domingo, 11 de octubre de 2009

Pequeñas Semillitas 0868

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0868 ~ Domingo 11 de Octubre de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Séneca decía que "una gran fortuna es una gran esclavitud"
Jesús es severo con las riquezas, efecto y causa del empobrecimiento de las personas.
Se trata de poner la confianza en Dios y no en el dinero y el poder. Empezar por el desprendimiento, por liberarnos de las necesidades que nos crean y nos creamos, por dejar de apropiarnos y de acaparar lo que corresponde a quienes no tienen lo necesario para una vida digna.
Cada uno de nosotros, en nuestra circunstancia concreta, tendremos que dejarlo todo, atender a las necesidades de los demás e iniciar cada día el camino detrás de Jesús.


La Palabra de Dios :
Evangelio del día


En aquel tiempo, cuando Jesús se ponía en camino, uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante Él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme».
Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que un rico entre en el Reino de Dios». Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios». Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna».
(Marcos 10, 17-30)

Comentario
Hoy vemos cómo Jesús —que nos ama— quiere que todos entremos en el Reino de los cielos. De ahí esta advertencia tan severa a los “ricos”. También ellos están llamados a entrar en él. Pero sí que tienen una situación más difícil para abrirse a Dios. Las riquezas les pueden hacer creer que lo tienen todo; tienen la tentación de poner la propia seguridad y confianza en sus posibilidades y riquezas, sin darse cuenta de que la confianza y la seguridad hay que ponerlas en Dios. Pero no solamente de palabra: qué fácil es decir «Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío», pero qué difícil se hace decirlo con la vida. Si somos ricos, cuando digamos de corazón esta jaculatoria, trataremos de hacer de nuestras riquezas un bien para los demás, nos sentiremos administradores de unos bienes que Dios nos ha dado.
Acostumbro a ir a Venezuela a una misión, y allí realmente —en su pobreza, al no tener muchas seguridades humanas— las personas se dan cuenta de que la vida cuelga de un hilo, que su existencia es frágil. Esta situación les facilita ver que es Dios quien les da consistencia, que sus vidas están en las manos de Dios. En cambio, aquí —en nuestro mundo consumista— tenemos tantas cosas que podemos caer en la tentación de creer que nos otorgan seguridad, que nos sostiene una gran cuerda. Pero, en realidad —igual que los “pobres”—, estamos colgando de un hilo. Decía la Madre Teresa: «Dios no puede llenar lo que está lleno de otras cosas». Tenemos el peligro de tener a Dios como un elemento más en nuestra vida, un libro más en la biblioteca; importante, sí, pero un libro más. Y, por tanto, no considerarlo en verdad como nuestro Salvador.
Pero tanto los ricos como los pobres, nadie se puede salvar por sí mismo: «¿Quién se podrá salvar?» (Mc 10,26), exclamarán los discípulos. «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios» (Mc 10,27), responderá Jesús. Confiémonos todos y del todo a Jesús, y que esta confianza se manifieste en nuestras vidas.
Rev. D. Joan PUJOL i Balcells (La Seu d'Urgell, Lleida, España)


Santoral Católico

Santa María Soledad Torres
Virgen Fundadodra de las Siervas de María y de los Enfermeros


María Soledad Torres, junto con las Beatas María Micaela Desmaisieres, Joaquina de Mas y Vicenta López, forma parte del escuadrón de virtuosas mujeres españolas que alcanzaron un grado de santidad heroica al servicio de los enfermos en el siglo XIX.

La voluntad de Dios no tardó en explicitarse para la santa. La señal llegó cuando el servita Miguel Martínez y Sanz, vicario de una parroquia del barrio de Chamberí, angustiado por el crecido número de enfermos que había en la ciudad, reunió en 1851 a siete mujeres en una comunidad religiosa para que se consagrasen al cuidado de los enfermos. Manuela (el nombre de bautizo de la santa) ingresó en aquella comunidad a los 28 años y escogió el nombre de María Soledad, en honor de Nuestra Señora de la Soledad. Luego de cinco años, María Soledad quedó a cargo de las seis religiosas de la casa de Madrid.

En 1861, las siervas de María recibieron la aprobación diocesana, y otro agustino, el Padre Ángel Barra, fue nombrado director. La institución amplió su campo para atender también a las jóvenes delincuentes y las fundaciones empezaron a multiplicarse. En 1875, la congregación llegó hasta Santiago de Cuba. Desde entonces las casas y hospitales surgieron en todas las provincias de España y ese periodo de multiplicación culminó en 1878, cuando se confió a las siervas el antiguo hospital de San Carlos del Escorial.

Murió el 11 de octubre. Fue beatificada por el Papa Pío XII el 5 de febrero 1950. El Papa Paulo VI la canonizó el 25 de enero de 1970.


También se conmemora hoy a:
Beato Juan XXIII, Papa

Información completa en:
http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=13262


Pensamiento


"La justicia se defiende con la razón y no con las armas.
No se pierde nada con la paz y puede perderse todo con la guerra"
Juan XXIII


Tema del día :
Plegaria de un niño


La semana pasada llevé a mis niños a comer a un restaurante. Mi hijo de seis años me preguntó si podía bendecir la mesa antes de comer lo que nos habían traído.

Mientras inclinamos nuestras cabezas, y plegamos nuestras manos, mi niño dijo:
"Dios es bueno, Dios es grande. Te doy gracias por los alimentos que vamos a comer y te agradecería aún más si es que mamá nos da helado como postre. Y que haya libertad y justicia para todos. Amén".

Junto con algunas risas que provenían de las mesas de a lado, escuché a una mujer decir: "Eso es lo malo de este país. Los niños de hoy ni siquiera saben cómo rezar. Preguntarle a Dios por un helado. Que tontería".

Al escuchar tan duro comentario, mi hijo rompió a llorar y me preguntó si es que había hecho algo malo y si Dios estaría molesto con él. Lo abracé y le sequé sus lágrimas diciéndole que había hecho un magnífico trabajo y que Dios de ninguna manera estaría molesto con él. Tan pronto acabé de decir estas palabras cuando un anciano se aproximó a nuestra mesa. Le hizo un pequeño guiño a mi hijo, se agachó a su costado y le dijo:

- "Estoy seguro que Dios pensó que fue muy buena tu oración".

- ¿En verdad?, respondió mi hijo.

- Totalmente seguro. Luego en susurros le dijo: "Es lamentable que ella -señalando a la mujer con el dedo- nunca le pida a Dios por un helado. A veces, un poco de helado es bueno para las almas".

Naturalmente compré helados para mis niños para el postre. Luego de terminar su helado, mi hijo se quedó un poco pensativo e hizo algo que nunca olvidaré por el resto de mi vida. Sirvió un poco de helado en uno de los platos que había sobre la mesa y sin pronunciar ni una sola palabra caminó por el restaurante y se paró frente a la señora. Con una gran sonrisa él le dijo:

"Esto es para Ud. A veces, el helado es bueno para las almas y la mía ya tuvo suficiente"...


Biografías :
Miguel de Cervantes Saavedra


Dramaturgo, poeta y novelista español, autor de la novela "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", considerada como la primera novela moderna de la literatura universal, Miguel de Cervantes Saavedra tuvo una vida azarosa de la que poco se sabe con seguridad.

Si bien sabemos cuál fue la patria de Cervantes –Alcalá de Henares-, así como el día en que fue bautizado –el 9 de octubre de 1547–, la fecha exacta de su nacimiento no se ha podido averiguar. Tan sólo se supone que podría haber sido el 29 de septiembre, día de San Miguel.

Era el cuarto hijo de los seis que tuvo el matrimonio Rodrigo de Cervantes y Leonor de Cortinas. El padre era cirujano-barbero, profesión de escasos ingresos y baja consideración social. Las estrecheces económicas, en las que sin duda se crió nuestro autor, forzaron a su padre a emprender un vagabundeo por Valladolid, Córdoba y Sevilla en busca de mejor suerte, nunca conseguida, sin que sepamos a ciencia cierta si sus hijos lo acompañaron en sus viajes o no. Si lo hicieron, Cervantes podría haber aprendido sus primeras letras en un colegio de la Compañía de Jesús de esas localidades. Desde 1566 el cirujano-barbero se estableció definitivamente con su familia en Madrid, iniciando por esos años el joven autor su carrera literaria.

Esos tempranos inicios poéticos se vieron truncados casi en sus comienzos, pues a finales de 1569, encontramos al joven escritor instalado en Roma al servicio del cardenal Acquaviva. Recorrió Italia, se enroló en la Armada española y en 1571 participó con heroísmo en la batalla de Lepanto. En el puesto de combate que se le asignó en la popa del navío y particularmente peligroso, recibió dos disparos de arcabuz en el pecho, y un tercero que le hizo perder el uso de la mano izquierda. A cambio, quedaría inmortalizado como 'El manco de Lepanto' y conservaría hasta su muerte el orgullo de haber participado en “la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros”.

En 1575, después de participar en varias batallas más y habiendo decidido retornar a su patria, lo que debía ser un rápido regreso a España se convirtió en el principio de una infortunada y larga peripecia. A poco de zarpar, la goleta en la que viajaba fue abordada por corsarios que lo llevaron a Argel, donde sufrió cinco años de cautiverio (1575-1580).

Así se inicia el periodo más terrible de su vida: cinco largos años de cautiverio en las mazmorras o baños argelinos, que dejarían una huella indeleble en la mente del escritor –traducida en una continua exaltación de la libertad–, a la vez que alimentarían numerosas páginas de sus obras, desde "La Galatea al Persiles", pasando por "El capitán cautivo del primer Quijote", y sin olvidar "El trato de Argel" ni "Los baños de Argel". Intentó escaparse en cuatro ocasiones, sin éxito, y al final fue liberado gracias al rescate pagado por el fraile Juan Gil, con las monedas obtenidas de sus recorridos pedigüeños por la geografía española. Después de cinco años y un mes, Cervantes llegaba a las costas españolas.

A su regreso a Madrid, el escritor tenía treinta y tres años y había pasado los últimos diez entre la guerra y la prisión; su familia, empobrecida y endeudada, reflejaba, en parte, la profunda crisis general del imperio. Cervantes renunció a la carrera militar, se entusiasmó con las perspectivas de prosperidad de los funcionarios de Indias y trató de obtener un puesto en América. Pero fracasó.

En 1584 tuvo una hija, Isabel Saavedra, hija de Ana de Villafranca (o Ana de Rojas) y en diciembre de ese mismo año, Cervantes se casó con Catalina de Salazar y Palacios, hija de una familia de Esquivías, pueblo campesino de La Mancha. Meses antes, el escritor había acabado su primera obra importante, "La Galatea", una novela pastoril. El buen recibimiento y el relativo éxito del libro animaron a Cervantes a dedicarse a escribir comedias: "compuse en este tiempo hasta veinte comedias o treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas" dice en el “Prólogo” a Ocho comedias. De ellas se conservan hoy "El trato de Argel", "La Numancia" y, si admitimos su paternidad, la recién atribuida "Conquista de Jerusalén".

Sin medios para vivir, marchó a Sevilla como comisario de abastos y recaudador de impuestos. Allí acabó en la cárcel por irregularidades en sus cuentas. Se sucedieron una serie de empleos miserables que lo arrastrarían a soportar, hasta finales de siglo, un continuo vagabundeo mercantilista por el sur, sin lograr más que disgustos, excomuniones, denuncias y algún encarcelamiento (Castro del Río, en 1592, y Sevilla, en 1597). Como contrapartida, el viajero entrará en contacto directo con las gentes de a pie, y los bajos fondos, adquiriendo una experiencia humana magistralmente recreada en sus obras. En esa época de extrema carencia comenzó probablemente la redacción del Quijote.

Entre 1604 y 1606, la familia de Cervantes, su esposa, sus hermanas, su hija, así como sus sobrinas, se instalaron, junto con la corte, en Valladolid. En los últimos días de diciembre de 1604, vio la luz en una imprenta de Madrid "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", y muy pronto se observaron los primeros indicios de su éxito: en marzo del año siguiente, se publicaron en Lisboa dos ediciones piratas y entró en el telar la segunda edición madrileña. Aunque la fama fue inmediata, los efectos económicos apenas se hicieron notar. El editor que publicó su obra lo engañó y le robó todo lo que podría haber ganado con la venta de los libros.

En 1606, la familia se mudó nuevamente a Madrid. Miguel de Cervantes, ya prestigioso novelista y escritor, fue redactando entonces gran parte de su producción literaria, aprovechando títulos y proyectos viejos. Tras ocho años de silencio editorial desde la publicación de la novela que lo inmortalizaría, publicó numerosas obras, una verdadera avalancha literaria: "Novelas ejemplares" (1613), "Viaje del Parnaso" (1614), "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados" (1615) y "Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha" (1615 también). La lista se cerraría, póstumamente, con la aparición, gestionada por su mujer Catalina, de "Los trabajos de Persiles y Segismundo, historia septentrional" (1617).

En 1616, gravemente enfermo escribió en el prólogo de la novela de aventuras "Los trabajos de Persiles y Segismundo": “Mi vida se va acabando y al paso de las efemérides de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida [...]. Adiós gracias; adiós donaires; adiós, regocijados amigos: que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida”.

El viernes 22 de abril de 1616, Miguel de Cervantes da el último suspiro. Al día siguiente, en los registros de San Sebastián, su parroquia, se consigna que su muerte ha ocurrido el sábado 23, de acuerdo con la costumbre de la época, que sólo se quedaba con la fecha del entierro: como se sabe, es esta última la que se conoce hoy en día, y en que se celebra cada año el Día del Libro. Cervantes fue inhumado en el convento de las Trinitarias, pero sus restos mortales se perdieron.


Meditación breve


Es cosa estupenda ver a un viejo que asume la segunda parte de su vida con tanto coraje e ilusión como la primera.
Para ello tendrá que empezar por aceptar que el sol del atardecer es tan importante como el del amanecer y el del mediodía, aunque su calor sea distinto.
El sol no se avergüenza de ponerse, no siente nostalgia de su brillo matutino, no piensa que las horas del día le estén "echando" del cielo, no se experimenta menos luminoso ni hermoso por comprobar que el ocaso se aproxima, no cree que su resolana sobre los edificios sea menos importante o necesaria que la que hace algunas horas hacía germinar las semillas en los campos, o crecer las frutas en los árboles.
Cada hora tiene su gozo... El sol lo sabe y cumple, hora a hora, su tarea...
Ah..., si todos los ancianos entendieran que su sonrisa sobre los hombres puede ser tan hermosa y fecunda como ese último rayo del sol antes de ponerse!!!


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan a todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.


Desde México nos agradecen las oraciones realizadas por el Padre Fabián, que tiene un año de ordenado y está invadido por el cáncer, y que luego de cinco quimioterapias ha tenido una mejoría retornando a sus actividades. Damos gracias a Dios por ello y a la vez seguimos orando por su curación.


Agradecemos a Dios y a los que oraron por José Alberto F., de Córdoba, Argentina, que superó exitosamente el procedimiento angioplástico coronario, está de muy buen ánimo y con pronósticos alentadores. Que Dios y María lo sigan cuidando mucho.


Desde Paraguay agradecen al Señor y a las personas que rezaron para que los examenes de Esteban L. hayan tenido resultados favorables, ya que no arrojaron nada maligno.


Nuestra lectora argentina Elsa S. agradece las oraciones hechas por su hija María de los Ángeles que ha rendido con excelente calificación una difícil materia en la Universidad de Tandil donde ella estudia y le falta poco para graduarse. Demos gracias a Dios.


Palabras de Juan Pablo II


"Solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien. El bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad"


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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