de Calcuta comenzaba siempre el día encontrando a Jesús en la Eucaristía, saliendo después por las calles con el Rosario en la mano para encontrar y servir al Señor presente en los que sufren, especialmente en los que «no son queridos, ni amados, ni atendidos». También santa Ana Schäffer de Mindelstetten supo unir de modo ejemplar sus propios sufrimientos a los de Cristo: «La habitación de la enferma se transformó en una celda conventual, y el sufrimiento en servicio misionero… Fortificada por la comunión cotidiana se convirtió en una intercesora infatigable en la oración, y un espejo del amor de Dios para muchas personas en búsqueda de consejo» (Homilía para la canonización, 21 octubre 2012). En el evangelio destaca la figura de la Bienaventurada Virgen María, que siguió al Hijo sufriente hasta el supremo sacrifico en el Gólgota. No perdió nunca la esperanza en la victoria de Dios sobre el mal, el dolor y la muerte, y supo acoger con el mismo abrazo de fe y amor al Hijo de Dios nacido en la gruta de Belén y muerto en la cruz. Su firme confianza en la potencia divina se vio iluminada por la resurrección de Cristo, que ofrece esperanza a quien se encuentra en el sufrimiento y renueva la certeza de la cercanía y el consuelo del Señor.

5. Quisiera por último dirigir una palabra de profundo reconocimiento y de ánimo a las instituciones sanitarias católicas y a la misma sociedad civil, a las diócesis, las comunidades cristianas, las asociaciones de agentes sanitarios y de voluntarios. Que en todos crezca la conciencia de que «en la aceptación amorosa y generosa de toda vida humana, sobre todo si es débil o enferma, la Iglesia vive hoy un momento fundamental de su misión» (Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Christifideles laici, 38).

Confío esta XXI Jornada Mundial del Enfermo a la intercesión de la Santísima Virgen María de las Gracias, venerada en Altötting, para que acompañe siempre a la humanidad que sufre, en búsqueda de alivio y de firme esperanza, que ayude a todos los que participan en el apostolado de la misericordia a ser buenos samaritanos para sus hermanos y hermanas que padecen la enfermedad y el sufrimiento, a la vez que imparto de todo corazón la Bendición Apostólica.

Benedictus PP XVI



Última noticia:
Benedicto XVI renuncia al Papado


El Papa ha anunciado hoy que renunciará al pontificado por su avanzada edad, el próximo 28 de febrero. Benedicto XVI ha comunicado su decisión ante el consistorio para fijar las fechas de dos canonizaciones. Estas han sido sus palabras:

"Queridísimos hermanos:

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.

Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.

Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria."

Elevamos una oración por Benedicto XVI para que el Señor premie su esforzado ministerio a lo largo de estos años. E invocamos al Espíritu Santo para que ilumine a los Señores Cardenales que tendrán, en Marzo próximo, la alta responsabilidad de elegir su sucesor en la conducción de la Santa Iglesia Católica.


Meditación breve


Un hombre calvo y demacrado se hallaba en su cama, la cara pálida, le habían trasplantado la médula ósea porque tenía leucemia. La enfermera Hanne Dina se le acercó, lo saludó y le preguntó si quería sopa y él dijo que no, que sólo quería dormir.
Al rato Hanne le llevó la medicina y él se la tomó con disgusto y volvió a hundirse en la almohada. Hanne fue a la cocina del hospital preparó para ella una taza de té, preparó una bandeja y colocó la tetera y dos tazas y se dirigió al cuarto del enfermo preguntándole:
Le molesta si tomo el té aquí? Quisiera ver las noticias acá mientras tomo el té.
Claro que no me molesta respondió.
Ella encendió el televisor mientras le decía: Traje una taza extra por si quiere té. Sí, sírvame media taza, por favor, respondió el enfermo.
Al día siguiente Hanne volvió con la bandeja y dos tazas y así lo hizo por una semana. A los pocos días se fue: se había restablecido lo suficiente para irse a terminar su convalecencia en su casa.
Cuatro meses más tarde Hanne estaba en un centro comercial cuando oyó una voz potente. ¡ Hanne, que gusto de verla". La enfermera lo reconoció. Era el enfermo de la taza de té. Él la abrazó y presentándole a la esposa , dijo: " Ésta es Hanne, la mujer que me salvó la vida con una taza de té"....


Nuevo artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por las siguientes personas de Guatemala: Ángela, Thelma Q., Carolina F., Susett, Marta Julia, Margarito, Rafael, Marco Alejandro, Marco Antonio y Albis. Todos confiando y esperanzados en la bendición de nuestro Señor Jesucristo por la intercesión de la Virgen de Lourdes.

Pedimos oración por la salud de Rosmira C. que vive en Nueva York, confiando en el amor de Cristo y la protección de la Santísima Virgen.

Pedimos oración por Antonio José L. V., de Bogotá, Colombia, para que el Señor le conceda el cargo laboral para el que se postula.

Pedimos oración por Gabriel, de Unquillo, Córdoba, Argentina, brutalmente agredido por una patota en los festejos del carnaval, internado en grave estado con lesiones cerebrales. Que el Señor le conceda la gracia de poder recuperarse.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


“Intimidad Divina”

Vida sacramental

Nuestro Señor, al instituir los sacramentos, los ha organizado de modo que acompañen al hombre en las etapas más importantes de su vida. Con el bautismo nace el hombre a la gracia, con la confirmación crece, con la Eucaristía se alimenta, con la penitencia sana, con los sacramentos sociales –el orden y el matrimonio– se hace fecundo sobrenatural y naturalmente, con el óleo de los enfermos es confortado en la enfermedad y ayudado en su tránsito a la vida eterna. De esta manera toda la vida cristiana queda estructurada y fundamentada por los sacramentos, los cuales, infundiendo la gracia en los fieles, les hace partícipes de la vida y por tanto de la santidad de Dios. Sólo Dios es santo y sólo Dios puede santificar. La iniciativa de la santificación del hombre sale de Dios y, en definitiva, se actúa precisamente a través de los sacramentos.

La vida sacramental consiste en recibir, asimilar y vivir los sacramentos de modo que se saque de ellos todo el fruto de santidad y comunión con Dios a que están destinados. Los sacramentos, administrados a sujetos capaces de recibirlos, tienen de por sí una eficacia infalible, porque en ellos obra Dios mismo. Sin embargo, la gracia y santidad que confieren, no producen todo su fruto, si el cristiano no presta su colaboración. Por eso a la iniciativa de Dios que santifica al hombre, debe corresponder la buena voluntad del hombre que asimila y vive la santidad recibida de Dios. “Ofreceos vosotros mismos a Dios como muertos retornados a la vida –dice San Pablo a los que han sido regenerados por el bautismo–; y vuestros miembros, como armas de justicia al servicio de Dios” (Rm 6, 13).

El hecho de que ciertos sacramentos, como la penitencia y la Eucaristía, se pueden repetir con gran frecuencia no debe servir para que su recepción se convierta en una mera costumbre. Las costumbres son situaciones estáticas e inertes; mientras que la recepción de los sacramentos ha de ser un acto vivo, cada vez más vivo, de modo que la vida sacramental se caracterice por un progreso y desarrollo… La responsabilidad del hombre frente a los sacramentos consiste en hacerse capaz de recibirlos, en ensanchar la propia receptividad, en aumentar su disponibilidad y en abrirse completamente al don que se le ofrece. Cuanto más quiera tender a la santidad y unión con Dios, tanto más ha de empeñarse en valorizar los sacramentos. La vida sacramental es la realidad esencial y sustancial de la vida cristiana.

Padre Santo, que por medio de tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo me has regenerado por el agua y el Espíritu Santo, concédeme la completa remisión de todos mis pecados y dígnate ungirme con el carisma de tu Espíritu para la vida eterna. Oh Jesús, sol de justicia, haz que me revista de ti para poder vivir según tu voluntad… Oh Jesús, luz inextinguible, enciende en mí la lámpara ardiente de tu caridad y enséñame a guardar de modo irreprensible mi bautismo para que, cuando sea llamada a tus bodas, merezca participar en las delicias de la vida eterna, para verte a ti, luz verdadera, y el encanto de tu rostro divino. Tu cuerpo venerable y tu preciosísima Sangre, Señor mío Jesucristo, guarden mi cuerpo y mi alma para la vida eterna… (Santa Gertrudis, Ejercicios).

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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