miércoles, 8 de julio de 2009

Pequeñas Semillitas 0779

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0779 ~ Miércoles 8 de Julio de 2009
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)


Hola !!!
Ser digno es respetar la dignidad del otro.
Todos somos distintos, es la belleza del jardín humano. No hay una persona igual que la otra. Sin embargo, muchas veces tomamos el hecho de ser distintos como una puerta hacia el conflicto.
Una clave para solucionarlo es recordar que si somos dignos, debemos respetar la dignidad del otro. Es el respeto a su vida, a sus decisiones y pasiones. Así transformo el potencial conflicto en una amistad eterna.


La Palabra de Dios : Evangelio del día


En aquel tiempo, llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A éstos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca».
(Mateo 10, 1-7)

Comentario
Hoy, el Evangelio nos muestra a Jesús enviando a sus discípulos en misión: «A éstos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones» (Mt 10,5). Los doce discípulos forman el "Colegio Apostólico", es decir "misionero"; la Iglesia, en su peregrinación terrena, es una comunidad misionera, pues tiene su origen en el cumplimiento de la misión del Hijo y del Espíritu Santo según los designios de Dios Padre. Lo mismo que Pedro y los demás Apóstoles constituyen un solo Colegio Apostólico por institución del Señor, así el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los Obispos, sucesores de los Apóstoles, forman un todo sobre el que recae el deber de anunciar el Evangelio por toda la tierra.
Entre los discípulos enviados en misión encontramos a aquellos a los que Cristo les ha conferido un lugar destacado y una mayor responsabilidad, como Pedro; y a otros como Tadeo, del que casi no tenemos noticias; ahora bien, los evangelios nos comunican la Buena Nueva, no están hechos para satisfacer la curiosidad. Nosotros, por nuestra parte, debemos orar por todos los obispos, por los célebres y por los no tan famosos, y vivir en comunión con ellos: «Seguid todos al obispo, como Jesucristo al Padre, y al colegio de los ancianos como a los Apóstoles» (San Ignacio de Antioquía). Jesús no buscó personas instruidas, sino simplemente disponibles, capaces de seguirle hasta el final. Esto me enseña que yo, como cristiano, también debo sentirme responsable de una parte de la obra de la salvación de Jesús. ¿Alejo el mal?, ¿ayudo a mis hermanos?
Como la obra está en sus inicios, Jesús se apresura a dar una consigna de limitación: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,5-6). Hoy hay que hacer lo que se pueda, con la certeza de que Dios llamará a todos los paganos y samaritanos en otra fase del trabajo misionero.
Rev. D. Fernando Perales i Madueño (Barcelona, España)


Santoral Católico

Beato Eugenio III, Papa


San Antonio lo señala como a "uno de los Pontífices más grandes y que más sufrieron". Nació en Montemagno, entre Pisa y Lucca. Después de ocupar un cargo en la curia episcopal de Pisa, ingresó en 1135 al monasterio cisterciense de Claraval. Tomó el nombre de Bernardo, y San Bernardo fue su superior en aquel monasterio. Cuando el Papa Inocencio II pidió que algunos cisterciences fuesen a Roma, San Bernardo envió a su homónimo como jefe de la expedición. Los cistercienses se establecieron en el convento de San Anastasio (Tre Fontane).

A la muerte del Papa Lucio II, en 1145, los cardenales eligieron para sucederle a Bernardo, el abad de San Anastasio. El nuevo Pontífice tomó el nombre de Eugenio y fue consagrado en la abadía de Farfa. En enero de 1147, aceptó con gusto la invitación que le hizo Luis VII de que fuese a predicar la cruzada en Francia. En la segunda cruzada no tuvieron buenos resultados. El Papa permaneció en Francia hasta que el clamor popular por el fracaso de la cruzada le hizo imposible permanecer más tiempo en ese lugar. Durante su estancia en aquel país, presidió los sínodos de París, Tréveris y Reims, que se ocuparon principalmente de promover la vida cristiana; también hizo cuanto pudo por reorganizar las escuelas de filosofía y teología.

En mayo de 1148 el Pontífice volvió a Italia y excomulgó a Arnoldo de Brescia (quien en sus peores momentos presagiaba a los demagogos doctrinarios de épocas posteriores). San Bernardo dedicó al Sumo Pontífice su tratado ascético "De Consideratione", donde afirmaba que el Papa tenía como principal deber atender a las cosas espirituales y que no debía dejarse distraer demasiado por asuntos que corresponden a otros.

Eugenio III partió de Roma en el verano de 1150 y permaneció dos años y medio en la Campania, procurando obtener el apoyo del emperador Conrado III y de su sucesor, Federico Barbarroja.

El santo murió en Roma el 8 de julio de 1153. Su culto fue aprobado en 1872.


Pensamiento


"Todas las pasiones son buenas cuando uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan"
Rousseau


Tema del día :
Una nueva carta del Papa


1) Para saber

En estos primeros días de julio está por publicarse la tercera encíclica del Papa Benedicto XVI: “El amor en la verdad” (“Caritas in veritate”). Será una encíclica social, es decir, dedicada a reflexionar sobre los problemas del hombre en sociedad, refiriéndose a la necesidad que tiene de un desarrollo integral.

Hace días destacaba el Papa la relación entre corazón y razón: “Necesitamos una razón clara para que el corazón pueda aprender a actuar según la verdad en la caridad”.

Si el corazón y los sentimientos no hacen referencia a la verdad el hombre se vuelve ciego y tropieza. Sin la verdad, le queda solo su propio criterio, cayendo en un relativismo irracional, como lo muestra el siguiente peculiar “discurso fúnebre” ante la muerte del sentido común.

2) Para pensar

«Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, el “Sentido Común”. Vivió entre nosotros durante muchos años. Será recordado por haber sabido cultivar lecciones muy valiosas y sencillas. Recordamos algunas, como que “hay que trabajar para tener derecho a comer”; que es “conveniente leer y rezar todos los días”; saber que “al que madruga Dios le ayuda” y que “la vida no siempre es justa”; o una muy olvidada: “tal vez yo soy el equivocado y no los demás”.

Sentido Común vivió bajo simples y eficaces reglas: como “no gastes más de lo que ganas”, y estrategias confiables: “los adultos están a cargo, no los niños”. Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas, pero ineficaces tanto en el hogar como en el colegio: cuando una maestra fue despedida por reprender a un alumno indisciplinado, o cuando los padres dejaban ver a sus hijos todo lo que salía en la televisión.

Sentido Común empezó a enfermarse cuando los padres protestaban cuando los maestros trataban con disciplina a sus ingobernables y groseros hijos. Declinó su salud aún más cuando las escuelas prohibieron llevar artículos religiosos y enseñaban un mundo sin Dios.

El Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se volvieron pasados de moda y ahora la mujer tenía el “derecho” a vestir y hablar como quisiera, pues el pudor, la moral y la buena educación se habían convertido en atentados contra su “libertad”; cuando los criminales recibían mejor trato que sus víctimas, o cuando se empezó a decir que la violencia era bella y el sexo desordenado era bueno, burlándose de la castidad y de la pureza. Y un largo etcétera. Por fin, le llevó a la agonía saber que no se defendía al hijo aún no nacido.

Pero antes de que muriera el Sentido Común, murieron sus padres: el Bien y la Verdad; su esposa, la Belleza; su hija, Responsabilidad, y su hijo, Raciocinio. Sin embargo le sobreviven sus tres hermanastros: “Tengo derecho a todo”, “A mi no me mandan”, y “Yo no me equivoco”.»

No hubo mucha gente en su funeral, unos porque aún no se enteran y otros porque se alegraron.

3) Para vivir

El Papa Benedicto XVI está teniendo una actitud valiente al ser un defensor de la verdad, aun sabiendo que muchos criticarán su postura.

Hemos de aprender a vivir fieles a la verdad, recordando las palabras del Señor: “Yo soy la camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6).

Pbro. José Martínez Colín


Familia :
Educar a los hijos


He aquí una frase que oí el otro día a una persona muy agradable e inteligente, y que cientos de veces he oído a cientos de personas. Una joven madre me dijo: «No quiero enseñarle ninguna religión a mi hijo. No quiero influir sobre él; quiero que la elija por sí mismo cuando sea mayor.»

Ese es un ejemplo muy común de un argumento corriente, que frecuentemente se repite, y que, sin embargo, nunca se aplica verdaderamente. Por supuesto que la madre siempre estará influyendo sobre su hijo. De la misma manera, la madre podría haber dicho: «Espero que escogerá sus propios amigos cuando crezca; por eso no quiero presentarle ni a primas ni a primos.»

Pero la persona adulta en ningún caso puede escaparse a la responsabilidad de influir sobre el niño; ni siquiera cuando se impone la enorme responsabilidad de no hacerlo. La madre puede educar al hijo sin elegirle una religión; pero no sin elegirle un medio ambiente. Si ella opta por dejar a un lado la religión, está escogiendo ya el medio ambiente; y además, un medio ambiente funesto y contranatural.

La madre, para que su hijo no sufra la influencia de supersticiones y tradiciones sociales, tendrá que aislar a su hijo en una isla desierta y allí educarlo. Pero la madre está escogiendo la isla, el lago y la soledad; y, es tan responsable por obrar así como si hubiera escogido la secta de los mennonitas o la teología de los mormones.

Es completamente evidente, dicen, para quien piense durante dos minutos, que la responsabilidad de encauzar la infancia pertenece al adulto, por la relación existente entre éste y el niño, completamente aparte de las relaciones de religión e irreligión.

Pero la gente que repite esta fraseología no la piensa dos minutos. No intentan unir sus palabras con una razón, con una filosofía. Han oído ese argumento aplicado a la religión, y nunca piensan en aplicarlo a otra cosa fuera de la religión. Nunca piensan en extraer esas diez o doce palabras de su contexto convencional y tratar de aplicarlas a cualquier otro contexto. Han oído que hay personas que se resisten a educar a los hijos aun en su propia religión. Igualmente podría haber personas que se resistieran a educar a los hijos en su propia civilización.

Si el niño cuando sea mayor, puede preferir otro credo, es igualmente cierto que puede preferir otra cultura. Puede molestarse por no haber sido educado como un buen sueco burgués; puede lamentar profundamente no haber sido educado como un Sandzmanian. De la misma manera puede lamentar haber sido educado como un caballero inglés y no como un árabe salvaje del desierto. Puede (con la ayuda de una buena educación geográfica), mientras examina el mundo desde China al Perú, sentirse envidioso por la dignidad del código de Confucio o llorar sobre las ruinas de la gran civilización incaica.

Pero, evidentemente, alguien ha tenido que educarlo para llegar a ese estado de lamentar tal o cual cosa; y la responsabilidad más grave de todas es tal vez la de no guiar al niño hacia ningún fin.

G. K. Chesterton


Meditación breve


La salud no es algo que dependa de la suerte, de nuestro ADN, ni mucho menos de nuestro médico de familia. La salud es en gran medida responsabilidad personal y responde a un proyecto de vida. Tiene una relación directa con nuestra forma de vida, conformada por una multitud de opciones que tomamos libremente cada día.
La salud es, en gran medida, responsabilidad personal.
El estrés se ha convertido, pues, en uno de los principales enemigos de nuestra salud. Pero dado que la función del estrés en nuestra vida, como mecanismo de supervivencia, se ha visto notablemente reducida en nuestro estilo de vida actual, la pregunta que nos tocaría plantearnos es: ¿por qué el ser humano sigue siendo presa del estrés, quizás en mayor medida que nunca, milenios después de que su función fuera necesaria, ?
Para algunos autores, la respuesta está más dentro del ámbito cultural que en nuestra propia naturaleza, con la inmersión en unas filosofías y unas formas de vida que no potencian tanto la armonía y la búsqueda de la felicidad como la acumulación de bienes materiales, la competitividad, la notoriedad personal y el egocentrismo.
Evita el estrés… piénsalo


Pedidos de oración


Pedimos oración por Vincent, de 18 años, radicado en Buenos Aires, Argentina, operado de un tumor en la cabeza y próximo a iniciar tratamiento de quimioterapia. Que el Buen Jesús le dé toda la fortaleza para llevar adelante esta terapia con éxito y acompañe a su familia en este trance.


Pedimos oración por Verónica Andrea C., de Buenos Aires, Argentina, que se encuentra internada con pronóstico delicado y aún no esclarecido. Que la Santísima Virgen María interceda ante su hijo Jesús para que Verónica recupere pronto su salud.


Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Reflexión Mariana


María es la Reina del Santo Rosario. Esta es la oración que Ella nos viene a pedir desde el Cielo en sus numerosas apariciones y mensajes. ¡Y qué insistente que es en esto nuestra Madre! Si pensáramos un poco, si meditáramos otro tanto, no podríamos de dejar caer en el vacío estas llamadas y todos deberíamos ponernos a rezar el Rosario. Porque la Virgen promete tantas, pero tantas gracias a quienes lo rezan, que no es de hombres y mujeres sensatos el no rezarlo. Hagamos el propósito de rezar el Rosario todos los días. Si no nos animamos a rezar los cinco misterios, comencemos con un misterio, más adelante rezaremos dos misterios, y así hasta alcanzar los cinco misterios. Y ojala podamos rezarlo completo: los veinte misterios. No nos vamos a arrepentir, y las gracias que recibiremos ni siquiera las podemos imaginar.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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