miércoles, 31 de octubre de 2012

Pequeñas Semillitas 1857


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1857 ~ Miércoles 31 de Octubre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes del Rosario y de las Misiones
   

Alabado sea Jesucristo…
Hoy, 31 de octubre, tal como ha venido ocurriendo en los últimos años, nos saturan con el tema Halloween…
¿Por qué los cristianos le decimos «no» a Halloween? ¡Justamente porque somos cristianos! Halloween es una antigua fiesta pagana en la que los druidas (sacerdotes de ídolos) iban de casa en casa recaudando dinero para el dios Samain. Cuando una casa rehusaba cooperar, los sacerdotes maldecían y echaban maleficios a sus habitantes.
Aun con el riesgo de pasar por retrógrados, ¿cómo no levantarnos vigorosamente contra lo que supera el marco de una simple fiesta? Lo que debemos transmitir a nuestros hijos es un mensaje de paz, de amor, de vida: la buena nueva de Dios para la salvación de los hombres.
Leemos en Deuteronomio 30, 19: “Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida”


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». Él les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».
(Lc 13,22-30)

Comentario
Hoy, camino de Jerusalén, Jesús se detiene un momento y alguien lo aprovecha para preguntarle: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Quizás, al escuchar a Jesús, aquel hombre se inquietó. Por supuesto, lo que Jesús enseña es maravilloso y atractivo, pero las exigencias que comporta ya no son tan de su agrado. Pero, ¿y si viviera el Evangelio a su aire, con una “moral a la carta”?, ¿qué probabilidades tendría de salvarse?
Así pues, pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Jesús no acepta este planteamiento. La salvación es una cuestión demasiado seria como para resolverla mediante un cálculo de probabilidades. Dios «no quiere que alguno se pierda, sino que todos se conviertan» (2Pe 3,9).
Jesús responde: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’» (Lc 13,24-25). ¿Cómo pueden ser ovejas de su rebaño si no siguen al Buen Pastor ni aceptan el Magisterio de la Iglesia? «¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!. Allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Lc 13,27-28).
Ni Jesús ni la Iglesia temen que la imagen de Dios Padre quede empañada al revelar el misterio del infierno. Como afirma el Catecismo de la Iglesia, «las afirmaciones de la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión» (n. 1036).
Dejemos de “pasarnos de listos” y de hacer cálculos. Afanémonos para entrar por la puerta estrecha, volviendo a empezar tantas veces como sea necesario, confiados en su misericordia. «Todo eso, que te preocupa de momento —dice san Josemaría—, importa más o menos. —Lo que importa absolutamente es que seas feliz, que te salves».
Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)


Santoral Católico:
San Quintín
Mártir


Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente. Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó.

El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.

Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.

Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión. Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.

Nuestro santo había recibido de Dios el don de sanación, y así al imponer las manos lograba la curación de ciegos, mudos, paralíticos y demás enfermos. Había recibido también de Nuestro Señor un poder especial para alejar los malos espíritus, y eran muchas las personas que se veían libres de los ataques del diablo al recibir la bendición de San Quintín. Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera. Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.

Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicado y haciendo prodigios. Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado. Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.

El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas. Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.

Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra.

Fuente: EWTN


La frase de hoy

“No se olviden de orar. Y siempre que oren a Dios, háganlo dirigidos por el Espíritu Santo. Manténganse en estado de alerta, y no se den por vencidos. Oren siempre, pidiendo por todos los que forman parte del pueblo de Dios”
Efesios 6:18


Tema del día:
El verdadero Halloween


Actualmente, cada noche de 31 de octubre, se celebra en casi todo el mundo la llamada fiesta de Halloween. En apariencia inocente y divertida, esta costumbre esconde muchos elementos poco conocidos y relacionados directamente con el culto satánico y de espíritus malignos.

Su verdadero significado fue distorsionado a lo largo de los siglos, pues en sus orígenes, esta fiesta se correspondía con la víspera del día de Todos los Santos, celebrado por la Iglesia el 1 de noviembre.

Poco a poco, de ser una costumbre cristiana, pasó a convertirse en una fiesta absolutamente pagana. En realidad Halloween significa en inglés "All hallow’s eve", "Noche de todos los santos".

La relación de esta fecha con el culto satánico es muy antigua, y proviene de legendarios mitos celtas. Es de una tradición anterior a la invasión de los romanos en las islas Británicas, lo que hoy es Irlanda e Inglaterra. Allí se celebraban las festividades del "Samhain". En esta fiesta, los llamados "druidas", brujos, se comunicaban con sus antepasados para ser guiados hacia la inmortalidad. Esa noche, la de Halloween, los espíritus de los muertos volvían a sus casas a visitar a los vivos. La tarea de los visitados era alimentar y saciar el hambre de los espíritus, pero si optaban por no hacerlo, entonces ellos se encargarían de que ese mismo año, una persona de esa casa muriera. Este rito se corresponde hoy con lo que hacen los niños, visitando casa por casa, a cambio de un dulce o una travesura.

Pero cuando los romanos conquistaron esas tierras británicas, el emperador Constantino estableció la religión católica como religión oficial. Muchos paganos conquistados e invadidos la aceptaron pero de la boca para afuera. Muchos de ellos mantuvieron esas antiguas tradiciones y las "mezclaron" con las festividades cristianas.

Pero aquí no acaba la cuestión. Las personas que rinden culto a Satanás, celebran este día como el mismísimo cumpleaños del demonio. Es una de las conmemoraciones más importantes del culto satánico, extendido en todos los continentes. Algunos dice que, a manera de "obsequio" se asesinan niños para ofrecerlos en holocausto al rey de las tinieblas o se practican peligrosos hechizos y brujerías para complacer al Maligno.

Fueron inmigrantes irlandeses los que trasladaron Halloween a Estados Unidos, país donde verdaderamente se difundió la costumbre de celebrarlo, pero al estilo pagano.

Hoy, hay una innumerable cantidad de personas que no sabe las verdaderas motivaciones de este día. Para los cristianos, será un deber moral aclarar bien qué significa esta víspera, qué se celebra al día siguiente y porqué es necesario apartarse de costumbres que poco tienen que ver con la verdadera y sana alegría.

Mariano Martín Castagneto


Nuevo video

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Pensamientos sanadores


La Virgen María te anima a seguir adelante

¿Cómo pudo María, una mujer sencilla de pueblo, una pequeña aldeana que tuvo que atravesar tantas situaciones difíciles y dolorosas, llevar a feliz cumplimiento el proyecto de vida que Dios le había indicado?
Yo pienso que en parte, la respuesta tiene que ver con la plena conciencia que ella tenía de estar realizando la tarea encomendada por Dios. Había un motivo para seguir adelante y para superar un obstáculo por vez.
Por lo tanto, la motivación correcta es fundamental para el corazón humano pues es fuente de abundante energía, de verdadera paz y de profunda alegría.
De ese modo, las tareas humildes y simples de cada jornada adquieren un valor único, ya que son realizadas para la mayor gloria de Dios y con la confianza de que él no nos abandona, nos sostiene en las luchas y nos asegura a victoria.

Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: “¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!”. Jesús le respondió: “Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican”. Lucas 11, 27-28.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por Néstor Gastón, de la provincia de Córdoba, Argentina, 29 años de edad, que está enfermo, su salud se deteriora y los médicos no encuentran la manera de tratarlo eficazmente. Pedimos la intercesión de cura Brochero, futuro beato de esta provincia, para que ruegue a Dios Nuestro Señor por la pronta recuperación de este joven y por la paz en el corazón de su mamá.

Pedimos oración por el joven Luis José, de 26 años de edad, residente en Guatemala, para que el Señor ilumine su camino, lo aleje de los vicios y no fume marihuana.

Pedimos oración por Zulema, que se encuentra internada en Córdoba, Argentina, y debe pasar por una cirugía muy importante el próximo viernes.Rogamos al Señor Jesús que pase sobre ella su mano sanadora.

Pedimos oración por Esperanza, de 72 años de edad, residente en Miami (USA), que ha sido diagnosticada con cáncer de mama. Rogamos a la Virgen que la abrace y al Señor Jesús que le conceda la gracia de curarse.

Pedimos oración por el alma de cuatro hermanos maristas que hace 16 años en Bugobe, Africa, fueron a servir a hermanos muy necesitados y terminaron dando su vida por amor. Ellos son: Fernando de la Fuente, Julio Rodríguez, Miguel Ángel Isla y Servando Mayor. Rezamos por ellos para que el Señor los tenga en su Reino eterno.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


"Intimidad Divina"

En provecho de los otros

“… sin procurar mis propio interés, sino el de la mayoría, para que se salven” (1 Cr 10, 33). Ese desinterés absoluto de Pablo, lo propone el Vaticano II como ejemplo a los que tienen cura de almas, los cuales “practican la ascesis propia del pastor de almas, renunciando a sus propios intereses, no buscando su utilidad particular sino la de muchos, a fin de que se salven (PO 13). Esta enseñanza vale proporcionalmente para cualquier apóstol. Dar de lado resueltamente al interés propio, para atender en total desinterés y, por ende, con total pureza de intención, al servicio de Dios y de los hermanos, es la piedra de toque de los apóstoles auténticos. El desinterés de un apóstol tiene una fuerza especial para convencer al mundo de la sinceridad de su fe en los valores eternos y para persuadirle que la verdadera felicidad no se ha de buscar en los bienes terrenos, sino en Dios.

El Vaticano II insiste en que los apóstoles, junto con el espíritu de pobreza, cultiven el “de la propia abnegación, de suerte que se habitúen a renunciar con prontitud a las cosas que, aun siendo lícitas, no son convenientes, y a asemejarse a Cristo crucificado” (OT 9). Cae de su peso que todo apóstol, tanto más si está consagrado por la ordenación sacerdotal o la profesión de los consejos evangélicos, está obligado a un espíritu de abnegación más profundo que el de un simple cristiano, el cual puede permitirse actitudes y alivios que desentonarían en un apóstol. Este ha de vivir como hermano entre hermanos (PO 9), en el sentido de no hacer pesar sobre ellos su autoridad, y no querer descollar o dominar, no en el sentido peyorativo de compartir cualquier aspecto de la vida secular… El apóstol se ha de mantener a un nivel de equilibrio y de renuncia que lo distinga de los demás, no para contraponerse a ellos, sino para ser luz que emerge y guía, para ser la “ciudad puesta sobre un monte” (Mt 5, 13), la sal que no se torna insípida; pues si no “¿con qué se lo salará?”.

No se trata de alejarse del mundo, pues el apóstol está llamado a ejercer en él su influencia, y tanto menos a cerrarse al conocimiento del hombre, sino de encontrar un justo equilibrio. San Pablo indica el camino: “no es acomodéis al mundo presente, antes transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir lo que es la voluntad de Dios” (Rm 12, 2). El apóstol que ha formado su mente en un espíritu evangélico genuino de desasimiento, renuncia, pureza integral y, al mismo tiempo, de caridad y de apertura a los hermanos, sabrá distinguir lo que es útil verdaderamente a los fines del apostolado de lo que le es dañoso y aun pudiera servir de escándalo a los mismos mundanos. Por lo demás lo que los hombres piden a los apóstoles es sobre todo el ejemplo de un Evangelio vivido, es un corazón abierto a sus sufrimientos, una mano tendida para darles ayuda, una fe sin incertidumbres testimoniada con la vida.

Señor, quienes apacientan tus ovejas con ánimo de hacerlas suyas propias y no tuyas, claramente manifiestan que se aman a sí mismos y no a ti, haciéndolo con vistas a la gloria, al predominio o a la codicia, y no por el amor de obedecer, hacer el bien y agradarte a ti… Contra esto nos pone en guardia tu voz insistente. Porque ¿qué otra cosa quiere decir: “¿Me amas? Apacienta mis ovejas!, sino: “Si me amas, no pienses en apacentarte a ti, sino a mis ovejas como mías, no como tuyas; busca mi gloria en ellas y no la tuya; mi dominio y no el tuyo, mis intereses y no los tuyos.” Señor, que no nos amemos, pues, a nosotros mismos sino a ti, y en el apacentamiento de tus ovejas no busquemos nuestros intereses, sino los tuyos. (San Agustín)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

martes, 30 de octubre de 2012

Pequeñas Semillitas 1856


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1856 ~ Martes 30 de Octubre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes del Rosario y de las Misiones
   

Alabado sea Jesucristo…
Los expertos que se han ocupado de analizar nuestro perfil como nación nos han dicho de todo: víctimas de la fracasomanía, ciudadanos omisos, corruptos empedernidos, simuladores incapaces de ventilar nuestra identidad sin disimulos.
Varias veces han pronosticado nuestra ruina y extinción y no obstante estamos de pie, pese a tantos males sociales, políticos y económicos que nos aquejan.
Extrañamente no hemos perdido del todo la esperanza. La declaración del ciego Bartimeo puede estimularnos: "Maestro, que vea otra vez".
Desde esta óptica, es imprescindible reavivar la esperanza. Si nos dejamos robar el sueño nacional, será necesario volverlo a bosquejar.
Cuando un pueblo cree en sus raíces, valora sus logros culturales y sabe producir hombres capaces, que le permitan enfrentar sus crisis añejas y recientes.
"La verdad católica"


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».
(Lc 13,18-21)

Comentario
Hoy, los textos de la liturgia, mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos todo!». Con esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a la propagación del Reino de Dios. Es necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da mucho fruto» (Jn 12,24).
El Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo» (Lc 13,21). También aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de dar buen sabor a todo el alimento (cf. Mt 5,13). También es necesario dar tiempo para que la levadura realice su labor.
Parábolas que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este mismo Reino en cada uno de nosotros.
Rev. D. Lucas Francisco MATEO Seco (Pamplona, Navarra, España)


Santoral Católico:
San Alonso Rodríguez


Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la comida a la cama con un mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo el plato». Cuando regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y comiéndolo pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se exigió a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a lo asno».

Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños. Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús. A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.

Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.

Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.

Trabaja entonces en comercio y de ayo. Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años.

Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.

Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.

Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.

Fue canonizado por el papa León XIII junto con san Pedro Claver.

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"El rezo del Santo Rosario,
con la consideración de los misterios,
la repetición del Padrenuestro y del Avemaría,
 las alabanzas a la Beatísima Trinidad
y la constante invocación a la Madre de Dios,
es un continuo acto de fe, de esperanza y de amor,
de adoración y reparación"

San Josemaría


Tema del día:
Mensaje del Sínodo 
de la Nueva Evangelización


Los padres sinodales en el curso de vigésima Congregación General han aprobado el Mensaje del Sínodo de los obispos al Pueblo de Dios, primer fruto conclusivo de la XIII Asamblea Ordinaria del Sínodo dedicado a la “nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”.

“Guiar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo al encuentro con Jesús - dicen los obispos- es una urgencia que afecta a todas las regiones del mundo, de antigua y reciente evangelización” porque en cualquier parte “se siente la necesidad de reavivar la fe”… “No se trata de empezar de nuevo”, sino de “vivir de manera renovada nuestra experiencia comunitaria de fe y el anuncio mediante una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos y en sus expresiones”.

“La obra de la nueva evangelización consiste en vivificar y proponer de nuevo en el corazón y la mente de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, y también de nosotros mismos, en primera persona, (no pocas veces distraídos y confundidos), la belleza y la perenne novedad del encuentro con Cristo.

No se trata de inventar nuevas estrategias para encontrar a Jesús, afirma el Sínodo, basta la “lectura asidua de las Sagradas Escrituras, que no sólo son un pasaje obligado para conocer el contenido del Evangelio y la persona de Jesús, sino que ayudan también a encontrar puntos de encuentro con Él, en las dimensiones básicas de la vida del hombre: la familia, el trabajo, la amistad, la pobreza y las pruebas de la vida, etc.

La Iglesia insiste que para evangelizar es necesario antes ser evangelizados y por esto hace un llamamiento a la conversión, a partir de sí misma, porque “las debilidades y los pecados personales de los discípulos de Jesús pesan sobre la credibilidad de la misión”. Los cristianos, sin embargo, no han de tener miedo con la fe y han de mirar al mundo con coraje tranquilo porque, aunque lleno de contradicciones y desafíos, sigue siendo el mundo que Dios ama.

La globalización, la secularización, la inmigración, el ateísmo, la política, a pesar de las dificultades y los sufrimientos que comportan, han de afrontarse sin pesimismo, porque son oportunidades para la evangelización, señalan los obispos. Porque no hay que difundir el Evangelio como un producto de mercado, sino de redescubrir la manera para que la gente se acerque a Jesús.

Por esta razón, el mensaje del Sínodo mira a la familia como lugar natural de la evangelización e insiste en que ésta debe ser apoyada por la Iglesia, la política y la sociedad. Y dentro de la familia, se hace hincapié en el papel especial de la mujer, se reafirma la responsabilidad del padre y se recuerda la dolorosa situación de los no casados, divorciados o los que se han vuelto a casar: aun confirmando las reglas para el acceso a los sacramentos, se subraya que la Iglesia es la casa acogedora del Señor para todos.

El documento sinodal también menciona las parroquias como centros esenciales de la evangelización y recuerda la importancia de la vida consagrada y la formación permanente de los sacerdotes y religiosos. También invita a los laicos para proclamar el Evangelio y presta una especial atención a los jóvenes: presente y futuro de la humanidad y de la Iglesia.

Los horizontes de la nueva evangelización son anchos como el mundo, dice el Sínodo, por lo que es imprescindible el diálogo con la cultura, con la educación y la formación de la persona en su totalidad, con las comunicaciones sociales, con la ciencia, que cuando no encierra al hombre en el materialismo se convierte en un aliada en humanización de la vida.

Y el diálogo es central con el arte, que expresa la espiritualidad a través de la belleza; con la economía; con la política, a la que se pide una atención transparente y desinteresada del bien común, en el respecto de la dignidad de la persona. Y fundamental es el diálogo interreligioso, que contribuye a la paz, rechaza el fundamentalismo y denuncia la violencia y la violación flagrante de los derechos humanos.

Dos expresiones de la vida de fe son también particularmente importantes para la nueva evangelización: “la contemplación”, donde el silencio permite acoger mejor la Palabra de Dios y el “servicio a los pobres”, con el fin de reconocer a Cristo en sus rostros.

En la última parte, el mensaje se dirige a las iglesias de las diferentes regiones del mundo y a cada una de ellas alienta para el anuncio del Evangelio. A las Iglesias orientales les desea que puedan practicar su fe en paz y libertad religiosa; a la Iglesia de África le pide que desarrolle la evangelización en el encuentro entre culturas antiguas y nuevas, y apela a los gobiernos para que impidan conflictos y violencia.

Los cristianos de América del Norte, que viven una cultura con muchas expresiones alejadas del Evangelio, son exhortados a la conversión y a estar abiertos a la acogida de inmigrantes y refugiados. A América Latina se la invita a experimentar la misión permanente para hacer frente a los retos de hoy en día, como la pobreza, la violencia, las sectas. A la Iglesia en Asia, aunque se trata de una pequeña minoría, a menudo situada a los márgenes de la sociedad y perseguida, se la exhorta a la fuerza de la fe y se expresa cercanía a los cristianos de Tierra Santa, donde Jesús nació, murió y resucitó.

Y a Europa, marcada por una secularización agresiva y herida desde hace décadas por regímenes e ideologías enemigas de Dios y del hombre, y que sin embargo, ha creado - dice el Sínodo - una cultura humanista capaz de poner un rostro a la dignidad de la persona y a la construcción del bien común, la alienta a que las dificultades actuales no desanimen a los cristianos europeos, sino que las perciban como un desafío. Para Oceanía, por último, se pide el compromiso de predicar el Evangelio. El mensaje se cierra con el acto de entrega a María, Estrella de la nueva evangelización.


Pensamientos sanadores


Pide el don del arrepentimiento

Los pecados no reconocidos ni confesados deforman nuestro espíritu, perturban nuestra alma, impiden tener un pensamiento sereno y una mirada objetiva sobre la realidad, y hasta enferman el cuerpo.
En cambio, el reconocimiento sereno de que somos pecadores, despierta una serena alegría, libera el alma de cadenas invisibles, otorga una mirada serena y paciente de los defectos propios y ajenos fortalece el sistema emocional y las funciones de nuestro cuerpo.
Nuestro Dios es bueno, nuestro Dios es grande, nuestro Dios es misericordioso.
Él, a pesar del barro y de la suciedad que traemos, no siente asco; él quiere por medio de la oración, cobijarnos entre sus brazos… entonces cuando nos miramos nos damos cuenta que no hemos ensuciado su manto con nuestro barro, sino que por el contrario, él dejó nuestro espíritu  más blanco que la nieve recién caída del cielo.

Tú amas la sinceridad del corazón y me enseñas la sabiduría de mi interior. Purifícame con el hisopo y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve. Salmo 51, 8-9.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud de Nelson A., de El Salvador, San Salvador que ya tiene varios meses de padecer de gastritis y ahora se presentan cálculos en la vesícula y los médicos todavía no proceden a la cirugía y los dolores son muy fuertes. Que el Señor tenga Misericordia y todo se haga según su santa voluntad.

Pedimos oración por las elecciones presidenciales que se realizarán en Estados Unidos el próximo martes 6 de noviembre, que resulten en dar gloria a Dios y para el bien de todo el mundo.

Pedimos oración por Víctor Manuel Z., que vive en Nueva York, se ha caído y golpeó su cabeza, por lo que se encuentra hospitalizado con síntomas de daño neurológico por el traumatismo cráneo encefálico, lo que se suma a sus problemas de corazón, diabetes, próstata, etc. Rogamos al Señor Jesús que ponga sobre él sus manos sanadoras.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración. Por favor: en los pedidos ser breves y concretos y enviarlos a pequesemillitas@gmail.com y deben poner en el asunto “Pedido de oración”, ya que los correos que llegan sin asunto (o con el asunto en blanco) son eliminados sin abrirlos. No se reciben pedidos de oración a través de Facebook ni por otro medio que no sea el correo antes señalado.
Los Pedidos de Oración se publican de lunes a sábados. Los domingos se publican los agradecimientos por las gracias concedidas.


"Intimidad Divina"

Cada día afronto la muerte

Así como Jesús por su Pasión salvó al mundo y entró en su gloria, de semejante manera los apóstoles “mortifican en sí mismos las obras de la carne y se consagran totalmente al servicio de los hombres, y así, por la santidad de que están enriquecidos en Cristo, pueden avanzar hasta el varón perfecto” (PO 12). Este principio que el Vaticano II propone como base para la santidad sacerdotal, se ha de aplicar a todos los apóstoles, los cuales han de sentirse tanto más obligados a una práctica asidua de la mortificación cuanto más su misión les lleva a representar a Cristo y a obrar “en persona de Cristo”. “De ahí que (a los sacerdotes) se los invite a imitar lo mismo que tratan, en el sentido de que, celebrando el misterio de la muerte del Señor, procuren mortificar sus miembros de vicios y concupiscencias” (ib 13). El primer ejercicio de mortificación será siempre el que se derive de la necesidad de crucificar “la carne con sus pasiones y apetencias” y de hacer morir al “hombre viejo” con sus tendencias desordenadas siempre renacientes, para “revestirse” totalmente “del Señor Jesucristo” y de sus virtudes (Rm 6, 6; 13, 4).

La vibrantes afirmaciones de San Pablo: “estoy crucificado con Cristo” (Gl 2, 20); “llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús” (Gl 6, 17); “siempre y doquier llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús” (2 Cr 4, 10), no son sólo palabras o fruto de exaltación religiosa, sino que reflejan la realidad de su aventura apostólica vivida en íntima unión con el misterio de Cristo crucificado. Su fe en el Hijo de Dios que le amó y se entregó por él (Gl 2, 20) es tan viva y concreta, que toda renuncia o tribulación inherente a su condición de apóstol la vive con un deseo permanente de asociarse más íntimamente cada vez a la pasión de su Señor. Los sacrificios, los trabajos, las privaciones y las persecuciones encontradas en el apostolado no tienen para Pablo otro objeto que “entregarlo a la muerte”, o sea reproducir en él el talante de un Cristo doliente y aun moribundo, y así ser penetrado por el poder de su vida para poder comunicar esa vida a muchos. Lo que es “muerte” para él, será “vida” para los que evangeliza; por eso nunca encuentra excesivo el sacrificarse o el padecer. Está profundamente persuadido de que cuanto más tenga que sufrir con Cristo tanto más numerosos serán a los que él dará la vida.

Este es el secreto de su invicta fortaleza frente a padecimientos que atenazan su espíritu y su cuerpo, y lo atribulan “en todo: por fuera, luchas; por dentro, temores” (ib 7,5), hasta hacerle decir que cada día afronta la muerte por el Evangelio (1 Cr 15, 31). Como Pablo, el apóstol verdadero tiene el coraje de sujetarse cada día a la “muerte” por amor de Cristo y de los hermanos; no a una muerte ideal o hipotética, sino concreta, sufrida momento a momento en los sacrificios reales que impone el apostolado, no esquivándolos, sino abrazándolos de corazón, convencido de que su actividad sólo será fecunda si va marcada con la muerte de Cristo, compartida hasta que se convierta en muerte personal.

Haz Señor, que te imite en el sacrificio y en el sufrimiento. Imitarte en los tres años de laborioso ministerio y consagrarme al trabajo, al celo y a las fatigas apostólicas… sería nada si no te imitase en la pasión. Tú me das a entender que todas las fatigas y todos los trabajos son estériles, si no están avalorados por el espíritu de pasión y de sufrimiento. Deseo darme y abandonarme al sufrimiento como tú, oh Cristo. Haz que me entregue por la redención de los hombres… imitándote a ti que te diste como víctima para la reparación del género humano… Enséñame a negarme todo lo que de cualquier manera pueda serme de gozo y consuelo, y a vivir una vida de pasión continua contigo, en ti y por ti, para redención de las almas. (G. Canovai)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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lunes, 29 de octubre de 2012

Pequeñas Semillitas 1855


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1855 ~ Lunes 29 de Octubre de 2012
- AÑO DE LA FE -
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes del Rosario y de las Misiones
   

Alabado sea Jesucristo…
En el Evangelio de ayer, el ciego Bartimeo encontró la curación a través del grito. Se salvó en el momento mismo en que tuvo el coraje de gritar aún más fuerte, cuando todos pretendían cerrarle la boca.
Bartimeo nos representa a todos. Todos, en alguna medida, somos “ciegos y mendigos”. Vivimos “al costado del camino” de la verdadera alegría y paz. Jesús quiere curarnos, mostrarnos que otra vida es posible.
Necesitamos gritar nuestra esperanza: Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí. Vivimos “encandilados” por las apariencias, por la civilización de la comodidad, del placer, del “sálvese quien pueda”. Todos, en alguna medida, estamos ciegos para ver el interior de nuestro corazón, para descubrir qué nos tiene amargados e infelices.
¡Necesitamos gritar! Arrojar el manto de nuestra falsa seguridad, ponernos decididamente “de pie” y saltar hacia Jesús. Él nos preguntará con cariño ¿Qué quieres que haga por ti?
Señor, tú sabes que estoy al borde del camino, ciego y a oscuras. Me cuesta ver la luz de tu verdad y el sentido de mi vida. Abre los ojos de mi corazón. Quiero ver.


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.
(Lc 13,10-17)

Comentario
Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).
Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.
Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.
Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».
Rev. D. Francesc JORDANA i Soler (Mirasol, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Narciso de Jerusalén
Obispo


La envidia es mala. Son temibles para los padres los "celos" que muestran algunos pequeños cuando viene al hogar un nuevo hermano. Llenan la casa de disensiones y discordias entre los niños, ante el cuidado normal que los padres dan a sus otros hermanos. Esta situación llega a ser, en ocasiones, mortificante para los padres cuando se dan en una casa. Lo bueno del asunto es que de ordinario pasa pronto, basta con adquirir un mayor grado de madurez natural. Lo malo del caso es no cuidar las pequeñas envidiejas y permitir que se asienten en el hombre tomando el cariz de pecado.

Narciso nació a finales del siglo I en Jerusalén y se formó en el cristianismo bebiendo en las mismas fuentes de la nueva religión. Debieron ser sus catequistas aquellos que el mismo Salvador había formado o los que escucharon a los Apóstoles.

Era ya presbítero modelo con Valente o con el Obispo Dulciano. Fue consagrado obispo, trigésimo de la sede de Jerusalén, en el 180, cuando era de avanzada edad, pero con el ánimo y dinamismo de un joven. En el año 195 asiste y preside el concilio de Cesarea para unificar con Roma el día de la celebración de la Pascua.

Permitió Dios que le visitara la calumnia. Tres de sus clérigos —también de la segunda o tercera generación de cristianos— no pudieron resistir el ejemplo de su vida, ni sus reprensiones, ni su éxito. Se conjuraron para acusarle, sin que sepamos el contenido, de un crimen atroz. ¡Parece fábula que esto pueda pasar entre cristianos!

Viene el perdón del santo a sus envidiosos difamadores y toma la decisión de abandonar el gobierno de la grey, viendo con humildad en el acontecimiento la mano de Dios. Secretamente se retira a un lugar desconocido en donde permanece ocho años.

Dios, que tiene toda la eternidad para premiar o castigar, algunas veces lo hace también en esta vida, como en el presente caso. Uno de los maldicientes hace penitencia y confiesa en público su infamia. Regresa Narciso de su autodestierro y permanece ya acompañando a sus fieles hasta bien pasados los cien años. En este último tramo de vida le ayuda Alejandro, obispo de Flaviada en la Capadocia, que le sucede.

El vicio capital de la envidia presenta un cuadro de tristeza permanente ante la contemplación de los bienes materiales o morales que otros poseen. En lo moral, es pecado porque la caridad es amar y, cuando se ama, hay alegría con los bienes del amado. Cuando hay envidia no hay amor, hay egoísmo, desorden, pecado.

El envidioso vive acongojado -casi sin vida- por el bien que advierte en el otro y que él anhela tener. En ocasiones extremas puede llegar a convertirse en una anomalía psíquica peligrosa ya que lleva a la ceguera y desesperación cuyas consecuencias van de la maledicencia al crimen, pasando por la calumnia y la traición: el envidioso se considera incapaz de alcanzar las cualidades ajenas; la estimación que los demás disfrutan es considerada como un robo del cariño que él merece; en la eficacia del trabajo ajeno, acompañado de éxito y merecidos triunfos, el envidioso ve intriga y apaño.

Ayer y hoy hubo y hay envidiosos. A los prójimos toca sufrir pacientemente las consecuencias. Sin olvidar que la envidia fue la causa humana que llevó al Señor al Calvario.

¡Gracias, San Narciso, porque me das ejemplo de paciencia ante la cruz!

Fuente: Catholic.net


La frase de hoy

"La oración es la única fuente posible de toda comprensión.
¿El Rosario? ¡Admirable creación!
¿Rezar meditando los misterios? Este es el camino"

Miguel de Unamuno


Tema del día:
El problema del “mal menor”


Tolerancia viene del latín tolerare –soportar, sufrir, sostener, llevar–, y es un término cuyo significado, como hemos visto, puede variar bastante según el contexto en que se emplee.

Su uso más común se refiere a una disposición de indulgencia y comprensión hacia el modo de pensar o actuar de los demás, aunque sea diferente al nuestro. En este sentido, de respeto a la legítima diversidad, la tolerancia tiene su fundamento en el reconocimiento de las libertades y los derechos fundamentales de la persona, que a su vez se remite a la dignidad humana.

En su sentido más específico, la tolerancia hace referencia a permitir algún mal, cuando existen razones proporcionadas. Y esto se debe a que hay acciones ilícitas que deben ser prohibidas y castigadas, y otras que sin embargo es preferible tolerarlas.

En algunas circunstancias puede ser moralmente lícito permitir un mal –pudiendo impedirlo–, en atención a un bien superior, o para evitar males mayores.

Es más, a veces, puede incluso ser reprobable impedir un mal, si con ello se producen directa e inevitablemente desórdenes más graves.

Ya Tomás de Aquino, por ejemplo, señaló que es propio del sabio legislador permitir transgresiones menores para evitar las mayores. Los que gobiernan, toleran razonablemente algunos males para que no sean impedidos otros bienes importantes, o para evitar males mayores.

Como puede verse, la tolerancia –en este sentido suyo más específico– se remite directamente al problema moral del mal menor. El deber de reprimir el mal no es una norma última y absoluta de acción, sino que es un deber subordinado a normas más altas y generales, que en algunas circunstancias permiten –o incluso exigen– no impedir que otros actúen mal, para así evitar males más graves.

Parece por tanto que el fundamento último de la tolerancia, y lo que justifica permitir el mal menor cuando podría impedirse, es el deber universal y primario de obrar el bien y evitar el mal.

Como señala Fernando Ocáriz, "cuando reprimir un error comporta un mal mayor, la tolerancia está justificada y, en muchos casos, es incluso éticamente obligatoria. Es evidente que esto nada tiene que ver con el maquiavelismo de hacer un mal para obtener un bien, lo cual es siempre ilícito. No impedir el error no es lo mismo que hacerlo; a veces será complicidad con él, pero otras no".

En cualquier caso, y como ya hemos visto, la tolerancia no puede basarse en el relativismo (tolerar por considerar que no hay nada inequívocamente bueno o malo), ni en el escepticismo (tolerar por negar que existan criterios firmes que nos permitan distinguir lo bueno de lo malo, o lo verdadero de lo falso), ni en el individualismo o el indiferentismo personal o social (tolerar por considerar que no se puede intervenir legítimamente en la vida de los demás).

Cualquier intento de fundamentar la tolerancia en esos principios chocaría muy pronto con insalvables dificultades para justificar por qué se han de señalar unos límites a lo tolerable.

Alfonso Aguiló


Pensamientos sanadores


El Señor quiere darte victoria

El único camino para crecer en la paz interior e irradiarla a tu alrededor, consiste en el aprendizaje de aceptar día a día las situaciones de vida por las cuales debes atravesar. En cada una de ellas, puedes unir tu voluntad a la voluntad de Jesús, aceptando serenamente lo que no puedes cambiar y distinguiendo lo que Dios te pide hacer y lo que no te corresponde realizar a ti, a fin de salir o cambiar esa situación.
Cuando lo que vives, aun lo desagradable, lo entregas a Dios y lo vives junto a él, es como si lo estuvieses colocando en el altar para que pueda ser consagrado y transformado en algo precioso por el poder bendito de la Sangre de Jesús y por la fuerza del Espíritu Santo.
La aceptación te llevará al triunfo sobre el demonio, eterno rebelde, y te conducirá a la paz interior para que puedan abrirse nuevas puertas de conversión y de victoria.

El Señor, mi Señor, es mi fortaleza: él da a mis pies la agilidad de las gacelas y me hace caminar por las alturas. Habacuc 3, 19.


Oración a San Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén

La Festividad de San Miguel Arcángel se celebra el 29 de Setiembre.
Pero igualmente es una práctica muy recomendada el rezar esta oración
todos los días a la finalización de la Santa Misa.
Y también en estos tiempos para pedir por el Santo Padre
y por la santidad de todos los sacerdotes del mundo.
En "Pequeñas Semillitas" la publicaremos los días 29 de cada mes.


Pedidos de oración


Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo, por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud del Dr. Pedro R., de Valencia, Venezuela, operado de la columna y con algunas secuelas; y también por la salud de Berkis T., que vive en Maracay, Venezuela, rogando a Dios y a la Santísima Virgen que acudan en su ayuda para darles lo mejor tanto física como espiritualmente.

Pedimos oración por la conversión de la familia de Myriam, de Montevideo, Uruguay, conformada por su esposo Osvaldo y sus hijas María Cecilia y Lucía Inés, rogando a Dios que derrame abundante y generoso su Espíritu sobre todos ellos para que vivan en comunión la posibilidad de ir juntos a Misa o rezar el Rosario en al ámbito del hogar.

Seguimos en oración por las personas que sufren las consecuencias del paso del huracán Sandy en Centro América y también en la costa este de Estados Unidos. Que el Señor sosiegue las fuerzas descontroladas de la naturaleza de modo que no causen más víctimas ni daños. Amén.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
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"Intimidad Divina"

Santificados y enviados

El apóstol lo es, no tanto por lo que hace, cuanto por lo que es, y, esencialmente, por su participación en la unción de Cristo, de su gracia y de su santidad. Pero la gracia del bautismo, igual que la del orden o de los otros sacramentos, no produce frutos de santidad si el apóstol no la asimila a través de un proceso continuo de ascesis, por el cual vive más intensa y perfectamente cada vez “la santidad recibida” (LG 40). Los años de formación –de seminario o de noviciado– encaminan al apóstol hacia la santidad y lo inician en la intimidad con Dios y en el ejercicio de las virtudes, pero este esfuerzo no conducirá a la meta, si no se continúa luego durante toda la vida a través del ejercicio del apostolado.

Dice el Vaticano II a propósito de los sacerdotes ocupados en el ministerio: “las preocupaciones apostólicas, los peligros y contratiempos, no sólo no le sean un obstáculo, antes bien asciendan por ellos a una más alta santidad” (LG 41). El mismo principio se aplica a los laicos comprometidos en el apostolado: deben santificarse “al cumplir como es debido las obligaciones del mundo”, no separando “la unión con Cristo de su vida personal” (AA 4). En otros términos, el campo del apostolado debe ser para cada uno la palestra de su propia santificación. El que se da al apostolado no por prurito de activismo, ni por propia voluntad, sino por responder a la llamada de Dios y siguiendo en todo su voluntad, no puede dejar de hallar en el ejercicio mismo del apostolado las gracias necesarias para su santificación.

Pero es preciso adoptar un comportamiento tal, que las actividades y circunstancias inherentes a los deberes apostólicos sean vividas de modo que intensifiquen la unión con Cristo y le vayan conformando cada vez más a él. Es el estilo de San Pablo que, “alcanzado por Cristo Jesús” (Fl 3, 12) con la gracia del apostolado, no mira a otra cosa, a través de las vicisitudes del ministerio, que a “alcanzar” plenamente a su Señor. Los intensos cuidados apostólicos que lo tienen ocupado día y noche no le apartan de su continuo “vivir en Cristo”, antes le son ocasión de asociarse cada vez más a su misterio; las ansias, fatigas y tribulaciones le son medio de participar “en sus sufrimientos, hasta hacerse semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos” (ib 10, 11); toda renuncia o sacrificio son para él ganancia “para ganar a Cristo y ser hallado en él” (ib 8-9). Mientras se prodiga sin tregua por la salvación de los hermanos, su corazón está siempre fijo en Jesús, por una continua comunión, expresada en aquella incesante “oración y súplica… en el Espíritu” que él mismo recomendaba a sus hijos (Ef 6, 18)

Procuremos ser tales que valgan nuestras oraciones para ayudar a estos siervos de Dios, que con tanto trabajo se han fortalecido con letras y buena vida y trabajado para ayudar ahora al Señor… Que los tenga el Señor de su mano para que puedan librarse de tantos peligros como hay en el mundo y tapar los oídos en este peligroso mar, del canto de las sirenas. Y si en esto podemos algo con Dios, estando encerradas peleamos por él… Así que os pido por amor del Señor pidáis a Su Majestad nos oiga en esto. Yo, aunque miserable, lo pido a Su Majestad, pues para gloria suya y bien de su Iglesia, que aquí van mis deseos. (Santa Teresa e Jesús, Camino)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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