PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año 7 - Número 1676 ~ Lunes 9
de Abril de 2012
Desde la ciudad de Córdoba
(Argentina)
Hola…
De la hojita “El Domingo” de editorial San Pablo,
correspondiente a la misa de ayer, extraigo la siguiente reflexión para abrir
esta edición de “Pequeñas Semillitas”:
La Pascua judía celebraba la maravillosa acción de Dios,
que hizo “pasar” a su pueblo de la esclavitud a la libertad. La Pascua
cristiana es el “paso” de la muerte a la Vida: Cristo muriendo destruyó nuestra
muerte y resucitando restauró nuestra vida.
El cristiano “hace fiesta”, da gracias al Señor porque es
bueno y vive “el paso” de la esclavitud del pecado a la libertad de la vida
junto a Dios; de una existencia “arrastrada sin sentido” a la esperanza de un
porvenir renovado; de la cruz de cada día a la gloria de la vida eterna.
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del
sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos.
En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas
se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice
Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me
verán».
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la
ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos,
reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero
a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le
robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del
procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos
tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió
esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
(Mt 28,8-15)
Comentario
Hoy, la alegría de la resurrección hace de las mujeres
que habían ido al sepulcro mensajeras valientes de Cristo. «Una gran alegría»
sienten en sus corazones por el anuncio del ángel sobre la resurrección del
Maestro. Y salen “corriendo” del sepulcro para anunciarlo a los Apóstoles. No
pueden quedar inactivas y sus corazones explotarían si no lo comunican a todos
los discípulos. Resuenan en nuestras almas las palabras de Pablo: «La caridad
de Cristo nos urge» (2Cor 5,14).
Jesús se hace el “encontradizo”: lo hace con María
Magdalena y la otra María —así agradece y paga Cristo su osadía de buscarlo de
buena mañana—, y lo hace también con todos los hombres y mujeres del mundo. Y
más todavía, por su encarnación, se ha unido, en cierto modo, a todo hombre.
Las reacciones de las mujeres ante la presencia del Señor
expresan las actitudes más profundas del ser humano ante Aquel que es nuestro
Creador y Redentor: la sumisión —«se asieron a sus pies» (Mt 28,9)— y la
adoración. ¡Qué gran lección para aprender a estar también ante Cristo
Eucaristía!
«No tengáis miedo» (Mt 28,10), dice Jesús a las santas
mujeres. ¿Miedo del Señor? Nunca, ¡si es el Amor de los amores! ¿Temor de
perderlo? Sí, porque conocemos la propia debilidad. Por esto nos agarramos bien
fuerte a sus pies. Como los Apóstoles en el mar embravecido y los discípulos de
Emaús le pedimos: ¡Señor, no nos dejes!
Y el Maestro envía a las mujeres a notificar la buena
nueva a los discípulos. Ésta es también tarea nuestra, y misión divina desde el
día de nuestro bautizo: anunciar a Cristo por todo el mundo, «a fin que todo el
mundo pueda encontrar a Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el
camino de la vida, con la potencia de la verdad (...) contenida en el misterio
de la Encarnación y de la Redención, con la potencia del amor que irradia de
ella» (Juan Pablo II).
Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Casilda de Toledo
Virgen Eremita
En el cerro que domina el valle, en el santuario actual,
descansan desde el 1750 las reliquias de Santa Casilda, "la virgen mora
que vino de Toledo", muy venerada en Burgos, en la urna, obra de Diego de
Siloé, rematada por su propia imagen yacente. El lugar ha sido centro de
peregrinación durante siglos y no deja de frecuentarlo la piedad de nuestros
contemporáneos.
En torno a santa Casilda todo lo que encontramos es
incierto, confuso y contradictorio. Pero su figura tiene el encanto de la
sencillez y el sabor de lo heroico en el amor. Cautivó al pueblo cristiano
medieval y le animó a la fidelidad. Su propio nombre -casida en árabe significa
cantar- es como un verso con alas de canción.
Ni siquiera se conoce con exactitud el nombre de su
padre, rey moro de Toledo, al que se nombra como Almacrin o Almamún. Sobre su
condición, unos lo describen como un sanguinario perseguidor de los cristianos,
mientras que otros lo presentan como apacible y bondadoso.
La princesita mora tiene un natural abundante en clemencia
y ternura. Rodeada de todo tipo de comodidades y atenciones en la fastuosidad
de la corte, no soporta la aflicción de los desafortunados que están en las
mazmorras. Siente una especial piedad con los cautivos pobres y los intenta
consolar llevándoles viandas en el hondón de su falda. Un día, cuando realizaba
esta labor misericordiosa, fue sorprendida por su padre que le preguntó por lo
que transportaba, contestando ella que "rosas" y ¡rosas aparecieron
al extender la falda!
Quizá fueron los mismos cautivos cristianos quienes,
viendo lo recto de su conducta, le hablaron de Cristo; posiblemente
correspondieron a sus múltiples delicadezas y dádivas de la mejor manera que
podían, instruyéndola en la fe cristiana. Pero, aunque en su corazón era ya de
Cristo, ¿cómo podría recibir ella el Bautismo con los lazos tan fuertes del
Islam que la rodeaban?
Comienza una grave dolencia. El flujo de sangre aumenta y
la ciencia médica de palacio es incapaz de curarla. El Cielo le revela que
encontrará remedio en las aguas milagrosas de San Vicente, allá por la Castilla
cristiana. Almamún prepara el viaje de su hija con comitiva real. En Burgos
recibe Casilda el Bautismo y marcha luego a los lagos de San Vicente, junto al
Buezo, cerca de Briviesca. Recuperada la salud según se le dijo, decide
consagrar a Cristo la virginidad de su cuerpo milagrosamente curado y resuelve
pasar el resto de sus días en la soledad, dedicada a la oración y a la
penitencia.
Murió de muy avanzada edad, siendo sepultada en la misma
ermita que ella mandó construir. Pronto se convirtió en lugar de peregrinación.
Cuentan que los caminantes sintieron desde entonces su especial protección y
las mujeres la invocan contra el flujo de sangre, y hasta dicen que basta que
una mujer pruebe las aguas y eche una piedra al lago para tener asegurada la
descendencia.
Se juntan la historia, la imaginación del pueblo sencillo
y la bruma del misterio en torno a la santa. Resta aprender la lección del
ejemplo. El amor a Cristo hace posible el trueque del regalo propio de la corte
morisca por la aspereza de una vida austera y penitente.
Fuente: Catholic.net
La frase de hoy
“¡Que la luz del Señor resucitado pueda disipar la
tristeza del corazón y del espíritu! Que sigamos sintiendo paz y serenidad. Que
podamos sentir la fuerza de la resurrección todos los días de nuestra vida. Y
no nos olvidemos que la cruz no es para que la llevarla en el cuello, o
colgarla de una pared; es para que la vivamos día a día.”
Tema del día:
Diez cosas que Jesús nos
enseñó
1. Se revela contra acumular riquezas con la fe.
En un templo de Jerusalén, aventó las monedas de los
mercaderes de sus mesas e hizo un escándalo. Que yo recuerde es la única vez
que perdió la compostura ¿Te concentras más en acumular riquezas que en servir
a tu prójimo o a tu cliente?
2. No guardaba rencor.
Cristo le dijo a Pedro que lo negaría tres veces. Lo
hizo, pero nunca lo recriminó ¿En qué te ayuda ser rencoroso? ¿No afecta tu
salud? ¿No te quita tiempo? ¿Resuelve tu pelea con la otra persona?
3. No discriminaba.
Anduvo con leprosos, paralíticos, recaudadores de
impuestos, prostitutas y hombres poderosos. A todos los trató por igual ¿Tú
haces lo mismo? ¿Cuándo ves a esas personas qué piensas de ellas? ¿Cómo las
tratas?
4. Orar antes de momentos importantes.
Cuando tuvo desafíos importantes en su vida, como antes
de la crucifixión, Jesús se retiraba al monte a orar a solas. Eso le daba
estabilidad, paz y claridad de pensamiento. Cuando tú enfrentas desafíos
importantes en tu vida ¿Buscas un espacio para estar solo, orar al Creador y
platicar contigo mismo? ¿O te la pasas lamentándote y actuando por inercia,
apresurado, porque no tienes tiempo?
5. Nunca criticó a nadie.
Cuando querían apedrear a una prostituta, Cristo los
detuvo “Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Y tú ¿Criticas
a la gente? ¿Estás libre de faltas?
6. A sus enemigos los trataba por igual.
En la última cena, le dio a Judas la comunión, aun
sabiendo que lo traicionaría. Nota cómo Él nunca actuó de forma negativa contra
sus enemigos. Y tú ¿Si alguien te trata mal lo tratas de la misma forma? ¿Eres
tan débil que eres su esclavo, al permitir que domine tus pensamientos? Jesús
era un hombre libre, nunca permitió que algún enemigo hiciera que cambiara su
forma de ser.
7. Comunicó con claridad hablando con historias.
Con el Sermón del Monte, sus parábolas, se hizo expresar
con claridad y que sus ideas penetraran en sus seguidores haciéndolos
reflexionar ¿Utilizas un lenguaje claro, simple y con historias para
comunicarte? ¿O utilizas palabras raras y lenguaje “chocante” para impresionar?
8. La aceptación.
En la oración modelo, menciona “hágase tu voluntad, en el
Cielo como en la Tierra”. Si aceptamos las cosas tal como son, podemos partir
de ahí, para resolverlas. Perder tiempo en preguntarse por qué las cosas son
así, no ayuda.
9. Compartió el secreto para no tener depresión.
Habla de perdonar siempre, habla de no criticar, habla de
orar por tus enemigos. No es de tontos. Los médicos han descubierto que los
pensamientos negativos dañan el organismo y crean depresión.
10. La oración, el secreto para conseguir lo que quieres.
Estar relajado, concentrarte en el amor y tener fe,
pensando, deseando e imaginado lo que quieres, y esperar una vez que pides, es
el secreto por el que los grandes millonarios obtuvieron su dinero. También, el
secreto de los milagros. Se le llama Mantra en la religión budista. Los
tibetanos, dicen que el objetivo de la oración es crear el sentimiento para que
las palabras lleguen a Dios. Por eso, orar con fe, esperanza y corazón, crea el
sentimiento necesario para que tu voz llegue al Ser Supremo y lo que deseas se
haga realidad. Orar con flojera, repitiendo palabras como robot no funciona.
Tampoco orar triste funciona. Por eso Jesús dice que en todo lo que pidas en
oración teniendo fe te será concedido. La historia está plagada de ejemplos que
esto funciona. Se han creado cientos de religiones, libros y métodos utilizando
los principios de la oración modelo de Cristo, para obtener lo que se busca.
Pensamientos sanadores
Hoy pídele a Dios que sea tu brújula y tu guía
En la antigüedad, cuando un barco surcaba los anchos
mares y aún no existían los instrumentos de orientación que hoy la tecnología
brinda, los capitanes se guiaban por medio de una brújula.
Si la noche era estrellada, los marineros más expertos
sabían orientarse mirando la posición de las estrellas.
También nosotros necesitamos de una brújula espiritual
que guíe nuestro diario caminar.
Dios quiere ser esa brújula en tu camino. Cuando necesites
orientación y guía, entrando en ti, acude a su presencia y pídele que haga
fluir de tu interior los dones del discernimiento e inspiración. Entonces
notarás cómo su luz te guía y las decisiones que tomarás te llevarán a
experiencias satisfactorias.
El Señor solo lo
condujo, no había a su lado ningún dios extranjero. Lo puso encima de las
alturas del país para que comiera los frutos de los campos; lo alimentó con
miel de los peñascos, con aceite de la roca dura… Deuteronomio 32, 12-13
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa
Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el
cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno,
así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu
Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos
especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las
familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones
sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración por Julián E., un joven de 25 años de
Córdoba, Argentina, que está en estos momentos internado en Buenos Aires
afectado de un tumor cerebral. Pedimos a Jesús, que por los méritos de su
pasión, muerte y resurrección, ponga sus manos en él y le conceda la gracia
inmensa de curarlo.
Pedimos oración por Gonzalo Andrés y por Eneried M.,
ambos de Bogotá, Colombia, para que el Señor los ayude a conseguir un trabajo
digno.
Pedimos oración por la salud física, psíquica y
espiritual de Elsa S., de Buenos Aires, Argentina.
Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara
nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros
hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la
aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo
ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la
redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén
Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible
dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no
publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la
solicitud de oración. Enviar los pedidos de oración a pequesemillitas@gmail.com
"Intimidad Divina"
En torno al Resucitado
Las mujeres, impulsadas por su amor, son las primeras en
ir al sepulcro al amanecer del domingo, las primeras en verlo abierto y vacío,
las primeras en conocer la resurrección; sin embargo no son las destinatarias
de la gran nueva, sino más bien sus mensajeras. Es importante que sea informada
la Iglesia; constituida por el núcleo de los discípulos en torno a Pedro: “Id
luego y decid a sus discípulos: ha resucitado de entre los muertos y os precede
a Galilea; allí le veréis” (Mateo 28, 7). El anuncio del nacimiento de Jesús
fue llevado por los ángeles a los pastores, y el anuncio de la resurrección es
comunicado por los ángeles a las mujeres. Estos son los gustos de Dios; para
sus grandes mensajes escoge con preferencia a los humildes, a los sencillos.
Mientras las mujeres van a llevar la alegre nueva, una
vez más tienen ellas la primicia: ven al Maestro resucitado antes que los
apóstoles, quizá en premio a la fidelidad con que le siguieron al Calvario,
asistieron a su sepultura y volvieron después para honrar a su cuerpo. Jesús
las saluda “No temáis; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí
me verán” (ib. 10). Mientras tanto las mujeres postradas a los pies del
Resucitado, lo abrazan, expresando con ese gesto el amor y la reverencia por
Aquel, que aun habiendo levantado los hombres a la dignidad de sus hermanos,
sigue siendo su Dios.
Los judíos que no creyeron en Jesús vivo y obrador de
milagros en medio de ellos, tampoco creen ahora en la evidencia de su
resurrección. Completamente diversa es la actitud de los discípulos. Aunque en
un primer momento, trastornados por la grandiosidad del hecho, a duras penas se
decidieron a creer en la resurrección, por considerarla algunos como fruto de
la imaginación de las mujeres, sin embargo más tarde, comprobado el hecho, se
convierten en sus testigos más ardientes… Y será Pedro quien el mismo día de
Pentecostés y a nombre de todos los discípulos dará sin miedo testimonio de la
Resurrección delante de quienes habían condenado a Jesús y a quienes él tanto
había temido. Quien posee un corazón humilde y recto podrá atravesar horas de
zozobra, pero llegará siempre a la verdad que Dios nunca cesa de ofrecer a
todos los hombres.
¡Oh Jesús!,
resucitado de entre los muertos por divina virtud, nos abriste las puertas de
la eternidad y nos mostraste los caminos de la vida… A las tímidas mujeres
apareciste resucitado antes que a los demás, porque tal favor merecía el afecto
de una intensa piedad. Sucesivamente fuiste visto de Pedro; de dos discípulos
camino de Emaús, de los Apóstoles reunidos… Así, por cuarenta días apareciendo
en muchas formas, comiendo y bebiendo con ellos, nos iluminaste en la fe con
sus argumentos, nos levantaste a la esperanza con sus promesas, para de esta
suerte encendernos en el amor con los dones del cielo. Bienaventurados los ojos
que te vieron, Señor. Pero yo también seré dichoso si un día lograre contemplar
tan deseada luz, dentro y fuera clarísima. (San Buenaventura, El árbol de la
vida)
P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.
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