martes, 6 de abril de 2010

Pequeñas Semillitas 1032

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 1032 ~ Martes 6 de Abril de 2010
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
Tú has resucitado, Señor, ahora nos toca a nosotros seguirte, destronar nuestros ídolos, firmar con amor grande la alianza contigo Señor. Abramos de par en par las puertas a Cristo. Salgamos de nuestra indiferencia y egoísmos, seamos siempre bondadosos, la paz sea nuestro saludo, la alegría nuestra señal de identidad. Entreguémonos como Cristo se ha entregado. Vivamos como Tú, Señor, como hijos muy queridos que adoran a su Padre Dios.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní», que quiere decir “Maestro”». Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.
(Juan 20, 11-18)

Comentario
Hoy, en la figura de María Magdalena, podemos contemplar dos niveles de aceptación de nuestro Salvador: imperfecto, el primero; completo, el segundo. Desde el primero, María se nos muestra como una sincerísima discípula de Jesús. Ella lo sigue, maestro incomparable; le es heroicamente adherente, crucificado por amor; lo busca, más allá de la muerte, sepultado y desaparecido. ¡Cuán impregnadas de admirable entrega a su “Señor” son las dos exclamaciones que nos conservó, como perlas incomparables, el evangelista Juan!: «Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto» (Jn 20,13); «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré» (Jn 20,15). Pocos discípulos ha contemplado la historia, tan afectos y leales como la Magdalena.
No obstante, la buena noticia de hoy, de este martes de la octava de Pascua, supera infinitamente toda bondad ética y toda fe religiosa en un Jesús admirable, pero, en último término, muerto; y nos traslada al ámbito de la fe en el Resucitado. Aquel Jesús que, en un primer momento, dejándola en el nivel de la fe imperfecta, se dirige a la Magdalena preguntándole: «Mujer, ¿por qué lloras?» (Jn 20,15) y a la cual ella, con ojos miopes, responde como corresponde a un hortelano que se interesa por su desazón; aquel Jesús, ahora, en un segundo momento, definitivo, la interpela con su nombre: «¡María!» y la conmociona hasta el punto de estremecerla de resurrección y de vida, es decir, de Él mismo, el Resucitado, el Viviente por siempre. ¿Resultado? Magdalena creyente y Magdalena apóstol: «Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor» (Jn 20,18).
Hoy no es infrecuente el caso de cristianos que no ven claro el más allá de esta vida y, pues, que dudan de la resurrección de Jesús. ¿Me cuento entre ellos? De modo semejante son numerosos los cristianos que tienen suficiente fe como para seguirle privadamente, pero que temen proclamarlo apostólicamente. ¿Formo parte de ese grupo? Si fuera así, como María Magdalena, digámosle: —¡Maestro!, abracémonos a sus pies y vayamos a encontrar a nuestros hermanos para decirles: —El Señor ha resucitado y le he visto.
Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret (Vic, Barcelona, España)


Santoral Católico
Los ciento veinte Mártires de Persia


Se ignoran los nombres de estos mártires, pero según la tradición, en el reinado de Sapor II de Persia, más de cien cristianos fueron martirizados el mismo día, en Seleucia de Tesifonte. Entre ellos, había nueve vírgenes consagradas a Dios; el resto eran sacerdotes, diáconos y monjes.

Como todos se negaron a adorar al sol, fueron encarcelados durante seis meses en sucias prisiones.

Una rica y piadosa mujer, llamada Yaznadocta les ayudó, enviándoles alimentos. Yaznadocta se las arregló para averiguar la fecha en que los mártires iban a ser juzgados. La víspera, organizó un banquete en su honor, fue a visitarles en la prisión y regaló a cada uno un vestido de fiesta.

A la mañana siguiente, volvió muy temprano y les anunció que iban a comparecer ante el juez y que aún tenían tiempo de implorar la gracia de Dios para tener el valor de dar su sangre por tan gloriosa causa. El juez prometió nuevamente la libertad si adoraban al sol, pero ellos contestaron que estaban dispuestos a dar la vida por Dios. Fueron condenados a morir decapitados y Yaznadocta consiguió los cadáveres y los quemó para evitar que fuesen profanados.


Pensamiento


"Darse por vencido no necesariamente quiere decir que eres débil… Algunas veces quiere decir que fuiste lo suficientemente fuerte para dejar ir las cosas que tenían que irse"


Tema del día:
Cristo, centro de la Pascua


1) Para saber

Al terminar el tiempo de cuaresma y con el comienzo de la Pascua, la Iglesia quiere que pongamos nuestra atención en el misterio de nuestra salvación, y reconozcamos la centralidad de nuestro Señor Jesucristo a quien le debemos nuestra liberación.

El Papa Benedicto XVI nos invita a “celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación”. Dios nos envía a su Hijo, quien se sacrificará para que todos seamos justificados y perdonados.

Aunque le debemos nuestra salvación a Jesús, no significa que ya no debamos poner de nuestra parte lo que nos corresponde. Aunque sea muy poco lo que podemos participar en comparación con lo que ya hizo Nuestro Señor Jesucristo, a Dios le basta ese poco para aplicarnos los méritos de su Hijo.

2) Para pensar

En base a un ejemplo puesto por el predicador de la Santa Sede, el padre Raniero Cantalamessa, ponemos a continuación una comparación que nos puede hacer comprender mejor nuestra participación en la Redención de Cristo.

Era un hombre de escasos recursos que habiéndose casado, su mujer murió al dar a luz. El padre se hizo cargo de su hijo, el cual creció amándolo mucho, e hizo unos estudios sobresalientes. El padre, viudo, decidió volverse a casar y así tuvo más familia. Nacieron siete hijos. Mientras sus hermanastros aún eran pequeños, el hijo mayor comenzó a trabajar con gran éxito. Con muchas privaciones ahorró todo para regalarle un anhelo que su padre siempre había querido: una casa propia. Cuando ya tuvo el dinero, compró una casa grande en un millón de pesos. Decidió regalársela el día de su cumpleaños. Quiso hacer partícipes a sus hermanitos del regalo y, aunque sabía que casi no tenían dinero, les propuso que le dieran sus ahorros. Con gusto y generosidad aceptaron: el mayor de ellos, que tenía diez años, apenas llegaba a tener cincuenta pesos; una hermana que le seguía le dio veinte pesos; entre todos los restantes apenas juntaron diez pesos. No obstante, escribió una carta donde le agradecía a su padre todos sus esfuerzos por llevarlos adelante y al final firmaba él y los otros siete hijos.

Sobra decir cuán agradecido leyó el padre la carta. Al final les dio amorosamente un beso a cada uno, sabiendo que en realidad era el mayor el que la compró. Hicieron una fiesta en la nueva casa donde todos celebraron una nueva vida. Aunque no todos pagaron igual, todos disfrutaron y fueron felices en la nueva casa.

3) Para vivir

De manera semejante Cristo, que ama al Padre, es el hermano mayor que ya pagó todo el precio de nuestro rescate, con su preciosísima sangre, un precio exorbitante, como dice el Papa.

Jesús ha querido que nosotros también participemos con lo que tengamos. En su sacrifico al Padre que se hace presente en cada Misa, de un valor infinito, podemos unirnos ofreciendo con el corazón todo lo que somos y tenemos.

Como en el ejemplo, todos podemos disfrutar en la casa del Padre en la gloria de una nueva vida, la vida de la gracia. En esta Pascua agradezcamos a Jesucristo habernos salvado con su sacrificio y acudamos a los sacramentos para recibir la gracia ganada.

Pbro. José Martínez Colín


Meditación breve


Es conveniente partir de nuestra propia experiencia, contemplar nuestra vida para dar testimonio de haber visto a Jesús.
Vemos al Resucitado en las personas que nos tocan en lo más profundo del corazón. En las aparentes casualidades, cuando lo roto se recompone, cuando lo improbable se hace realidad.
Vemos al Resucitado, en la belleza de la naturaleza, en la música que hace sonar lo que no oímos, en la pintura que hace visible lo que no vemos, cuando una flor irradia el misterio de Dios.
En medio de las personas y de los acontecimientos de cada día, siempre podemos experimentar la resurrección y ser testigos de ella, como María Magdalena.


Pedidos de oración


Pedimos oración por el señor Ángel M. de 59 años de edad, de San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, que hoy será operado de hernia inguinal, con algo más de riesgo por sus antecedentes cardiovasculares, para que el Señor lo acompañe y permita que se recupere pronto de esta cirugía. Y de la misma ciudad y de la misma familia, pedimos oración por el matrimonio de Pamela y Exequiel, para que Jesús los premie con la bendición de un hijo que tanto desean tener.


Pedimos oración por el eterno descanso del alma de José Miguel S. G. que cumple mañana un año de su partida a la casa del Padre.


Pedimos oración por la joven Johana María O. que tiene 19 años de edad y vive en Río Cuarto, Argentina, que será operada de quiste de ovario el jueves, para que la Virgen de Lourdes interceda por ella y todo resulte muy bien.


Pedimos oración por Lucía Guadalupe G. C., lectora de esta página residente en Chiapas, México, que padece de un sindrome de ovarios poliquísticos y está en tratamiento. Además ella es ciega y está buscando trabajo. Que la Virgen que lleva su mismo nombre interceda por ella ante Dios para que permita que sus problemas se solucionen.


Pedimos oración por Joaquín V. S. que hoy tiene una entrevista muy importante para él y para su familia.


Pedimos oración por los sacerdotes Matías Pardo y Pablo Osow, párroco y vicario de la ciudad de Carhué, Argentina, que han tenido un accidente de tránsito muy grave y han quedado internados con diversas lesiones. Que el Señor Resucitado los acompañe en este trance y les permita recuperarse para poder seguir a pleno con sus importantes funciones.


Pedimos oración por la pequeña Elisa G., del estado de México, que nació prematura y está en terapia media, para que el Señor la ayude y también a sus padres y abuelos en esta nueva prueba, ya que su hermano Diego vivió solamente unos pocos días.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Ven Espíritu Santo...!


Espíritu Santo, dulce huésped del alma, ayúdame a repetir diariamente lo del profeta: “Ahora empiezo”, para comenzar todas mis obras y trabajos con renovado fervor día tras día hasta llegar a la santidad. Así sea.
P. Florentín Brusa cmf


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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