PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 8 - Número 1910 ~
Miércoles 2 de Enero de 2013
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Alabado sea
Jesucristo…
Al comenzar un nuevo año te deseo doce meses de
crecimiento. La superación personal comienza con el conocimiento de ti mismo:
tus fortalezas y tus debilidades. Sé sincero contigo mismo, no confundas lo que
te gustaría ser, con lo que realmente eres. Crecer supone repetición de actos
en la dirección correcta. Colabora con tu voluntad y esfuerzo. Dios ayuda al
valiente.
Te deseo que este
año tengas suficiente felicidad para mantenerte dulce; suficientes problemas
para mantenerte fuerte; suficientes penas para mantenerte humano; suficiente
esperanza para mantenerte feliz; suficientes fracasos para mantenerte humilde;
suficientes éxitos para mantenerte sereno; suficientes amigos para recibir
consuelo; suficientes entradas para cubrir tus necesidades; suficiente
entusiasmo para enfrentar las dificultades; suficiente confianza en ti mismo
para no caer en depresiones; suficiente determinación y valor para hacer que
este año sea el mejor de tu vida.
Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que
vas incorporando a tu vida. Uno de éstos es la actitud de formación permanente,
superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina
cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con
su bondadosa bendición.
P. Natalio SDB
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos
enviaron adonde estaba él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle:
«¿Quién eres tú?». El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo». Y le
preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el
profeta?». Respondió: «No». Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que
demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Dijo él:
«Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como
dijo el profeta Isaías».
Los enviados eran fariseos. Y le preguntaron: «¿Por qué,
pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?». Juan les
respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no
conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la
correa de su sandalia». Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde
estaba Juan bautizando.
(Jn 1,19-28)
Comentario
Hoy, en el Evangelio de la liturgia eucarística, leemos
el testimonio de Juan el Bautista. El texto que precede a estas palabras del
Evangelio según san Juan es el prólogo en el que se afirma con claridad: «Y la
Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14). Aquello que
en el prólogo —a modo de gran obertura— se anuncia, ahora en el Evangelio, paso
a paso, se manifiesta. El misterio del Verbo encarnado es misterio de salvación
para la humanidad: «La gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo» (Jn
1,17). La salvación nos viene por Jesucristo, y la fe es la respuesta a la
manifestación de Cristo.
El misterio de la salvación en Cristo está siempre
acompañado por el testimonio. Jesucristo mismo es el «Amén, el Testigo fiel y
veraz» (Ap 3,14). Juan Bautista es quien da testimonio, con su misión y mirada
de profeta: «En medio de vosotros está uno (…) que viene detrás de mí» (Jn
1,26-27). Y los Apóstoles así entienden la misión: «A este Jesús, Dios le
resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos» (Hch 2,32).
La Iglesia toda ella, y por tanto todos sus miembros,
tenemos la misión de ser testigos. El testimonio que nosotros traemos al mundo
tiene un nombre. El Evangelio es el mismo Jesucristo. Él es la “Buena Nueva”. Y
la proclamación del Evangelio a lo largo de todo el mundo hay que entenderla también
en clave de testimonio que une inseparablemente el anuncio y la vida. Es
conveniente recordar aquellas palabras del papa Pablo VI: «El hombre
contemporáneo escucha mejor a quienes dan testimonio que a quienes enseñan (…),
o, si escuchan a quienes enseñan, es porque dan testimonio».
Mons. Romà CASANOVA i Casanova Obispo de Vic
(Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Basilio Magno
Doctor de la Iglesia
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San Gregorio Nacianceno
Doctor de la Iglesia
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Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
Nada pasa por casualidad.
Aun cuando no siempre podemos explicar
por qué ocurren las cosas,
sí podemos tener la certeza
que la mano del Padre está en el control.
“Porque yo soy el
Señor tu Dios,
que sostiene tu
mano derecha
y quien te dice: No
temas, yo te ayudaré”
Isaías 41:13
Tema del día:
Para el año que comienza
Soy un convencido que nada cambia por el simple hecho de
cambiar los calendarios y costarnos un poco el cambiar el 1 por el 2. Pero no
puedo evitar desearle LO MEJOR para este año que comienza.
No se necesita ser muy lúcido para saber que el año ha de
transcurrir con su carga de muchas instancias de todos los signos. Vendrán
instancias que uno desearía se continuasen interminablemente. Vendrán
instancias que uno desearía pasasen a toda prisa. Ello es una realidad
inevitable. Lo importante es nuestra postura ante cada una de esas realidades.
Desear lo mejor no es desear que no existan situaciones
difíciles sino que, las mismas, se puedan vivir de la mejor manera. A lo largo
del año nos encontraremos con personas que son un verdadero de placer y también
con las otras.
Desear lo mejor no es desear nos encontremos únicamente
con seres positivos sino que sepamos vivir correctamente nuestra relación con
todos.
Desear lo mejor es que, ante las diversas realidades que
le toquen vivir, pueda actuar movido por el sentido común. Es desear que con
sus actitudes pueda ayudar a los demás a que se descubran como personas dignas
de ser tratadas como tales. Es desear saber poner lo mejor de uno en cada una
de sus tareas para ser constructor de un hoy más justo y fraterno.
Desear lo mejor es augurar que uno pueda aprender de cada
una de las instancias que le toque enfrentar. Nada de lo que nos sucede es por
pura casualidad.
Cada uno de los momentos de nuestro año están cargados de
lecciones y debemos aprender a leerlos y asimilarlos. Cada situación nos acerca
una palabra que, constantemente, nos está invitando a ser mejores seres humanos
y debemos saber involucrarnos con ellas.
Debemos transitar cada momento de nuestro año con la
certeza de que podemos ser útiles en cuanto agentes de transformación pero,
también, con la certeza de que esa transformación comienza a ser realidad en la
medida que seamos capaces de transformarnos. Todos, absolutamente todos,
tenemos mucho para aprender y cambiar.
Para asumir esta realidad debemos estar muy atentos a la
realidad en la que estamos inmersos. Desear lo mejor es desear que nuestro
actuar sea respetuoso de la originalidad del otro. No es nada simple respetar
al otro tal como es ya que, en oportunidades, su actuar es totalmente distinto
al nuestro.
En oportunidades necesitamos de mucho tiempo para llegar
a aceptar los códigos que guían el actuar de otros y muchísimo más cuando se
mueve con ausencia de códigos.
Respetar al otro no quiere decir apoyar todos los
comportamientos ajenos pero sin ese elemental respeto es muy difícil poder
ayudar a que el otro crezca y madure. Cuando pretendemos imponernos o
avasallamos al otro no hacemos otra cosa que lograr que el otro se encierre en
su realidad y se aparte de nosotros o se encierre en sí mismo.
Todo esto es un empeño de nuestra parte que se hace
esfuerzo constante en cada uno de nuestros actos.
El año que comienza nos presentará un sin número de
oportunidades para ejercitarnos en todo aquello que nos irá permitiendo hacer
aflorar lo mejor de nosotros. Es evidente que esto no lo habremos de lograr de
un momento a otro. Requerirá de nosotros todo un proceso que debemos vivir con
sencillez y tenacidad.
Los errores son parte integrante de nuestro proceso de
crecimiento y será en la atenta lectura de ellos y en el humilde reconocimiento
de tales cosas que podremos ir acercándonos a lo mejor de nosotros.
Por eso, para este año que comienza, LO MEJOR. Sentido
común, respeto y proceso. Viviendo estas realidades, sin lugar a dudas,
habremos de tener un AÑO NUEVO que estará pleno de FELICIDAD.
P. Martín Ponce de León SDB
Meditación breve
Te llamé a vivir, te hice hermoso con mis propias manos.
Te comuniqué mi vida, deposité en ti mi propio amor con abundancia. Te hice ver
el paisaje y el color. Te di el oído para
que escucharas el canto de los pájaros y la voz de los hombres. Te di la
palabra para decir "padre", "madre", "amigo",
"hermano".
Te di mi amor más profundo. No sólo te di vida, te estoy
sosteniendo en ella. Tú eres mi hijo amado, te conozco cuando respiras y te
cuido cuando duermes. No lo dudes. Mis
ojos están puestos en tus ojos, mi mano la tengo colocada sobre tu cabeza.
Te amo, aunque me olvides o me rechaces. Te amo aunque no
me ames, ya lo sabes. Podrás ir donde
puedas y donde quieras, hasta allá te seguirá mi amor y te sostendrá mi
diestra. ¿O es que crees que yo como Padre puedo olvidar a mi hijo? ¡Ni lo
sueñes! Desde que te hice ya no te puedo dejar solo, camino y sonrío contigo,
vivo en ti.
Te lo escribo de mil maneras y te digo al oído y en
silencio: Eres mi hijo, te amo.
Firmado: Tu Padre… DIOS.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de
libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la
fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y
religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por dos hermanitos mellizos: Bautista y
Catalina, nacidos el último día de 2012, con bajo peso, en la ciudad de La
Plata, Argentina. Que Jesús les conceda poder crecer y desarrollarse sanitos y
fuertes.
Pedimos oración por el señor Augusto V., de Quito,
Ecuador, que está internado en terapia intensiva con trombo embolismo pulmonar,
para que con la ayuda de Dios, los médicos consigan que se recupere de esta
difícil situación.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por
nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu
hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y
enviarlos a pequesemillitas@gmail.com
y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan
sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se
reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el
correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados.
Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.
“Intimidad Divina”
Único mediador
Las fiestas natalicias han concentrado en Jesús nuestras
miradas, descubriéndose un poco el gran “misterio escondido desde el origen de
los siglos en Dios” (Ef 3, 9), misterio que ahora vamos a considerar en
síntesis para poder admirar mejor sus “inescrutables riquezas”. “Cuando llegó
la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, el Verbo hecho carne… Mediador
entre Dios y los hombres. En efecto, su humanidad, unida a la persona del
Verbo, fue instrumento de nuestra salvación. Por esto, en Cristo se realizó
plenamente nuestra reconciliación” (SC 5). La distancia infinita, el abismo
insuperable que el pecado había abierto entre Dios y el hombre, han sido finalmente
superados. Jesús, “como único Mediador entre Dios y los hombres, junta y une la
tierra y el cielo en el modo más admirable” (Enc. Mystici Corporis). Por su función de Mediador, él se encuentra
verdaderamente “en el medio” de la Divinidad y de la humanidad; su mediación
tiene todos los títulos para ser perfectamente agradable a Dios, porque él
mismo es verdadero Dios y cumple igualmente todos los requisitos necesarios
para satisfacer plenamente las deudas de la humanidad pecadora, porque es
también verdadero hombre y como tal representa a todo el humano linaje.
El Padre Eterno se dignó revelar este admirable misterio
a Santa Catalina de Siena: “Yo deseo que mires el puente que os he construido
en mi Unigénito Hijo y que observes su grandeza que llega desde la tierra hasta
el cielo, porque en Él la grandeza de la divinidad está unida a la tierra de
vuestra humanidad. Todo esto fue necesario para rehacer el camino que se había
interrumpido y para que los hombres, a través de las amarguras de este mundo, pudieran
llegar a la vida eterna” (Diálogo 22).
Aquel terrible abismo que el pecado había producido entre
Dios y los hombres ha sido ya llenado por este Niño que nos tiende los brazos
desde el pesebre. De este modo todo lo que la culpa había dañado y destruido es
de nuevo, por voluntad de Dios, salvado y restaurado en Cristo. Al mirar a
Jesús Niño bajo la luz de estas verdades, la ternura se convierte en inmensa
admiración y brota espontánea en nuestros corazones la necesidad de alabarle y
adorarle. La gracia que Adán había recibido directamente de Dios, nosotros la
recibimos sólo por medio de Jesús Mediador; toda la vida sobrenatural que anima
nuestras almas, proviene siempre de sus manos. Y si queremos llegar a Dios, no
podemos hacerlo sino por medio de él, nuestro Mediador, nuestro puente, nuestro
camino; Jesús mismo lo ha dicho: “Yo soy el camino” (Jn 14, 6). “Yo soy la
puerta; quien entrare por mí será salvo” (Jn 10, 9). Esta es la condición
necesaria, el único camino de salvación y de santidad.
¡Oh Dios!, buscaba
yo el medio de adquirir la fortaleza que me hiciese idóneo para gozarte; ni
había de hallarla sino abrazándome con el Mediador entre Dios y los hombres, el
hombre Cristo Jesús, que es sobre todas las cosas Dios bendito por los siglos,
el cual clama y dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”… Pero yo, que no
era humilde, no tenía a Jesús humilde por mi Dios, ni sabía de qué cosa pudiera
ser maestra su flaqueza. Porque tu Verbo, verdad eterna… levanta hacia sí a los
que le están sometidos… sanándoles el orgullo y fomentándoles el amor. (San
Agustín, Confesiones)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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