domingo, 27 de marzo de 2011

Pequeñas Semillitas 1312


PEQUEÑAS SEMILLITAS

Número 1312 ~ Domingo 27 de Marzo de 2011
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Los samaritanos son personas despreciadas por los judíos. Jesús actúa con total libertad, no le importan los prejuicios que impedían la conversación pública con una mujer. Jesús cansado y sediento encuentra a una mujer sedienta. Buena oportunidad para reflexionar en las situaciones en las que Jesús sale a mi encuentro o yo voy al suyo. ¿Qué me pide? ¿Qué le pido? ¿Qué me ofrece? ¿Qué le ofrezco? ¿Dónde descubro hoy a Jesús cansado, sediento, diciéndome «dame de beber»?


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
Llega una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber». Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos). Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva». Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?». Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna».
Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla». El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá». Respondió la mujer: «No tengo marido». Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad».
Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar». Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad».
Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo». Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando».
En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?», o «¿Qué hablas con ella?». La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?». Salieron de la ciudad e iban donde Él.
Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come». Pero Él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis». Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya el segador recibe el salario, y recoge fruto para la vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga».
Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en Él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho». Cuando llegaron donde Él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo».
(Juan 4, 5-42)

Comentario
Hoy, como en aquel mediodía en Samaría, Jesús se acerca a nuestra vida, a mitad de nuestro camino cuaresmal, pidiéndonos como a la Samaritana: «Dame de beber» (Jn 4,7). «Su sed material —nos dice Juan Pablo II— es signo de una realidad mucho más profunda: manifiesta el ardiente deseo de que, tanto la mujer con la que habla como los demás samaritanos, se abran a la fe».
El Prefacio de la celebración eucarística de hoy nos hablará de que este diálogo termina con un trueque salvífico en donde el Señor, «(...) al pedir agua a la Samaritana, ya había infundido en ella la gracia de la fe, y si quiso estar sediento de la fe de aquella mujer, fue para encender en ella el fuego del amor divino».
Ese deseo salvador de Jesús vuelto “sed” es, hoy día también, “sed” de nuestra fe, de nuestra respuesta de fe ante tantas invitaciones cuaresmales a la conversión, al cambio, a reconciliarnos con Dios y los hermanos, a prepararnos lo mejor posible para recibir una nueva vida de resucitados en la Pascua que se nos acerca.
«Yo soy, el que te está hablando» (Jn 4,26): esta directa y manifiesta confesión de Jesús acerca de su misión, cosa que no había hecho con nadie antes, muestra igualmente el amor de Dios que se hace más búsqueda del pecador y promesa de salvación que saciará abundantemente el deseo humano de la Vida verdadera. Es así que, más adelante en este mismo Evangelio, Jesús proclamará: «Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí», como dice la Escritura: ‘De su seno correrán ríos de agua viva’» (Jn 7,37b-38). Por eso, tu compromiso es hoy salir de ti y decir a los hombres: «Venid a ver a un hombre que me ha dicho…» (Jn 4,29).
P. Julio César RAMOS González SDB (Salta, Argentina)


Santoral y Efemérides


  En el SANTORAL CATÓLICO, hoy conmemoramos a:



Fuente: Catholic.net

  Con relación a las EFEMÉRIDES, en un día como hoy…

1513 - Juan Ponce de León descubre la Florida.
1558 - El conquistador español García Hurtado de Mendoza funda en Chile la ciudad de San Mateo de Osorno.
1642 - Fundación de la Real y Pontificia Universidad de San Francisco Javier, en Chuquisaca (Bolivia).
1802 - Tratado de Amiens por el Gran Bretaña reconoce a la Francia Republicana.
1808 - Pío VII excomulga a Napoleón I.
1845 - Nace Wilhelm Roentgen, físico alemán, descubridor de los rayos X.
1863 - Nace Sir nace Henry Royce, uno de los fundadores de Rolls-Royce.
1901 - Nace el compositor, autor teatral y actor argentino Enrique Santos Discépolo.
1903 - Nace Xavier Villaurrutia, poeta y escritor mexicano.
1905 - Nace el artista plástico argentino Raúl Soldi.
1924 - Nace Sarah Vaughan, cantante de jazz.
1931 - Charles Chaplin recibe La Legión de Honor, de Francia.
1958 - Nikita Kruschev asume la dirección del Estado y del partido comunista en la Unión Soviética.
1960 - Muere Gregorio Marañón, médico y humanista español.
1963 - Nace Xuxa, conductora de televisión brasileña.
1968 - Muere Yuri Gagarin, primer astronauta soviético.
1973 - El actor Marlon Brando rechaza el Oscar por su interpretación en la película "El padrino".
1977 - Choque en tierra de dos aviones en el aeropuerto de Los Rodeos, en la isla española de Tenerife.
1995 - Fallece Ana Mariscal, actriz y directora de cine español.

Fuente: Periodismo.com



Palabras de Juan Pablo II

"El SI de la Anunciación inaugura así la Nueva Alianza entre Dios y la criatura: mientras este SI incorpora a Jesús a nuestra estirpe según la naturaleza, incorpora a María a Él según la gracia. El vínculo entre Dios y la humanidad, roto por el pecado, ahora felizmente está restablecido..."


Tema del día:
El agua viva


Hoy nos trae la Iglesia el encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Jesús había salido de Judea y quería ir a Galilea. Había dos caminos; uno más largo dando un rodeo por el Jordán y otro pasando por las montañas de Samaría. Los samaritanos no se trataban bien con los judíos; pero el camino era más corto y más agradable en tiempo de calor. Aun así, cuando llegó a la ciudad de Sicar, Jesús estaba cansado y tenía sed. Los discípulos se fueron a la ciudad; pero El se quedó a las afueras junto a un pozo. Esto nos indica cómo Jesús era perfectamente humano y sentía los inconvenientes de un camino caluroso.

Llega una mujer y Jesús va a comenzar un diálogo, que será causa de vida y gracia para aquella mujer. Esto era raro y era un saltarse los prejuicios sociales, ya que estaba mal visto que un judío hablase en lugar público con una mujer y más si era desconocida y más si era samaritana.

Jesús no se presenta como un maestro que todo lo sabe, sino como uno que tiene una necesidad: tiene sed. Era verdad, pero además es una buena manera de poder comenzar una conversación. La mujer se extraña de que le hable un judío, y Jesús salta la conversación de lo material a lo espiritual. Comienza pidiendo, pero ofrece mucho más. Ha pedido un poco de agua del pozo, pero ofrece un agua que salta hasta la vida eterna.

La mujer no lo ha entendido, pero formula una petición: “Dame de esa agua”. A Santa Teresa, que era muy devota de esta escena, le gustaba mucho hacer esta oración, “dame de esa agua”, porque en esa agua que promete Jesús veía las principales gracias: la paz, la alegría, la plenitud, hasta la contemplación infusa. Son los mismos sentimientos que tendría en la cruz: sed material y espiritual.

Después que Jesús le descubre a la mujer cosas íntimas de su vida, no muy edificante, comienza la clase de religión. La mujer tiene una idea de religión estrictamente cultual. Los samaritanos tienen otro templo diferente del de Jerusalén. Para ella saber en qué sitio se debe adorar a Dios es como saber cuál es la verdadera religión. Pero Jesús da una respuesta revolucionaria: El culto es relativo. Lo importante es adorar a Dios en espíritu y verdad. Para Jesús no tiene gran sentido si el culto se hace en un sitio o en otro. El culto principal será la relación que uno tenga con Dios como un hijo con su padre. Y también el culto agradable a Dios será la fraternidad, una vida dedicada a los demás; porque el Dios que viene a nuestro encuentro no es el que juzga y condena, sino sobre todo el que sana, perdona, levanta, el que, mediante el amor, suprime barreras, para que reine el amor entre todos los pueblos.

Hay un proceso de conocimiento por parte de la mujer hacia Jesús, que se expresa en palabras. Para ella Jesús al principio es un judío, luego un señor, después un profeta, y terminará diciendo a los samaritanos que es el Mesías. Estos, cuando después conversan con Jesús, terminarán diciendo que es “el Salvador del mundo”.

Los samaritanos van al encuentro de Jesús, porque la mujer, que se ha convertido en apóstol, ha ido a llamarles. A los apóstoles, que extrañados le han visto con la mujer, les dirá que es como un campo que, regado con el agua viva, ha fructificado y está pronto para recogerse el fruto. En la Iglesia hay grandes frutos. Nosotros también podemos fructificar. Dejémonos regar del agua viva que Jesús tiene especialmente en la Eucaristía. Ahí está el mismo Jesús que quiere derramar su Espíritu en nosotros.

Una idea final puede ser que, si sabemos ser humildes, puede haber un hermoso diálogo inter religioso. Hoy día, por causa de las migraciones especialmente, las sociedades religiosas están más mezcladas socialmente. Cuanto más conozcamos a Jesús y le amemos, más sentiremos el deseo de que otros le conozcan; pero pensemos que lo principal es el amor. A veces la Iglesia ha estado demasiado atada a cosas y poderes materiales. Jesús no enjuicia ni regaña, sino que ofrece el don del Padre celestial: el espíritu de amor y verdad.

Enviado por el P. Silverio Velasco
 

Nuevos videos y artículos
.
Hay un nuevo video subido a este blog
Para verlo debes ir al final de la página

Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
 

Cuaresma día por día

 
Día 19º. Domingo tercero (27 de Marzo)

Tres formas de hacer daño a Dios.
Hay tres formas de hacer sufrir y llorar a una madre. Además de la más elemental, que sería atacarle a ella directamente: golpeándola o insultándola, hay otras dos en las que le podemos hacer sufrir igualmente. Una de ellas es hacer algo malo a mi hermano. Si yo le doy una paliza a un hermano mío, y mi madre se entera, le dolerá incluso más que si le maltrato a ella.

Otra forma de hacerle sufrir es hacer algo que sea malo para mí, algo que me empeore. Como mi madre me quiere eso le dolerá. Imagínate que ve cómo te cortas un brazo: no lo aguantaría.

Dios te ve siempre -no como un espía sino como alguien que te quiere mucho- y sufre cada vez que te ve hacer algo QUE HACE DAÑO A OTRA PERSONA, porque esa otra persona es hija de Él y cada vez que te ve HACERTE DAÑO A TI MISMO, y cada vez que te ve hacer algo QUE LE HACE DAÑO A ÉL. Por eso es bueno que todas las noches, cuando te acuestes, hagas un repaso del día, un examen de conciencia, y pidas perdón a Dios por esas cosas que Él ha visto y no le han gustado.

El examen de conciencia lo puedes hacer así: ¿Cómo me he portado con Dios? ¿Cómo me he portado con los demás? ¿Cómo me he portado conmigo mismo? Dios mío, a partir de ahora haré el examen todas las noches. Y te pediré perdón por el daño que haya hecho cada día de alguna de estas tres formas. Y también te agradeceré tu compañía. ¡Recuérdamelo!, y gracias.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

Web Catolico de Javier


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración
.
Esta semana no han llegado notas destinadas "a la segunda oficina", excepto una, enviada por Ana María A. S., de Argentina, que le ha sido respondida directamente a ella sin publicarla pues contenía conceptos demasiado cargados de inmerecidos elogios para el autor de esta página. Recuerden: lo importante en "Pequeñas Semillitas" es EL MENSAJE, y nunca este mensajero.

  
"Camino"

 
"Lee despacio estos consejos. Medita pausadamente estas consideraciones.
Son cosas que te digo al oído, en confidencia de amigo, de hermano, de padre.
Y estas confidencias las escucha Dios. No te contaré nada nuevo.
Voy a remover en tus recuerdos, para que se alce algún pensamiento que te hiera:
y así mejores tu vida y te metas por caminos de oración y de Amor.
Y acabes por ser alma de criterio"

San Josemaría Escrivá de Balaguer


Capítulo 6.

183
¡Los ojos! Por ellos entran en el alma muchas iniquidades. —¡Cuántas experiencias a lo David!... —Si guardáis la vista habréis asegurado la guarda de vuestro corazón.

184
¿Para qué has de mirar, si "tu mundo" lo llevas dentro de ti?

185
El mundo admira solamente el sacrificio con espectáculo, porque ignora el valor del sacrificio escondido y silencioso.

186
Hay que darse del todo, hay que negarse del todo: es preciso que el sacrificio sea holocausto.

-Continúa mañana-

Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.