domingo, 30 de septiembre de 2012

Pequeñas Semillitas 1828


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1828 ~ Domingo 30 de Setiembre de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Mes de la Biblia
   

Alabado sea Jesucristo…
La escena es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús con un problema. Vienen preocupados. Un exorcista, no integrado en el grupo, está echando demonios en nombre de Jesús. Los discípulos no se alegran de que la gente quede curada y pueda iniciar una vida más humana. Solo piensan en el prestigio de su propio grupo. Por eso, han tratado de cortar de raíz su actuación. Esta es su única razón: "no es de los nuestros".
Los discípulos dan por supuesto que, para actuar en nombre de Jesús y con su fuerza curadora, es necesario ser miembro de su grupo. Nadie puede apelar a Jesús y trabajar por un mundo más humano, sin formar parte de la Iglesia. ¿Es realmente así? ¿Qué piensa Jesús?
Jesús rompe toda tentación sectaria en sus seguidores. No ha constituido su grupo para controlar su salvación mesiánica. No es rabino de una escuela cerrada sino Profeta de una salvación abierta a todos. Su Iglesia ha de apoyar su Nombre allí donde es invocado para hacer el bien.
No quiere Jesús que entre sus seguidores se hable de los que son nuestros y de los que no lo son, los de dentro y los de fuera, los que pueden actuar en su nombre y los que no pueden hacerlo. Su modo de ver las cosas es diferente: "El que no está contra nosotros está a favor nuestro".
En la sociedad moderna hay muchos hombres y mujeres que trabajan por un mundo más justo y humano sin pertenecer a la Iglesia. Algunos ni son creyentes, pero están abriendo caminos al reino de Dios y su justicia. Son de los nuestros. Hemos de alegrarnos en vez de mirarlos con resentimiento. Los hemos de apoyar en vez de descalificar.
José Antonio Pagola


La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy


En aquel tiempo, Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros. Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.
»Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga».
(Mc 9,38-43.45.47-48)

Comentario
Hoy, según el modelo del realizador de televisión más actual, contemplamos a Jesús poniendo gusanos y fuego allí donde debemos evitar ir: el infierno, «donde el gusano no muere y el fuego no se apaga» (Mc 9,48). Es una descripción del estado en el que puede quedar una persona cuando su vida no la ha llevado allí adonde quería ir. Podríamos compararlo al momento en que, conduciendo nuestro automóvil, tomamos una carretera por otra, pensando que vamos bien y vamos a parar a un lugar desconocido, sin saber dónde estamos y adónde no queríamos ir. Hay que evitar ir, sea como sea, aunque tengamos que desprendernos de cosas aparentemente irrenunciables: sin manos (cf. Mc 9,43), sin pies (cf. Mc 9,45), sin ojos (cf. Mc 9,47). Es necesario querer entrar en la vida o en el Reino de Dios, aunque sea sin algo de nosotros mismos.
Posiblemente, este Evangelio nos lleva a reflexionar para descubrir qué tenemos, por muy nuestro que sea, que no nos permite ir hacia Dios, —y todavía más— qué nos aleja de Él.
El mismo Jesús nos orienta para saber cuál es el pecado en el que nos hacen caer nuestras cosas (manos, pies y ojos). Jesús habla de los que escandalizan a los pequeños que creen en Él (cf. Mc 9,42). “Escandalizar” es alejar a alguien del Señor. Por lo tanto, valoremos en cada persona su proximidad con Jesús, la fe que tiene.
Jesús nos enseña que no hace falta ser de los Doce o de los discípulos más íntimos para estar con Él: «El que no está contra nosotros, está por nosotros» (Mc 9,40). Podemos entender que Jesús lo salva todo y “da gato por liebre”. Es una lección del Evangelio de hoy: hay muchos que están más cerca del Reino de Dios de lo que pensamos, porque hacen milagros en nombre de Jesús. Como confesó santa Teresita del Niño Jesús: «El Señor no me podrá premiar según mis obras (...). Pues bien, yo confío en que me premiará según las suyas».
Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Jerónimo
Doctor de la Iglesia


El IV siglo después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.

Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.

Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.

La huida de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradera, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.

Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. Él las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y bíblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la larga lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.

Fuente: Catholic.net


Palabras del Beato Juan Pablo II

“El cometido de la Iglesia
es el de favorecer el acceso
de las inteligencias y de las conciencias
a la verdad de Dios que se reveló en Cristo,
quien confió a los apóstoles y a la Iglesia este ministerio,
esta diaconía de la verdad en la caridad”

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Ser grandes en espíritu


Iba Jesús caminando entre sus discípulos. Quizá comenzaban ya su viaje hacia Jerusalén, y mientras caminaban, Jesús les daba varias enseñanzas e instrucciones. La primera lección que hoy nos trae el evangelio es la de que nosotros, aunque sigamos de cerca a Jesús, no tenemos el monopolio de la verdad. Hay que respetar y apreciar las cosas buenas que veamos en otros, aunque no sean de nuestro grupo social o religioso. La enseñanza surgió porque Juan, como portavoz de otros, le dijo a Jesús que habían visto a una persona que hacía cosas buenas como expulsar demonios en el nombre de Jesús; pero como no era de su grupo, se lo habían prohibido. Esto dio pie para que Jesús les dijera, a ellos y a nosotros, que cualquiera que no está en contra de Él, está a su favor. Que es como decir que debemos estimar todo lo bueno que nos encontramos en los demás, aunque sean de otro grupo.

Es algo parecido a lo que le pasó a Moisés (1ª lectura). Un día llamó a los setenta más importantes del pueblo y el Espíritu de Dios vino sobre ellos, de modo que todos se pusieron a expresar las maravillas de Dios, como solía hacer Moisés. Pero resulta que faltaban dos de ellos. Y donde estaban también se pusieron a expresar esas maravillas. Josué fue donde Moisés a contárselo y le dijo: “Prohíbeselo”. Pero Moisés tenía un corazón muy grande, a pesar de que aquellos dos no habían acudido, y le dijo: “¡Ojalá todo el pueblo proclame estas maravillas!”. Es la grandeza del corazón, imagen del gran corazón de Jesús que acoge a todo el que no esté realmente en contra.

Solemos ser muy egoístas a solas y muchas veces, de manera más viva, cuando formamos parte de un grupo. Este egoísmo nos hace parecer que todo lo del contrario es malo. Esto se ve muchas veces en los partidos políticos. Algunas veces todo lo que hace o dice el adversario nos parece mal. Pero algo tendrán de bueno. El caso es que se critica y se lleva la contraria, aunque no estemos del todo convencidos. Esto pasa en política, pero pasa también en religión. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: “Todo lo bueno y verdadero de las diversas religiones lo aprecia la Iglesia como un don de aquel que ilumina a todos los hombres, para que al fin tengan vida” (nº 843).

Muchas veces el pertenecer a un grupo nos hace ciegos para poder ver la verdad y el bien en el adversario. Sobre todo, si unos se creen que son los “buenos”, se creen también que tienen toda la verdad. Lo peor no está sólo en el mal que nos hacemos a nosotros por el pecado. Lo peor es si con nuestro pecado inducimos a otros, que quizá son más débiles en la fe, a cometer el mismo error o pecado. Esto es lo que se llama escándalo. Jesús dice palabras terribles contra los que dan escándalo a otros. Pueden ser ricos, que son al mismo tiempo personas con responsabilidad social, pero que no cumplen con la justicia y se aprovechan de los pobres en cuanto a salarios y en cuanto a trabajos excesivos. Pueden ser padres que no dan buen ejemplo a sus hijos. El Catecismo de la Iglesia Católica se fija en la maldad de los que deben hacer leyes y las hacen induciendo al mal. Eso es escándalo.

Hay muchas veces que cuesta ser cristiano auténtico. Aunque te cueste tanto como te costaría perder un ojo, vale la pena el hacerlo y ser consecuente en nuestra vida con las enseñanzas de Jesucristo. Con esas frases radicales, con las que termina el evangelio de hoy, Jesús nos quiere decir que para ser sus discípulos no debemos conformarnos con la mediocridad, sino que debemos ser auténticos o radicales, que quiere decir que el pensamiento de Jesús no influya sólo en algo exterior, sino que nos llegue hasta lo más hondo de nuestro ser. Y el pensamiento de Jesús es sobre todo el amor. No quedaremos sin recompensa. Hoy nos dice que nos recompensará hasta un vaso de agua que se dé a quien lo necesita. ¡Cuánto más la entrega de nuestro ser!

Recordemos que no debemos “apagar al Espíritu”, como nos dice san Pablo, pues sopla donde y como quiere. Y por todo ello bendigamos siempre al Señor.

P. Silverio Velasco (España)


Nuevo video y artículo

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Pensamientos sanadores


Confía en el poder de Dios que combate junto a ti

¡Dios más uno siempre es una mayoría!
Por lo tanto recuerda que si tu vida le pertenece al Señor, cuando vigilas tu corazón para que ande en rectitud, cuando confías tu vida entre las manos de la Santísima Virgen María, entonces, no tienes nada que temer.
Los temores vendrán a llamar a tu corazón una y otra vez; más tú diles: “no hay lugar para ti”.
El depositar los miedos y aquello que los origina entre las manos del Señor acrecentará tu confianza y te capacitará para superar los obstáculos cada vez con mayor facilidad.
Si en ciertos momentos, Dios parece que se retrasa en responder, no abandones la oración e intimidad con él, más bien acreciéntala.
También la espera de Dios tiene su propósito, así como la espera de los frutos, ya que los más dulces son los que fructifican al final de la estación.

Si Dios está con nosotros ¿quién estará contra nosotros? Romanos 8, 31.


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

La hermana de María Delia E., de Concordia, Argentina, nos agradece las oraciones que en su momento hicimos por ella, y nos hace saber que el día 16 de setiembre fue llamada a la presencia del Señor. Recemos una oración para que su alma entre al Paraíso que Dios nos tiene reservado.

Recibimos también un agradecimiento a Dios y a las personas que rezaron por Sergio David B., que luego de dos años de estar desempleado, ahora ya está trabajando nuevamente.

Desde Santa Clara, Santa Fe, Argentina, nos agradecen las oraciones hechas por la salud de Alejandra C. que fuera trasplantada de médula en la ciudad de Córdoba y ahora está en su casa en franca recuperación. Damos gracias a Dios.

Desde México piden agradecer al Señor por Brianda, de 4 años de edad, que ha salido ya del hospital, y rogar que Jesús y María la sigan protegiendo. Y del mismo país nos piden agradecer a Dios por la salud de Francisco P. M. y José Antonio P.V., lo mismo que por Estela, que salió bien de su operación. Damos gracias al Señor por tantas gracias concedidas. 


"Intimidad Divina"

Domingo XXVI del Tiempo Ordinario

La primera lectura de hoy (Nm 11, 25-29) reproduce un texto que revela la intención de Dios de derramar su Espíritu no sólo sobre algunos grupos escogidos, sino sobre todos los hombres. Cuando Dios, a instancias de Moisés que no se sentía con fuerzas para llevar solo la carga de todo el pueblo, “apartando algo del espíritu que poseía, se lo pasó a los setenta ancianos” (ib 25) congregados en torno a la Tienda de Reunión, acaeció que otros dos extraños se pusieron a profetizar al igual que ellos.  El joven Josué, indignado por esta irregularidad, protestó diciendo a Moisés que no se lo permitiese, pero esto, más iluminado y prudente respondió: “¿Estás celoso por mí? Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta y recibiera el espíritu del Señor“ (ib 29). Quien tiene experiencia de la grave responsabilidad que implica hablar y obrar en nombre del Espíritu, lejos de encelarse por ella, se alegra en compartirla con otros y está pronto a admitir el don de profecía donde quiera que se encuentre.

El Evangelio del día (Mc 9, 38-48) presenta un hecho semejante. Los discípulos, más celosos que Josué, viendo a uno que echaba demonios en el nombre de Jesús, se lo prohíben, por el simple hecho de que no es de ellos. Pero Jesús, como Moisés,  lo desaprueba, porque todo el que obra el bien en nombre suyo, aunque no pertenezca a la Iglesia, demuestra que está espiritualmente cerca de ella y que tiene al menos un germen de fe; por eso se le ha de respetar y tratar con benevolencia esperando confiadamente que ese germen madurará. “El que no está contra nosotros está a favor nuestro” (ib 40), dice el Señor. La menor obra buena hecha por respeto a Cristo no se perderá, aunque la haga quien no pertenece aún a la comunidad de los creyentes.

Después de haber hablado de los deberes de los discípulos para con los extraños, habla Jesús de los que tienen para con los creyentes y para consigo mismos. Dentro de la comunidad los discípulos son especialmente responsables de la fe de los “pequeños”, o sea de la gente sencilla. “El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le echasen al mar” (Mc 9, 42). La última reflexión se refiere a la guarda de sí mismo de los escándalos procedentes tanto del exterior como de las propias pasiones. También aquí habla Jesús con energía: “Si tu mano te escandaliza, córtatela; más te vale entrar manco en la vida ir con las dos manos al abismo” (ib 43). La misma paradoja se repite para el pie y para el ojo, con el intento de dar a entender que el discípulo de Cristo debe estar pronto a toda renuncia con tal de evitar el pecado que lo separa del Maestro y puede causarle la separación eterna.

Escúchame, escúchame, Señor Dios mío, para que tus ojos estén atentos sobre tus hijos día y noche. Extiende piadoso tus alas y protégelos; infunde en sus corazones tu Espíritu Santo, que les conserve en la unidad del espíritu y en el vínculo de la paz, en la castidad de la carne y en la humildad del alma. Que este mismo Espíritu asista a los que oran, que la abundancia de tu amor los colme en su interior y la suavidad de la compunción recree sus mentes, que la luz de tu gracia ilumine sus corazones; la esperanza los levante, el temor los humille y la caridad los inflame. Que él mismo les sugiera las plegarias que tú propicio quieres oír… Permanece entre ellos según tu fiel promesa y pues sabes lo que necesitan, te suplico robustezcas lo que de débil hay en ellos y no rechaces lo que en ellos hay de flaco; sana lo que está enfermo, alegra sus tristezas, reanima sus tibiezas, confirma lo que es inestable; de modo que todos se sientan ayudados por tu gracia en sus necesidades y tentaciones. (Elredo de Rievaulx, Oratio pastoralis, 8)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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