domingo, 29 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1607

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1607 ~ Domingo 29 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Jesús seguía sorprendiendo a todos: Dios está llegando, pero no como el “Dios de los justos”, sino como el “Dios de los que sufren”. El profeta del reino de Dios no tiene ninguna duda: lo que le mueve a actuar en medio de su pueblo es su amor compasivo; el Dios que quiere reinar entre los hombres y mujeres es un “Dios que sana”. En la memoria de los primeros cristianos quedó grabado este recuerdo de Jesús: “Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,  pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. (Hechos 10,38)
No pocas personas viven en su interior de imágenes falsas de Dios que les hacen vivir sin dignidad y sin verdad. Lo sienten, no como una presencia amistosa que invita a vivir de manera creativa, sino como una sombra amenazadora que controla su existencia. Jesús siempre empieza a curar liberando de un Dios opresor.
Sus palabras despiertan la confianza y hacen desaparecer los miedos. Sus parábolas atraen hacia el amor a Dios, no hacia el sometimiento ciego a la ley. Su presencia hace crecer la libertad, no las servidumbres; suscita el amor a la vida, no el resentimiento. Jesús cura porque enseña a vivir sólo de la bondad, el perdón y el amor que no excluye a nadie. Sana porque libera del poder de las cosas, del autoengaño y de la egolatría.
José Antonio Pagola

La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
(Mc 1,21-28)

Comentario:
Hoy, Cristo nos dirige su enérgico grito, sin dudas y con autoridad: «Cállate y sal de él» (Mc 1,25). Lo dice a los espíritus malignos que viven en nosotros y que no nos dejan ser libres, tal y como Dios nos ha creado y deseado.
Si te has fijado, los fundadores de las órdenes religiosas, la primera norma que ponen cuando establecen la vida comunitaria, es la del silencio: en una casa donde se tenga que rezar, ha de reinar el silencio y la contemplación. Como reza el adagio: «El bien no hace ruido; el ruido no hace bien». Por esto, Cristo ordena a aquel espíritu maligno que calle, porque su obligación es rendirse ante quien es la Palabra, que «se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14).
Pero es cierto que con la admiración que sentimos ante el Señor, se puede mezclar también un sentimiento de suficiencia, de tal manera que lleguemos a pensar tal como san Agustín decía en las propias confesiones: «Señor, hazme casto, pero todavía no». Y es que la tentación es la de dejar para más tarde la propia conversión, porque ahora no encaja con los propios planes personales.
La llamada al seguimiento radical de Jesucristo, es para el aquí y ahora, para hacer posible su Reino, que se abre paso con dificultad entre nosotros. Él conoce nuestra tibieza, sabe que no nos gastamos decididamente en la opción por el Evangelio, sino que queremos contemporizar, ir tirando, ir viviendo, sin estridencias y sin prisa.
El mal no puede convivir con el bien. La vida santa no permite el pecado. «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro» (Mt 6,24), dice Jesucristo. Refugiémonos en el árbol santo de la Cruz y que su sombra se proyecte sobre nuestra vida, y dejemos que sea Él quien nos conforte, nos haga entender el porqué de nuestra existencia y nos conceda una vida digna de Hijos de Dios.
Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Sulpicio Severo 
Obispo


Sulpicio sufrió una gran transformación para mejor a lo largo de su vida. Llegada la edad normal, contrajo matrimonio con una joven de su ciudad, Agen (Lot- et –Garona), Francia hacia el año 553.

Las cosas no le iban mal pero no se sentía completamente en la felicidad en la que tanto soñaba y para la cual le llamaba Dios. Era un buen abogado. Ganaba su buen dinero ya en aquel lejano tiempo. Pero no dejaba de pensar en el camino para escalar la perfección que sentía muy adentro.

Por eso, cuando menos se lo esperaba, habló con su mujer acerca de sus planes. Todo el mundo, al enterarse, lo tomaron por loco. Sin embargo, su suegra – menos mal – fue la única que lo entendió muy bien. No solamente aprobó su decisión, sino que incluso le hizo ofertas de tierras al lado de la bellísima ciudad medieval de Carcasona. Le convenía mucho para su nueva vida y vocación.

Sulpicio se pasó en ese lugar todo el resto de su larga vida, rezando, haciendo penitencia y escribiendo muchos libros, basados en los estudios que iba haciendo de san Paulino de Nola, san Jerónimo y otros personajes célebres de tiempos anteriores.

De sus muchas obras tan sólo se conserva la biografía que escribió de su maestro y buen amigo san Martín. Es el único documento que existe acerca del que llevó a Francia a la conversión. Desde entonces, todos los que se dedicaban a escribir hagiografías lo imitaron de tal forma que parecían suyas.

San Gregorio de Tours, quien nos da el dato de su nombramiento a la sede de Tours (584) en vez de otros candidatos simoníacos, habla de San Sulpicio con gran respeto y nos dice que convocó un concilio provincial en Auvernia. El santo tomó también parte en el Concilio de Maçon, en 585.

No se sabe exactamente la edad que tenía cuando murió. Lo más probable, según sus hagiógrafos, es que debería rondar los 50 o los 80.


Palabras del Beato Juan Pablo II

"Pido para vosotros la gracia de la luz y de la fuerza Espiritual en el sufrimiento, para que no perdáis el valor, sino que descubráis individualmente el sentido del sufrimiento y podáis, con la oración y el sacrificio, aliviar a los demás".

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Enseñar con autoridad


Jesús el día de sábado como todo buen israelita, va a la sinagoga. Ahora, por tener 30 años, además de leer, podía comentar lo leído. Jesús habla y enseguida se da cuenta la gente que no explica como lo hacían los escribas y letrados. Se maravillan de su doctrina. Esta puede ser nuestra primera reflexión hoy: el asombro de la gente ante la predicación de Jesús. El asombro todavía no es la fe, pero puede ser el comienzo. Es importante asombrarse o suscitar el asombro ante la lectura del evangelio. Dice un autor: “Un cristianismo convencional es el producto de una generación que ha perdido la capacidad de asombrarse ante el Evangelio”. En realidad el evangelio pasa casi siempre “sin pena ni gloria”. La mayoría de la gente no conecta con el evangelio y por eso no se asombra. Quizá sea porque los que lo enseñan lo hacen al estilo de los escribas y letrados y no al estilo de Jesucristo.

¿Y cómo enseñaban los letrados? Pues lo hacían por oficio, repetían lo que ellos habían aprendido antes. Ellos predicaban sobre todo la letra de la ley, mas se olvidaban del espíritu. Jesús enseñaba con autoridad. Enseñar con autoridad no es lo mismo que enseñar autoritariamente. Era como una lámpara que da luz, pero no se impone. No mandaba caer fuego sobre los que no le escuchaban. Hablaba dando testimonio.  Lo manifestaba porque se notaba que creía profundamente en el mensaje que transmitía y que amaba a la gente y vivía los problemas de la gente. Sus palabras son sencillas, con un lenguaje que todos entienden, pero se nota la verdad y sinceridad. Y autoridad sobre todo porque sus obras correspondían a la verdad de sus palabras. Sus palabras brotaban de una experiencia profunda: su unión con el Padre. Este es el gran ejemplo que hoy nos enseña a todos, si queremos predicar la Palabra de Dios. Lo primero será empaparnos de esa palabra haciéndola vida en nosotros.

El evangelio no nos dice aquí de qué hablaba Jesús. Hoy quiere testimoniar esta autoridad. Y destaca más esta autoridad por su palabra que por el mismo milagro que realiza reforzando más esa autoridad. Había un hombre poseído de un espíritu impuro. Esta palabra quiere significar algo opuesto a Dios que es el “santo”. Solía ser una enfermedad interna. En el evangelio de Marcos aparece con frecuencia esta lucha de Jesús contra las fuerzas del mal, simbolizadas en el demonio. Jesús ahora y en otras ocasiones manifiesta su divinidad venciendo a las fuerzas del mal. También los cristianos continuamos en esta lucha. El demonio se manifiesta hoy en ideas contrarias al Reino de Dios, como es el relativismo, el ateismo, el afán de placer, de dominio y de riqueza. Podemos vencer cuanto más unidos estemos con Jesucristo.

Aquel hombre empieza a gritar y Jesús le hace callar. Parece como que alaba a Jesús, pero de hecho está sembrando la confusión. Eso es lo que sigue haciendo el mal entre nosotros. La confusión era tener a Jesús públicamente por el Mesías. ¿Pero qué mesías? Para la gente el Mesías debía ser un guerrero y dominador. Jesús es el que nos enseña sobre todo el amor y Mesías es el que se pone al servicio de todos.

En la primera lectura de hoy, en el libro del Deuteronomio o segunda ley, se habla del profeta que Dios va a suscitar. Eran tiempos en que había falsos profetas, que se llamaban portadores de la palabra de Dios, pero en realidad sólo llevaban palabras humanas: servían a intereses mundanos, a sistemas de opresión. El verdadero profeta no es principalmente porque anuncie algo, sino porque sus palabras y los hechos de su vida dan testimonio de la verdadera palabra de Dios. Esto es lo que veía la gente en las palabras de Jesús. Jesús con este milagro libera a aquel hombre no sólo de un mal físico, sino sobre todo de ideas que le esclavizan. Así predicaba la liberación de tantas normas y leyes externas, que no tenían un espíritu de amor, comenzando por la ley atenazante del sábado. Jesús quiere que colaboremos en liberar de la mentira, del odio y la ignorancia y de tantos males externos. Todo con la ayuda de Dios.

P. Silverio Velasco (España)


Nuevo video y artículo

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Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios ser liberado de todo peligro.

El Señor seguramente te ha protegido y te ha librado de muchos males, de muchos peligros, de muchos pesares, algunos de ellos aun antes de sufrirlos.
Dale gracias no sólo por aquello que ves, sino también por aquello que sin ver, intuyes que Él ha hecho en tu vida y de lo cual te ha resguardado y rescatado.
Él es como un padre que, de manera invisible, va caminando delante de ti.
Él va sacando las piedras del camino, con las cuales podrías tropezar, caer y lastimarte. Él ahuyenta a quienes quieren hacerte daño, y quizá tú no llegas siquiera a enterarte.
Lo hace porque sabe de tu fragilidad y especialmente por el gran amor que por ti siente. Por lo cual vuelve a entregarle tu vida y encomienda a Él todas tus sendas a fin de que sea tu protector y el protector de tu familia, a lo largo de toda la jornada.

Tú me liberas de mis enemigos, me haces triunfar de mis agresores, y me libras del hombre violento. Por eso te alabaré entre las naciones y cantaré Señor en honor de tu nombre.  2 Samuel 22, 49-50


Oración a San Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén

La Festividad de San Miguel Arcángel se celebra el 29 de Setiembre.
Pero igualmente es una práctica muy recomendada el rezar esta oración
todos los días a la finalización de la Santa Misa.
Y también en estos tiempos para pedir por el Santo Padre
y por la santidad de todos los sacerdotes del mundo.
En "Pequeñas Semillitas" la publicaremos los días 29 de cada mes.


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Nuestro amigo Carlos, de Bogotá, Colombia, formula dos agradecimientos a Dios y a las personas que oraron ante sus pedidos: por su sobrino Jefferson que ha sido confirmado en un trabajo, y también por sí mismo porque ha conseguido el traslado laboral que tanto anhelaba. Damos gracias a Dios por estos dones.

Olga, de Sarandí, Buenos Aires, Argentina, expresa su gratitud por la intercesión de la Virgen de Lourdes en la salud de su esposo Víctor, que hace mucho tiempo viene siendo tratado por cáncer de próstata, y siendo que ella también ha pasado por una enfermedad oncológica. Hoy los controles dan muy bien y por eso el agradecimiento a la Virgen, a Dios Padre y a todas las personas que sumaron sus oraciones.

Gustavo, de República Dominicana, agradece a las personas que rezaron por su salud en los últimos días y a Jesús Misericordioso, pues los mapeos corporales que le realizaron por su afección tiroidea han salido todos normales. Nos sumamos en el agradecimiento a Dios.

Silvia, una querida amiga de Rosario, Argentina, nos expresa el agradecimiento de parte de Juan, un paciente internado muy grave con sepsis generalizada y gangrena, insuficiencia pancreática y renal, que estaba en situación crítica en terapia intensiva y cuya evolución favorable de los últimos días sorprende a los mismos médicos y pone felices a sus familiares. Gracias Señor!!!

También Silvia nos informa que el bebé Stéfano Valentín, por quien rezamos hace cuatro días por su cardiopatía congénita, también está teniendo una evolución favorable muy sorprendente. Damos gracias a Dios…


"Intimidad Divina"


Marcos cuenta que cuando Jesús fue a la sinagoga de Cafarnaum y “se puso a ensañar”, sus oyentes “quedaron asombrados… porque les enseñaba como quien tiene autoridad”. Hasta el espíritu inmundo presente en un pobre poseso lo advierte y, mientras grita para hacer callar a Jesús, no puede menos que reconocer en Él al “Santo de Dios”. Luego, cuando el Señor arroja al demonio liberando al poseso, el asombro de los presentes se trueca en temor. “¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva expuesta con autoridad! Manda a los espíritus inmundos y le obedecen” (Mc 1, 21-28)

Jesús enseña una doctrina nueva. Piénsese, por ejemplo, en las bienaventuranzas, en el mandamiento del amor, en los consejos evangélicos. Y tiene un poder nuevo: arroja a los demonios sin recurrir a exorcismos, con un simple mandato que es inmediatamente eficaz. Él es el Hombre-Dios. En Él la revelación y la comunión de Dios con los hombres alcanza su grado máximo.

Esta novedad y plenitud del don de Dios exige novedad y plenitud de respuesta de parte del hombre. ¿Cómo regatear a Dios que se da tan plenamente a los hombres, el derecho de primacía en su corazón y en su vida? Esto es un deber indeclinable de todo creyente.

Después de haber hablado en muchas veces y de muchos modos en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, en la plenitud de los tiempos, oh Dios, nos has hablado por medio de tu Hijo, tu Verbo. Hablar por medio de tu Hijo ha sido como manifestar a plena luz cuánto y cómo nos has amado. Tú no has perdonado a tu Hijo, sino que por nosotros todos has entregado al que nos ha amado y se ha ofrecido a sí miso en sacrificio por nosotros. Este es tu Verbo, Señor, la Palabra omnipotente que nos diriges. En todo lo que hizo, en todo lo que dijo sobre la tierra, hasta en los oprobios que soportó, hasta en los salivazos y bofetadas, hasta en la cruz y en el sepulcro, has querido hablarnos por tu Hijo, para suscitar y despertar con tu amor nuestro amor hacia ti. (Guillermo de St.Thierry)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

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